10.

—¿No eres capaz de sentir dolor?—, le pregunto escéptica, él empieza a reír a carcajadas.

—Jajajajajaja digamos que lo tolero bastante bien— me dice viéndome fijamente con interés.

—Deja de jugar conmigo, ¿qué quieres?—, estoy perdiendo la paciencia, pero por lo que veo no será tan fácil deshacerme de él. Parece que se apiada de mi alma, retoma la calma, retira su mano del cristal y me da más espacio.

—Los neófitos están saliendo de control y solos no lograremos someterlos, juntos si— pienso muchas formas de burlarme, pero puesto que está cooperando decido tomarme las cosas con seriedad.

—Retomaste la idea de Ceo— le digo mientras me cruzo de brazos y me recargo sobre el cristal.

—Tal vez no es tan mala— pone los ojos en blanco, claramente no es algo que le agrade. —Además, han empezado a desaparecer vampiros y los hemos encontrado al borde del colapso, sin gota de sangre, se han vuelto polvo en nuestras manos— clava su mirada en mí, tal vez sospeche de los cazadores, yo lo haría en su lugar.

—Sinceramente no lo sabía— suspiro y me rasco la cabeza tratando de sacudir mis ideas. —¿Tu plan es volverte un guardián?—, lo veo a los ojos sin aún creérmelo.

—Sí, me uniré a ustedes... así no delataré a mi gente y podré ayudarla— dice con seriedad, se cruza de brazos y parece que el plan le convence.

—Pero tú estarás en peligro y no solo eso, servirás a tus enemigos por naturaleza— suspiro y empiezo a caminar siguiendo el contorno de la celda. —Seamos sinceros... en los pocos años que llevo de vida los he visto cambiar de guardianes como de zapatos, unos días tienen 20 bestias, otros ninguno y al día siguiente vuelven a tener por lo menos dos... son carne de cañón, ¿estás consciente de eso?—, volteo a verlo y noto un brillo en su mirada.

—¿Preocupada por mí?—, sonríe de lado mientras su pregunta me hace carcajear. 

—Jajajajajajaja claro...— avanzo hacia él. —Si es lo que quieres y sabes los peligros que corres, bien... es tu vida— le digo mientras me quedo viéndolo fijamente, se acerca a la mesa y la acomoda en su lugar. —Pero... ¿por qué querías hablar conmigo a solas?, ¿con qué fin?—, regresa al lado oscuro donde estaba al principio y mientras vuelve a regenerarse voltea a verme fijamente, pensativo. 

—Me queda claro que no eres como Stonethunder, no eres como los cazadores que he conocido, pero eso no significa que no seas más peligrosa que ellos— parece que lo dice más para él que para mí. —¿Ellos saben de tu enfermedad?—, parece que sus intenciones no son de molestar, lo noto serio, así que confiaré.

—No, solo mi mayordomo y mi médico lo saben… bueno...y tú— le digo algo incómoda, no quisiera que fuera él quien me delatara.

—¿Por qué?—, pregunta de forma rápida y con bastante interés.

—Porque no quiero... así de simple... no es algo que les interese— me empiezo a molestar de nuevo y él lo nota.

—Supongo que no quieres que se enteren por mí— sonríe de lado mientras levanta una ceja esperando mi respuesta.

—No sería educado de tu parte, no puedes decir ni una sola palabra— intento no sonar amenazante, no quiero hacerlo enojar y que termine delatándome ante todos.

—Entiendo, lo haremos a tu manera— me dice regresando a su expresión de paz y  tranquilidad.

—Gracias... creo— Le digo con algo de desconfianza mientras empieza a reír.

Nos quedamos un momento viéndonos fijamente, simplemente trato de rememorar todo lo dicho, de encontrar algo que se me esté escapando, algún trasfondo, pero no soy capaz de verlo. El ruido de la puerta nos hace desviar la mirada, entra el señor Stonethunder, viene acompañado con Pierre y Kaspar, también con Dorian y Tristán, me quedo sorprendida, no los esperaba a ellos.

—Espero que cuando esto continúe recuerdes que mi silencio tiene un precio— dice tan bajo como un susurro, volteo a verlo fijamente confundida, ¿planea no hablar de mi enfermedad a cambio de algo?, que ruin.

Camino hacia la puerta y salgo de inmediato sin voltear atrás, Dorian me saluda con la cabeza mientras me acerco al doc, me sorprende verlo aquí, creí que no le gustaba lo relacionado a los cazadores. 

—Hola, ¿cómo te sientes?—, abro los ojos con sorpresa, no quisiera que él fuera quien me delatara, pongo mi dedo sobre los labios esperando que entienda lo que intento expresarle. —Entiendo…— parece avergonzado y decide guardar silencio.

Volteamos los dos y vemos como entran a la celda de Kronos el señor Stonethunder y Dorian, mientras que Kaspar y Pierre se quedan en la puerta con armas en mano. Los vemos hablar a través del cristal, noto a Kronos divertido, veo como los saca de sus casillas mientras ellos se ven tensos y hasta cierto punto molestos.

—Jamás creí ver a un antiguo— dice Tristán mientras tiene la vista clavada en Kronos.

—Sí, supongo que tuvimos un golpe de suerte— le digo mientras cruzo los brazos. —Creí que no le gustaba este ambiente, doc— le digo sin voltear a verlo, pero puedo sentir la tensión.

—No, no me gusta, jamás quise verme involucrado, prefería salvar vidas que vengarlas— noto la seriedad en su voz, volteo a verlo con curiosidad.

—También de este lado se salvan vidas— veo como baja la mirada con tristeza.

—No lo entenderías Art— voltea hacia mí y pone su mano en mi hombro. —Pero, creo que regresaré... tomaré mi lugar como cazador de nuevo— me sorprende su cambio de postura tan abrupta.

—¿Qué te ha hecho cambiar de parecer?—, me quedo sorprendida y sus ojos marrones se clavan en los míos, una sonrisa se dibuja cambiando completamente todo su semblante.

Cuando abre la boca para hablar escuchamos un golpe fuerte en la mesa dentro de la celda, veo a Stonethunder temblando de coraje mientras Kronos está divertido, con una sonrisa que cada vez se ensancha más en su rostro, Dorian ayuda a Abraham a salir de ahí, noto que está pálido y furibundo, Tristán corre hacia su padre y ayuda a sacarlo de la celda con cuidado, me acerco y noto la mirada del viejo en mí, si fueran cuchillos estaría hecha pedazos.

Me quedo a la expectativa mientras Abraham me ve con el ceño fruncido, no entiendo porque ahora tanto coraje contra mí, ¿qué hice? o más bien... ¿qué le dijo ese imbécil? Camino sin muchas ganas hacia ellos para enterarme del chisme. Noto como Tristán trata de ayudarlo a caminar, claramente el viejo se ve que incluso le cuesta respirar y mientras Dorian no hace más que verme fijamente sorprendido.

—¿Puedo preguntar qué carajo está pasando?—, les digo a los dos mientras veo la confusión y el pánico en su mirada.

—Kronos dijo...— comienza Dorian intentando encontrar las palabras indicadas mientras lo veo fijamente con duda.

—¿Dijo…?, vamos... no tengo tu tiempo— las ansias me carcomen.

—Se volverá un guardián— dice el viejo y pongo los ojos en blanco.

—Sí, si... ya lo sabemos... "el guardián de Stonethunder"... ¿eso es todo?—, me cruzo de brazos, ¿tanto estrés para esto?.

—No... no será guardián de la casa Stonethunder— dice Dorian con algo de pesar. 

—¿Entonces?—, volteo a verlo, de seguro será de su casa, de la casa Stoneheart.

—De la casa Stoneblack— en cuanto pronuncia esas palabras Dorian baja la mirada mientras mi mandíbula se desencaja, no puedo comprenderlo, siento que simplemente no soy capaz, levanto la mirada hacia Kronos quien me ve con satisfacción desde detrás del cristal.

—¡¿QUÉ?!—, grito tan fuerte que estoy segura que me alcanzó a escuchar el imbécil. —¡NO!, ¡¿ME ENTIENDES IMBÉCIL?!, ¡NOOOOOO!—, empiezo a gritar cerca del cristal y gesticulo cada palabra para que si no me escucha, me lea los labios, pero lo único que consigo es que Kronos empiece a carcajearse y me enseñe el dedo medio como yo lo hice con él hace rato, maldito hijo de puta, lo voy a matar.

—¡ARTEMISA STONEBLACK!—, el viejo grita mi nombre y me saca de mi concentración, de mi furia, volteo hacia él, noto que está más repuesto, el color regresó a sus mejillas.

—No lo haré— le digo con toda la seriedad posible mientras intento controlar mi enojo, respiro con dificultad.

—Lo harás y punto... una oportunidad así no se desperdicia— me dice intentando contener su molestia, claramente era una oportunidad que quería para él, pero no funcionó.

Me quedo pensativa, no pienso tenerlo dentro de mi casa conmigo, está loco si cree que lo haré, camino hacia la entrada de la celda, Pierre intenta interponerse, tomo su mano y tuerzo su muñeca, lo tomo por el hombro y le doy la vuelta aventándolo hacia Kaspar, quitando a ambos de mi camino, abro la puerta y la cierro tras de mí, el haz de luz no se ha creado y aunque lo hiciera sé lo que es capaz de hacer Kronos, no es suficiente para protegerme así que ni me preocupo.

—¿Esto es valentía o estupidez?—, me pregunta volteando solo la cabeza hacia mí, mientras guarda sus manos en sus bolsillos.

—Esto es un "te voy a patear el trasero maldita sanguijuela prehistórica"— avanzo hacia él con decisión mientras empieza a reírse por mi intento de ofensa.

-Jajajajajajajaja ¿no quieres que trabajemos juntos?—, me dice guiñándome un ojo.

—No te quiero a ti en mi vida, no te quiero en mi casa, no te quiero como mi guardián, no te quiero cerca de mí— noto una sorpresa fingida en su rostro, intenta actuar herido, pero claramente mi estrés solo le divierte más.

—Me rompes el corazón— me dice con voz triste mientras pone su mano en su pecho.

—Tu ni tienes corazón, así que retráctate, vete con cualquiera de los dos y déjame en paz a mí— me acerco aún más a él de manera amenazante pongo mi mano en el revólver, no dudaré en usarlo.

—Sabes tan bien como yo que necesitas más que esa arma para poder detenerme... no lograrás más que gastar balas a lo estúpido— suspira apesadumbrado. —Te dije que mi silencio tenía un precio— voltea la mirada hacia la puerta, veo que Tristán se acerca corriendo, saltando por los cuerpos de Pierre y Kaspar. —¿Quieres que mantenga mi boca cerrada?, bueno... acepta ser mi ama— volteo de nuevo hacia él, molesta, iracunda, me está chantajeando el maldito hijo de puta.

—Eres un...— no termino la frase cuando la puerta se abre y Tristán me toma de la mano intentando hacerme retroceder.

—Art, ¿estás bien?—, me pregunta preocupado mientras no le quita la mirada de encima a Kronos.

—¡No!, estoy ahogándome en odio— le digo sin dejar de ver con coraje a ese maldito vampiro.

Kronos avanza lentamente hasta quedar a un paso de Tristán quien no duda en hacerle frente de forma estoica, jamás creí que el doctor amable y dulce que conocí tuviera el valor de enfrentarse a un monstruo de la calaña de Kronos. Tengo miedo de que le haga daño así que de manera rápida me pongo entre los dos, Tristán se sorprende mientras que Kronos sonríe satisfecho. Da un paso hacia atrás y se hinca frente a mí, pone una rodilla en piso como si fuera una declaración de matrimonio, levanta su rostro y siento tanto odio, en verdad tengo tantas ganas de patearlo. 

—Artemisa Stoneblack, dame el honor de volverme tu sirviente, de ser tu guardián— lo dice con seriedad, pero su boca dibuja una sonrisa burlona, claramente disfruta haciéndome sufrir, llevándome la contraria. Levanta una ceja y extiende una mano hacia mí esperando la respuesta. 

—¡Bien!, ¡está bien, grandísimo hijo de puta!—, pongo mi mano en la suya, intenta besarla, la retiro de inmediato y noto esa sonrisa socarrona hacerse más grande. —Es un trato... no esperes que me alegre— me cruzo de brazos y siento las manos de Tristán sobre mis hombros.

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