Le dicen Lucifer.
Otros Diablo, nunca se sabe.
¿Has escuchado sobre que el dinero lo puede comprar todo, incluso personas?
Para muchos esto sería una idea descabellada, pero para él no es así.
Entre tantas a elegir, aquella chica esbelta de buen cuerpo fue la escogida.
Arrastrada a un infierno, donde encontrará el amor en medio de tanto caos y en entre tanto conocerá la verdadera oscuridad de una mirada. Descubriendo que no todo lo que vemos es real, y que la mentira está a la vuelta de la esquina.
Al mismo tiempo él, aprenderá que el amor, no se compra.
"Tres años después"TYLER—¿Alguien sabe porque está el hijo de perra en el suelo?— pregunté con cinismo mirando de reojo como se quejaba del dolor.Todos en el salón estaban en silencio viendo la escena.—Pido la palabra— petición de Calavera.—Habla— otorgué.Se formó un pequeño silencio avisando que se aproximaba una mala broma.—Por imbécil— respondió, escuché risas que acompañé.—Tienes razón— ladee una sonrisa —¿Te das cuenta por que debes controlar tus ataques de imbécil ante mi persona?— me dirigí al bastardo que trataba de levantarse.¿Ataques de imbécil? No lo había pensado, un nuevo insulto en mi vocabulario extenso llamado "Maldiciones rutinarias".—Si— respondió
SAMANTHA—¿Sobrina?— pregunté incrédula —¿Cómo puede ser? Mis padres jamás me hablaron de usted.—Soy el hermano de tu madre, querida— se levantó acercándose —No sabes cuánto tiempo esperé para conocerte— extendió sus brazos para darme un abrazo el cual rechace.Miré bien sus facciones buscando algún parecido con mi madre, y a decir verdad sus ojos eran idénticos.—Espera— le detuve con mi mano —No te conozco, ni tú a mí— comencé a desesperarme —¡¿Por qué estás aquí?!—¡Siéntate!— exclamó la mujer exaltándome.Bajé el rostro y tomé asiento en la silla de cuero disponible al lado de mi aparente y recién aparecido tío.—Nunca hablamos, ta
SAMANTHASus ojos marrones me veían con malicia, lo primero que noté fue su tatuaje de calavera y rosas en su brazo derecho descubierto por la camiseta que tenía, acompañado de otros tatuajes pequeños que no entendía, su piel era bronceada y su aspecto no era el de un drogadicto de callejón. Aun así me causaba un miedo feroz su sonrisa, quería huir de él pero su mano sujetada a mi hombro débil lo impedía.—¿Qué es lo que quieres?— comenzaba a perder el aliento.—No te asustes belleza— dijo acercando su mano a mi rostro.Sentí asco, un hueco se expandía en mi estómago, las náuseas se aproximaron, tragué grueso sin poder bajar el nudo que se mantenía intacto en mi garganta.—¡No me toques!— grité, le di una bofetada con mi brazo libre.Él me mir&oacut
TYLERRápidamente llegué al hospital, seguía inconsciente, probé veinte veces que siguiese respirando. Pasé por la puerta con Samantha en mis brazos como un loco, sentía que mi corazón iba a salirse.—¡Ayuda!— grité acelerado, a los momentos llegaron enfermeros quiénes la subieron a una camilla alejándola de mí.Quise entrar a emergencias pero no me dejaron pasar, con el puño cerrado golpeé la pared, entré en desesperación.—Chico por favor cálmese—exclamó una enfermera, tocó mi hombro.—No me toques— dije mirándola fijamente.—Es... Está bien... Si— tartamudeó —Pero por favor mantenga la calma, ella estará bien— dijo en voz baja.Temen de mí, no es una novedad, ladeé el rostro y respiré profundo.<
TYLERNo dormí desde la madrugada, sentía que debía estar despierto cuidándola, pasaron las horas hasta que vi que comenzaba a amanecer, se oía mucho ruido afuera de la habitación, miré y vi que habían muchas personas, más de lo habitual, escuché una persona que dijo que había ocurrido un accidente de autobús así que tomé eso como una oportunidad de salir sin firmar nada.No podía firmar como su familiar porque es obvio que no lo soy, ella es menor de edad, y de seguro la mandarían de vuelta al orfanato, aún no había conseguido una identificación falsa de su bastardo tío. Tenía que conseguirla.La miré un momento comprobando que siguiese dormida, luego salí de la habitación. Me colé entre el montón de gente saliendo victorioso, tomé el auto y me marché al negocio.<
TYLERMonstruo me dio la dirección del hombre al cual debía presionar, salí en mi auto pensando en Samantha, ella ya debía haber despertado, sabía que le daban el alta en la mañana, yo debía estar ahí. Los doctores de seguro le preguntarían por su identidad y lo demás y tenía que llegar a tiempo, los segundos pasaban rápido, las manos me temblaban.Me detuve delante de la casa del sujeto, era de tres pisos, al parecer tenían mucho dinero, ¿Por qué no pagaba la droga y ya?Rico pero idiota.La cuestión era que debía esperar hasta que saliera. Miré mi reloj notando que ya eran más de las diez de la mañana, definitivamente no era mi día.Levanté la mirada notando que un taxi se detuvo al frente de la puerta, tomé la manilla esperando que fuese el hombre, pero pasó todo lo contrario, una
TYLERPor lo que tenía entendido ella no tenía a nadie más que al bastardo del tío, pero no, ahora dice que tiene donde quedarse, ella debería irse conmigo, se supone que es mía, pero...¿Qué demonios digo? ¿La compré como a un juguete y ahora pienso que es de mi propiedad? Me dan ganas de golpearme a mí mismo, soy un hijo de puta.Soy un bipolar.Literalmente un imbécil, no me arrepiento completamente de haber hecho lo que hice, de haberla comprado, de haber hecho que pasara un momento horrible y menos de que estuviese en el hospital. Si no fuese de esa forma jamás hubiese podido salir de la nada como el héroe, como el chico que ella le debe mucho.Y eso es lo que no entiendo, la veo y me vuelve loco, me muero por besarla, pero no me arrepiento del daño que le cause, ¿Por qué?Una llamada me sacó de mis pensamientos.
SAMANTHALas horas pasaron volando en menos de lo que nos dimos cuenta ya se hacía de noche, pocos minutos antes de las siete llegó Hèctor, el padre de Ellie. Luego de unas cuantas palabras comunes tomamos asiento en el gran comedor.—Y bien... —Habló Hèctor mientras tomaba un sorbo de vino blanco— Samantha, ¿Qué hiciste estos años?— preguntó sin mirarme.—No mucho— respondí sin más, pareció que el hambre se esfumó.—Hay algo que me tiene inquietante— comentó— ¿Cómo es que estás aquí? Tenía entendido que aún no saldrías del orfanato— miré de reojo a Ellie quien se veía incómoda.—Papá— intervino ella —Sam ha pasado por muchas cosas que no tienes idea, y es mejor que no la presiones sobre ese tema.