Cuando me estaba recuperando del cáncer, Rodrigo, mi amigo, había dejado de estudiar para acompañarme en ese momento tan difícil. Fue un gran apoyo, ya que de él salió la idea de que me anotara para estudiar periodismo, y así mantener mi mente ocupada en algo, mientras hacía la quimio. Él sabía lo difícil que era para mí estar quieta. Debo reconocer, que tenía días buenos y días en los que no podía hacer más que vomitar y volver a la cama. Aun así, sacaba buenas notas. Lo que, llegó a provocar que los docentes no creyeran que yo no cursaba por estar enferma.Mi tío solía evitar el tema de Alma cuando le decía que quería que la trajeran de vuelta. Era consciente de que tenía derecho a volver a verla y a hacerme cargo de ella. Por lo que cuando me dio de alta el oncólogo y el clínico, me senté a hablar con él sobre Alma. Fue en ese momento que me dijo la verdad. Mi pequeña había muerto tras estrellarse el automóvil en el que iba con sus padres adoptivos.Mi mundo se vino de cabeza, era
Bernardo me hace señas de que no quiere salsa y yo sirvo los demás platos. No me molesta lo que su padre dice. Por el contrario, si vienen a mí es porque lo que pasa empieza a afectar a Mabel. Así que Amadeo ya no es un títere de ellos. Meto en mi boca un bocado de pasta y sonrío. Mientras ellos comen, Bernardo les explica que nosotros somos una pareja abierta. Esas palabras parece espantar a D´ Luca.—No me mires así. Tú sabes muy bien sobre eso. ¿No es lo que hacías con tus esposas? ¿Dejar que otros hombres tengan relaciones con ellas? —pregunta Bernardo a su padre mientras mira a Mabel.Su hermana se enfurece y deja el tenedor sobre la mesa, espantada con las declaraciones de su hermano.—¿Acaso no sabías que papá hacía lo mismo con sus esposas? —pregunta Bernardo a Mabel sonriendo al comer un bocado de pasta que él mismo ha hecho mientras yo dormía—. ¿No sabes que tu amado padre obligó a todas sus esposas a acostarse con sus colegas? ¿Por qué crees que mi madre se suicidó?Mabel n
D' Luca acaba de decir que mi hija está viva. No puede ser posible. Él está tratando de engañarme. Seguramente quiere manipularme como lo hace con sus hijos. Tal vez sabe de qué se trata el plan de Bernardo y teme por su estabilidad económica.—Deja que te explique antes de sacar conjeturas. Mi hija se enamoró de Amadeo al punto de no querer vivir sin él. Por lo que le pedí a Bernardo que se asegurara de que tú no te acercaras a ellos. Para mi mala suerte, él también se obsesionó contigo, y tu pequeña representaba un peligro para sus planes. Había logrado encubrir el accidente, pero Alma había sobrevivido como los amigos de tu tío. ¿Me sigues, pequeña? —me pregunta, y le digo que sí, aunque en mi mente trato de buscar la falsedad de sus palabras—. Sé que intentaste terminar con la paz de mi familia por venganza, incluso a costa de tu vida, pero por favor te pido que lo soportes un poco más. Por suerte, mi hija y mi nieto están a salvo, pero quiero que te alejes de Amadeo. Ya que, Mabe
Mis disculpas por la confusión. Aquí está tu texto original modificado para estar en tiempo presente:Presentación formal a la familia. No estoy conforme con eso. Aun así, dejo que Amadeo vea a Amanda a escondidas de todos. Aunque no permito que ella se dé cuenta de que él está cerca. No quiero que ella no pueda fingir conocerlo y él reaccione desproporcionadamente al verla de frente por primera vez.—Buenas tardes, señor —dice Amanda de manera educada a D' Luca.—Qué niña más formal. Soy tu abuelo. Dime nono como lo hace mi otro nieto —dice él mientras entramos a su casa.Para mi sorpresa, Mabel decora todo el lugar con globos y adornos. Ella parece feliz de que Bernardo y yo adoptemos a una niña. Eso le da cierta tranquilidad con respecto a su relación con Amadeo. La cual, según él, es inexistente, pero como ella cree que nosotros ya no estamos juntos, piensa que puede pasar algo entre ambos nuevamente.A mí ya no me importa. Con tal de que Amadeo no ponga en peligro a Amanda, soy f
El tiempo pasa muy rápido al lado de Alma. Siento que se nos va de las manos cuando ella cumple catorce años.Hace mucho tiempo que no veo a Rodrigo. No aparece por ningún lugar y eso es bastante extraño viniendo de él. Nuestra pelea en el bar había sido fingida. Él me había prometido encontrar los restos de Alma. Quiero decirle que Alma está conmigo. Que nada importa ya, no me interesa que Bernardo me prohíba trabajar o que Mabel trate de hacerme quedar siempre mal con todos. Ni siquiera las exigencias que Amadeo tiene para conmigo. Nada es más importante que tener a mi pequeña en brazos y besarla y abrazarla. Aunque a veces me cuesta dormir por temor a Bernardo.—Esta noche volveré tarde —me dice Bernardo. Está cansado ya que la empresa de su familia es difícil de sostener.—No te preocupes por nada —le digo y él me mira extraño, lo que hace que tema y lo beso.He empezado a hacerme cargo de algunos de sus negocios colaterales con la fábrica de armas. Según su padre, eso quiere deci
—Alma… —susurro con un hilo de voz.—Señorita, despierte. Todo está bien —dice la voz de una mujer.—¿Dónde estoy? —pregunto sintiéndome mareada.Ella me dice que estamos en mi casa y que he estado durmiendo unos meses.—Su esposo quiere hablar con usted —me avisa la mujer. Aún tengo los ojos cerrados y siento cómo la saliva cae de mi boca por no poder cerrarla bien.Intento abrir los ojos por la insistencia de la mujer, y miro a donde ella me señala. Esta vez logro abrirlos un poco más, ya no están hinchados.—Amor, ¿recuerdas algo de lo que te pasó? ¿Crees que podemos ayudar a la oficial de policía? —pregunta el maldito de Bernardo.Sigo mareada y casi no puedo hablar. Aunque recuerdo exactamente lo que me ha hecho, muevo mi cabeza en señal de que no. Debo usar lo poco que queda de mí para proteger a mi hija.Los días pasan y por fin veo a Amanda. Ella me abraza con cuidado, ya que mi cuerpo sigue herido. He perdido dos dientes y mi espalda ha quedado rasgada a la altura de las costi
Salimos de la habitación en la que mi hija Alma se encuentra hospitalizada; el detective me dice que podemos encarcelar a D' Luca. Él y Rodrigo han juntado mucha información que lo incrimina.—Disculpe que se lo diga así, pero usted no sabe con quién está tratando —le digo y lo miro—. He vivido con esas personas, sé muchos de sus secretos y, aun así, puedo asegurarle que no sé cómo hacer que paguen por todo el daño que me hicieron. Lo único que podría hacer es dispararles en la cabeza con un arma y, aun así, no me sentiría satisfecha. Porque eso no les dolería.—Asesinarlos no nos devolverá a nuestros seres queridos —me dice el detective y yo sonrío.—No, pero tal vez sea la única manera de hacer que ellos dejen de llevarse al infierno a los seres queridos de otras personas —indico, y me siento en el pasillo—. Usted quiere llevarlos a juicio. Supongamos que lo logra. ¿Qué jurado será capaz de enjuiciarlos? ¿Cree que no son capaces de sobornarlos o amenazarlos? He visto a guardaespalda
Amadeo me ha dejado una vez más. Aunque esta vez no me siento desamparada ni triste. Solo quiero volver a dormir y lo hago. Belén me despierta y me pide que los acompañe a ella y a Rodrigo a cenar. Hace casi una semana que estoy en la cama, por lo que no me niego.—No soporto verte así —dice angustiada—. Además, tenemos visitas. Necesito que me ayudes con la cocina.Belén sabe que no voy a negarme, si me pide ayuda, por lo que me levanto y voy con ella. Una vez que llegamos a la cocina, nos ponemos a preparar la cena.—¿Quiénes vienen hoy? —le pregunto con curiosidad.—Van a venir unos amigos de Rodrigo y también el detective Arias —dice y me observa con picardía.—¿Por qué me miras así? —le pregunto confundida.—¿No viste que es un sex symbol? —me pregunta mientras hace unos gestos raros.—¿Y eso qué? —le pregunto sonriendo. Belén es muy graciosa a veces.—Sigues siendo la misma despistada. Él no te sacaba los ojos de encima desde que te vio el otro día —responde Belén, mientras me pa