Capítulo 122.

Quizá nunca me cansaré de sus labios.

No importaba que tuvieran un sabor cobrizo, me tendrían que quitar con una palanca de aquí.

Sentí sus manos subir por mi espalda dejando un camino de escalofríos a su paso. Profundizó el beso mientras gemía lo bien que se sentía.

Era nuevo eso de que usara las manos para algo más que sostenerme. No me quejaría.

Incliné mis caderas más adelante y mis ojos se abrieron con lo que sentí entre mis piernas. Él se rio y puso una mano sobre mis ojos para seguirme besando.

De acuerdo. Ignoremos el elefante de la habitación. O, en este caso, la trompa del elefante.

Me acerqué aún más para pasar mis manos por sus hombros y cambiar el ángulo de mi boca.

La intensidad de nuestro beso subió cada vez más hasta que tuvimos que separarnos por aire.

Jadeé sin dejar de mirar sus ojos oscurecidos.

-Brazo. - Dijo con suavidad y yo elevé mi extremidad.

Él asintió después de examinarlo.

Pasó la lengua por sus labios y vi unas cuantas gotas de sangr
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