El primer lobo que salió de entre los árboles aulló.Por la tensión en los músculos de todos, supuse que el lobo llamaba a refuerzos o decía haber encontrado al Alfa.Cleo se lanzó en picada hacia él y el aullido se cortó.Esa era mi chica.Daba miedo la exactitud con la que Cleo había tomado en serio lo de ir sobre el cuello de un lobo.-Cazaré un alce solo para esa ave. - Murmuró Ti antes de gritar. - ¡Sostengan la posición! En la primera oportunidad, ¡Saquen al Alfa de aquí!Los Renegados no esperaron una invitación para atacar. Los lobos de mi manada los recibieron garra con garra y colmillo con colmillo en una exhibición de pura violencia.El latido extraño que había estado quieto en los últimos minutos volvió a mi pecho con fuerza y no pude evitar tocarme el corazón con dolor.-¿Iris? ¿Estás bien? - Preguntó Gail dándose cuenta.-No lo sé. - Murmuré. - Me he sentido extraña en las últimas horas. Me duele el pecho.-¿Estás herida?-No...-¡No se queden parados, allí hay una brec
La silueta del Alfa se alejó rapidamente llevado por el río.Entré en pánico como por un segundo antes de ir por el Renegado que ya se estaba levantando del sitio en donde había caído, se sacudió y gruñó.Una ira asesina recorrió mis venas y corrí hacia él para arrojarme sobre su espalda. Apreté con los brazos su cuello para dejarlo sin respiración; él no podía quitarme de encima en esa forma por lo que se transformó en humano. Justo lo que estaba esperando.Sin perder tiempo, enterré mis pulgares en sus ojos y aproveché la distración para poder presionar con fuerza sus puntos de presión que lo llevarían a asfixiarse.Lo dejé muriéndose mientras mis ojos se dirigían nuevamente hacia el río. Capté levemente la silueta del Alfa avanzando más allá.Frente a mí, Cleo ya se había deshecho de uno de los Renegados que iban por Bart y su cachorro y estaba lidiando con el segundo. Detrás de mí Ti y Gail se acercaron jadeantes para ayudar con los lobos que llegaban desde nuestra retaguardia.Al
Le di solo el tiempo necesario para que sacara toda el agua que tenía dentro.Gruñó de dolor cuando caí sobre él con lágrimas en los ojos.-¡No vuelva a asustarme de esa forma! - Grité contra su pecho.-Vomi...-¿Si?-Duele...-Oh, lo siento. - Dije levantándome para no aplastarlo.-Mierda, me duele todo.Le di un par de palmaditas de consuelo y luego revisé mi bolsa. Una bolsa completamente vacía y que no servía para nada en este momento. Caí en cuenta de que no cerré mi bolsa después de sacar el cuchillo y que seguramente todo el contenido seguía viajando río abajo.Suspiré y miré a nuestro al rededor.-¿Dónde están todos? - Preguntó con voz ronca.-Corriente arriba, creo. Soy terrible para las direccones. - Murmuré.-¿Los Renegados?-Miraron su rostro y no les interesó arrojarse al agua helada por usted. - Dije con un bufido.Me sonrió.-Gracias, me has salvado la...Lo detuve con mis labios. Gruñó y me sostuvo cerca.Me permití un minuto entero disfrutando de su boca antes de apa
Encontramos una cueva poco profunda y dejé al Alfa ahí para luego ir a buscar leña e iniciar un fuego. Tenía frío y teníamos que comer algo antes de que me pusiera a buscar las plantas que necesitaba para que dejara de desangrarse.-¿De casualidad sabe qué mierda le dieron?- Pregunté antes de irme.-Algo que hace que te quiera encima. - Dijo con un gruñido. - O debajo. O...-Me refiero a ingredientes. - Dije rodando los ojos aunque solté una risita.-Reconozco una o dos flores, pero realmente me supera la información. - Dijo dándome una mirada sensual. - Joder, ¿Por qué eres tan hermosa?-Buena genética. - Dije alejándome por fin antes de sucumbir a sus encantos.Sospechaba que alguna de esas plantas que le habían dado hacía algo para que el pobre no pudiera coagular por su cuenta. Y con el afrodisíaco corriendo por sus venas que hacía el bombeo de sangre más rápido...Si, Bart tendría que responder a muchas preguntas y, quizá, me dejarían hacer ese interrogatorio a base de violencia.
Calculaba que por fin estaba cerca el amanecer. Tuve que arrastrar el cuerpo del Alfa hasta que estuvimos cerca de la hoguera y me aseguré de que no tendríamos hipotermia.Bueno, al menos yo. El Alfa siempre era un enorme y sensual horno.Cleo no regreso pero, de nuevo, no me preocupaba. Ella era libre para irse en cualquier momento.Tampoco vi a ningún Renegado o ni siquiera me encontré con algunos animales salvajes más allá de los que Cleo había cazado. ¿Era extraño? Mucho. ¿Me preocupaba? No en ese momento.Mis pensamientos se encontraban más bien en el camino de la venganza, el buscarle plantas para que no se desangrara hasta la muerte el Alfa y en no quedarme dormida mientras tanto.Tenía muchas cosas en la cabeza además de nuestros problemas más recientes. Como por ejemplo, qué mierda era ese latido en mi pecho que iba y venía.¿Por fin me estaba muriendo?Se sentía casi igual de desgarrador que cuando el idiota de mi ex pareja me rechazó a los pocos minutos de marcarme. Dolía,
A pesar de que me ofendía un poco el tono de sospecha en su voz, me calmé y hablé serenamente soltando su mano. -No tiene que preocuparse por eso. Él gruñó. -Por supuesto que no me preocupa. Yo estoy dispuesto a ... -No. -Dije tajantemente y él volvió a gruñir. Suspiré. - Dígame, ¿Ha olido sangre en mí? Él arqueó una ceja y yo me sonrojé. -Perdone, olvido que no tengo ningún jodido olor. - Dije aclarándome la garganta. - Lo que quiero decir es... bueno, supongo que la forma simple de decirlo es que yo no puedo tener cachorros. Al menos, no ahora. Quizá en algún punto de mi juventud yo habría podido, lo cual no es comprobable porque como usted bien notó yo no tuve ningún contacto remotamente sexual con nadie antes de conocerlo y... Uno de sus dedos cubrió mi boca y yo me callé inmediatamente antes de avergonzarme a mí misma. -¿Puedo saber por qué? - Preguntó con suavidad. Quitó el dedo lentamente y yo evité sus ojos. -No es un secreto, es solo que no he hablado de
Se elevó del sitio entre mi cuello y mi hombro y me miró fijamente. -Me has escuchado. - Dijo con calma deteniendo su ritmo febril por completo. - Quiero poner mi marca aquí.-¿Su... marca? Pero yo... Ni siquiera sabía que decir. Estaba conmocionada, excitada, felíz, preocupada... en fin, yo era una maraña de emociones.Tomó mi cara entre sus manos y acarició con ambos pulgares mis mejillas.-Tuve largos días para pensar. En todos los escenarios en los que contemplaba mi muerte a manos de los Renegados, lo unico que realmente lamentaba era no haberme emparejado contigo. Estoy jodidamente enamorado de tu valentía, de tus valores, de tus convicciones, de tu sentido del humor, de tu forma de provocarme... de ti. Se quedó callado esperando una respuesta, sin embargo yo me había quedado sin respiración.Una confesión. Una del Alfa Supremo, el hombre más amable, compasivo y sexy que había conocido y yo... y yo ni siquiera era una loba.-Yo... no puedo. - Dije atragantándome con las palab
Después de una abundante comida tardía, Iris se había quedado dormida sobre mi regazo. Tuve que quitarle la comida de las manos cuando comenzó a hacer tiernos ruiditos desde el fondo de su garganta; nos recosté sobre el suelo, la acomodé sobre mi pecho y acaricié su cabeza por algunos minutos mientras repasaba los sucesos de los últimos días. Me había emparejado. Un hecho que no había contemplado en toda mi vida. Bueno, al menos hasta que la hembra en mis brazos cayó del cielo y me mostró valentía, bondad, compasión y su sonrisa descarada. La amaba y ese hecho fue en lo unico que podía pensar mientras la loba que me tenía retenido hablaba de un montón de cosas sin sentido al drogarme a todas horas. No sé exactamente en qué momento, dentro de la locura inducida por lo que sea que me suministraban, Iris comenzó a aparecer frente a mí para tener conversaciones banales. La primera vez me quedé asombrado de su belleza. Venía hacia mí con un vestido blanco y pies descalzos, s