Le di solo el tiempo necesario para que sacara toda el agua que tenía dentro.Gruñó de dolor cuando caí sobre él con lágrimas en los ojos.-¡No vuelva a asustarme de esa forma! - Grité contra su pecho.-Vomi...-¿Si?-Duele...-Oh, lo siento. - Dije levantándome para no aplastarlo.-Mierda, me duele todo.Le di un par de palmaditas de consuelo y luego revisé mi bolsa. Una bolsa completamente vacía y que no servía para nada en este momento. Caí en cuenta de que no cerré mi bolsa después de sacar el cuchillo y que seguramente todo el contenido seguía viajando río abajo.Suspiré y miré a nuestro al rededor.-¿Dónde están todos? - Preguntó con voz ronca.-Corriente arriba, creo. Soy terrible para las direccones. - Murmuré.-¿Los Renegados?-Miraron su rostro y no les interesó arrojarse al agua helada por usted. - Dije con un bufido.Me sonrió.-Gracias, me has salvado la...Lo detuve con mis labios. Gruñó y me sostuvo cerca.Me permití un minuto entero disfrutando de su boca antes de apa
Encontramos una cueva poco profunda y dejé al Alfa ahí para luego ir a buscar leña e iniciar un fuego. Tenía frío y teníamos que comer algo antes de que me pusiera a buscar las plantas que necesitaba para que dejara de desangrarse.-¿De casualidad sabe qué mierda le dieron?- Pregunté antes de irme.-Algo que hace que te quiera encima. - Dijo con un gruñido. - O debajo. O...-Me refiero a ingredientes. - Dije rodando los ojos aunque solté una risita.-Reconozco una o dos flores, pero realmente me supera la información. - Dijo dándome una mirada sensual. - Joder, ¿Por qué eres tan hermosa?-Buena genética. - Dije alejándome por fin antes de sucumbir a sus encantos.Sospechaba que alguna de esas plantas que le habían dado hacía algo para que el pobre no pudiera coagular por su cuenta. Y con el afrodisíaco corriendo por sus venas que hacía el bombeo de sangre más rápido...Si, Bart tendría que responder a muchas preguntas y, quizá, me dejarían hacer ese interrogatorio a base de violencia.
Calculaba que por fin estaba cerca el amanecer. Tuve que arrastrar el cuerpo del Alfa hasta que estuvimos cerca de la hoguera y me aseguré de que no tendríamos hipotermia.Bueno, al menos yo. El Alfa siempre era un enorme y sensual horno.Cleo no regreso pero, de nuevo, no me preocupaba. Ella era libre para irse en cualquier momento.Tampoco vi a ningún Renegado o ni siquiera me encontré con algunos animales salvajes más allá de los que Cleo había cazado. ¿Era extraño? Mucho. ¿Me preocupaba? No en ese momento.Mis pensamientos se encontraban más bien en el camino de la venganza, el buscarle plantas para que no se desangrara hasta la muerte el Alfa y en no quedarme dormida mientras tanto.Tenía muchas cosas en la cabeza además de nuestros problemas más recientes. Como por ejemplo, qué mierda era ese latido en mi pecho que iba y venía.¿Por fin me estaba muriendo?Se sentía casi igual de desgarrador que cuando el idiota de mi ex pareja me rechazó a los pocos minutos de marcarme. Dolía,
A pesar de que me ofendía un poco el tono de sospecha en su voz, me calmé y hablé serenamente soltando su mano. -No tiene que preocuparse por eso. Él gruñó. -Por supuesto que no me preocupa. Yo estoy dispuesto a ... -No. -Dije tajantemente y él volvió a gruñir. Suspiré. - Dígame, ¿Ha olido sangre en mí? Él arqueó una ceja y yo me sonrojé. -Perdone, olvido que no tengo ningún jodido olor. - Dije aclarándome la garganta. - Lo que quiero decir es... bueno, supongo que la forma simple de decirlo es que yo no puedo tener cachorros. Al menos, no ahora. Quizá en algún punto de mi juventud yo habría podido, lo cual no es comprobable porque como usted bien notó yo no tuve ningún contacto remotamente sexual con nadie antes de conocerlo y... Uno de sus dedos cubrió mi boca y yo me callé inmediatamente antes de avergonzarme a mí misma. -¿Puedo saber por qué? - Preguntó con suavidad. Quitó el dedo lentamente y yo evité sus ojos. -No es un secreto, es solo que no he hablado de
Se elevó del sitio entre mi cuello y mi hombro y me miró fijamente. -Me has escuchado. - Dijo con calma deteniendo su ritmo febril por completo. - Quiero poner mi marca aquí.-¿Su... marca? Pero yo... Ni siquiera sabía que decir. Estaba conmocionada, excitada, felíz, preocupada... en fin, yo era una maraña de emociones.Tomó mi cara entre sus manos y acarició con ambos pulgares mis mejillas.-Tuve largos días para pensar. En todos los escenarios en los que contemplaba mi muerte a manos de los Renegados, lo unico que realmente lamentaba era no haberme emparejado contigo. Estoy jodidamente enamorado de tu valentía, de tus valores, de tus convicciones, de tu sentido del humor, de tu forma de provocarme... de ti. Se quedó callado esperando una respuesta, sin embargo yo me había quedado sin respiración.Una confesión. Una del Alfa Supremo, el hombre más amable, compasivo y sexy que había conocido y yo... y yo ni siquiera era una loba.-Yo... no puedo. - Dije atragantándome con las palab
Después de una abundante comida tardía, Iris se había quedado dormida sobre mi regazo. Tuve que quitarle la comida de las manos cuando comenzó a hacer tiernos ruiditos desde el fondo de su garganta; nos recosté sobre el suelo, la acomodé sobre mi pecho y acaricié su cabeza por algunos minutos mientras repasaba los sucesos de los últimos días. Me había emparejado. Un hecho que no había contemplado en toda mi vida. Bueno, al menos hasta que la hembra en mis brazos cayó del cielo y me mostró valentía, bondad, compasión y su sonrisa descarada. La amaba y ese hecho fue en lo unico que podía pensar mientras la loba que me tenía retenido hablaba de un montón de cosas sin sentido al drogarme a todas horas. No sé exactamente en qué momento, dentro de la locura inducida por lo que sea que me suministraban, Iris comenzó a aparecer frente a mí para tener conversaciones banales. La primera vez me quedé asombrado de su belleza. Venía hacia mí con un vestido blanco y pies descalzos, s
-No. Yo estreché los ojos. -¿Acaso no se preocupa por nuestra manada? -No. Lo miré con incredulidad. -No son invencibles, ¿Sabe? -Lo sé, pero confío en todo el jodido entrenamiento que les he dado durante años. No regresaremos ahí, iremos directo a nuestro territorio. Y eso es un órden. Tuve que apretar los dientes. Durante la última hora habíamos estado discutiendo el mejor camino a seguir para regresar a casa. Había despertado feliz, algo adolorida, pero feliz. Todo había sido luz, colores bonitos, arcoiris... hasta que nos sentamos a comer lo que Cleo había cazado para el desayuno. Ni siquiera me inmuté cuando Cleo prefirió el hombro del Alfa para desayunar tranquilamente. Me alegraba que se llevaran tan bien. El Alfa parecía tranquilo mientras comía y me daba sonrisas tiernas. Todo era perfecto... hasta que mencioné el tema de regresar a la guarida de los malos. -Regresemos, quizá encontremos algo interesante... o, en el peor de los casos, llevaríamos algú
Me quedé quieta en el lugar evaluando las opciones. El lobo no había hecho ningún movimiento amenazante, pero todo mi cuerpo me decía que estaba ante alguien muy fuerte y que debía huir. Por supuesto, yo no me iría y dejaría al Alfa a su suerte, sin embargo quería correr tan jodidamente lejos como pudiera. Era una lucha entre mi instinto y mi cabeza. -¿Por qué interrumpen mi descanso? ¿Acaso no fue suficiente violar mi territorio? -Preguntó sentándose por fin a unos dos metros de nosotros. Los vellos de mi cuerpo se erizaron. -¿Su territorio? - Pregunté confundida mientras apretaba los puños para no moverme. - Disculpe, no sabía que las tierras más allá del territorio del Alfa Supremo tuvieran un dueño. ¿Ha sido el Alfa Supremo notificado sobre ello? Que yo supiera, nuestro territorio era el último y más alejado en el Norte. Arriba de nosotros solo eran tierras no reclamadas por ninguna manada debido a las condiciones climáticas. Si nuestro territorio era frío, este lugar