Encuentro a Mabel en la sala de espera. El lugar está a oscuras y hace frío. No me gustan los hospitales, por lo que tengo que tratar de conservar la calma y respirar profundo para no perder el control. Me siento a su lado y me quedo en silencio. Tengo que evaluar muy bien lo que voy a hacer y cómo voy a actuar. Aunque haya pensado en todos los posibles desenlaces, esto no es un juego, algo puede salir mal y arruinar nuestros planes. Las vidas de más de diez personas están ligadas a la mía a partir de ahora y hasta el final.—¿Familiares de Lascialandare? —pregunta un hombre. Es el cirujano.—Sí —dice Mabel poniéndose de pie antes que yo.—Soy su esposa —indico y me levanto lentamente.—Necesito que hablemos en privado —dice el médico, pero Mabel lo detiene.—Soy su hermana. Merezco escuchar —reclama ella tratando de imponerse, pero el médico le pide que espere fuera. Esto enfurece a Mabel.Al entrar a la sala de urgencias, pasamos por un pequeño pasillo y terminamos en una oficina. A
Toco el timbre del departamento de Amadeo y espero. Llevo una valija con ropa para varios cambios. Esto me pone nerviosa. No es algo que tengo ganas de repetir con Amadeo.—Hola —me dice él al verme. Yo paso y apoyo mi valija en el suelo.—¿Estás seguro de que tus vecinos no nos verán? —le pregunto algo incómoda.—No lo sé. Pero en la mañana no suele haber nadie en el edificio —me dice como si le molestara mi pregunta—. ¿Cómo se supone que haremos esto? ¿Y ahora qué? —me pregunta Amadeo y no sé qué decirle.—No sé, supongo que solo debemos hacerlo —indico incómoda.—No me siento cómodo sabiendo que nos están viendo —dice él y yo sonrío.—Supongo que Rodrigo no lo verá. Es solo lo que necesitamos para que Mabel crea que seguimos juntos —digo inquieta.—Hubiera sido más fácil antes —dice él y suspira.—Lo sé, pero tenemos que hacerlo. Si quieres la custodia de tu hijo para ti, solo hay que convencer a Mabel de esto —digo y coloco su mano en mi pecho.En ese momento suena mi teléfono cel
—¿Dónde está mi hijo? —dice Alfonzo cuando me ve en la puerta de la habitación de Bernardo.—Los médicos entraron porque empezó a convulsionar —digo como si me sintiera afligida.Él abre la puerta y al ver cómo tratan de reanimar a su hijo se queda paralizado. No pienso que un monstruo como ese pueda tener sentimientos. Aunque al parecer no es invencible. El poder observar el dolor en su rostro es impagable, como sus ojos pierden la esperanza. Así como lo he hecho yo en varias oportunidades. Como tantos otros han sido privados de sus seres queridos por este demonio infernal y ahora tengo el placer de verlo sufrir.El corazón de Bernardo deja de latir. Nadie más que sus hombres, esos en los que Alfonzo ha confiado su vida tantos años, han sido los responsables de dejarlo sin su hijo. Su primogénito ahora descansa en el infierno. Algo que me hubiera gustado que tardara más de cuarenta días, pero yo no voy a meterme entre ellos y su destino.El día del velorio Mabel no puede estar presen
—El hombre de D' Luca está vivo —dice el detective con su expresión apática.—¿A qué se refiere? —le pregunto, ya que todos creíamos que Alfonzo lo había mandado a matar o por lo menos a torturar.—Estuvo dando vueltas por tu casa —indica, y siento una ola de frío atravesarme—. Debemos hablar con Rodrigo.Me da la mano para que lo acompañe fuera del edificio, en lo que parece un intento por protegerme. Al final, Rodrigo y el detective están de acuerdo en que yo debo desaparecer unos días. Hasta que se resuelva la situación de D' Luca. Ya que si ha descubierto nuestro plan seguramente irá primero por mí.—Lo mejor va a ser que te quedes con Juan —declara Rodrigo.Él ha venido hasta la comisaría para que pudiéramos hablar tranquilos. Los dos creen que yo no debo irme de la ciudad, pero sí desaparecer de la vista de todos.—Esperen, puedo ocultarme por mi cuenta —les aseguro, y ambos me miran como si estuviera diciendo un disparate.—Tania, no vamos a dejar que corras peligro después de
***—Estamos aquí reunidos para celebrar el matrimonio de Belén y Rodrigo —dice la jueza.Mis amigos se ven increíblemente bellos vestidos de blanco. Amo que su historia termine de este modo. Me siento feliz, por ser parte de sus vidas.—Mamá, quiero ir al baño —dice Amanda avergonzada. Sus ojos siguen recordándome a Amadeo. El cual está frente a nosotros con su hijo en brazos.Amanda y yo somos damas de honor de mi amiga, y Amadeo junto con su pequeño Augusto. Ambos con trajes, el pequeño se ve más que hermoso con esos rizos.—Espera un minuto, los novios se besarán en poco —le digo, pero Juan, quien me ha acompañado a la boda, toma las flores de Amanda, de manera discreta y mi hija sonríe.Ella se va al baño y en silencio le agradezco a Juan lo que hizo por ella. Él parece complacido, no esperaba que empezáramos una relación después de que D’ Luca recibiera su prisión preventiva en ese geriátrico en el que está.Una vez que la ceremonia termina, voy con juan a nuestra mesa, en la cu
Hola, soy Osaku... espero que disfrutaras esta novela. Aqui está la intro de la segunda parte que se llama Venganza - Segundo round y la encuentras aquí, en esta plataforma, con ese nombre. «La noche está oscura debido a las nubes en el cielo, como si la naturaleza compartiera tu pesar. A tus veintitrés años, te sientes devastada: tu novio te ha dejado el mismo día en que esperabas una propuesta de matrimonio».Esta mañana, al salir de tu departamento hacia el trabajo, encontraste una nota de Cristian deseándote buenos días, una de las muchas pequeñas tradiciones que comparten. Trabajas como pasante en un prestigioso bufete de abogados, un puesto que has conseguido gracias a un amigo de la familia. Aunque eres consciente de las expectativas de tus padres, que te han criado con amor, pero también con altas demandas, te sientes orgullosa de haber completado tu carrera sin interrupciones, algo que pocos de tus compañeros lograron.Sin embargo, tu vida profesional no es fácil. Tu jefe, u
Hoy cumplo años y cerca de mí hay una panadería. Huelo el aroma del pan y sonrío. Por fin voy a hacer mi sueño realidad. Me ha costado muchísimo esfuerzo llegar hasta aquí, pero voy a hacer que valga la pena. Amadeo Peralta, voy a destruirte como tú lo hiciste conmigo hace diez años. No voy a permitir que seas feliz después de todo lo que tuve que pasar por culpa tuya.Al llegar a casa, me doy una ducha y después de secar mi cabello, busco en mi armario la ropa que voy a usar para la fiesta. Una limusina me espera abajo; aun así, no me apresuro. Lo bueno se hace esperar, y yo soy conocida como una de las mejores en mi campo. Aunque había querido ser abogada, la vida me obligó a estudiar periodismo y si bien, al principio lo hacía solo para no pensar, puedo darme cuenta de que lo llevo en la sangre.Esta noche hay una fiesta con políticos, grandes empresarios y muchos famosos. Ya he preparado todo para que la suerte esté a mi favor. Será el mejor cumpleaños de todos, los mejores veinti
«Cuánto ha cambiado el chico que alguna vez me dio mi primer beso. Supongo que murió con sus sueños de ser un orador elocuente y una persona respetable».***Estoy segura de que llegaré tarde al colegio, así que no me apresuro. Salgo de la casa y me encuentro con uno de mis vecinos. Es un par de años mayor que yo, su nombre es Amadeo, y para sorpresa de ambos, me ve.Sus ojos son como los míos, de un tono celeste, y su tez es oscura. Una combinación muy bella en él. Me lleva casi dos cabezas, por lo que al saludarme tiene que agacharse.—Tania, ¿cómo estás? —dice y se pone nervioso—. Lo siento, no quise desubicarme. Escuché lo que les pasó a tus padres. Lo siento tanto.—Gracias, Amadeo, es muy amable de tu parte —digo y sonrío levemente. Estoy triste, pero no quiero molestarlo.—¿Te cambiaste de colegio? —me pregunta mientras camina a mi lado. Es gracioso porque lleva su bicicleta junto a él.—Mi tía me cambió al colegio al que van mis primas —digo sin dar demasiada información. No q