—No es como tú piensas —Pau expresó poniéndose de pie de inmediato.Andrea sonrió de manera irónica y movió su cabeza negando.—A mí, sí me lo parece —dejó que escurrieran las lágrimas que se amotinaron en sus ojos—, llevo años sintiendo un profundo vacío en el pecho, llorando por tu ausencia, extrañándote, preguntándome si estabas viva, si estabas bien, hasta que nos informaron de tu deceso, entonces el alma se me congeló y te encuentro en una agradable reunión en compañía de la familia a la que creía como mía también —gritó.—No me juzgues sin escuchar la verdad —solicitó Pau.—Debes escuchar a tu hermana —intervino Gabo intentando que Andrea se serenara—, hay cosas que debes saber. —¿Para escuchar más mentiras? —Andy cuestionó mirando con dureza a su cuñado—, no gracias.—Te vas a arrepentir de no hacerlo —enfatizó Gabo y miró a su padre en ese momento—, no puedes emitir juicios sin saber las razones —resopló. Andy sollozó.—Ustedes son los que debieron tener consideraciones con
Manizales - Colombia. Samantha se despidió de su esposo y de Norita con un par de besos a ambos, enseguida sacó del auto la silla en la cual reposaba Oscarito. —Te llamo para que vuelvas por nosotros —le dijo a Óscar. —Con cuidado, por favor, estaré pendiente —refirió—. Suerte —expresó con sinceridad.—Mi padrino no muerde —bromeó Sam con su esposo y luego se dirigió a su hija—. Te portas bien —recomendó a Norita—, espero que esta vez sí pidas varios vestidos, y no un traje de gorila. —Carcajeó. Norita sonrió. —Fue culpa de la abuela —expuso y agitó su manita para despedirse de su mamá. Luego que ellos se alejaron en el auto Samantha ingresó al edificio del Consorcio, subió en el elevador, y cuando llegó al piso de presidencia bajó de la cabina. Caminó directo al escritorio de la asistente personal de Carlos. —Buenos días, necesito hablar con el doctor Duque —solicitó con firmeza. La mujer la miró de pies a cabeza, y se quedó pensativa, intentando reconocer a la joven. —El do
Gabito arrugó su frente.—No, tú me regalaste unos chocolates —indicó y se acercó a abrazarlo con cariño.Paula María intentaba recomponerse del susto que se llevó, colocó su mano en su pecho e inhaló profundo. Fijó su mirada en Carlos y se le hizo extraño escucharlo decir que era su abuelo.Carlos correspondió el abrazo del pequeño, lo estrechó entre sus brazos percibiendo su calidez. —Hoy también te traje chocolates, mis favoritos —expuso—, y un regalo sorpresa. —Sonrió y lo contempló con su traje de Thor—. Veo que te fascinan los superhéroes. Angelito abrió sus ojos de par en par al escucharlo.—Los chocolates me encantan —manifestó—, pero más las sorpresas —susurró en su oído, pero entra para que conozcas mi casa, es muy, muy grande —mencionó—, aquí sí tenemos un jardín y muchas habitaciones y una cocina enorme para que cocinemos mi papá, mi mamá y yo. —Lo tomó de la mano, para caminar con él.Carlos agarró la pequeña manita del niño, pero se detuvo en el umbral de la puerta.—A
Carlos deglutió la saliva con dificultad, negó con la cabeza. —A veces nos reflejamos en otras personas, y no nos agrada lo que vemos —expuso carraspeando—, yo no deseaba que sufrieras lo mismo que Ely, al enamorarte de una persona con un pasado tormentoso como el nuestro —expresó con voz trémula—, creí que con una chica sin traumas estarías mejor —confesó. Pau presionó en una línea sus labios y se aclaró la garganta.—Nunca he querido que Gabo sufra —expresó—, pero su amor era el mi mejor medicina, por esto que siento, fue que hice todo por sanar aquellas heridas que me ocasionaron, sé que no puedo ser del todo normal, pero me esfuerzo mucho por no dejarme vencer —refirió—, ojalá hubiese tenido un poquito de empatía por mí, porque para mí era importante ser aceptada por la familia del hombre que amo. —Suspiró profundo—. Le agradezco su sinceridad.—No soy un niño —refutó Gabo—, agradezco que te preocuparas por mi bienestar —le dijo a su padre—, pero yo soy feliz con Pau, es a ella
Al día siguiente, mientras Gabo finalizaba de desayunar para dirigirse a la empresa, su móvil vibró en la mesa, se rascó la frente al ver que se trataba de su hermana Karla. —Hola —saludó. —¿Todo bien? Karla resopló al otro lado de la línea. —¿Sabes algo de nuestros padres? —cuestionó—, ninguno de los dos llegó a la casa, y no contestan el móvil. Carlos Gabriel presionó los labios. —¿En serio? ¿Ya notificaste a las autoridades? ¿Crees que sea conveniente pegar fotografías de ambos en toda la ciudad? —indagó y carcajeó. —¡Muy chistoso! —recriminó la joven—, por tu tranquilidad, imagino que vos si sabes de ellos. —No tengo idea, estuvieron acá anoche, y salieron juntos —avisó. —Mejor no los molestemos más —expuso la joven y colgó la llamada. Pau observó a Gabo y comenzó a reír al escucharlo.—¿Crees que pronto les den la noticia de que van a tener un hermanito? —carcajeó—, debido a lo molesta que estaba tu mamá, la reconciliación debió ser muy especial —manifestó.Carlos Gabri
Pau se puso de pie y lo abrazó.—Me alegra mucho volver a verlo —refirió con sinceridad—. Usted se conserva muy bien —mencionó—. Este pequeñín es Ángel Gabriel, nuestro hijo —explicó.Don Miguel sonrió con ternura al enfocar su mirada en el niño. —Ya me habían hablado acerca de vos, sos muy famoso en estos lugares —indicó y lo llamó con su mano para que se acercara a él. Angelito caminó hacia él y lo miró atento.—¿Por qué soy famoso? —preguntó. —¿Mi papá les dijo que no quiero ir a la escuela? —cuestionó.Don Miguel sonrió al escucharlo. —Sos famoso porque todos hablan de vos —informó y le acarició el cabello—, no sabía que no te gusta ir a la escuela, serás el primer Duque que se niega a hacerlo —expresó y luego escuchó murmullos—, bueno a esa edad me refiero. —Miró a sus nietas y a su hijo menor. —No, no me gusta —expresó con sinceridad y giró hacia su abuelo esperando que le diera la señal.—Hasta que por fin apareces —mencionó Gabo a su papá—, mis hermanas casi no han dormido
Paula María estaba finalizando de arreglar la mesa, para la velada romántica que había preparado, aprovechando que no se encontraba su pequeño..Encendió un par de velas y se dirigió a la cocina para sacar la pierna en salsa de arándanos que había horneado, además de darle un último toque al fetuccini que tanto le gustaba a su novio.Después de darse cuenta que todo estaba como ella deseaba, apagó las luces, permitiendo que iluminaran las velas. Luego de escuchar que su auto había llegado, seleccionó:«Mi marciana favorita by Alejandro Sanz».Gabo frunció el ceño al mirar desde afuera la oscuridad en la estancia, a medida que se aproximaba notó una leve luz iluminando, ladeó los labios, y abrió la puerta. —Buenas noches —saludó y caminó por la sala. —Hola —Pau respondió y sonrió al verlo ingresar.Gabo dirigió sus ojos hacia el comedor, elevó una de sus cejas y su mirada recorrió de pies a cabeza a su novia, mojó sus labios al verla enfundada en un corto y sensual vestido negro, enta
Manizales, Colombia.Gael se encontraba en compañía de la gente que llegó con él para promover los nuevos centros nocturnos, entregando propaganda del lugar, además que un grupo de chicas, daban un pequeño show por el centro comercial que se encontraban.La gente que lo veía no podía evitar desear asistir al hacer de aquella presentación un momento muy agradable, al parecer un espectáculo de teatro, al asistir bailarines profesionales, músicos y las mejores chicas.Aprovechando que lograban captar la atención del público, Lisandro uno de los socios más importantes de Benjamín vigilaba que las muchachas no hablaran con nadie, solo se limitaran a entretenerlos, así echaban ojo a las chicas que pasaban por el lugar, para reclutarlas.****New York - Usa. Melissa caminaba por las calles de New York sosteniendo en sus manos varias bolsas, esperaba que el semáforo cambiara la luz para cruzar la avenida, de pronto giró su rostro hacia un poste y observó atenta una pancarta. —Esa es… ¿Paula