Narra Romina
—¡Maldición! —Los gritos de un hombre hacen que despierte y al hacerlo, veo a Dante muy furioso y puedo imaginarme el por qué.
—Dante. —Le hablo y me mira sin dejar esa expresión.
—¿Por qué pasamos la noche juntos y en este cuarto de hotel? —Me cuestiona sin dejar de mirarme.
¡Dios! Mi madre sabía que algo como esto pasaría, así que me dijo lo que debía “aclarar” y, además, no se dé cuenta de mi embarazo antes de tiempo.
—Tú me mandaste a llamar con mi madre, que querías verme. —Sólo espero que se crea toda esta mentira o estaré perdida por los dos lados.
—¿Qué? —Toma su teléfono y lo revisa.
—¡Demonios! —Veo como se hala los cabellos con frustración y yo estoy asustada, temo que me pueda hacer algo y espero que no se atreva.
—En lugar de mirarme, vístete y lárgate. —Me dice con frialdad antes de adentrarse al baño.
Suelto un gran suspiro y una lagrima solitaria, la cual limpio de inmediato.
Salgo de la cama y tomo mi ropa y me la voy poniendo. Arreglo un poco mi cabello, tomo mi bolso y veo mi movil. Mamá me ha dejado un mensaje.
Mamá: Te espero afuera del hotel.
Salgo de la habitación y tomo el ascensor con la mente hecho un lio. ¿Por qué me obligó a hacer algo como esto? Digo, de igual manera el bebé que espero es de Dante.
Al llegar a mi destino, camino hacia la salida y ya se encuentra el auto del novio de mi progenitora y me subo.
—¿Cómo te fue? —Es lo primero que me pregunta una vez que estoy adentro del vehículo.
—No me estaba creyendo. —Digo y ella bufa.
—¿Qué esperabas? Le quitaste la vida a su prometida. —Dice molesta.
—Además, Gabriel se encargó de todo. —Ya me lo puedo imaginar.
…
Después de media hora, llegamos al departamento y me voy a mi habitación, la verdad me siento muy agotada. Me quedo viendo el techo tratando de meditar todo lo que ha pasado hasta ahora.
Mi embarazo no tardará en notarse y sé que Dante tendrá sus dudas y sacará cuentas.
¡Dios! ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Qué hice para merecerlo?
…
Me despierto después de una hora y tengo apetito y mas con este pequeño que cada día crece más dentro de mí.
Salgo de mi habitación y todo el lugar está en silencio. Voy a la cocina y ahí se encuentra mi madre besándose con ese tipo. ¡¿Qué les pasa?! Lo mejor será regresar a mi habitación. Es una pena que no tenga un movil, para que no trate de “escapar”.
Escucho sus risas y cerrar la puerta y es cuando puedo salir para cenar algo.
Abro la nevera y no hay gran cosa. ¿No se supone que ese tal Gabriel debía hacer las compras?
Veo queso y unas tortillas, así que me preparo algo y un poco de jugo.
—¡Dios! Romina. —Mi madre entra asustada a la cocina.
—Lo siento. —Digo apenada. Aunque no debería.
—¿Qué haces despierta? —¿Qué dijo? Miro el reloj de la pared y pasan más de las 2 de la madrugada.
—Tenía hambre. Me había quedado dormida. —Y más de lo que había pensado.
—No importa. Sólo no vuelvas a hacer. —Dice molesta.
—Por cierto, ya casi no hay comida. —Digo y no deja de mirarme con desprecio.
Se va sin decirme nada y en cuanto escucho la puerta cerrarse de su habitación, suelto todo el aire que estaba reteniendo.
¡Dios! Como me gustaría que las cosas fueses diferentes.
Me tengo que calmar por el bien de mi bebé.
Termino lo que me preparé, lavo los trastes y me voy a mi habitación. Me lavo los dientes y me vuelvo a recostar en mi cama y cierro los ojos. Aunque no puedo conciliar el sueño por las horas que había dormido.
Me acomodo de lado y vuelvo a abrirlos, mirando a la ventada el cielo está hermoso y son poder contener mis sentimientos, lloro en silencio. Extraño mucho a mi hermanita.
A la mañana siguiente…
Me levanto con mucha pereza, casi no dormí nada por estar recordando a mi hermana. Suelto un suspiro y me levanto para poder asearme, lo necesito.
Una vez que termino de vestirme, salgo de mi habitación y me dirijo a la cocina, veo a una señora que no conozco, preparando el desayuno.
—Buenos días. — Saludo con amabilidad.
—Buenos dias, señorita. — Me saluda de igual manera y eso me hace sentir bien.
—¿Y mamá? —Le pregunto al no verla.
—Ella salió junto con el chofer. —Supongo que se refiere a su amante.
—Pero siéntese a desayunar. Yo me encargaré de usted por las mañanas y tardes. La cuidaré y su embarazo. —¿Es enserio?
—Gracias. —No digo mas y me pongo a degustar de mis alimentos.
Así que estaré bajo cuidados de una desconocida.
Al menos no tendré que soportar los malos tratos de mi progenitora.
La tarde llega y sigo muy aburrida, como me gustaría regresar a trabajar, aunque no sé si a Dante le agrade la idea, aunque me puedo imaginar que no.
Pero no perdería nada con preguntarlo, sólo que le tendría que decir a mamá.
Estoy sentada en el sofá mirando una película, cuando se escucha la puerta abrirse y se trata de ella y su “novio”.
—Margarita, te puedes ir a tu casa. —Le habla a la señora y ella asiente.
Es ahora o nunca.
—¿Madre? —Le llamo, pero ella me ve con mala cara.
—¿Qué quieres? —Dice sin dejar de mirarme.
—Quería pedirte que hables con mi esposo y le pidas que regrese a trabajar. —Le pido casi en suplica y ella ríe a carcajadas.
—¿Te has vuelto loca? Él no quiere verte ni en pintura. Olvídalo. —Dicho eso se va a su habitación y una vez más lloro.
Lo mejor en no pensar mas en eso y resignarme.
Narra Julián.Han pasado tres semanas desde que Romina se casó con mi mejor amigo y sigo sin poder creerlo. Estaba por decirle lo enamorado que estaba de ella, bueno, aun lo estoy y sé que me tengo que resignar de que la he perdido.—¿Ahora qué te pasa? —Dice Claudia al entrar a mi oficina.—Nada. —Aunque me niegue hablar, ella termina por que lo haga.—Te conozco. —Me imaginé.—Es mi madre, insiste en casarme con la tal Leticia. —Digo con mal humor.—Entiendo. Pero ¿le has dicho de tu amor por Romina? —Me pregunta con curiosidad.—Traté, mas no me quiere escuchar. Además, —Dudo si le digo o no lo del día que se casó la mujer que amo, aunque sé que lo averiguará. — El día que ella se casó, me fui a un bar para olvidar todo esto, sin embargo, al día siguiente amanecí al lado de una mujer desconocía, que resultó ser la hija de la amiga de mi madre. —Y desde ahí esa mujer no ha dejado de buscarme.—Pero que insistencia de parte de tu progenitora… —Se queda calla, porque se abre la puerta
Narra Romina—¡Marcela! —Escucho un grito a lo lejos, mis ojos están cerrados y siento que pesan demasiado, al igual que mi cuerpo. —¡Romina! ¡Despierta! —Esa voz, es de mamá. Pero se escucha entre una mezcla de odio y desesperación.Empiezo a moverme y, al abrir los ojos, veo un c****o en mi mano derecha. ¿Qué hago con eso? Me siento mareada.Levanto mi vista y ¡No puedo creerlo! Es mi hermana menor, Marcela, quien se encuentra en el suelo en un charco de sangre.Debe ser una pesadilla, sin embargo, siento una fuerte cachetada que me hace reaccionar y me doy cuenta de que no es así.—¿Ma… Ma… Marcela…? — Digo tartamudeando por la escena tan espantosa frente a mis ojos.—¿Qué le has hecho a tu hermana? —Volteo a todos lados y no recuerdo nada, sólo que ella me había pedido venir a verla para ver lo de su vestido para su boda con el amor de mi vida, Dante Ríos.Si, él es el amor de mi vida y Marcela lo sabía, supuestamente me ayudaría a conquistarlo. Que ciega fui al creerle. La odie
Narra RominaRegresamos a casa después de la sepultura de mi hermana, papá tomó sus cosas y se fue de viaje de negocios, no quiere estar en una casa en donde no se encuentra su hijita pequeña.A mamá no le importa, mejor para ella, así podrá estar con su amante quien sabe dónde, siempre es lo mismo. En ocasiones llega muy tarde y ebria. A veces sola o acompañada.Subo a mi habitación para tomar mis cosas, ya no quiero estar aquí tampoco, hablé con Daniel y dijo que me daría posada mientras buscaba un lugar y claro, hasta antes de casarme con el hombre que me odia.Ya se fijó fecha para dentro de un mes.No sé si quiera hacerlo, pero es eso o la prisión y no quiero que mi bebito pase por ese infierno. Aun nadie lo sabe y si Dante se entera, sé que me lo quitará también y no dejará que lo vea.—¡Tú! ¿A dónde crees que vas? —Y ahí está la borracha.—¿No es obvio? —Digo y me voltea para darme una fuerte cachetada que me manda al suelo.—¡No vas a ir a ninguna parte! No vas a huir de tu re
Narra RominaHoy ha llegado el dia de mi boda y podría decir que estoy feliz por casarme con el hombre que he amado desde que lo conocí. Mas no es así, es todo lo contrario, tal vez sea porque me odia y culpa por haberle quitado a la mujer que él aun ama.También se suponía que papá estaría aquí para entregarme, pero como no es la boda de su princesa, no tenía caso estar. Sólo está mamá y su novio. ¡Vaya! Sin dejar de mencionar que será en un registro civil y no por la iglesia. Y obviamente no puedo ir en contra de ello.Desde que entré por la puerta, Dante no me ha mirado en ningún momento y es mejor así, no sé si soporte una vez esa mirada de odio.Me paro junto a él y escucho un gruñido de molestia y el juez comienza con la ceremonia.—Dante Ríos ¿Aceptas a Romina Méndez como tu legitima esposa? —Lo miro de reojo y parece un tempano de hielo.Pero acepta.Me hacen la misma pregunta y respondo en seguida. El juez pide besarme, no lo hace sólo sale del lugar.—¡Vaya! No pensé que te
Narra JuliánSemanas atrás…Después de un fin de semana reparador, llego al trabajo y veo que todos corren de un lado a otro.—¿Qué ocurre? —Le pregunto a mi asistente una vez que llego a mi oficina.—¿Tu amigo no te ha dicho nada? —Me mira sin dejar de fruncir el ceño.—¿Qué cosa? —La miro sin comprender y ella suelta el aire.—Se va a casar. —¿Qué dijo?—¿Qué? Pero ¿no su prometida había fallecido? —¿Qué le pasa?—Si. Pero sabrá Dios con quien lo hará. —Dicho eso, salgo de mi oficina y voy a la suya en donde escucho gritos de su parte y sale una joven muy asustada.Entro sin tocar y me fulmina con la mirada.—¿Qué quieres? —Dice con pésimo humor.—¡Dios! Pero que carácter. ¿Qué te tiene así? —Sé algo de ese rumor, sin embargo, lo quiero confirmar.—Me voy a casar. —Dice con frialdad.—Pero ¿con quién? —Esa sigue siendo mi duda.—Con Romina. —Dice con desagrado y al mismo tiempo siento como mi mundo se desmorona.—¿Romina? —Debí escuchar mal. Ella no.—No tengo más opción. —Tiene que