-Tranquila, soy yo. -¿Alfa Supremo? Me relajé inmediatamente. -Venía a dejarte esto. - Dijo en voz baja. Fue cuando me di cuenta que esa mano que me había asustado estaba conectada a un frasco de un tono rojo. Justo se parecía al que utilizaba para quedar como nueva al día siguiente. Sin dudarlo lo tomé y la bebí como un sediento en el desierto. -Muchas gracias, Alfa. -De nada. Descansa. - Dijo saliendo de mi cabaña, pero regresó ni medio minuto después. - Olvidé darte ésto. Sacó de su pantalón una bolsa de cuero y yo la tomé con curiosidad. La abrí, dentro había dinero. Mis ojos se abrieron con incredulidad. -Es tu pago por la prestación de tus servicios a la manada. -Esto es... demasiado, Alfa. - Murmuré sorprendida. -No. Es el pago justo por ayudarme en tres misiones y proteger a los indefensos a costa de tu seguridad. - Dijo con seriedad. - Ésto último es la verdadera razón para la existencia de esta manada... tú manada. No solo existimos para dar fin a los
Él solo inclinó su cabeza hasta que estuvimos frente con frente. Cerró los ojos y dejé de ver la ira en ellos. A pesar de su agresividad, no sentía miedo. Solo curiosidad por su reacción. Quizá tanto maltrato a mi cuerpo me había vuelto insensible a cualquier reacción extraña de éste lobo porque, sin importar la situación, nunca me había lastimado. -Vomi, fuiste tú la que entregó las noticias de que el territorio no era totalmente seguro porque de alguna forma hay malditos lobos circulando por el lugar sin que nadie los note. Has estado a salvo porque te encuentras acompañada de una u otra forma en todo momento. Por lo que sabemos, vienen por el título de Alfa Supremo, así que no hay que dudar en que nos seguirán a todos los miembros para obtener información. Tu salida ha sido irresponsable, jodidamente estúpida y... -Entiendo. - Interrumpí. Elevé una de mis manos y la puse sobre su cabeza para acariciar un poco su cabello. Sabía que así se podía tranquilizar a cualquier ani
(Seis meses después) -Corres tan lento que cualquiera se aburriría de ir tras de ti. - Dijo Rep con un gruñido. - ¿En serio, Vomi? ¿Eso es todo lo que tienes? Ni siquiera necesito sacar a mi lobo. -Des... canso. - Gemí tirada a un lado del camino. Él suspiró y se sentó a un lado de mi cuerpo mal trecho. El muy sádico había intensificado el entrenamiento después de que le había ofrecido una tregua a él y a su extraño sentido del deber hacia mí. Supongo que quería dejar de ser mi niñera tan pronto como fuera posible, pues en las últimas semanas se notaba aún más frustrado con mis lentos avances para defenderme por mí misma. Los primeros tres meses fue la muerte. Y el muy idiota ni siquiera me dejó beberme la cosa roja milagrosa después de cada entrenamiento. -Necesito que tu cuerpo tenga memoria muscular. Sin dolor, no hay avances. - Dijo rodando los ojos cuando confiscó mis botellas. Así que tuve que soportar un montón de "entrenamiento básico" sintiendo que mis pulmones
Miré su amplia espalda hasta que desapareció. No me sorprendía que el Alfa Supremo le haya contado cómo fue que llegué hasta aquí o los motivos por los que quise unirme. Era su mano derecha y todo eso. No me molestaba que lo supiera, no estaba escondiendo mi pasado a propósito, era solo que a nadie le concernía más que a Gail y amí. Y, de todas maneras, no iba a mi antigua manada. Cerré los ojos nuevamente disfrutando de los rayos del sol que se filtraban entre las copas de los árboles. Gail se había escondido bajo las sábanas y negado a ir al entrenamiento de hoy. Creí que se encontraba enfermo hasta que Ef murmuró por lo bajo que hoy sería la primera luna llena invernal. Entonces me di cuenta de qué día era hoy. Aunque Rep no me hubiera acompañado hoy fuera de la manada, me hubiera quedado fuera de la cabaña que compartía con Gail porque no me dejaría entrar. Y dudaba que me dejara entrar durante los siguientes días. Debía de conseguir un lugar provisional... despu
Sentía la respiración del Alfa Supremo cosquilleando en mi cabeza. Era agradable, de hecho. No estábamos en una posición ni remotamente sexual; de hecho, yo diría que había estado así muchas noches con Abi y con Gail. Solo que con ellos me sentía cómoda. Con el Alfa me sentía... en paz, si eso tenía algún sentido. Su pecho subía y bajaba lentamente como si yo también le causara esta tranquiladad recién descubierta. Me acurruqué un poco más y suspiré. Había pasado mucho tiempo desde que mi mente estuvo tan tranquila. Cerré los ojos nuevamente para disfrutar al máximo de esto; no es como si le pidiera a mi Alfa que me volviera a abrazar por la noche en algún punto cercano o lejano porque eso sería irrespetuoso. Además, se podría malinterpretar. Y no quería eso. No es que no lo encontrara atractivo. Lo era. De una forma masculina y poderosa que, quizá en otro tiempo, me habría atraído lo suficiente como para plantearme una noche con él. O dos.Las cicatrices o su t
Regresé con leña y encendí el fuego rápidamente. El Alfa y yo comimos en agradable silencio. Al menos hasta que me miró fijamente desde el otro lado de nuestra hoguera improvisada. -¿Entraremos a la manada Thunder? - Preguntó con curiosidad. -No, Alfa. - Dije tragando rápidamente mi último bocado. -¿Qué tan cerca debemos de estar de esa manada? Yo incliné la cabeza. -Quizá unos metros fuera del límite de su territorio. ¿Sucede algo con la manada Thunder? La comisura de su boca se elevó un poco. -Lo mismo que sucede en todas: Se ponen nerviosos si no les aviso con anticipación que voy. -Bueno, eso no es problema de usted. - Dije encogiéndome de hombros. - Deben mantenerse alerta a pesar de que dé un paseo sorpresa. -Tienes un punto. - Dijo mirando hacia arriba. - Y aún así, si nos detectan se pondrán... ansiosos. -¿No le ha pagado esa manada el tributo del mes? - Pregunté con curiosidad. -Lo hicieron. -Dijo distraídamente. - Aunque quizá deba pasar solo para "
-Estoy cuidando de él, como te prometí si un día ya no estabas con nosotros. - Susurré y puse mi frente contra la madera. - Ha sido difícil, pero seguimos en pie. Lo seguiré cuidando hasta que sea el momento de reunirnos de nuevo. Hasta entonces, espéranos.No me moví en un largo tiempo.No sabía en dónde exactamente Gail había quemado su cuerpo, me avergonzaba admitir que en ese momento me encontraba siendo tan inútil como un ternero recién nacido y gran parte del camino que recorrimos no lo recuerdo con exactitud, así que éste lugar que significaba tanto para los tres era el sitio perfecto para honrar su memoria.Me separé lentamente por fin y miré a mi al rededor. La tarde había caído en algún momento. El Alfa Supremo se encontraba recargado contra un árbol cruzado de brazos mirando hacia el cielo.Quizá sintió mi mirada.-¿Has terminado? - Dijo sin expresión.-Si. ¿Aún quiere visitar al Alfa de Thunder?-No, pero visitaremos su manada de todas formas. Será más rápido comprar al
Estábamos terminando nuestra comida cuando el Alfa del territorio irrumpió en el lugar y se acercó a nosotros. Parecía un poco en pánico. -Alfa Supremo. - Dijo con una exagerada reverencia. Yo miré todo con las mejillas tan llenas como las de una ardilla en époco de hibernación. -¿Si? -Yo... uh... ¿Disfruta de la comida? - Dijo finalmente mirándonos a ambos. -Delicioso. - Dijo lentamente y agradecí a los cielos el haber tenido mi mirada en él. La forma en la que sus labios lo articularon fue... vaya. - ¿Necesitas algo? Miré hacia abajo para evitar avergonzarme a mí misma por mis pensamientos extraños. Sus manos, por ejemplo, eran un lugar seguro. -Eh... bueno, ya que usted... usted está en mi territorio, pensé que venía a... pues, a verme. - Dijo el Alfa visiblemente nervioso. -¿Acaso el tributo que mandé no fue suficiente? El Alfa Supremo se limpió los dedos con elegancia antes de darle toda su atención al Alfa Cris. Sacudí la cabeza y puse mi mente en blanco. El