Capítulo 120.

Quizá los primeros quince minutos fueron ajetreados aquí dentro, pero ahora lo teníamos controlado.

Sobre todo cuando Bo mandó lejos al curandero y su asistente para que nos encargáramos nosotros del lugar. Era un lobo muy prejuicioso, en mi opinión.

Bo trabajaba a toda velocidad cosiendo algunas heridas mientras yo preparaba más ungüentos y Ef los aplicaba.

Fue grato descubrir que estábamos muy bien coordinados a pesar de que no lo habíamos hecho nunca.

Estábamos con los últimos lobos cuando la puerta volvió a abrirse y uno de los guardias de afuera dijo con dientes y puños apretados que nuestro Alfa nos llamaba.

Bo y Ef miraron al par de lobos que faltaban. Yo me limpié las manos y me ofrecí a ir.

Salí del lugar y el lobo me indicó que fuera al frente de la casa de la manada. Una vez ahí vi al Alfa Supremo con su pie en la cabeza de un lobo, algunos lobos hincados mirando y a otros gruñendo.

Casi sonreí porque al parecer le gustaba aplastar la cabeza de los lobos y s
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