No solo mis compañeros de manada se encontraban paralizados sobre el suelo, sino también algunos Renegados. Regresé sobre mis pasos hacia el pasillo lleno de cadáveres y encontré lo que buscaba. Asqueada más allá de todo, tomé una pierna y un brazo que nadie echaría en falta antes de correr de nuevo hacia mis compañeros paralizados. Recargué con cuidado la pierna sobre la pared y luego utilicé la mano llena de garras para ir enterrándolas en los cuellos de los Renegados esparcidos por el lugar. Cuando todos murieron, o estaban en eso, regresé por la pierna y sin pensar en que realmente estaba utilizando la sangre de una pierna para llenar el frasco y neutralizar un poco el aroma. Después de eso, tomé algunas ropas de los muertos y envolví esa cosa peligrosa una y otra vez. -No sé cuánto tiempo tome en dispersarse el olor, pero arrojaré esto lejos antes de adentrarme más allá. - Dije tomando la cosa envuelta y pateándola todo lo lejos que pude. Satisfecha, pasé a mis compañer
-¿Acaso tu afrodisíaco también le altera la vista? - Pregunté con un gruñido a Bart. -Eh... no lo sé. ¿Tal vez? Yo rodé los ojos. -Desde la primera vez que te vi cayendo pensé que eras muy bonita. - Dijo el Alfa acercándose a los barrotes para estar más cerca de mi posición. Los tomó con fuerza y me miró de arriba a abajo. - No hay día en que no piense eso. -¿De verdad? -Si. No hay hembra en el mundo que se compare. Lo decía con tal seriedad que no pude evitar sentir calor por dentro. -Solo tú has hecho que quiera aparearme. Solté una risita. -Bueno, gracias. Yo también pienso que usted... no, espere, no es momento. - Dije sacudiendo la cabeza. - No hablemos de apareamientos, concéntrese ahora mismo en salir de aquí. Parpadeó un poco antes de darme una lenta sonrisa mientras se balanceaba de un lado a otro. Mi vista se posó inevitablemente en la parte inferior de su anatomía que me saludaba alegremente. El Alfa solo había cubierto su pecho y eso me distraía u
Siempre había sabido que era el miembro más débil de la manada, pero que dieran su vida para protegerme mientras yo cargaba con nuestro Alfa debilitado... No creía que Ti estuviera siendo deliberadamente cruel al ponerme a salvo en vez de dejarme participar activamente junto al resto, pero dolía un poco en mi orgullo. Me lo tragué, no era momento de pensar en mí. Regresé con mis compañeros en la otra parte de la cueva en donde ya se estaban levantando y sosteniendo de las paredes de la cueva. A ellos también les di un resumen rápido antes de preguntarle a Bart si podría hacer algo para que ellos estuvieran en mejores condiciones. -Solo podría hacer una mezcla para que se encuentren más alertas, la parálisis aun estará en sus sistemas por al menos una hora o... A la m****a, no teníamos eso. -Dame mi bolsa. Tomé uno de los pocos frascos que me quedaban y recordé cómo los había ayudado hacía un tiempo para recuperarse. Quizá tardé un minuto antes de ir de lobo en lobo. Bart me m
El primer lobo que salió de entre los árboles aulló.Por la tensión en los músculos de todos, supuse que el lobo llamaba a refuerzos o decía haber encontrado al Alfa.Cleo se lanzó en picada hacia él y el aullido se cortó.Esa era mi chica.Daba miedo la exactitud con la que Cleo había tomado en serio lo de ir sobre el cuello de un lobo.-Cazaré un alce solo para esa ave. - Murmuró Ti antes de gritar. - ¡Sostengan la posición! En la primera oportunidad, ¡Saquen al Alfa de aquí!Los Renegados no esperaron una invitación para atacar. Los lobos de mi manada los recibieron garra con garra y colmillo con colmillo en una exhibición de pura violencia.El latido extraño que había estado quieto en los últimos minutos volvió a mi pecho con fuerza y no pude evitar tocarme el corazón con dolor.-¿Iris? ¿Estás bien? - Preguntó Gail dándose cuenta.-No lo sé. - Murmuré. - Me he sentido extraña en las últimas horas. Me duele el pecho.-¿Estás herida?-No...-¡No se queden parados, allí hay una brec
La silueta del Alfa se alejó rapidamente llevado por el río.Entré en pánico como por un segundo antes de ir por el Renegado que ya se estaba levantando del sitio en donde había caído, se sacudió y gruñó.Una ira asesina recorrió mis venas y corrí hacia él para arrojarme sobre su espalda. Apreté con los brazos su cuello para dejarlo sin respiración; él no podía quitarme de encima en esa forma por lo que se transformó en humano. Justo lo que estaba esperando.Sin perder tiempo, enterré mis pulgares en sus ojos y aproveché la distración para poder presionar con fuerza sus puntos de presión que lo llevarían a asfixiarse.Lo dejé muriéndose mientras mis ojos se dirigían nuevamente hacia el río. Capté levemente la silueta del Alfa avanzando más allá.Frente a mí, Cleo ya se había deshecho de uno de los Renegados que iban por Bart y su cachorro y estaba lidiando con el segundo. Detrás de mí Ti y Gail se acercaron jadeantes para ayudar con los lobos que llegaban desde nuestra retaguardia.Al
La cabeza del Alfa Ayax rodó por la alfombra ante los ojos atónitos de todos. -Mató... ¡Mató a su padre! - Gritó una de las lobas de mi manada que sostenía mi velo. -¡Corre! ¡El yer... yerno mató a su suegro! Los invitados corrían en todas direcciones, los gritos resonaban por toda la sala. Me sorprendió ver a mi nueva pareja sacudiendo sus garras para limpiar los restos sangrientos de ellas, por lo que me quedé quieta en un primer momento. A mí lado, mi hermana menor tembló de miedo. -¡¿POR QUÉ?! ¡¿POR QUÉ MATÓ A MI PAPÁ, POR QUÉ?! -Grité en cuanto me recuperé de la impresión. El me miró con una sonrisa siniestra. -¿Por qué? No hay razón, lo maté porque quise. Jeremías se lamió la sangre de sus garras sin apartar la vista de mis ojos. -Ahora te toca a ti, mi querida Luna. Di un tembloroso paso atrás, pero no había hacia dónde correr. -¡Guardias! ¡Guardias! Grité y apreté con fuerza la mano de mi hermana. Pero nadie me contestó, todo se volvió en caos. Mi
Algo húmedo corría por mi cara. Sentía el peso de algo aplastandome. Yo... podía sentir. Creo que eso era indicativo de que no estaba muerta, ¿No es así? Entonces, era tiempo de sobrevivir. Poco a poco reuní información de mi entorno sin abrir los ojos. El sonido de algo siendo arrastrado seguido de algo al ser arrojado... y más peso sobre mi cuerpo. -¡¿Qué demonios están haciendo?! ¡Ya están muertos! ¡Háganlo más rápido! Después de un par de respiraciones lentas que me costaron toda mi fuerza de voluntad para no inhalar como si fuera mi última bocanada de aire, abrí solo un poco los ojos. Tuve que controlarme nuevamente para no gritar. Un lobo se encontraba rociando algo sobre la pila de cuerpos en la que me encontraba. La antorcha en su otra mano me dió una idea aproximada de lo que iba a hacer a continuación. -¡Más deprisa! ¡El Alfa no perdonará la vida de los holgazanes! Giré levemente el rostro y ví a un par de mujeres y hombres de mi manada que se apresuraban a cumpli
Quizá fueron los diez minutos más largos de mi vida. Estaba tan débil que incluso mantenerme despierta era una proeza. Cada sonido, por pequeño que fuera, me ponía nerviosa y sentía el corazón salirse de mi pecho. Así que cuando la pareja llegó en sus pieles de lobo, casi me da un infarto. Abi mordisqueó suavemente mi mano y señaló hacia la entrada de la manada. -Lo siento. - Graznó con apenas voz. - No puedo moverme. Su pareja se transformó en ese instante y volvió a cogerme en brazos. -Vamos, antes de que sigan nuestro olor. Y así fue como salimos de la manada en medio de la sombra de la noche. -¿Qué... qué sucedió? - Pregunté en un susurro. Gail apretó los dientes. -A nosotros, los guardias, se nos ordenó patrullar las fronteras. Alfa Ayax dijo que estuviéramos atentos a cualquier peligro viniendo de la manada Black. - Su rostro se oscureció aún más. - Solo sus guardias personales estuvieron presentes en la unión, fue por ello que nos tardamos en averiguar qué era lo que