ELLIETomé asiento dispuesta a pedir un batido, pero mi corazón resonó al ver a ese chico detrás de el vidrio mirando hacía dentro.Los nervios recorrieron mi cuerpo, no solo por que me viese, sino por que Samantha estaba por llegar.Segundos después volteó recibiendo una llamada, me levanté rápidamente evadiendo al mesero y caminé hasta el vidrio arriesgándome, pero necesitaba saber solo una cosa, si venia con él.—Si...— logré escuchar que decía —Hoy en la noche nos vemos en la discoteca, si, ¡Por dios! Ya te lo había dicho... Se llama Kisses. Si, en la calle veinte con avenida doce— comenzó a alejarse, quise perseguirlo pero no podía ir, tal vez no me había visto aún.De lo contrario no estaría tan tranquilo como parecía estar.Ví que subió en un auto y se marchó.Me quedé unos momentos pensando, ¿Con quién se reuniría? ¿Lucifer estaría ahí?Si era así tenía que saberlo, no podía dejar que Samantha volviese a vivir lo mismo, no quería que sufriera más, y menos que volviese a verlo,
SAMANTHAMuchas veces pensé en cómo sería el volver a verlo, las últimas noches en el orfanato eran igual, pensando sin dormir. Pero nunca imaginé lo que sentiría, tal vez para cualquier persona esto suene estúpido...¿Cómo puedes enamorarte de alguien tan pronto?La respuesta es una; nos necesitábamos, él sufría, yo también, éramos esa escasa esperanza de felicidad, pasábamos por momentos difíciles los cuales lograron que nos aferráramos a lo único que podía ser de ayuda, a lo único con lo que podíamos mantenernos estables.Pero él no supo cómo lograr que fuese su ayuda, ya que él no quería ser ayudado.Él fue mi primera vez, en todo, la primera persona que logró que mi corazón latiera, el primero en tocar mis labios, mi cuerpo. Mi primer amor, y justo en ese momento, mientras le veía, mientras veía como tocaba otro cuerpo como si nada, y yo tan solo trataba de recuperarme desde hace meses, dolía.Pero no era una novedad, todo, pero todo, si se trataba de él, dolía. El simple hecho d
TYLERMi garganta seca junto a un dolor de cabeza hizo que me retorciera, me estiré quedandome estático un momento dándome cuenta de que lo último que recordaba de la noche anterior, era el rostro enfurecido de Ellie, alejándose de mi.Abrí los ojos con dificultad recibiendo un rayo de sol directo, tapé mis ojos no completamente y miré a mi derecha notando que me encontraba en mi habitación, suspiré aliviado pero una mano tocó mi pecho logrando alertarme, me senté exaltado.—Maldición— solté al ver una chica desnuda a mi lado, me veía confundida.No la conocía.—¿Qué pasa?— preguntó sentándose, trató de tocar mi rostro pero se lo impedí.Me fijé en mí, notando que también estaba sin ropa, me tapé con las sábanas.Aunque supongo que ya no tenía que ocultar nada.—Largo— le miré con el ceño fruncido.—Pero ayer decías que me amabas— con tono de burla alzó una ceja.—Dije que te largues— insistí, tomé mi cabeza entre mis manos, dolía.—Imbécil— tomó su ropa, volteé para no mirarla.Seguí
SAMANTHA Después de un abrazo largo nos separamos, limpié los restos de lágrimas que quedaban en mis mejillas, tomé una bocanada de aire y dirigí la mirada a Ellie. —Sam, quería hablar contigo— dijo ella con rostro preocupado. Asentí. —Justo ahora estaba por salir con Matt pero... —Tranquila, puede ser ahora mismo, no tardaré nada— interrumpió. Miré a Matt quien asintió, subió al auto dándonos espacio. —Lo siento por lo... —Olvidémoslo— tomó mis manos —Escucha— me soltó y respiró profundo— Imagino que sabes que tus padres te ocultaron la existencia de tu tío por que era un drogadicto, ¿No? Ladee el rostro, no quería hablar de eso. —Ellos no querían que te relacionaras con ese tipo de personas, pero aún así él era tu tío legalmente. Créeme que desde que partiste lo investigué todo... —¿A dónde quieres llegar?— pregunté interrumpiendo. —Él tenía tú custodia desde el día que ellos murieron, pero no apareció sino hasta tres años después, que fue donde pudo llevarte con él... —
SAMANTHAVoltee notando que ya no podía ver a Matt, seguía mirando fijamente al frente hasta que a lo lejos logré ver un letrero dándole fin a mi trayecto.No había ni un auto, pero si una grúa disponible, un hombre de la tercera edad quien se encontraba de servicio, salió.Le comenté la situación y con mucho gusto se ofreció a ayudarnos, subí en la grúa junto a él y partimos hasta donde se suponía que estaría Matt.La cosa era que él, ya no estaba.Bajé de la grúa con la esperanza de que estuviese dentro del coche, pero no era así, pensé qué tal vez estaba buscando otra estación.—¿Hay otra gasolinera cerca?— pregunté.Él negó.Tragué saliva.—¿Podemos esperar un poco?Miró su reloj y no muy convencido, aceptó.Veía para ambos lados buscándolo pero parecía que se había esfumado, pensé qué tal vez había vuelto al lugar donde tendríamos el picnic, así que rápidamente fui hasta ahí notando que no estaba.Volví y seguí esperándolo, ya había pasado media hora, ¿A dónde había ido?—Tengo q
LIAMLlevaba más de tres horas esperando que llegase a su departamento, tenía que pedirle disculpas, tomé asiento en el sillón negro de su sala mientras tomaba un ron amargo.Cerré mis ojos recordando la última vez que me sentí así.«Ella ha muerto»Mordí mi labio.—Maldición.El dolor no era para nada parecido a esa vez, pero cada vez que pensaba en algún mal momento, ese era el primero en rondar por mi mente.Bebí otro trago sintiendo mi garganta hervir, quizá era mi interior.Recordé esa noche, sus ojos verdes fijos en los míos, una herida profunda en su estómago y solo minutos para irse de mi lado."Te amo... Aunque nunca me lo hayas dicho"No pude decírselo, ni aún cuando moría en mis brazos, no pude hacerlo.Tomé aire, mis ojos se humedecieron, no, no lloraría, no más.Cerré mis ojos fuerte, el alcohol hacía efecto, ya había bebido una cantidad considerable, vendrían las consecuencias.Recordé su sonrisa, su rostro, sus ojos brillantes reflejados en los míos.Todo lo que le ocur
LIAMDesperté con la garganta seca, notando que me encontraba en el suelo frío de su apartamento. Me senté y el mundo me dió vueltas.En un esfuerzo me puse de pie sujetándome de la pared.«Eres igual a tu padre»Un dolor de cabeza me invadió al recordar.—Joder... —Solté.Apreté mis ojos.«Debiste haberme dicho lo que pensabas de mi antes de haberte considerado como mi hermano. Cómo parte de mi jodida vida»Tragué saliva dándome cuenta de lo que había dicho.Camine rápidamente casi corriendo hasta su habitación esperando encontrarlo para hablar, pero ya no estaba, su cama estaba tendida y no había rastro de él por todo el lugar.—Maldición— solté.Fui hasta el baño y abrí el grifo tomando agua con mis manos, remojé mi rostro.Salí del apartamento, revisé mis bolsillos buscando la llave de mi auto, entré al ascensor y me vi en el espejo, tenía el traje desordenado, el cabello rebelde y ojeras bajo mis ojos.Trate de calmar un poco mi ansiedad arreglando mi imagen; ya que iría al negoc
TYLERSubí en el coche y arranqué a una velocidad considerable.Tenía la mandíbula apretada y mis manos no dejaban de temblar, mi pecho subía y bajaba, sabía a dónde iba, sabía que estaba a punto de verla.¿Porqué?Tener su número y ubicación ya había sobrepasado mis límites.Simplemente necesitaba relajarme un segundo, ella era mi calma, quería calma.En minutos llegué al hospital donde daba su ubicación gracias a su teléfono, estacioné. Sentía una ira interna por el echo de saber quien la acompañaba, ella vino a este lugar con él, con él maldito que impedía mi tranquilidad.Solo que esta vez no podía eliminar ese obstáculo, no ahora.Estaba ahí, al frente del lugar apretando el volante.¿Porqué no puedo estar lejos de ella?Me miré en el retrovisor.«Cuándo te miras al espejo, dime, ¿No lo ves?»Tragué saliva.Negué.Bajé la mirada.—No eres igual a él, Tyler— me dije a mí mismo —Estás aquí por amor, ni siquiera tienes su apellido, eres Blake, Tyler Blake.«No te preocupes, Samantha