— ¡Marina! ¡Perdóname! Realmente no sabía que terminaría así... ¡Marina!
En cuanto Marina regresó a Río de Janeiro, José Manuel la esperaba en el aeropuerto con un ramo de flores y cara de pena.
Marina no quería verlo.
—Marina, por favor, era un asunto de vida o muerte, entiende que si estamos vivos fue gracias a tu sacrificio…
—Quiero el divorcio.
— ¡Marina!
Marina no soportaba verlo, se sentía muy perturbada, en cuanto su padre la vio regresar de su luna de miel a su casa enfureció.
— ¿Qué te hizo ese imbécil? Yo lo sabía, ustedes son unos niños, tú apenas tienes 18 años, no debiste casarte con ese inmaduro.
Marina no respondió, continuó hasta su habitación y cerró la puerta.
Un mes después, Marina continuaba negada a vivir una vida normal y cada vez que veía llegar el auto de José Manuel a la puerta de su casa corría a encerrarse en su habitación.
José Manuel había dicho que Marina fue víctima de un secuestro y el padre de Marina y su madrastra que estaba embarazada y a punto de dar a luz se compadecieron del desesperado esposo.
Marina respiró hondo llorando y se acostó con la almohada contra los oídos tratando de no escuchar las súplicas de José Manuel
Ella ya no creía estar capacitada para amar.
Cayó la noche y Marina se despertó de golpe por el sonido de relámpagos y truenos.
Miró por la ventana y allí estaba José Manuel, calado hasta los huesos sentado en un tronco olvidado del peligroso barrio.
Marina abrió la ventana y José Manuel corrió hasta ella.
— ¿Qué haces aquí José Manuel?
—Esperándote Marina, estoy aquí cada noche atento a tu ventana. ¡Lo siento, por favor perdóname! Te amo.
Marina no podía ignorar más al hombre que tanto amaba, corrió fuera de la casa bajo el aguacero.
—Ya terminamos, José Manuel. No podemos volver atrás.
—Pero me dijiste que me amabas y que eras capaz de cualquier cosa por mí.
—Pero no me refería a tanto.
—Perdón…
— ¡No entiendes que ya no soy la misma! —Gritó ella llorando de pena—. Lo que me pasó esa noche…
— ¡No! —José Manuel la abrazó y puso su frente en la de ella—. No lo digas, olvidémoslo Marina.
Marina se soltó de él.
—Cuando cierro los ojos siento a ese hombre sobre mí…
—Lo superaremos.
Marina negó con la cabeza.
Le entregó algo al hombre y cerró los ojos, esperando que el hombre la rechazara.
José Manuel casi dejó de respirar cuando vio dos líneas rojas brillantes y deslumbrantes en la pipeta que tenía en la mano.
—Marina, tú...
—Estoy embarazada, apenas lo descubrí y abortaré.
José Manuel dio un paso atrás con la boca abierta, pasó una mano por su cabello y le dio la espalda.
Marina se abrazó a sí misma con el corazón hecho añicos, tener que alejarse del hombre que pensó sería el padre de sus hijos era muy duro. Regresaría a la casa y sintió que José Manuel la detenía tomándola de la cintura.
—No abortes, este será nuestro hijo.
Marina negó con la cabeza.
—Yo no puedo tener el hijo de una bestia insensible…
—No será su hijo, será mío.
—Pero ¿cómo es posible que quieras eso?
José Manuel subió los hombros.
—Tengo una anomalía congénita —José Manuel desvió la mirada—. Debí decírtelo antes, pero somos jóvenes y aunque con tratamiento in vitro podríamos ser padres yo soy infértil en su totalidad.
Marina negó con la cabeza.
— ¿Hablas en serio?
—No me gusta hablar de ello.
—Lo-lo entiendo —expresó atónita.
José Manuel tomó sus manos.
—No lo veré como un castigo, Marina no tienes ni idea de lo que significa para mí que este niño sobreviva.
Truenos y relámpagos resonaron de nuevo...
— ¡De ahora en adelante seré el padre de tu hijo!
5 años después.
—No quiero ir —le dijo Marina a su marido mientras él la obligaba a pararse frente al espejo.
José Manuel ignoró por completo la resistencia de Marina y le puso un par de aretes de diamantes.
—Pero Cris sigue enfermo y no puedo...
—Él está bien, la niñera le está cuidando.
—Pero...
— ¡No digas más, no podemos llegar tarde!
Marina se extrañó.
Su marido se veía nervioso, por lo general no le importaba si no podía acompañarlo a eventos empresariales o familiares.
Él era CEO provisional del banco Estrella del Sur y Marina la directora en finanzas, pocos sabían que eran pareja, a los eventos importantes por lo general José Manuel llevaba a su madre.
A ella le encantaba codearse con la alta sociedad y Marina evitaba estar en el mismo salón que ella.
—Es el cumpleaños de mi abuelo y me pidió llevarte, no lo podemos defraudar, te quiere más que a mí.
José Manuel miró su teléfono celular.
—Mi padre está furioso.
— ¿Es por eso que estás tan nervioso?
José Manuel guardó su teléfono en el bolsillo y desvió la mirada.
—Mi tío Gavin está en la ciudad.
—Él vino con el abuelo ¿Cierto? —Inquirió Marina sin dar mucha importancia—. El escurridizo hijo menor de don Marcelo se dignó a visitar Brasil, tengo cinco años contigo y no lo conozco aún.
—No te pierdes de nada, él es un salvaje. Mi padre me dijo que no está de acuerdo con que el abuelo me haga CEO definitivo del banco.
—Qué hombre tan egoísta y mezquino —aseveró Marina—. Nunca ha estado para don Marcelo como lo han hecho tú y tu padre.
—Exacto, él es multimillonario sin el patrimonio Duncan, debería quedarse en su clan de escoceses bárbaros, solo se aparece para arruinar nuestros planes…
José Manuel se extendió a hablar de la injusticia de este familiar nada querido y Marina vio su reflejo en el cristal divisorio de la limusina y de nuevo los recuerdos la atormentan.
Lo que ocurrió en su luna de miel era un tema tabú en su matrimonio, pero cada vez que se hablaba de Escocia Marina recordaba lo vivido, soñar con un hombre al que no le había visto el rostro la hacía sentir desquiciada.
El vehículo se enfiló en la entrada de la mansión de Marcelo Duncan.
José Manuel bajó del vehículo y le ofreció la mano a Marina.
Ella la tomó con seguridad y dieron dos pasos para entrar cuando la policía los interceptó.
—Marina Andrade está detenida por malversación y conspiración con empresas delictivas.
— ¡Esto es un error! —Gritó Marina—. Suéltenme ahora mismo. —Señores estamos en una fiesta, pisotea el prestigio de la familia Duncan —objetó José Manuel. —Retírese si no quiere ir detenido por obstrucción —indicó una detective y pegó a Marina contra la limusina para poner esposas en sus muñecas. —Yo tengo derechos, no pueden llevarme por un delito semejante sin pruebas —se defendió Marina completamente confundida. —Oficiales ¿explíquenme que es lo que ocurre? —Inquirió el cumpleañero que estaba muy molesto—. Semejante atropello a mi familia y en mi cumpleaños, el alcalde está adentro y ustedes están en serios problemas. —Aquí tiene la orden del juez, todo es legal. Marcelo tomó los papeles. —Que ridiculez —Marcelo miró el documento con pruebas detalladas en contra de Marina, se acercó a Marina y la miró sintiéndose decepcionado— ¿Cómo pudiste Marina? Yo tenía fe en ti. —Don Marcelo le juro que esto es un mal entendido, yo no sé por qué me acusan. —Me tra
— ¡¿Cómo se te ocurre?! —Inquirió Marina decepcionada, no le veía sentido a la detestable lógica de su esposo. —Si te declaras culpable, con buen comportamiento estarás tres años máximo. — ¡Ni un día estaré lejos de mi hijo por un crimen que no cometí!… —Podrían sentenciarte a 20 años en un juicio, y yo no podré ayudarte. Marina se echó atrás sorprendida. — ¿Cómo que no vas a ayudarme? —Son las normas de ética del banco impuestas por mi abuelo, si mi esposa está en prisión yo no podré ser CEO. — ¡¿Quieres que me entregue una vez más por ti?! Si me declaro culpable no podré volver al banco, perderé mi carrera, mi integridad, todo… José Manuel pasó sus manos despeinando su cabello rubio, se veía muy frustrado. —Y mis padres insisten en que nos divorciemos —musitó sin verla. Marina se llenó de rabia ante tanta injusticia. — ¡¿También quieres el divorcio?! José Manuel tomó su mano y la miró a los ojos. —Marina, ¿crees que quiero esto? Tú y Cris so
En la oficina de presidencia del banco, José Manuel enfrentaba la furia de su amante. —Quiero que dejes que esa mujer se pudra en la cárcel —gritó Rafaela y rompió un jarrón con rabia. —Estás loca, acabarás con el mobiliario. José Manuel, tiró de la mujer para que se sentara. — ¿Acaso olvidas que legalmente el mocoso de ella es mi hijo? — indicó él y miró a su amante. —Deshazte también de él. —Tengo que demostrar que soy un hombre desesperado para posponer la reunión de junta directiva. No solo perdimos los negocios por culpa del entrometido de mi tío, se debe elegir el nuevo CEO y el banco tiene déficit.La mujer frunció el ceño y cruzó los brazos sobre el pecho, pensó un momento y dijo. —Muy sencillo, tú debes seguir siendo CEO y evitar la auditoría. —No me digas —expresó José Manuel con sarcasmo—. Cité a mi tío, llegaré a un acuerdo con él. — ¿Qué clase de acuerdo puedes hacer con él? —La mujer se quedó aún más perpleja sin creerle nada. —Aún teng
Esa noche Gavin salió del restaurante donde se había citado con su abogado en Brasil. Ajustó el nudo de su corbata, resistiendo el impulso de arrancarlo. —Condenado calor —era difícil para él quedarse en el trópico, pero debía hacerlo… Quedó satisfecho con la reunión con su abogado. Los tratos de su hermano y sobrino eran con diversas mafias y aunque habían sabido cubrir sus huellas, Gavin como jefe de unos de los clanes más importantes de Escocia también tenía sus propios recursos. El mundo oscuro de las mafias no era desconocido para él. Dio una vuelta equivocada buscando el estacionamiento y se vio en un callejón desierto, excepto por el eco de sus pasos sobre los adoquines. La música de samba y las risas de los turistas en la avenida principal parecen a kilómetros de distancia. Gavin se detiene junto a un contenedor de basura, sintiendo la mirada invisible de alguien más. Su instinto de supervivencia se activa. Tres hombres vestidos de negro con los rostr
Marina titubea al salir de la sala, no solo está confundida, también muy débil, siente al desconocido cubrirla con su sobretodo impregnado a un delicioso aroma a limpio y colonia que la hace sentirse más sucia. Gavin procura que no la reconozcan tan rápido, no tiene dudas de que no son pocos los guardias corruptos que han recibido dinero por la muerte de Marina. Avanzaron por los pasillos y él prácticamente le llevaba cargada, no era más que un saco de huesos. — ¿Quién eres? —Murmura Marina. Gavin ve hacia atrás al primer grupo de guardias correr tras ellos. —Maldición, ahora no importa, sigue mis pasos. Las balas silban en el aire hacia ellos y Gavin la empuja detrás de una columna de concreto armado, su corazón late con frenesí mientras él contesta disparando también. Entonces Marina ve la luz del sol cuando un portón enorme es abierto y más hombres con pistolas contestan. Pero estos los ayudan. Gavin de nuevo la toma del brazo y la hala hacia la luz mient
El auto ahora es un amasijo de metal retorcido que da vueltas como juguete. Gavin está atrapado en su propio infierno. El destino puede ser burlista, su amada esposa y su hijo murieron en un accidente vehicular y ahora él también lo haría; aunque años después. La sangre cubre sus ojos y no puede mover las manos para limpiar su rostro. Descubre que su hombro izquierdo duele muchísimo, pero logra liberar su mano derecha. —Fergus, nos delataron, saben que sigo vivo, pero no por mucho si nos agarran. Fergus no contesta y entonces escucha el sonido de pasos acercarse. Un sicario dispara a Marina y esta emite un quejido y Gavin lucha por llegar a su arma. Otro de los sicarios va a la puerta del conductor y dispara a Fergus en el pecho. — ¡NOOO! Malditos desgraciados, el sicario que le disparó a Marina se le traba el arma cuando va a dispararle a él y Gavin con todas sus fuerzas y furia por Fergus saca su arma y ambos disparan al mismo tiempo. Gavin siente el impa
—Señor está hipotensa, tiene hemorragia interna, debemos atenderla —exigió el paramédico con apremio. Gavin se apartó de Marina y fue con uno de los hombres de su seguridad. —Señor, tengo la información: Cristiano Duncan Andrade, hijo de Marina Andrade y José Manuel Andrade, tiene 4 años de edad. El asistente de Gavin le brindó un botellín de agua y una franela. Gavin la tomó y sus manos temblaban de adrenalina. —Un hijo, tienen un niño, pero se supone que José Manuel no podía tener hijos —esto último lo susurró. Gavin se quitó la camisa ensangrentada y sucia, en el costado tenía un hematoma enorme por el disparo, al subir los brazos para ponerse la franela emitió un quejido. —Señor, debe tener alguna costilla rota, debe ir a que lo atiendan. Gavin negó con la cabeza. —Asegúrate que no haya registro de esta mujer, los Duncan deben seguir creyendo que murió, pero yo la necesito viva. — ¿Qué es lo que hará señor? —Iré por respuestas —los hombres come
Gavin tragó grueso estaba en manos de José Manuel, no podía creer que lo hubiera vencido un niño presuntuoso. —Fergus… Gavin tardó un segundo en procesar la información. «Fergus» — ¿Perdón? ¿Acaso dices que Fergus es el padre de tu hijo? —Así es, el imbécil no estaba muerto debajo de la cintura, embarazó a mi esposa. Gavin rio suavemente, cogió un vaso y se sirvió dos dedos de whisky y tragó de un golpe tratando de controlarse, aunque había prometido no beber alcohol esto lo ameritaba. Gavin sabía que no fue Fergus quien se acostó con Marina, pero José Manuel así lo creía. «La muy desgraciada hizo su propia apuesta» Pensó Gavin. —Tu mujer pudo engañarte, el niño no tiene que ser de Fergus, después de todo ella no tiene escrúpulos y pudo acostarse con cualquiera. José Manuel rio. —Te equivocas con Marina, ella me amaba y hacía todo lo que yo le decía. Qué en paz descanse… —Tu intención era manchar mi clan y de esa manera evitar que yo pudiera ser CEO,