Capítulo 159.

Yo negué con la cabeza antes de que se lanzara hacia mí.

Me agaché y esquivé las garras que iban dirigidas hacia mi cuello por muy poco.

Aproveché mi posición para darle un puñetazo directo a sus bolas.

El lobo cayó enseguida.

Una vez en el piso, con algunos golpes más en puntos de presión diferentes para que el tipo dejara de respirar, decidí que era demasiado arriesgado seguir caminando.

Me quedé en el suelo buscando oportunidades para seguirme moviendo hasta que un cuerpo cayó a unos dos pasos de mí.

Un cuerpo con la garganta desgarrada y los ojos sin vida; me aproximé a él para tomar prestada un poco de su sangre y cubrir mi cuello en un desastre sangriento.

Manos, brazos... todo lo que diera la impresión de que ya estaba herida y fuera de combate.

Gracias a Nuestra dulce Madre, en cuanto algún lobo miraba en mi dirección, yo solo tenía que congelarme y fingir que estaba muy muerta. Cuando pasaban de largo sus miradas para buscar al siguiente objetivo, yo seguí moviéndo
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