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Capítulo 03. Decisiones y consecuencias

   — ¡Marina! ¡Perdóname! Realmente no sabía que terminaría así... ¡Marina!

   En cuanto Marina regresó a Río de Janeiro, José Manuel la esperaba en el aeropuerto con un ramo de flores y cara de pena.

   Marina no quería verlo.

   —Marina, por favor, era un asunto de vida o muerte, entiende que si estamos vivos fue gracias a tu sacrificio…

   —Quiero el divorcio.

   — ¡Marina!

   Marina no soportaba verlo, se sentía muy perturbada, en cuanto su padre la vio regresar de su luna de miel a su casa enfureció.

   — ¿Qué te hizo ese imbécil? Yo lo sabía, ustedes son unos niños, tú apenas tienes 18 años, no debiste casarte con ese inmaduro.

   Marina no respondió, continuó hasta su habitación y cerró la puerta.

   Un mes después, Marina continuaba negada a vivir una vida normal y cada vez que veía llegar el auto de José Manuel a la puerta de su casa corría a encerrarse en su habitación.

   José Manuel había dicho que Marina fue víctima de un secuestro y el padre de Marina y su madrastra que estaba embarazada y a punto de dar a luz se compadecieron del desesperado esposo.

   Marina respiró hondo llorando y se acostó con la almohada contra los oídos tratando de no escuchar las súplicas de José Manuel

Ella ya no creía estar capacitada para amar.

   Cayó la noche y Marina se despertó de golpe por el sonido de relámpagos y truenos. 

   Miró por la ventana y allí estaba José Manuel, calado hasta los huesos sentado en un tronco olvidado del peligroso barrio.

   Marina abrió la ventana y José Manuel corrió hasta ella.

   — ¿Qué haces aquí José Manuel?

   —Esperándote Marina, estoy aquí cada noche atento a tu ventana. ¡Lo siento, por favor perdóname! Te amo. 

   Marina no podía ignorar más al hombre que tanto amaba, corrió fuera de la casa bajo el aguacero.

—Ya terminamos, José Manuel. No podemos volver atrás.

—Pero me dijiste que me amabas y que eras capaz de cualquier cosa por mí.

—Pero no me refería a tanto.

—Perdón…

   — ¡No entiendes que ya no soy la misma! —Gritó ella llorando de pena—. Lo que me pasó esa noche…

   — ¡No! —José Manuel la abrazó y puso su frente en la de ella—. No lo digas, olvidémoslo Marina.

   Marina se soltó de él.

   —Cuando cierro los ojos siento a ese hombre sobre mí…

   —Lo superaremos.

   Marina negó con la cabeza.

   Le entregó algo al hombre y cerró los ojos, esperando que el hombre la rechazara.

  José Manuel casi dejó de respirar cuando vio dos líneas rojas brillantes y deslumbrantes en la pipeta que tenía en la mano.

   —Marina, tú... 

   —Estoy embarazada, apenas lo descubrí y abortaré.

   José Manuel dio un paso atrás con la boca abierta, pasó una mano por su cabello y le dio la espalda.

   Marina se abrazó a sí misma con el corazón hecho añicos, tener que alejarse del hombre que pensó sería el padre de sus hijos era muy duro. Regresaría a la casa y sintió que José Manuel la detenía tomándola de la cintura.

   —No abortes, este será nuestro hijo.

   Marina negó con la cabeza.

   —Yo no puedo tener el hijo de una bestia insensible…

   —No será su hijo, será mío.

   —Pero ¿cómo es posible que quieras eso?

   José Manuel subió los hombros.

   —Tengo una anomalía congénita —José Manuel desvió la mirada—. Debí decírtelo antes, pero somos jóvenes y aunque con tratamiento in vitro podríamos ser padres yo soy infértil en su totalidad.

   Marina negó con la cabeza.

   — ¿Hablas en serio?

   —No me gusta hablar de ello.

   —Lo-lo entiendo —expresó atónita.

   José Manuel tomó sus manos.

   —No lo veré como un castigo, Marina no tienes ni idea de lo que significa para mí que este niño sobreviva.

Truenos y relámpagos resonaron de nuevo... 

   — ¡De ahora en adelante seré el padre de tu hijo!

5 años después.

   —No quiero ir —le dijo Marina a su marido mientras él la obligaba a pararse frente al espejo.

José Manuel ignoró por completo la resistencia de Marina y le puso un par de aretes de diamantes.

   —Pero Cris sigue enfermo y no puedo...

   —Él está bien, la niñera le está cuidando.

   —Pero...

   — ¡No digas más, no podemos llegar tarde!

   Marina se extrañó.

   Su marido se veía nervioso, por lo general no le importaba si no podía acompañarlo a eventos empresariales o familiares.

   Él era CEO provisional del banco Estrella del Sur y Marina la directora en finanzas, pocos sabían que eran pareja, a los eventos importantes por lo general José Manuel llevaba a su madre.

   A ella le encantaba codearse con la alta sociedad y Marina evitaba estar en el mismo salón que ella.

   —Es el cumpleaños de mi abuelo y me pidió llevarte, no lo podemos defraudar, te quiere más que a mí.

   José Manuel miró su teléfono celular.

   —Mi padre está furioso.

   — ¿Es por eso que estás tan nervioso?

   José Manuel guardó su teléfono en el bolsillo y desvió la mirada.

   —Mi tío Gavin está en la ciudad.

   —Él vino con el abuelo ¿Cierto? —Inquirió Marina sin dar mucha importancia—. El escurridizo hijo menor de don Marcelo se dignó a visitar Brasil, tengo cinco años contigo y no lo conozco aún.

   —No te pierdes de nada, él es un salvaje. Mi padre me dijo que no está de acuerdo con que el abuelo me haga CEO definitivo del banco.

   —Qué hombre tan egoísta y mezquino —aseveró Marina—. Nunca ha estado para don Marcelo como lo han hecho tú y tu padre.

   —Exacto, él es multimillonario sin el patrimonio Duncan, debería quedarse en su clan de escoceses bárbaros, solo se aparece para arruinar nuestros planes…

   José Manuel se extendió a hablar de la injusticia de este familiar nada querido y Marina vio su reflejo en el cristal divisorio de la limusina y de nuevo los recuerdos la atormentan.

   Lo que ocurrió en su luna de miel era un tema tabú en su matrimonio, pero cada vez que se hablaba de Escocia Marina recordaba lo vivido, soñar con un hombre al que no le había visto el rostro la hacía sentir desquiciada.

   El vehículo se enfiló en la entrada de la mansión de Marcelo Duncan.

   José Manuel bajó del vehículo y le ofreció la mano a Marina.

   Ella la tomó con seguridad y dieron dos pasos para entrar cuando la policía los interceptó.

   —Marina Andrade está detenida por malversación y conspiración con empresas delictivas.

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