Gabito arrugó su frente.—No, tú me regalaste unos chocolates —indicó y se acercó a abrazarlo con cariño.Paula María intentaba recomponerse del susto que se llevó, colocó su mano en su pecho e inhaló profundo. Fijó su mirada en Carlos y se le hizo extraño escucharlo decir que era su abuelo.Carlos correspondió el abrazo del pequeño, lo estrechó entre sus brazos percibiendo su calidez. —Hoy también te traje chocolates, mis favoritos —expuso—, y un regalo sorpresa. —Sonrió y lo contempló con su traje de Thor—. Veo que te fascinan los superhéroes. Angelito abrió sus ojos de par en par al escucharlo.—Los chocolates me encantan —manifestó—, pero más las sorpresas —susurró en su oído, pero entra para que conozcas mi casa, es muy, muy grande —mencionó—, aquí sí tenemos un jardín y muchas habitaciones y una cocina enorme para que cocinemos mi papá, mi mamá y yo. —Lo tomó de la mano, para caminar con él.Carlos agarró la pequeña manita del niño, pero se detuvo en el umbral de la puerta.—A
Carlos deglutió la saliva con dificultad, negó con la cabeza. —A veces nos reflejamos en otras personas, y no nos agrada lo que vemos —expuso carraspeando—, yo no deseaba que sufrieras lo mismo que Ely, al enamorarte de una persona con un pasado tormentoso como el nuestro —expresó con voz trémula—, creí que con una chica sin traumas estarías mejor —confesó. Pau presionó en una línea sus labios y se aclaró la garganta.—Nunca he querido que Gabo sufra —expresó—, pero su amor era el mi mejor medicina, por esto que siento, fue que hice todo por sanar aquellas heridas que me ocasionaron, sé que no puedo ser del todo normal, pero me esfuerzo mucho por no dejarme vencer —refirió—, ojalá hubiese tenido un poquito de empatía por mí, porque para mí era importante ser aceptada por la familia del hombre que amo. —Suspiró profundo—. Le agradezco su sinceridad.—No soy un niño —refutó Gabo—, agradezco que te preocuparas por mi bienestar —le dijo a su padre—, pero yo soy feliz con Pau, es a ella
Al día siguiente, mientras Gabo finalizaba de desayunar para dirigirse a la empresa, su móvil vibró en la mesa, se rascó la frente al ver que se trataba de su hermana Karla. —Hola —saludó. —¿Todo bien? Karla resopló al otro lado de la línea. —¿Sabes algo de nuestros padres? —cuestionó—, ninguno de los dos llegó a la casa, y no contestan el móvil. Carlos Gabriel presionó los labios. —¿En serio? ¿Ya notificaste a las autoridades? ¿Crees que sea conveniente pegar fotografías de ambos en toda la ciudad? —indagó y carcajeó. —¡Muy chistoso! —recriminó la joven—, por tu tranquilidad, imagino que vos si sabes de ellos. —No tengo idea, estuvieron acá anoche, y salieron juntos —avisó. —Mejor no los molestemos más —expuso la joven y colgó la llamada. Pau observó a Gabo y comenzó a reír al escucharlo.—¿Crees que pronto les den la noticia de que van a tener un hermanito? —carcajeó—, debido a lo molesta que estaba tu mamá, la reconciliación debió ser muy especial —manifestó.Carlos Gabri
Pau se puso de pie y lo abrazó.—Me alegra mucho volver a verlo —refirió con sinceridad—. Usted se conserva muy bien —mencionó—. Este pequeñín es Ángel Gabriel, nuestro hijo —explicó.Don Miguel sonrió con ternura al enfocar su mirada en el niño. —Ya me habían hablado acerca de vos, sos muy famoso en estos lugares —indicó y lo llamó con su mano para que se acercara a él. Angelito caminó hacia él y lo miró atento.—¿Por qué soy famoso? —preguntó. —¿Mi papá les dijo que no quiero ir a la escuela? —cuestionó.Don Miguel sonrió al escucharlo. —Sos famoso porque todos hablan de vos —informó y le acarició el cabello—, no sabía que no te gusta ir a la escuela, serás el primer Duque que se niega a hacerlo —expresó y luego escuchó murmullos—, bueno a esa edad me refiero. —Miró a sus nietas y a su hijo menor. —No, no me gusta —expresó con sinceridad y giró hacia su abuelo esperando que le diera la señal.—Hasta que por fin apareces —mencionó Gabo a su papá—, mis hermanas casi no han dormido
Paula María estaba finalizando de arreglar la mesa, para la velada romántica que había preparado, aprovechando que no se encontraba su pequeño..Encendió un par de velas y se dirigió a la cocina para sacar la pierna en salsa de arándanos que había horneado, además de darle un último toque al fetuccini que tanto le gustaba a su novio.Después de darse cuenta que todo estaba como ella deseaba, apagó las luces, permitiendo que iluminaran las velas. Luego de escuchar que su auto había llegado, seleccionó:«Mi marciana favorita by Alejandro Sanz».Gabo frunció el ceño al mirar desde afuera la oscuridad en la estancia, a medida que se aproximaba notó una leve luz iluminando, ladeó los labios, y abrió la puerta. —Buenas noches —saludó y caminó por la sala. —Hola —Pau respondió y sonrió al verlo ingresar.Gabo dirigió sus ojos hacia el comedor, elevó una de sus cejas y su mirada recorrió de pies a cabeza a su novia, mojó sus labios al verla enfundada en un corto y sensual vestido negro, enta
Manizales, Colombia.Gael se encontraba en compañía de la gente que llegó con él para promover los nuevos centros nocturnos, entregando propaganda del lugar, además que un grupo de chicas, daban un pequeño show por el centro comercial que se encontraban.La gente que lo veía no podía evitar desear asistir al hacer de aquella presentación un momento muy agradable, al parecer un espectáculo de teatro, al asistir bailarines profesionales, músicos y las mejores chicas.Aprovechando que lograban captar la atención del público, Lisandro uno de los socios más importantes de Benjamín vigilaba que las muchachas no hablaran con nadie, solo se limitaran a entretenerlos, así echaban ojo a las chicas que pasaban por el lugar, para reclutarlas.****New York - Usa. Melissa caminaba por las calles de New York sosteniendo en sus manos varias bolsas, esperaba que el semáforo cambiara la luz para cruzar la avenida, de pronto giró su rostro hacia un poste y observó atenta una pancarta. —Esa es… ¿Paula
Norita soltó una risotada. —Dice mi mamá, que le sale deliciosa la comida a mi abuela, pero no le gusta prepararla, ven vamos a ver qué hay en la cocina —propuso, saltó de su cama y esperó a Angelito. El pequeño con un poco más de torpeza, brincó y dio un par de pasos mal, hasta que se controló.—No escucho ruido de nadie, ¿se levantan muy tarde? —preguntó.Norita encogió sus hombros y agitó sus manos. —No lo sé, en México despiertan temprano —mencionó y cuando llegaron a la cocina, inhalaron el delicioso aroma que desprendían los pancakes. —Buenos días, niños —saludó Angélica. —¿Amanecieron bien? —Aun tengo un poquito de sueño, pero más tengo hambre —mencionó Norita. —¿Hiciste el desayuno? —indagó sorprendida. Angélica carcajeó al escucharla. —No, cariño, ya sabes que la cocina no es lo mío, esto lo preparó tu abuela Alondra —mencionó. Alondra se acercó a los niños y tomó asiento con ellos.—Espero que les guste —mencionó y sirvió un poco de café para Angélica y ella—, despué
—Nora Valentina Rodríguez Mondragón baja en este momento —gritó su abuelo desde la sala. Álvaro inhaló profundo.—Ángel Gabriel —Álvaro alzó la voz—. También tú, baja en este momento —expresó con seriedad.Norita al escuchar la voz de Francisco se estremeció, y abrió sus ojos con amplitud. —Suena a enojado —murmuró observando a Angelito. —¿No le habrá gustado cómo le quedó el cabello?Angelito abrió los ojos de par en par.—Tampoco mi abuelo se escucha contento —expresó. —¿No se habrá dado cuenta que se ve más joven? —indagó mirando a Norita.La pequeña presionó los labios. —Tengo miedo —susurró.Angelito la tomó de la mano.—También yo —expresó—, mi papá antes gritaba mucho, pero ya no, creo que debemos decirle que los aconseje para que dejen de hacerlo —sugirió—, será mejor que bajemos.—Tienes razón, aunque mi abuelo sonó igualito que mi mamá. —Sonrió—, vayamos a ver qué desean. —Agarró la mano de él. Instantes después los pequeños llegaron y se encontraron con sus abuelos.—¿N