SAMANTHADespués de algunos segundos debatiendo qué hacer, corrí a la cocina.Busqué entre los utensilios, pero nada se veía capaz de romper una ventana. Hasta que ví una olla a presión, era lo suficientemente fuerte para lograrlo.Sabía que solo tendría una oportunidad.Al oírse el estruendo los hombres entrarían a la casa como lobos buscando a su presa, esta era mi única esperanza de salir.Lleve conmigo una silla.Al llegar nuevamente a la ventana, tapé mi rostro con mi suéter, tal vez fallaría en el intento, quizás no lograría romperla, pero tenía que intentarlo.Tomé con ambas manos la olla y con toda mi fuerza golpeé la ventana, miles de vidrios salieron disparados, destapé mi rostro viendo mi logro.Quizá me cortaría saliendo, pero tenía que huir.Tire la olla al suelo sin perder tiempo. Subí en la silla y me lancé al otro lado, caí en el césped recibiendo un duro golpe en él coxis.Sollocé pero oí las voces de los hombres y me levante rápido corriendo hacía la calle, corrí com
SAMANTHA—¡No!— exclamé soltándome de su agarré —Yo no puedo...Miré a su izquierda notando una silueta masculina, parecía venir velozmente. Tragué saliva.Estaba segura que era uno de ellos, me verían en cualquier momento.—¿Donde vives?— pregunté nerviosa.—Allí— señaló la puerta de una casa, abierta.Miré nuevamente la silueta, parecía estar más cerca, casi podía distinguirse. Sin pensarlo entré dentro sin él haber llegado aún, me miró con extrañeza pero sin embargo, entró cerrando.Me alivié un poco al verme resguarda de aquellos hombres, pero el miedo volvió cuando me ví en la casa de un completo desconocido.Nada podía ser peor, ¿Qué estaba pasando con mi vida? ¿Por qué pasaba por tanto?—Puedes pasar— dijo sentándose en el sofá de su sala mirándome con una ceja elevada.Tragué saliva, no quería moverme.Miré a mí al rededor, el lugar era cálido, con una gran chimenea, muebles finos y las paredes de un color verde pastel.De seguro vivía solo, no había rastros de nadie más.—¿De
SAMANTHA—¿Terminaste?— preguntó saliendo con un botiquín de emergencias hacía la sala.—Si— le tendí el teléfono —Gracias.Me dio una sonrisa.—Escucha, en serio no pienso dañarte— insistió —Siéntate— señaló el sillón —Déjame ayudarte con tus heridas.Bajé el rostro, suspiré rendida, tomé el bordillo de mi suéter y él giro dándome privacidad, me deshice del suéter el cual tenía vidrios, quedándome con una camiseta que tenía por debajo, caminé con cautela sentándome.Él se acercó arrodillándose delante de mi, mi corazón latió rápido, abrió el botiquín tomando unas pinzas, algodón y alcohol.—Permíteme— señaló mi mano.—Yo puedo hacerlo sola— dije nerviosa.Miró unos segundos con intriga mi muñeca, pero volvió a su lugar.—Está bien— asintió rendido.Tomé las pinzas y saqué algunos vidrios pequeños que tenía incrustados en mis manos, no eran gruesos por lo cual no dolió mucho y no salió sangre, seguidamente desinfecté con alcohol, ardió pero pensé que sería peor.—Gracias, de nuevo— su
TYLERNo fue difícil perderle el paso, claro, tampoco fue fácil que nos viese. Cómo dijo si se dirigía al aeropuerto, bajó del taxi y estacioné una cuadra antes del aeropuerto.Bajamos del coche.—Toma— dijo Calavera sacando de sus bolsillos dos identificaciones y dos pasaportes.—¿Cómo haces para estar siempre prevenido?—Tengo qué estarlo si se trata de ti— negó.—Es verdad.Ellie entró al aeropuerto y le seguimos a unos cuantos metros, de vez en cuando volteaba pero nos mezclábamos entre la gente, se dirigió hasta una fila, la cual decía...Londres.—¿Crees que esté ahí?— preguntó Calavera.Me encogí de hombros.—Ve a cambiarte— dijo, le miré, fruncí el ceño—Parece que te hubiese arrollado un auto, tienes sangre, llamaré para que recojan tu auto.—Joder— murmuré —No traigo ropa.—Espera— dijo y se alejó saliendo nuevamente del aeropuerto.No perdía la vista de Ellie, parecía muy apresurada, miré a mi alrededor, algunas personas me veían. No pensé en cambiarme, ni pensé en nada.Soy
SAMANTHADespués de varias horas en posición fetal, mi cabeza dolía, miraba mis heridas pensando, mi corazón latía rápido, sentía frío, aunque la chimenea se mantenía encendida.Dicen que meditar de madrugada te ayuda a resolver dilemas, a pensar mejor, te ayuda a concientizar. Y es cierto, por fin pensé.Era cierto, todo lo que me ocurría era en torno a Tyler, estoy segura que él tenía problemas con estos hombres, tengo la certeza de que es un maleante, o quizás un gánster. He escuchado que en ese mundo siempre pagan los problemas con la familia, y por lo qué se, Tyler no tiene familia, entonces, lo están cobrando conmigo.Quizá debe algún dinero, o tiene algún lío en específico.No lo tengo claro, pero aún así quizá él sea más fuerte, quizá logre arreglar esto, tal vez puede que todo sea bueno al fin para los dos, no entiendo cómo puedo aferrarme tanto a alguien que al parecer me hace daño, aunque no sea él quien me lo haga, es por su vida, la cuál me arrastra al dolor.¿Podrá él de
SAMANTHAMatthew me dejó una calle antes, y antes de irse me dejó su número escrito, por si necesitaba algo más.Al acercarme al aeropuerto, Ellie ya se encontraba esperándome.—Dios— murmuró luego de abrazarme —¿Qué te pasó?— tenía lágrimas en los ojos.—No quiero decírtelo ahora— miré al suelo —Solo quiero irme ya de este lugar— pedí.Tenía miedo de que me persiguiesen, no quería volver a ver el rostro de aquellos hombres.—Vamos— tomó mi brazo con delicadeza, más de lo debido, ¿De verdad me veía tan mal?Cruzamos la calle, hasta un cafetín.—¿Tienes hambre?— preguntó.—Ya he desayunado— murmuré, recordando el olor de aquellos panqueques.Entramos al lugar y algunas personas nos miraron, o mejor dicho, me veían a mi.Tomamos asiento.—Buen día— dijo el mesero —¿Cuál es su pedido?—Dos licuados de fresa— respondió Ellie tendiéndole el dinero.—¿No me dirás que te ocurrió?— tomó mi mano –¿Por qué estás aquí?— su voz parecía entrecortada, no le veía a los ojos, tenía la mirada fija en
TYLERDesperté, dormí en una posición inusual, supongo que fue por eso que todo mi cuerpo dolía más que antes. Estiré los brazos y miré a mi lado. Calavera estaba viéndome de reojo.—¿Qué?— murmuré adormilado.Negó con el rostro.No pregunté nada, me dieron ganas de orinar así que me levanté pero interpuso el paso con su pierna.—¿Qué?— pregunté nuevamente —Voy al baño.—Ya vamos a aterrizar— contestó rápidamente.Fruncí el ceño, parecía estar nervioso.Miré por la ventanilla notando que ya estábamos llegando, podía ver la ciudad, pero parecía que tenía algo tiempo.—No tardaré nada— comenté pasando mi pierna encima de la suya.—El baño se descompuso— tragó saliva.Guardé silencio y dudoso volví a sentarme. Voltee mirando hacía al baño pero no había ningún letrero de advertencia escrito.Me encogí de hombros.—¿No tienes antibióticos?— pregunté cambiando el tema, mi espada dolía como el infierno.Se puso de pie abriendo el compartimiento donde estaba su bolso, me los tendió.Tragué do
TYLERLágrimas saladas eran mezcladas con la lluvia intensa que descendía por mi cabello.Un frío escalofriante recorría mis huesos.Seguía ahí, de pie, con la mirada clavada al frente, conservando la mínima esperanza de verla volver.Quería gritar, quería simplemente poder moverme, más sin embargo, no podía.Mis manos temblaban sin cesar, pero aún así no era capaz de hacer algún movimiento, parecía estar sujetado al suelo, como si una fuerza mayor no me dejara avanzar. O quizá, no tenía fuerza, ya no la tenía.—Samantha— musitaron mis labios.Mis ojos cada vez se volvían más y más pesados, se cerraban sin mi consentimiento.Sentí mi cuerpo tambalearse y caer golpeando con el suelo mojado y frío. Poco a poco la oscuridad se adueñó de ellos, quise decir, de mí.A pesar de todo aún seguía consciente, sentí unas manos en mi cuello y espalda logrando sentarme.—Hermano— su voz grave emitió preocupación.La misma voz que siempre estaba para salvarme de todo, a pesar de que no quería ser sa