Chloe Wheeler/Sasha Smirnova
Había dormido tan plácidamente toda la noche, que lo único que pudo despertarme fue aquel martilleante dolor de cabeza que hacía latir mis sienes.
Cada pulsación solo me recordaba lo que anoche había pasado, que si no fuera por el malestar, juraría hubiese sido un sueño… lindo y excitante a la vez.
Me incorporé a la cama con lentitud y pequeños quejidos y pronto cuando el refilón de la luz en la cortina debido a una ráfaga de viento, me hizo volver a la realidad con un remordimiento que oprimía mi pecho como una pesada ancla.
Aun no me lo creía que me hubiera dejado llevar por mis bajas pasiones para llegar a Max tan lejos como lo hizo en el primer encuentro y termináramos enredados en las sábanas de mi nuevo apartamento ¡Dios, que locura más pasional!
Me desconocí p
Chloe Wheeler/Sasha SmirnovaDe pronto un vacío indescriptible se había alojado en todo el apartamento y lo peor aún… era aquel eco de la sensación que la ida de Max había provocado en mi pecho, era un profundo sentimiento de rechazo conocido, uno que Nate había marcado en mí con una feroz precisión.¿Cómo podía ser tan tonta? Un par de lágrimas se escaparon sin permiso y resbalaron gélidas por mis mejillas, esas que quité con una rabia, odiando cada segundo el sentirme tan vulnerable y pequeña.«Maldito sentimiento y maldito seas, Maxwell… Ya estuvo claro que no te importo más allá de esta cama, ¿verdad?», le hablé al tipo en mi mente mientras me arropaba bajo el edredón, sentía el frío de la soledad, de sentirme patética.Pero aquello solo duró u
Me quedé inmersa mirando la nota, embelesada, incapaz de borrar la sonrisa que surcaba mi sonrosado rostro.Por un instante, mi corazón había saltado como el de una adolescente enamorada por primera vez de su amor imposible. La última y única vez que alguien me sorprendió con flores y chocolates había sido en la fría oficina de Donovan System, antes de siquiera corresponder a… mejor no recordar a ese despiadado ser que me las pagará una a una.Los Donovan vaya que son “especiales” ¿Quién hacía ese tipo de obsequios hoy en día? Me parecía demasiado fantasioso el modus operandi que tenían, así que preferí no sentir ninguna pizca de ilusión, decidí colocar aquel gesto en el costal de “detalles banales” que sin duda algunos hombres utilizan para conquistar.Esbocé por inercia una mueca de desagrado
Chloe Wheeler/Sasha SmirnovaAl fin, llegamos al restaurante, y aunque habían pasado algunos años desde la última vez que estuve en ese lugar, realmente no había perdido sus aires de elegancia y deslumbre que me provocaba hasta nostalgia.Entrar al lado de Max, que se veía guapísimo, tan impecable y seguro de sí mismo, fue casi surreal. Me mantuve altiva y serena mientras caminaba con elegancia, parecía que, si vestida casualmente ya impactaba con mi porte, en esos momentos refulgía deslumbrante.Al sentarnos, la charla seguía fluyendo tan natural, como agua que baja por un río nacido. Era tan real que Max y yo conectábamos de qué manera, aun así debía aceptar que algo en él parecía diferente desde que lo ví en el club, tan distinto a como lo recordaba.Pero decidí sacudir eso de mi mente para concentrarme en disfrutar de ser Sasha Smirnova, la velada apenas comenzaba y mi misión vengativa necesitaba ejecutarse con la mayor rapidez posible.Nos trajeron la carta, y cuando él sugirió u
Chloe Wheeler/Sasha SmirnovaEl lujo y la perfección parecían perseguirme con los Donovan, pero lo que más me asombraba no era tal opulencia del hotel al que Max me había llevado, sino la ensoñación en la que me veía sumida.Nuestros besos resonaban por toda la habitación oscura, iluminada tan solo por los rayos de las luces lejanas y posiblemente la luna, pero no podía estar segura.Podía sentir la caricia de sus grandes manos en mi diminuta cintura después de despojarme de mi vestido; el calor de su cuerpo tan cerca del mío que pareciera que podríamos fundirnos allí mismo. Cada beso era húmedo y exquisito, era como si estuviésemos sincronizados, muy acoplados en un ritmo que solo era nuestro.Allí estábamos, enredados entre las sábanas y despojándonos del resto de nuestras ropas en una de las suites más exclusivas de Nueva York, con ese hombre que años atrás había considerado solo mi cuñado… un niñato despreocupado y alejado del mundo que no tomaba para nada en serio, pero que en ese
Narra Chloe WheelerMis manos temblaban mientras sostenía las pruebas contundentes de lo que mi mente ya intuía ¡Nate, mi prometido desde hacía dos años, tenía una amante!Pero no era cualquier amante, no…Para añadir más sal a la herida, era Ella. Tanya Parker, la mujer a la que durante diez años había considerado como mi mejor amiga ¡Diez malditos años!El mundo parecía desmoronarse bajo mis pies. Esas múltiples fotos, junto a las impresiones de los chats… todo lo obsceno que el investigador privado me había compartido que había ocurrido durante los meses de mi recuperación del catastrófico accidente que casi acaba con mi vida, hasta justo hoy en la mañana, diciéndole: “Buenos días, mi gata salvaje”.Esos infernales mensajes ahora parecían quemar las palmas de mis manos y mis retinas, mientras los miraba con el desprecio hirviendo en mis entrañas.«¿¡Cómo pudiste, Nate!?», pensé mientras lancé las pruebas y gritaba con rabia. Todo voló y calló frente a mis ojos, pero yo solo podía c
Narra Chloe Wheeler— ¿Eso te responde Nate, o te lo vuelvo a repetir? — pregunté con la frialdad saliendo de mi garganta, que para ser sincera, me resultó liberadora.Por primera vez en mucho tiempo, él no tuvo una respuesta rápida y perspicaz para mi actitud. En sus ojos solo leía las más numerosas de las dudas.Un presentimiento de que quisiera lanzarse contra mí y golpearme me invadió, pero lo conocía bien, él tenía la “reputación” tan en alto que no se mancharía de sangre las manos, al menos no directamente.Nunca me golpeó físicamente, pero eso no minimizaba el descomunal golpe emocional que tenía y que no sentía poder sobrevivir.Nate se limitó a sujetarme por la muñeca precursora de tener la mejilla al rojo vivo por la bofetada, para entrar conmigo y cerrar el apartamento de un portazo ¡Ja! Como si eso pudiera solucionar el caos que yo llevaba por dentro.—Vas a decirme qué te pasa ¡¿Por qué me golpeaste, Chloe?! —preguntó entre dientes, con insistencia, mientras apretaba mi m
Narra Chloe WheelerDespués de ese momento, en un abrir y cerrar de ojos, todo a mi alrededor había cambiado.La última semana fue un infierno total, entre interminables llamadas a los invitados para cancelar el viaje de luna de miel y esa maldita boda. Pese a las preguntas invasivas de la gente, traté de eludir el expresar la verdadera razón de la ruptura de mi estable relación con Nate.Me daba mucha vergüenza hasta salir a la esquina y lloraba con desesperación todas las noches. Cada vez que alguien me preguntaba y esperaba los por qué, me esforzaba en ser lo más superficial posible y dar respuestas vagas.Pero, no pasó mucho tiempo antes de que los rumores comenzaran a propagarse como esporas venenosas que me comenzaron a intoxicar.Mi intuición —que a estas alturas ya sabía que no me fallaba—, me gritaba que Tanya tenía algo que ver con tales chismes tan acertados. Después de todo, la conocía desde que las dos entramos a la empresa como simples secretarias de recepción de la empr
Narra Chloe WheelerSi antes sentía que mi alma se desmoronaba, en esos momentos lo que me inundaba era algo mucho más oscuro y siniestro.Lo describía como… una tórrida amalgama de miedo y asco.Eso que Nate me había hecho durante la noche no tenía nombre más que “crimen”. Decir lo ultrajada que me sentía no era suficiente para describir la inmundicia que ese monstruo pudo infligir sobre la mujer a la que decía amar, a la que supuestamente llevaría al altar.Cuando abrí los ojos esa mañana, la luz que se filtraba a través de las cortinas color crema de mi destrozada habitación me hizo querer pegar un grito de angustia.Mi cuerpo comenzó a reaccionar de a poco, pero me costaba controlarlo. Mis piernas estaban entumecidas y la entrepierna me ardía demasiado. Un martilleo insoportable en la cabeza me impedía pensar y recordar con claridad.Mi mente daba pequeños flashazos y me hacía recordar que ese pañuelo que el hombre me puso en el rostro, seguramente tenía una sustancia que me dejó