SAMANTHA
Sus ojos marrones me veían con malicia, lo primero que noté fue su tatuaje de calavera y rosas en su brazo derecho descubierto por la camiseta que tenía, acompañado de otros tatuajes pequeños que no entendía, su piel era bronceada y su aspecto no era el de un drogadicto de callejón. Aun así me causaba un miedo feroz su sonrisa, quería huir de él pero su mano sujetada a mi hombro débil lo impedía.
—¿Qué es lo que quieres?— comenzaba a perder el aliento.
—No te asustes belleza— dijo acercando su mano a mi rostro.
Sentí asco, un hueco se expandía en mi estómago, las náuseas se aproximaron, tragué grueso sin poder bajar el nudo que se mantenía intacto en mi garganta.
—¡No me toques!— grité, le di una bofetada con mi brazo libre.
Él me mir&oacut
TYLERRápidamente llegué al hospital, seguía inconsciente, probé veinte veces que siguiese respirando. Pasé por la puerta con Samantha en mis brazos como un loco, sentía que mi corazón iba a salirse.—¡Ayuda!— grité acelerado, a los momentos llegaron enfermeros quiénes la subieron a una camilla alejándola de mí.Quise entrar a emergencias pero no me dejaron pasar, con el puño cerrado golpeé la pared, entré en desesperación.—Chico por favor cálmese—exclamó una enfermera, tocó mi hombro.—No me toques— dije mirándola fijamente.—Es... Está bien... Si— tartamudeó —Pero por favor mantenga la calma, ella estará bien— dijo en voz baja.Temen de mí, no es una novedad, ladeé el rostro y respiré profundo.<
TYLERNo dormí desde la madrugada, sentía que debía estar despierto cuidándola, pasaron las horas hasta que vi que comenzaba a amanecer, se oía mucho ruido afuera de la habitación, miré y vi que habían muchas personas, más de lo habitual, escuché una persona que dijo que había ocurrido un accidente de autobús así que tomé eso como una oportunidad de salir sin firmar nada.No podía firmar como su familiar porque es obvio que no lo soy, ella es menor de edad, y de seguro la mandarían de vuelta al orfanato, aún no había conseguido una identificación falsa de su bastardo tío. Tenía que conseguirla.La miré un momento comprobando que siguiese dormida, luego salí de la habitación. Me colé entre el montón de gente saliendo victorioso, tomé el auto y me marché al negocio.<
TYLERMonstruo me dio la dirección del hombre al cual debía presionar, salí en mi auto pensando en Samantha, ella ya debía haber despertado, sabía que le daban el alta en la mañana, yo debía estar ahí. Los doctores de seguro le preguntarían por su identidad y lo demás y tenía que llegar a tiempo, los segundos pasaban rápido, las manos me temblaban.Me detuve delante de la casa del sujeto, era de tres pisos, al parecer tenían mucho dinero, ¿Por qué no pagaba la droga y ya?Rico pero idiota.La cuestión era que debía esperar hasta que saliera. Miré mi reloj notando que ya eran más de las diez de la mañana, definitivamente no era mi día.Levanté la mirada notando que un taxi se detuvo al frente de la puerta, tomé la manilla esperando que fuese el hombre, pero pasó todo lo contrario, una
TYLERPor lo que tenía entendido ella no tenía a nadie más que al bastardo del tío, pero no, ahora dice que tiene donde quedarse, ella debería irse conmigo, se supone que es mía, pero...¿Qué demonios digo? ¿La compré como a un juguete y ahora pienso que es de mi propiedad? Me dan ganas de golpearme a mí mismo, soy un hijo de puta.Soy un bipolar.Literalmente un imbécil, no me arrepiento completamente de haber hecho lo que hice, de haberla comprado, de haber hecho que pasara un momento horrible y menos de que estuviese en el hospital. Si no fuese de esa forma jamás hubiese podido salir de la nada como el héroe, como el chico que ella le debe mucho.Y eso es lo que no entiendo, la veo y me vuelve loco, me muero por besarla, pero no me arrepiento del daño que le cause, ¿Por qué?Una llamada me sacó de mis pensamientos.
SAMANTHALas horas pasaron volando en menos de lo que nos dimos cuenta ya se hacía de noche, pocos minutos antes de las siete llegó Hèctor, el padre de Ellie. Luego de unas cuantas palabras comunes tomamos asiento en el gran comedor.—Y bien... —Habló Hèctor mientras tomaba un sorbo de vino blanco— Samantha, ¿Qué hiciste estos años?— preguntó sin mirarme.—No mucho— respondí sin más, pareció que el hambre se esfumó.—Hay algo que me tiene inquietante— comentó— ¿Cómo es que estás aquí? Tenía entendido que aún no saldrías del orfanato— miré de reojo a Ellie quien se veía incómoda.—Papá— intervino ella —Sam ha pasado por muchas cosas que no tienes idea, y es mejor que no la presiones sobre ese tema.
TYLER—Solo quería protegerte— dije quince minutos después de silencio.No respondió nada, la veía de reojo y noté que sostenía su cabeza como si le doliese, preferí no preguntar nada, llegamos, estacioné el coche.—Yo puedo bajar sola— dijo impidiendo que le abriese la puerta.—¿Por qué no dejas que te ayude?— pregunté.—No necesito tu ayuda, ha pasado mucho tiempo desde que me se cuidar sola— afirmó saliendo del auto —No debería estar aquí.Es increíble cómo podía ser tan difícil.—Sé que no quieres que te ayude, pero no quiero que duermas bajo un puente— bajó el rostro y me dirigí a la recepción.Ella se quedó un momento al parecer pensativa.—Buenas noches, Lucifer— saludo Katie, la
SAMANTHAMi corazón latió a mil por hora, fue como si un sentimiento naciera dentro de mí, esa paz se convirtió en algo más, trataba de entender mirando sus ojos color océano divagar en mis labios, tenía sed, quería probar que se sentían sus besos, su tacto, sabía que él también necesitaba de mí, nuestras miradas hablaban, me di cuenta que era atracción.Algo que no había experimentado antes, nunca vi a alguien de esta forma, sabía que no estaba mal porque quería seguir.El misterio qué hay en su mirada me atrae, todo de él me atrae.—No sé qué me pasa— susurró él ladeando el rostro.Fruncí el ceño, hace un momento me veía diferente, pero de la nada su mirada cambió a angustia, confusión.—¿De qué hablas?— pregu
SAMANTHAEntré a la ducha, me miré al espejo y recordé algo, mi casa. Se supone que el sistema bienestar de menores me entregaría la llave cuando fuese mayor de edad y saliera del orfanato, pero ya salí, ¿A quién le entregaron la llave?Ayer pensé que no tenía a donde ir, pero si tengo, aunque no sé qué hacer, si la reclamo me mandarán devuelta al orfanato, así que yo misma tomaré cartas en el asunto.Tomé una ducha larga, lavé mi ropa anterior y la colgué, luego tomé la ropa la cual consistía de una camiseta enorme con su olor, el cual me hizo sonreír, y unos pantalones grandes.Me puse la camiseta, me llegaba a las rodillas, parecía un vestido, y excluí el pantalón.Sequé mi cabello con la toalla y lo peiné. Estaba abriendo la puerta cuando oí una voz.—Y