***Fuimos a los vestuarios con la ropa que Belén había sacado de su mochila. Mi amiga una chica muy preparada. Pero cuando entré, Belén se quedó en la puerta.—Pasa, Belén —le dije, y ella se sonrojó.—¿No te molesta? —me preguntó, intranquila.—¿Por qué me iba a molestar? Es el vestidor de chicas —le indiqué mientras comenzaba a desvestirme.—Espera, Tania —dijo cuando estaba a punto de quitarme el brasier—. Nunca he visto a una chica desnuda.—¿Lo dices en serio? ¿Y dónde te cambias los días que tenemos deportes? —pregunté.—El preceptor me presta su oficina. Las chicas no quieren que esté en el vestuario de mujeres y los chicos tampoco me aceptan en el de hombres —indicó, mi amiga incómoda.—Es una vergüenza que este colegio no tenga un espacio decente para que puedas vestirte tranquila sin ser acosada —espeté, indignada—. Si no fuera porque debo mantener un perfil bajo, ya estaría escribiendo una queja al ministerio de educación.—Tranquila, Tania. Eso no me importa —dijo ella, aú
Le aviso a Amadeo que no lo voy a acompañar ese día y me alejo del hotel. Tomo un taxi y me voy a un bar lejos de todo. Llamo a Carmen, aun llorando cuando ella me responde.—Hola, Tya, qué sorpresa —me saluda sin darse cuenta de mis lágrimas.—Hola, Carmen —digo de manera lastimosa y sonrío.—Cariño, ¿qué ocurre? ¿Por qué estás llorando así? —me pregunta.—Tengo miedo, Carmen. Tengo mucho miedo de perder mi humanidad —le aseguro, y ella me pide que le explique qué me pasa—. Es Fernando, estuve averiguando y alguien lo quería lejos de mí y no puedo con la culpa. Si tu hijo murió por mi causa, no voy a poder detenerme hasta ver que esa persona pague con su vida.—Tya, no lo entiendes aún, ¿verdad? —me pregunta la mujer entre lágrimas—. Nada de lo que hagas va a devolvernos a Fernando. Solo mancharás el hermoso recuerdo que él dejó en ti. Debes honrar a mi hijo con tu vida, ser una mejor persona. Si alguien tiene que pagar por su muerte, que lo haga, pero no dejes que te arrastre en el p
Rodrigo y yo nos sentamos en el sofá, al borde de la cama, en mi habitación de hotel. Todavía intento comprender por qué la esposa de Amadeo fue quien me envió el dinero para abortar. ¿Acaso Amadeo no quiere deshacerse de nuestra hija? ¿Y cómo es posible que Mabel supiera lo que pasó con Alma?—Estás hermosa, Tinita —me dice mi mejor amigo, tocando mi cabello corto, y me da un beso en la frente. Sé que lo hace para tratar de distraerme un poco—. ¿Estás lista?—No lo sé. Solo ponlo —digo nerviosa, y tomo su mano con fuerza.«Cálmate, Mabel. Sabes que el trastorno de tu esposo no pasa por un bebé. Lo que ocurre es debido a su enfermedad. Si bien es bueno que estés embarazada, no voy a negártelo. Era parte de lo que necesitábamos que ocurriera. Debemos ser cautelosos, ya que eso también los puede separar. No te apresures a contárselo, puesto que, si llegaras a tener un aborto, traerías un recuerdo perturbador en su mente, y sabes que la cabeza de Amadeo está en una constante lucha interna
Voy hasta la suite de Amadeo y trato de hablar con él, pero sus empleados me dicen que no es posible. Se ha ido a una conferencia. Es obvio que se ha enojado conmigo. Aun así, necesito respuestas y no voy a aceptar una negativa de su parte. Asisto a la conferencia como reportera e intento preguntarle algo cuando sale, pero no me deja y hace que sus hombres me mantengan lejos de él. Cancela el acuerdo con el diario y no vuelve a hablarme. No responde mis mensajes ni mis llamadas. Es casi imposible que nos veamos. ¿Qué es lo que lo ha hecho actuar así?Decido tomar un descanso de toda esta locura y voy con Rodrigo a casa. Mi tío parece feliz al vernos. Está saliendo con Charlie desde hace cinco años.—Era hora de que te mudaras —le aseguro a Charlie al saludarlo.—No digas eso Tania, tu abuelo puede tomarlo a mal —me pide él, avergonzado.Charlie conoció a mi tío cuando este se hizo cargo de mí. Al principio solo eran amigos y se llevaban muy bien. Todos nos dábamos cuenta de que pasaba
Vuelvo a mi departamento después de despedirme de mis amigos y mi familia; y de asegurarme de que todo esté en orden en casa. Rodrigo se ofrece a llevar a Belén al aeropuerto, lo que me facilita las cosas. Ella vino solo para ver cómo estaba, y me siento muy agradecida por tener una amiga tan maravillosa como Belén. En realidad, no solo ella, Rodrigo, también ha sido maravilloso desde el principio.***Amadeo había tratado de protegerme, pero al decirle toda la verdad a nuestro preceptor me había metido en serios problemas. No tenía idea de cómo salir de esa situación. Aun así, no iba a dejar que nadie me apartara de lo más valioso que yo tenía. —¿Y qué si eso es cierto? —le pregunté poniéndome de pie frente a su escritorio. No podía estar sentada si tenía que mostrarme fuerte. Charlie me miró sorprendido. Parecía que no era la respuesta que estaba esperando, por lo que aproveché la situación. Era el momento de darlo todo con tal de conseguir que las cosas no cambiaran. —Disculpe q
Sé muy dentro de mí que deseo estar con Amadeo, lo cual me asusta. Saber que, aun después de tanto dolor, sigo sintiendo esto por él. ¿Qué pasa si Amadeo es parte de todo esto?Me sorprende enterarme de que ha alquilado una suite en el hotel donde se celebra la fiesta. ¿Esperaba que viniera? ¿Qué busca de mí? ¿Trata de engañarme de nuevo?—Amadeo, necesito hacerte un par de preguntas —le digo, tratando de calmarlo, ya que se nota que está muy alterado.No obstante, él comienza a besarme, apenas entramos a la habitación. Nuestras bocas se encuentran y no puedo evitarlo; dejo que sus labios posean los míos. Después de tantos años, él aún me hace sentir así, lo que me sofoca y me confunde.—No puedo más, al verte con él me puse muy celoso —me reclama mientras baja el cierre de mi vestido. Yo acompaño sus besos, como una necesidad. Siempre me ha parecido el mejor besando y la manera en que lo hace nubla mi mente.—No estoy con Rodrigo, ya te lo dije —le explico mientras me deja caer sobre
Leo el contrato, solo me tratara como dama de compañía. Tengo que estar estos tres meses a su disposición. Acompañarlo en sus viajes, cenar con él, hacer cosas que se esperaría que hiciera una pareja. Aun así, le pido que me dé por lo menos hasta después de ver a mi abuelo, para firmar. Quiero hablar con mi tío antes. Acepta, y sin decir una palabra más, vamos al hospital.Mi tío está destrozado, hablo con Charlie y me dice que se nota que Luis no puede soltar todavía a mi abuelo. El médico nos explica que hay un tratamiento experimental. Que, si bien nadie va a querer darle un corazón por su enfermedad de base, existe la posibilidad de hacer un xenotrasplante. Nos indica el proceso, de qué se trata y las posibilidades que tiene. Nos dice que prolongará su vida unos cinco años.Bernardo no me deja sola ni un minuto. Después de preguntarle a mi tío si está seguro de querer exponer a esa situación a mi abuelo y que este me diga que sí, voy a recepción. Entrego el dinero que necesita par
—¿Cómo decirlo para no asustarte? Empezaré desde el principio y tú me dices cuando quieras que me detenga. Sé que tus padres fallecieron cuando eras pequeña, también sé que estuviste de novia con el Gobernador cuando eras adolescente y que te hizo sufrir mucho. Ya sabía que estuviste embarazada y que tuviste que dar a tu bebé en adopción por presión familiar —dice y mis ojos se abren como dos platos. Sabe muchísimo más de mí de lo que yo pensaba—. Sé que la familia que adoptó a tu hija tuvo un accidente cuando iban con ella en su automóvil, lo que te habrá causado un dolor inmenso, ya que tus padres murieron de la misma manera.Él se acerca a mí y me mira a los ojos, me acaricia la mejilla como si quisiera consolarme.—Sé que no puedes tener más hijos porque tuviste cáncer de útero —dice, pero se detiene cuando ve que estoy completamente tiesa. Me besa la frente y me abraza—. Sé que eres una mujer muy inteligente y capaz, ya que mientras hacías quimio empezaste a estudiar periodismo. P