Estábamos terminando nuestra comida cuando el Alfa del territorio irrumpió en el lugar y se acercó a nosotros. Parecía un poco en pánico. -Alfa Supremo. - Dijo con una exagerada reverencia. Yo miré todo con las mejillas tan llenas como las de una ardilla en époco de hibernación. -¿Si? -Yo... uh... ¿Disfruta de la comida? - Dijo finalmente mirándonos a ambos. -Delicioso. - Dijo lentamente y agradecí a los cielos el haber tenido mi mirada en él. La forma en la que sus labios lo articularon fue... vaya. - ¿Necesitas algo? Miré hacia abajo para evitar avergonzarme a mí misma por mis pensamientos extraños. Sus manos, por ejemplo, eran un lugar seguro. -Eh... bueno, ya que usted... usted está en mi territorio, pensé que venía a... pues, a verme. - Dijo el Alfa visiblemente nervioso. -¿Acaso el tributo que mandé no fue suficiente? El Alfa Supremo se limpió los dedos con elegancia antes de darle toda su atención al Alfa Cris. Sacudí la cabeza y puse mi mente en blanco. El
Entonces me tomó por el trasero, literalmente y yo puse mis manos al rededor de su cuello sorprendida mientras mis piernas se enredaban en su cintura. Nuestros ojos se encontraron. Él no tenía ninguna expresión así que la voz suave que salió de él a continuación fue extraña a mis oídos. -Ahora, lobas ¿Creen que podrían prestarme ese local por unos minutos? Tengo un asunto que atender para que la señorita me demuestre lo mucho que le ha gustado mi regalo. Desvié mis ojos hacia las lobas. -Por supuesto, Alfa Supremo. - Dijeron al mismo tiempo con sonrisas conspirativas. Yo me sonrojé en nuestro camino hacia allí. No por la posición en la que estábamos sino por la insinuación en sus tonos. Entramos al lugar y cerró la puerta de una patada antes de quedarse inmóvil. Por supuesto, yo no me había emocionado por sus movimientos (obvio no, ni siquiera esos tres segundos que me llevó darme cuenta de que lo había hecho por alguna otra razón que no tenía nada que ver con mi "agra
Aseguré mis piernas con fuerza para sujetarme a su cuerpo antes de usar mis manos y darle un fuerte golpe en los oídos con mis palmas abiertas. Había estado practicando este golpe con Rep y, aunque él no caía (presumido), me aseguró que cualquier otro lobo lo haría en su forma humana.Y lo hizo. El tipo se desplomó y ambos caímos hacia adelante; su cuerpo amortiguó el golpe.Me levanté y comprobé que estuviera inconsciente, pero de todas formas apliqué un poco de presión en un punto de su hombro para que permaneciera en el suelo.-Bien hecho.Salté hacia atrás y casi caigo si no hubiera sido por el Alfa Supremo.-Gracias. - Susurré cuando me puso totalmente de pie. - ¿Hacia dónde?Seguí al Alfa por el bosque hasta que regresamos a la zona de las casas. Nuestra presencia sería descubierta pronto; sobre todo si continuábamos por éste camino en el que los lobos que paseaban por las calles hacían un montón de inclinaciones. Llegamos a una edificación de dos pisos que era era un poco má
Subí las escaleras y me encontré al Alfa Supremo buscando en la habitación con la puerta rota.-Estás sangrando de nuevo. - Dijo sin mirarme. - ¿Tenías planes en nuestra manada?-Uh... ¿A qué se refiere?Se detuvo de hacer lo que sea que estaba haciendo y me miró con seriedad.-No puedo dejar a esta manada desprotegida, Vomi. Tengo que investigar qué tan profundas eran las conexiones de Cris con los Renegados, interrogar a la manada, elegir a un nuevo Alfa y arreglar cualquier desastre que deje el cadáver del lobo atrás. Soy competente en mi trabajo, aún así no podré terminar con todo en los siguientes dos o tres días y no puedo comunicarme con cualquiera de tus compañeros para que venga a ayudar porque, sencillamente, se encuentran a días de distancia. Dejarlos burnerables a posibles rebeliones por el poder es inaceptable.Ah. Me estaba preguntando si tenía prisa por volver a la manada.Cleo podía alimentarse sola y Gail... bueno, no iba a estar disponible de todas formas. Dudaba qu
Respiré profundo y me acerqué al lobo. No podía huir porque el Alfa Supremo ya le había quebrado las piernas y tampoco podía atacarme porque sus brazos estaban igual de rotos. A estas alturas ya era un acto de piedad el matarlo.Me coloqué sobre él y tomé su cabeza.-Por favor... por favor...Con un movimiento rápido giré su cuello y el tipo enseguida se convirtió en un cuerpo laxo a mis pies.Mientras tanto, el Alfa Supremo había llamado al frente a un par de lobos.-Ellos son los que se han presentado para dirigir la manada. - Dijo el Alfa con voz formal. - Si alguno de ustedes no está de acuerdo, es momento de hablar.Hubo silencio, así que los cinco lobos eran los casi elegidos oficiales.-Bien. Ahora, como les comenté al convocarlos para esta reunión, su Alfa estaba metido en negocios con los Renegados. - Hubo muchos gruñidos. - Así que debo investigar a sus cómplices, pero puedo empezar por un par de guardias.Entonces se transformó en lobo y en un salto atrapó a un guardia que e
Lo que más les interesaba a los Renegados era la información sobre cada cuándo pasaba el Alfa Supremo o cualquiera de los miembros de su manada a cobrar los impuestos. Qué tan seguido hacían una visita sorpresa y, en general, todo lo que tenía que ver con el Alfa Supremo. También pedían cosas como los movimientos de comercio, rutas más usadas, etc entre las manadas aledañas, pero al parecer eso era secundario. Una vez terminó de maldecir, ambos subimos las escaleras. Lo sentía tenso. Abrí la habitación y entramos. Yo solo me quité los zapatos antes de arrojarme sobre un lado de la cama y cerrar los ojos. Escuché su transformación y luego... nada. Esperé un par de minutos, pero la habitación seguía en silencio y el otro lado de la cama intacto. Abrí los ojos y lo vi acostado sobre el suelo fuera de la habitación dándome la espalda. Fruncí el ceño. -Alfa. - Murmuré y su lobo giró la cara. - ¿Dormirá ahí y en el suelo? Él asintió. -¿Por qué? Se transformó y me miró r
-Ahora, ¿Crees que podamos dormir? Asentí pero fruncí el ceño. Él rodó los ojos. -¿Algo más? -¿Mis gemidos sonaban falsos? Fue su turno de parpadear y luego echarse a reír. -Duerme, Vomi. Deja de preocuparte por tonterías. Hice un puchero pero cerré obedientemente los ojos. Lo sentí volver a pasar su brazo por mi cintura antes de quedarme dormida. El gruñido del Alfa Supremo me despertó de mi sueño profundo. -Largo, nadie puede verla desnuda más que yo. -Lo... lo siento, Alfa. - Dijo una voz masculina cerrando la puerta rápidamente. ¿Desnuda? Me estiré y me sentí sobre su pecho, así como también sentí una manta suave sobre nosotros. Me acurruqué nuevamente antes de soltar una risita. -¿Por qué te ríes? -Porque anoche solo le pasamos el recado a las hembras, no a los machos. Abrí un ojo y lo vi mirando hacia el techo, no parecía muy feliz. -¿Qué pasa? -Los dos aspirantes a Alfa esperan desde el amanecer afuera de la casa de la manada. Uno de ellos ha
-¿Te gusta? - Preguntó el Alfa Supremo con media sonrisa al verme meter mi cara al plato con concentración. -Mucho. - Dije tragando mi primer bocado. - ¿Por qué no tenemos un cocinero en la manada? -Porque nadie se ha ofrecido en el puesto. ¿Quieres tomarlo? Yo me eché a reír. -Solo sé hacer buen té. Todo lo demás escapa de mis capacidades. -Supongo que seguiré buscando. - Dijo distraídamente tomando su primer bocado. - Después de comer quiero que preguntes quién es el guardia más rápido del lugar y lo lleves a la casa de la manada. -Si, Alfa... ¿Podemos pedir más papas? Me miró y suspiró. Bueno, él también preguntaría por las papas si hubiera vivido a base de venado, conejos y pescado por meses. Salí de ahí con mi estómago sintiéndose enorme y una sonrisa. No me arrepentía de nada. Él aspiró mi cuello como extraña despedida y algunas lobas presentes suspiraron. -Ve rápido. No sé cuánto resistiré sin ti. Oculté mi sonrisa porque era bastante evidente que sin mí h