Capítulo 39.

-Tranquila, soy yo.

-¿Alfa Supremo?

Me relajé inmediatamente.

-Venía a dejarte esto. - Dijo en voz baja.

Fue cuando me di cuenta que esa mano que me había asustado estaba conectada a un frasco de un tono rojo.

Justo se parecía al que utilizaba para quedar como nueva al día siguiente. Sin dudarlo lo tomé y la bebí como un sediento en el desierto.

-Muchas gracias, Alfa.

-De nada. Descansa. - Dijo saliendo de mi cabaña, pero regresó ni medio minuto después. - Olvidé darte ésto.

Sacó de su pantalón una bolsa de cuero y yo la tomé con curiosidad. La abrí, dentro había dinero.

Mis ojos se abrieron con incredulidad.

-Es tu pago por la prestación de tus servicios a la manada.

-Esto es... demasiado, Alfa. - Murmuré sorprendida.

-No. Es el pago justo por ayudarme en tres misiones y proteger a los indefensos a costa de tu seguridad. - Dijo con seriedad. - Ésto último es la verdadera razón para la existencia de esta manada... tú manada. No solo existimos para dar fin a los
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