Capítulo 4: Lobo domado

Celeste

Después de un largo rato acostados en el suelo y abrazados, Kael por fin se levantó. Estaba sin camisa, mostrando su abdomen marcado y un pecho firme. 

El pantalón lo tenía rasgado, casi se le notaba el bóxer. Se asomó por la ventana y todavía era de noche, la luna apenas visible iluminó más la habitación. 

—Esto no debería de estar pasando —habló, cerrando de nuevo las cortinas—. ¿Por qué viniste hasta aquí? ¿Cómo supiste dónde encontrarme? 

Se cruzó de brazos, apoyando un pie sobre la pared. Mi corazón por fin se tranquilizó al ver que no quería matarme como lo sentí anteriormente. 

—Necesitaba hablar contigo y no tenía idea de que estarías justo en esta habitación transformado en una bestia salvaje —dije, con ironía—. ¿Qué fue eso? Porque hace un momento querías matarme. 

Su comportamiento inusual me aterraba. 

Kael dio unos pasos hacia delante y me extendió su mano, yo seguía sentada en el suelo. La tomé y me ayudó a levantarme. 

—Toma asiento —ordenó. 

La habitación estaba vacía, y le bastó con apretar un botón para que aparecieran objetos debajo del suelo y se acomodaran en espacios diferentes. 

Una cama, un mueble, varias estanterías y un escritorio. 

¿Qué clase de tecnología era esa? 

—No te asustes, lo hago porque tiendo a destruir todo lo que veo —comentó, eso no me tranquilizó. 

—¿Me puedes decir qué está pasando? —Volví a preguntar, sentándome en el mueble. 

Él prefirió quedarse de pie. 

—Está prohibido que visiten mi habitación durante las noches de luna llena porque pierdo el control de mi lobo… —soltó, de repente. 

—¿Eso es posible? 

Asintió. 

—Me convierto en una bestia salvaje y sin conciencia, con ganas de matar y destruir todo lo que se cruce en mi camino —masculló, haciendo mala cara—. Como sabes, los vampiros y cazadores son nuestros rivales principales, y como toda manada, solemos tener guerras contra los vampiros… entre esas guerras, maté a una reina vampiro después de exterminar a su clan… ella era mitad bruja y me maldijo. 

Abrí los ojos con sorpresa. Llevé una mano a mi boca, porque nunca imaginé que Kael sería un hombre lobo maldito.

—¿Y no te dio más información acerca de tu maldición? 

—Lamentablemente no. Todavía recuerdo sus últimas palabras —Bajó la cabeza—. “Te maldigo, Kael Valtor. La luna llena será tu enemiga y perderás toda cordura, siendo capaz de matar incluso a tus seres más queridos por el dolor insoportable que dominará tu cuerpo. Te maldigo para que seas una auténtica bestia y todos te teman”. Después de esto, hizo un último hechizo que lanzó hacia mi corazón y quedé inconsciente. 

Me sentía mal por él. 

Lo juzgué mal, no sabía que Kael había pasado por semejante situación, sin saber a cuántas personas mató en el pasado por no poder controlarse. 

—Lo siento tanto… 

—Esa noche había luna llena y al quedar inconsciente, me transformé sin control. Lo único que sentía era un dolor insoportable y quería que se detuviera —Tensó la mandíbula y apretó el puño—. Esa misma noche maté a mi madre por accidente. Pasaron largos años para que la manada pudiera volver a confiar en mí y dejar de tenerme tanto miedo, aunque aún se esconden durante las noches de luna llena, incluso mi hermano duerme en otra cabaña… 

—K-Kael, eso fue un accidente. No podías tener el control, no fuiste tú —Quise apoyarlo. 

—No sé qué te han contado de mí, pero hace años que no soy ese de los rumores —aseveró, cortando el aire con su mano. 

—¿Y tu padre? —inquirí. 

—Él murió cuando yo era más pequeño, tuve que convertirme en el alfa a una edad temprana para proteger a la manada y sobre todo a mi hermano que era un bebé… —resopló, rascándose la nuca—. Por eso no me gusta que gente desconocida se quede en este pueblo, es peligroso para ellos, pude haberte matado. 

—Pero no lo hiciste… —susurré, ocultando mi sonrisa—. ¿Por qué no lo hiciste? 

—Eso es lo que más me intriga… hace diez años que tengo que vivir con esta maldición. Debo encerrarme en mi habitación y atar todas mis extremidades con cadenas de hierro si quiero mantenerme quieto mientras mi cuerpo sufre un dolor agonizante por no poder matar a nadie durante esas noches —confesó, frustrado con él mismo—. Pero tú… tú lograste algo que yo nunca creí posible. Pudiste calmarme, e incluso logré controlarme para volver a la normalidad. 

Mi boca se abrió en una ligera “o”.

—E-escucha, yo no hice nada. De hecho, estaba lista para morir hasta que te detuviste —dije, nerviosa—. No tengo ningún poder extraordinario porque soy una simple omega a la que traicionaron. 

Kael se acercó a pasos lentos hasta que se sentó a mi lado en el mueble. Fue un momento incómodo que me aceleró el corazón, porque él tomó mi mejilla con su mano. 

—Tu olor… —Cortó la distancia hasta pegar la nariz de mi cuello. Me hizo cosquillas—. Es como un calmante para mí. No sé qué clase de reacción es esta o por qué casualmente sucede contigo, pero pudiste dominar esa parte de mí que ni yo mismo puedo… 

Su respiración sobre mi cuello me estremeció tanto, que casi se me escapó un jadeo. 

—E-esto es extraño, recién nos conocemos —intervine. 

Él se separó para mirarme a los ojos. Yo me sentí más insegura cuando detalló cada parte de mi expresión temblorosa. 

Kael era estúpidamente atractivo comparado conmigo. Incluso superaba a Luther si lo miraba mejor.

—¿Quién mató a tus padres? —preguntó repentinamente. 

Me tardé unos segundos en responder:

—Eh, mi ex prometido y mi hermana adoptiva, que resultó estar embarazada de él… ambos me vieron la cara de estúpida y me quitaron a mi familia, lo más preciado para mí —Tensé la mandíbula. 

Mi tristeza se convirtió en rabia poco a poco, lo único que quería era tener la fuerza suficiente para darles su merecido y hacerles lo mismo que le hicieron a mis padres. 

Cortar por la mitad a Elise y cortarle la cabeza a Luther para que sufran como ellos sufrieron. El cariño que sentía por esos dos desapareció la noche que me escapé. 

—Tu mirada está llena de odio ahora, ¿en qué piensas? —Se mantuvo serio. 

—Sólo… quiero vengar a mis padres. Ellos eran los mejores líderes, y estoy muy segura de que ahora la manada va a sufrir por las malas decisiones de Luther y Elise. 

Era la verdad. 

Mis padres eran el claro ejemplo de saber mantener a su pueblo contento, en cambio, Luther y Elise eran malvados y avariciosos. Fácilmente podían matar a todo aquel que no estuviera de acuerdo con sus decisiones. 

—¿Tu motivo de venganza de verdad son tus padres o solo quieres acabar con tu hermana por quitarte el marido? —interrogó, abrí la boca con total ofensa. 

—¡No es así! Me da asco solo pensar en ellos —Arrugué la nariz—. Si quiero vengarme, es porque se lo merecen. Ellos le arrebataron la vida a las únicas dos personas que me trataban como a una princesa… las únicas personas que me aceptaban sin importar que fuera una omega. Papá y mamá decían que yo era muy valiente, y que sería capaz de convertirme en luna si me lo proponía… 

Mi visión se tornó borrosa y me mordí el labio inferior por la impotencia. Para mi sorpresa, Kael secó con su dedo una lágrima que cayó por mi mejilla. 

Lo miré confundida. 

—Está bien. 

—¿E-está bien? —titubeé. 

—Te ayudaré a vengarte de los que te hicieron daño —comentó, aún sin sonreír—. Acepto entrenarte para que superes tus límites y dejes ese pensamiento de que “por ser una omega es imposible volverte fuerte” —añadió, más calmado—. Pero tengo una condición. 

Alzó su dedo índice. 

Sabía que su ayuda no iba a salir gratis, así que tuve que inhalar hondo y prepararme para lo que iba a pedirme. 

—¿Cuál es tu condición? 

—Debes permanecer siempre a mi lado durante las noches de luna llena —sentenció, con una mirada afilada. 

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP