Manizales, Colombia.Gael se encontraba en compañía de la gente que llegó con él para promover los nuevos centros nocturnos, entregando propaganda del lugar, además que un grupo de chicas, daban un pequeño show por el centro comercial que se encontraban.La gente que lo veía no podía evitar desear asistir al hacer de aquella presentación un momento muy agradable, al parecer un espectáculo de teatro, al asistir bailarines profesionales, músicos y las mejores chicas.Aprovechando que lograban captar la atención del público, Lisandro uno de los socios más importantes de Benjamín vigilaba que las muchachas no hablaran con nadie, solo se limitaran a entretenerlos, así echaban ojo a las chicas que pasaban por el lugar, para reclutarlas.****New York - Usa. Melissa caminaba por las calles de New York sosteniendo en sus manos varias bolsas, esperaba que el semáforo cambiara la luz para cruzar la avenida, de pronto giró su rostro hacia un poste y observó atenta una pancarta. —Esa es… ¿Paula
Norita soltó una risotada. —Dice mi mamá, que le sale deliciosa la comida a mi abuela, pero no le gusta prepararla, ven vamos a ver qué hay en la cocina —propuso, saltó de su cama y esperó a Angelito. El pequeño con un poco más de torpeza, brincó y dio un par de pasos mal, hasta que se controló.—No escucho ruido de nadie, ¿se levantan muy tarde? —preguntó.Norita encogió sus hombros y agitó sus manos. —No lo sé, en México despiertan temprano —mencionó y cuando llegaron a la cocina, inhalaron el delicioso aroma que desprendían los pancakes. —Buenos días, niños —saludó Angélica. —¿Amanecieron bien? —Aun tengo un poquito de sueño, pero más tengo hambre —mencionó Norita. —¿Hiciste el desayuno? —indagó sorprendida. Angélica carcajeó al escucharla. —No, cariño, ya sabes que la cocina no es lo mío, esto lo preparó tu abuela Alondra —mencionó. Alondra se acercó a los niños y tomó asiento con ellos.—Espero que les guste —mencionó y sirvió un poco de café para Angélica y ella—, despué
—Nora Valentina Rodríguez Mondragón baja en este momento —gritó su abuelo desde la sala. Álvaro inhaló profundo.—Ángel Gabriel —Álvaro alzó la voz—. También tú, baja en este momento —expresó con seriedad.Norita al escuchar la voz de Francisco se estremeció, y abrió sus ojos con amplitud. —Suena a enojado —murmuró observando a Angelito. —¿No le habrá gustado cómo le quedó el cabello?Angelito abrió los ojos de par en par.—Tampoco mi abuelo se escucha contento —expresó. —¿No se habrá dado cuenta que se ve más joven? —indagó mirando a Norita.La pequeña presionó los labios. —Tengo miedo —susurró.Angelito la tomó de la mano.—También yo —expresó—, mi papá antes gritaba mucho, pero ya no, creo que debemos decirle que los aconseje para que dejen de hacerlo —sugirió—, será mejor que bajemos.—Tienes razón, aunque mi abuelo sonó igualito que mi mamá. —Sonrió—, vayamos a ver qué desean. —Agarró la mano de él. Instantes después los pequeños llegaron y se encontraron con sus abuelos.—¿N
Pau movió la cabeza negando.—Es raro que el abuelo se enoje, pero hoy lo está —expresó—, será mejor esperar a que baje con su nueva imagen. —Presionó sus labios.—Te mereces un buen castigo —añadió Gabo—, además como no vas a la escuela, no sabes utilizar las tijeras, pudiste causar un accidente —indicó. Angelito inclinó su rostro y sus ojos se llenaron de lágrimas.—La abuela dijo que le ayudaríamos a verse mejor —indicó—, y ahora a nosotros nos castigan —reprochó llorando.—Ya hablaremos en casa —Pau mencionó y luego miró a Norita. —¿Tú le teñiste el cabello a tu abuelo? —preguntó.La pequeña asintió, presionaba los labios para no reír, pero no lo pudo evitar. —Angelito me dio la idea, se trajo un spray de Joaquín —declaró. —¿Hurtaste un spray de mi tío? —indagó Gabo a su hijo—, ay no ya causaste una conmoción en la hacienda, debe estar vuelto loco, investigando quién fue. Angelita miró a su papá e inhaló profundo.—No, yo no hurté nada, ni sé qué quiere decir eso, suena muy fe
—¡Pau! —exclamó María Paz entrando a la cocina del coffee lodge.—Hola, ¿Qué se te ofrece? —Paula María salió acomodándose su filipina y le sonrió.—Buenos días, lamento interrumpirte, es que deseo presentarte a alguien —informó—, ven conmigo por favor. —Claro —Pau se acercó a la tía Paz y esperó a que ella tomara la palabra.Ambas salieron de la cocina hasta el restaurante en donde un joven alto de piel clara, cabello castaño y ojos verdes estaba parado observando la decoración. —Gustavo —pronunció Paz aclarándose la voz para captar la atención del joven. El chico giró y lo primero que hizo fue enfocar su mirada en la hermosa chica que acompañaba a la dueña de la hacienda, contempló aquel rostro angelical, y esa mirada azulada. —Pau, te presento a Gustavo, desde hoy va a trabajar con nosotros como guia, hará el trabajo que realizaba Sam en el pasado —informó—, deben ponerse de acuerdo con el menú que se ofrecerá a los turistas que vienen a visitarnos, ustedes saben de eso. —Much
Paula María y Carlos Gabriel, se encontraban supervisando al equipo de decoradores, que contrataron para celebrar los 5 años de vida de su pequeño hijo. Sonreían emocionados al saber que aquella celebración sorpresa para su hijo, le encantaría.Todas las mesas que había en el jardín tenían mantelería de distintos colores, de acuerdo a la vestimenta de los superhéroes, que tanto le gustaban a Gabito, además de cajas largas, simulando ser edificios y en la punta indicaban los años que cumplía el pequeño. Cada una de las sillas tenía una capa. Además, qué hermosas farolas estaban colgadas por todo el lugar, con el rostro de cada uno de aquellos personajes.La mesa de dulces, tenía un escenario de una ciudad en la oscuridad, con torres de globos simulando a un personaje distinto, así como cada delicado postre que Paula María había hecho con todo su amor, estaba decorado con delicadeza.Después de finalizar con la labor, Gabo y Pau se fueron a cambiar de ropa, Carlos Gabriel eligió el pers
Angelito se dio cuenta de que uno de sus amigos, desde que Norita llegó, se acercó demasiado a ella, hacia donde se movía, él lo hacía también, por lo que eso no le agradó, durante unos minutos, estuvo atento a todo lo que hacía y le decía, hasta que no pudo con ese enojo y corrió a enfrentarlo.—No me gusta que estés tan cerca de mi novia —bramó y lo empujó—. Ella vino a mi cumpleaños a verme a mí —gruñó mostrando sus dientes. El pequeño al que empujó se empezó a reír mofándose. —No puede ser tu novia, los niños de tu edad no tienen pareja —refutó—, yo soy más grande, y me gusta Norita —declaró—, le voy a pedir que esté conmigo. —Ni se te ocurra. —Lo señaló—, nosotros nos conocemos de toda la vida —manifestó—. Ella es mi novia —repitió—, no puede serlo de ti —explicó—. Solo se debe querer a una persona y no más.Norita sonrió al escucharlo. —Pero la abuela dice que se puede mirar a los bizcochos sabrosos —expuso, y luego miró al niño más grande—, yo no quiero ser tu novia, soy la
—Es una sorpresa, así que tendré que cubrirte los ojos —indicó y sacó del bolsillo una pañoleta, se aproximó al pequeño y cubrió sus ojitos. —Con cuidado que tengo un golpe por los ojos —indicó—. No te tardes mucho —solicitó.Carlos con cuidado llevó al pequeño a la mitad del jardín, entonces colocó frente a él su obsequió. —Ya puedes mirar —solicitó. Angelito se arrancó con rapidez el vendaje, abrió los ojos de par en par y recorrió con su azulada mirada el flamante pony en color blanco.—Me cumpliste mi sueño —expresó con entusiasmo—. Es increíble. —Brincó con emoción.—¿Puedo tocarlo? —preguntó.—Es todo tuyo, ven, vamos a que lo acaricies, debes cuidarlo mucho —recomendó Carlos. —Sí, lo prometo—. Ahora sí pareceré todo un hacendado —bromeó—. Iré a recorrer las tierras con mi tío abuelo Joaquín. —Carcajeó.—Ibas tan bien, pero tan bien, hasta que tuviste que pronunciar la palabra prohibida —expuso Joaquín bufando—, si dejas de decirme tío abuelo, te daré un lugar en la hacienda