Gavin tragó grueso estaba en manos de José Manuel, no podía creer que lo hubiera vencido un niño presuntuoso. —Fergus… Gavin tardó un segundo en procesar la información. «Fergus» — ¿Perdón? ¿Acaso dices que Fergus es el padre de tu hijo? —Así es, el imbécil no estaba muerto debajo de la cintura, embarazó a mi esposa. Gavin rio suavemente, cogió un vaso y se sirvió dos dedos de whisky y tragó de un golpe tratando de controlarse, aunque había prometido no beber alcohol esto lo ameritaba. Gavin sabía que no fue Fergus quien se acostó con Marina, pero José Manuel así lo creía. «La muy desgraciada hizo su propia apuesta» Pensó Gavin. —Tu mujer pudo engañarte, el niño no tiene que ser de Fergus, después de todo ella no tiene escrúpulos y pudo acostarse con cualquiera. José Manuel rio. —Te equivocas con Marina, ella me amaba y hacía todo lo que yo le decía. Qué en paz descanse… —Tu intención era manchar mi clan y de esa manera evitar que yo pudiera ser CEO,
Marina despertó al escuchar el sonido de una gaita escocesa y detonaciones, como fuegos artificiales, abrió los ojos de a poco y el dolor abdominal le indicó que algo andaba mal. Los recuerdos eran confusos. — ¿Dónde estoy? —Preguntó con voz pastosa y una mano cálida se posó en su frente. Era un joven que le sonreía con amabilidad, tenía un estetoscopio guindado en el cuello, pero no tenía bata médica. —Mi nombre es Graham, soy médico, debe estar confundida, pero le recomiendo que no hable, acaba de ser intervenida quirúrgicamente y no es aconsejable llenarse de cólicos. Marina recordó entonces los extraños acontecimientos que ha vivido. Un hombre la sacó de la cárcel, luego un enmascarado le disparó. «Ese tatuaje…» Marina miró su entorno, no conocía este lugar, aunque tenía toda la indumentaria médica no era un hospital, la habitación era demasiado ostentosa. — ¿Dónde estoy? —En Escocia, en el castillo MacLeod. —Ay Dios mío, hay un hombre en silla de
—Será mejor que pienses muy bien en tu situación. Gavin se levantó y apartó la silla. —Ahora iré a despedir a un hombre que solo fue pieza en un juego perverso, te salvé una vez, pero te entregaría sin dudarlo por cualquiera de mi clan. Ahora descansa y disfruta de las comodidades de mi castillo que para nada mereces. Gavin la dejó sola en la habitación. Marina postrada en la cama lloró desesperada al ver su vida hecha añicos, sus heridas eran un reflejo de su alma desgarrada. Observó los detalles de la habitación adornada con tapices que contaban historias de valentía y honor, pero no podía disimular su verdadera naturaleza de prisión dorada. Las llamas de la chimenea danzaban en un vano intento de calentar el frío que se había instalado en su corazón. —El tío de mi esposo —susurró—, el hombre que se revelaba como el arquitecto de su desdicha. Marina cerró los ojos y recordó las golpizas que recibió en la cárcel. “Esto es de parte de tu esposo” En reali
—Conozco a Marina de toda la vida, que su esposo sea un mafioso puedo creerlo, ese hombre jamás me agradó. Pero si usted solo quiere ayudarla ¿Por qué ella no le tiene confianza? —Ella acaba de despertar, aún está dispersa mentalmente. Ana lo veía con el ceño fruncido. —No lo sé, por ahora le daré el beneficio de la duda. Graham salió de la habitación. —Marina debe caminar, pueden pasar. —Gracias Graham —dijo Gavin y miró a Ana—. Podrías llevar a Ana a dar un paseo. — ¿Ahora soy guía turístico? —Inquirió Graham. —Solo quiero un rato a solas con Marina, creo que eso no tiene nada de malo. Graham aceptó. —Es normal que quieras estar con ella. Gavin sonrió y se dirigió a Ana. —Señorita Ana, Graham se ha ofrecido a darle un tour. —Pero no le entiendo nada. —No hace falta que le entienda, él solo la acompañará para que no se pierda. Graham sonrió y le hizo un gesto caballeroso para indicarle que caminara. Gavin entró a la habitación. Marin
Marina tiró la carpeta encima del escritorio. —No hace falta que lea más, no tiene ningún sentido, usted no puede reconocer a mi hijo porque usted no es el padre. Gavin negó con la cabeza. —Marina no mientas más… —El padre de Cris es José Manuel. —Estás tan acostumbrada a mentir. José Manuel cree que el padre de Cris es Fergus. Marina apretó los puños, nadie le iba a quitar a su hijo, ni siquiera el verdadero padre. — ¿Qué intentas hacer? ¿Quiere quitarme a mi hijo? Si muero Cris debe ir con mi familia, yo jamás se lo daría a usted. Gavin tomó la demanda de divorcio y la puso frente a ella y le ofreció un bolígrafo. —Firma Marina, permite a Cris una mejor vida. Marina ignoró el bolígrafo. —Es mi hijo, si firmo esto no podré pelear por él, legalmente estoy muerta. Gavin suspiró. —Eres perspicaz como buena estafadora, reconozco que era mi plan, quería que te largaras, pero sola, que dejaras a Cris aquí a cambio de hundir a mi sobrino, una nueva ide
—Es solo para quedar bien con mi gente —acotó Gavin muy sereno mientras Marina lo observa con la boca abierta y los ojos como platos. — ¡Noo! ¿Cómo se te ocurre? Además estoy muerta, los muertos no se casan. —En realidad ni siquiera tendremos que casarnos, solo aparentar que lo haremos. Marina negó con la cabeza repetidas veces. —Es mucho que procesar, mi vida ha cambiado por completo y tú te empeñas en arrojarme una cosa tras otra, no me das tregua. —Marina te ofrezco un trato más que justo. No estoy contento tampoco, pero Cris crecerá y necesitará un apellido, no el estigma y desprecio de un hombre que lo vendió cuando ya no pudo sacar provecho. Marina miró a Gavin y vio sinceridad en su mirada, pero ella de nuevo no sería la tonta que cree en la gente porque aparenta ser bueno, abrió el documento. —Esto es un prenupcial entonces. —Esto es más que un simple papel —comenzó Gavin como si fuera un abogado en la corte—. Esto es un pacto que nos protegerá a ambos
— ¡Mamá! Marina no podía ocultar su desesperación por abrazar a su hijo, quería correr, pero debido a la operación caminaba poco a poco, comenzó a llorar hasta que finalmente pudo abrazar a su hijo y llenarlo de besos. —Mi niño, mi bebé hermoso. — ¿Dónde estabas mami? Nadie me quería decir, ¿estás enferma como yo? Marina negó con la cabeza. —Ya estoy bien mi amor, tú eres mi sanación. El niño se aferró a su madre y Marina se acostó a su lado. Marina acunó a su hijo enfermo, meciéndolo suavemente mientras cantaba una nana en un susurro roto. Cada nota era un lamento, cada caricia era una promesa silenciosa de luchar contra el destino que se cernía sobre ellos. En ese momento de desesperación, Marina hizo un voto: no permitiría que la enfermedad de su hijo fuera otro capítulo oscuro en su vida. Marina sabía que debía ser fuerte por su hijo. Se enfrentaría a médicos y tratamientos, desafiaría al destino y a la desesperanza, todo por la vida del pequeño ser que dorm
Marina apenas entendía los reclamos que la mujer le hacía, lanzaba improperios y palabras que jamás había escuchado en su vida. —Yo ni la conozco, ¿por qué me insulta? —Es la hermana del doctor Graham —murmuró Ana. —Piensas que con tu hijito podrás manipular a Gavin… — ¡Camila! ¿Qué demonios haces? —Inquirió Gavin con autoridad. Camila volteó y bajó la cara a Gavin y se acercó a él. — ¡No es justo Gavin! ¡Por su culpa murió mi padre! Gavin alzó la mano y Camila calló. —Es suficiente Camila, estás cruzando un límite al desafiar mi voluntad. — ¿Serías capaz de expulsarme del clan por ella? — ¡Camila! —Gritó Graham que venía corriendo y se veía furioso con su hermana—. ¿Se puede saber qué te pasa? —Aquí todos esperaban que fuera yo la señora del clan, era mi derecho —exigió con lágrimas en los ojos. —Cállate, estás haciendo el ridículo, vete ahora mismo —ordenó Graham con voz letal. Camila apretó los puños y corrió furiosa lejos de todos. Graha