SAMANTHA—¿Terminaste?— preguntó saliendo con un botiquín de emergencias hacía la sala.—Si— le tendí el teléfono —Gracias.Me dio una sonrisa.—Escucha, en serio no pienso dañarte— insistió —Siéntate— señaló el sillón —Déjame ayudarte con tus heridas.Bajé el rostro, suspiré rendida, tomé el bordillo de mi suéter y él giro dándome privacidad, me deshice del suéter el cual tenía vidrios, quedándome con una camiseta que tenía por debajo, caminé con cautela sentándome.Él se acercó arrodillándose delante de mi, mi corazón latió rápido, abrió el botiquín tomando unas pinzas, algodón y alcohol.—Permíteme— señaló mi mano.—Yo puedo hacerlo sola— dije nerviosa.Miró unos segundos con intriga mi muñeca, pero volvió a su lugar.—Está bien— asintió rendido.Tomé las pinzas y saqué algunos vidrios pequeños que tenía incrustados en mis manos, no eran gruesos por lo cual no dolió mucho y no salió sangre, seguidamente desinfecté con alcohol, ardió pero pensé que sería peor.—Gracias, de nuevo— su
TYLERNo fue difícil perderle el paso, claro, tampoco fue fácil que nos viese. Cómo dijo si se dirigía al aeropuerto, bajó del taxi y estacioné una cuadra antes del aeropuerto.Bajamos del coche.—Toma— dijo Calavera sacando de sus bolsillos dos identificaciones y dos pasaportes.—¿Cómo haces para estar siempre prevenido?—Tengo qué estarlo si se trata de ti— negó.—Es verdad.Ellie entró al aeropuerto y le seguimos a unos cuantos metros, de vez en cuando volteaba pero nos mezclábamos entre la gente, se dirigió hasta una fila, la cual decía...Londres.—¿Crees que esté ahí?— preguntó Calavera.Me encogí de hombros.—Ve a cambiarte— dijo, le miré, fruncí el ceño—Parece que te hubiese arrollado un auto, tienes sangre, llamaré para que recojan tu auto.—Joder— murmuré —No traigo ropa.—Espera— dijo y se alejó saliendo nuevamente del aeropuerto.No perdía la vista de Ellie, parecía muy apresurada, miré a mi alrededor, algunas personas me veían. No pensé en cambiarme, ni pensé en nada.Soy
SAMANTHADespués de varias horas en posición fetal, mi cabeza dolía, miraba mis heridas pensando, mi corazón latía rápido, sentía frío, aunque la chimenea se mantenía encendida.Dicen que meditar de madrugada te ayuda a resolver dilemas, a pensar mejor, te ayuda a concientizar. Y es cierto, por fin pensé.Era cierto, todo lo que me ocurría era en torno a Tyler, estoy segura que él tenía problemas con estos hombres, tengo la certeza de que es un maleante, o quizás un gánster. He escuchado que en ese mundo siempre pagan los problemas con la familia, y por lo qué se, Tyler no tiene familia, entonces, lo están cobrando conmigo.Quizá debe algún dinero, o tiene algún lío en específico.No lo tengo claro, pero aún así quizá él sea más fuerte, quizá logre arreglar esto, tal vez puede que todo sea bueno al fin para los dos, no entiendo cómo puedo aferrarme tanto a alguien que al parecer me hace daño, aunque no sea él quien me lo haga, es por su vida, la cuál me arrastra al dolor.¿Podrá él de
SAMANTHAMatthew me dejó una calle antes, y antes de irse me dejó su número escrito, por si necesitaba algo más.Al acercarme al aeropuerto, Ellie ya se encontraba esperándome.—Dios— murmuró luego de abrazarme —¿Qué te pasó?— tenía lágrimas en los ojos.—No quiero decírtelo ahora— miré al suelo —Solo quiero irme ya de este lugar— pedí.Tenía miedo de que me persiguiesen, no quería volver a ver el rostro de aquellos hombres.—Vamos— tomó mi brazo con delicadeza, más de lo debido, ¿De verdad me veía tan mal?Cruzamos la calle, hasta un cafetín.—¿Tienes hambre?— preguntó.—Ya he desayunado— murmuré, recordando el olor de aquellos panqueques.Entramos al lugar y algunas personas nos miraron, o mejor dicho, me veían a mi.Tomamos asiento.—Buen día— dijo el mesero —¿Cuál es su pedido?—Dos licuados de fresa— respondió Ellie tendiéndole el dinero.—¿No me dirás que te ocurrió?— tomó mi mano –¿Por qué estás aquí?— su voz parecía entrecortada, no le veía a los ojos, tenía la mirada fija en
TYLERDesperté, dormí en una posición inusual, supongo que fue por eso que todo mi cuerpo dolía más que antes. Estiré los brazos y miré a mi lado. Calavera estaba viéndome de reojo.—¿Qué?— murmuré adormilado.Negó con el rostro.No pregunté nada, me dieron ganas de orinar así que me levanté pero interpuso el paso con su pierna.—¿Qué?— pregunté nuevamente —Voy al baño.—Ya vamos a aterrizar— contestó rápidamente.Fruncí el ceño, parecía estar nervioso.Miré por la ventanilla notando que ya estábamos llegando, podía ver la ciudad, pero parecía que tenía algo tiempo.—No tardaré nada— comenté pasando mi pierna encima de la suya.—El baño se descompuso— tragó saliva.Guardé silencio y dudoso volví a sentarme. Voltee mirando hacía al baño pero no había ningún letrero de advertencia escrito.Me encogí de hombros.—¿No tienes antibióticos?— pregunté cambiando el tema, mi espada dolía como el infierno.Se puso de pie abriendo el compartimiento donde estaba su bolso, me los tendió.Tragué do
TYLERLágrimas saladas eran mezcladas con la lluvia intensa que descendía por mi cabello.Un frío escalofriante recorría mis huesos.Seguía ahí, de pie, con la mirada clavada al frente, conservando la mínima esperanza de verla volver.Quería gritar, quería simplemente poder moverme, más sin embargo, no podía.Mis manos temblaban sin cesar, pero aún así no era capaz de hacer algún movimiento, parecía estar sujetado al suelo, como si una fuerza mayor no me dejara avanzar. O quizá, no tenía fuerza, ya no la tenía.—Samantha— musitaron mis labios.Mis ojos cada vez se volvían más y más pesados, se cerraban sin mi consentimiento.Sentí mi cuerpo tambalearse y caer golpeando con el suelo mojado y frío. Poco a poco la oscuridad se adueñó de ellos, quise decir, de mí.A pesar de todo aún seguía consciente, sentí unas manos en mi cuello y espalda logrando sentarme.—Hermano— su voz grave emitió preocupación.La misma voz que siempre estaba para salvarme de todo, a pesar de que no quería ser sa
SAMANTHA—Adiós— susurré en su abrazo con voz rota.—Te prometo que todo estará bien— dijo Ellie tomando mis mejillas al separarnos —Saldrás en dos meses, juro que no estarás en ese lugar un día más, me aseguraré de que comas bien y estés sana— trataba de contener las lágrimas.—Suba al auto— mandó el guardia del orfanato.—Eres mi mejor amiga— le miré fijamente despidiéndome.—Te estaré esperando, tendré todo listo para nuestra vida juntas— subí al auto —Te lo prometo.El conductor arrancó y voltee viéndola llorar hasta que ya no pude.Alguien había reportado la desaparición de ese sujeto, de mi supuesto tío, pero por suerte nadie sabía que estaba muerto, al menos no aún. El orfanato no duró en encontrarme, cerraron mi casa la cuál no visité desde ese día, literalmente hace menos de un mes.Hablando de personas que no visitan sus casas ocurrió con Héctor, el padre de Ellie que desde la última vez que le ví no volvió a casa, y parece que no volverá pronto.Después de saber la verdad s
«Cinco meses después»TYLER—Ya está todo listo señor— avisó uno de mis hombres.—¿Cuántos camiones hay?— pregunté dejando el cigarrillo que fumaba en el cenicero.Miró al suelo antes de contestar.—Catorce— susurró.Levanté la mirada, alce una ceja.—¿Cuántos?—Uno de los camiones se quedó sin combustible, señor— trató de excusar.Me levanté de mi asiento, una furia recorrió mi cuerpo.—¡Será mejor que hagas que aparezca el quinto o de lo contrario haré un agujero en tu maldita cara!— grité.Se exaltó.—Si— tragó saliva —Como ordene señor.Salió del lugar rápidamente, tomé otro cigarrillo dispuesto a encenderlo, cada vez me encontraba más estresado. Nada era fácil.—¿Podrías calmarte?— preguntó Liam interrumpiendo mi acto, entrando a mi oficina.—¿Podrías callarte?— le miré de reojo dejando el cigarrillo sin encender.—El camión no estará aquí en unas horas, es un echo.Voltee encarándolo.—No es mi problema, ahí debe estar en media hora o mataré al responsable.—Si así lo dices— ext