Valeria Peña Madrigal
Puerto Vallarta Jalisco, México
Salí de la academia dónde estudiábamos con mi amiga Larissa y nos fuimos directo al centro comercial, pues me había pedido que la acompañara a comprar un vestido, para un evento de etiqueta que haría su familia esta noche. Me había invitado, pero yo le salí con uno de mis múltiples pretextos para no ir, cuando la realidad, era que no podía ir porque me la pasaba todas las tardes, de esclava en el canal 49, trabajando como diseñadora de vestuario con un sueldo miserable, pues yo, todavía no terminaba de estudiar diseño de modas y no podían pagarme como tal.
–Eres el colmo, Val – se quejaba Larissa – Es que siempre que te invito a algo con mi familia, nunca quieres ir. Odio a esos padres tuyos, que no te dejan ir a ningún lado, estás joven y mereces divertirte.
Por más que ella me insistiera, yo no iba a poder asistir, no quería que me despidieran del trabajo, entonces no tendría como seguir estudiando y ellos me tenían en gran estima, no los podía defraudar, por querer ir a un evento al que no podía ir aunque quisiera, me moría de las ganas de estar rodeada de gente tan importante, pero así era la realidad de mi triste vida de pobre.
–Ya amiga, no me atormentes más por favor – Le pedía – Mis padres son así y quieren darme permisos hasta que me gradué de diseñadora, es su condición. Luego podré hacer lo que quiera y mejor, vamos a buscar tu vestido que tengo que volver a mi casa, para comer con ellos.
Le seguiría saliendo con la misma excusa, Larissa, no se cansaba de invitarme y de tenerme en muy buena estima, pero la verdad era que me hubiera gustado estar en sus zapatos, porque ella no tenía que hacer casi nada y lo tenía todo, en cambio yo, me tenía que romper el lomo todos los días y todas las noches, porque no iba a dejar a un lado mi carrera de diseñadora de modas.
–Está bien, en esa tienda hay vestidos muy lindos.
Larissa y yo, entramos a una tienda boutique y me daba coraje cuando eso pasaba. Me odiaba a mi misma, por tener envidia de Larissa, cuando era la mejor amiga, que me pudo tocar en la vida, siempre me compartía de sus cosas, desde las telas que ocupábamos para los vestidos en la academia de diseño, hasta regalarme de sus propias cosas caras, las cuales yo no podía adquirir por mí misma si lo deseara, era mi realidad, si me gastaba el dinero en una cosa, tenía que estar, sufriendo por otra cosa.
A ella todo le daban, todo le compraban, su padre era un importante empresario de Puerto Vallarta y yo, vivía en una gran mentira y en un departamento que me ofrecían como limosna, como empleada del Canal 49 y de mis padres, no tenía idea de lo que era de ellos desde que me fui de casa, hace dos años, al cumplir la mayoría de edad, la vida en esa casa no era para mí. Tenía demasiados sueños para atarme a una familia que no se le veía la iniciativa, ni las ganas de progresar.
–Val – me gritó Larissa – Te estoy hablando y no me escuchas. Estos dos vestidos lucen hermosos, pediré que los bajen para probárnoslos.
Larissa, me había pillado en las nubes, eso siempre me sucedía cuando empezaba a analizar mi miserable vida, no entendía porque no había nacido en el seno de una familia rica, donde tuviera todos los privilegios, donde no me tuviera que preocupar por cada peso que me ganaba, era una lucha constante, mantener mi estilo de vida sin parecer una mugrosa pordiosera, me molestaba estar contando cada centavo, hacer cuentas administraba lo que me gastaba con lupa.
–Larissa, yo no me probaré nada. A mis padres, no les va a gustar que llegue a casa con un vestido nuevo, de los muchos que ya tengo, pero gracias.
Ya tenía demasiada ropa que no sabía yo si algún día iba a usar, era un desperdicio de dinero, tenía tantos vestidos, que solo los podría usar si me ponía uno a diario estando sola en mi casa, por lo que preferiría, que no gastara su dinero en una causa que no era tan buena, me molestaba que no se preocupara por tirar el dinero a la basura, porque yo lo necesitaba más que ella, con ese dinero podía comprar despensa para muchos meses y evitarme la preocupación.
–No te han dicho nada, de las otras cosas que te he regalado. Por favor Val, vamos a probárnoslos y así al menos puedes considerar ir a la fiesta de mis padres, si logras convencer a los tuyos, de que te dejen ir, aunque sea por esta vez, solo será un ratito.
Ok, se lo aceptaría, después vería la manera de poner a la venta esa ropa que no me iba a poner nunca en mi vida; como había gente que se veía que no les importaba comprar cosas que solo iban a utilizar, una sola vez en la vida y que se podían dar el lujo de regalarlas o de donarlas a la beneficencia pública, mientras otros tenían que estar reciclando la suya, para no parecer fotografía, eso era lo que en verdad me molestaba, que tenían el dinero y lo malgastaran de esa forma tan absurda.
–Está bien, vamos a probárnoslos.
La señorita encargada de la tienda estaba muy al pendiente de nosotras, puesto que íbamos a necesitar que nos bajara los vestidos, así que Larissa, le pidió de la manera más amable que nos diera los vestidos.
–Señorita, necesitamos estos vestidos en color uva para mí y en rojo para mi amiga, por favor, y por favor, a mí me trae la talla más pequeña y para mi amiga, creo que una talla 5 le queda bien.
Larissa, sabía a la perfección mi talla de ropa, por eso era que a cada rato se presentaba con algo para regalarme, pero casi siempre estaba obligada a recibírselo, mucha de esa ropa ya me la había puesto, pero lo que eran los vestidos para cocteles y fiestas era muy probable que murieran en el armario o en una venta de garage.
–Claro que sí, señorita, en este mismo momento se los traigo.
La empleada de la lujosa tienda, llegó a atendernos, nos fue a buscar los hermosísimos y caros vestidos, para que Larissa y yo, entráramos con ellos al probador y eso hicimos de inmediato. Nos quitamos la ropa que llevábamos puesta y nos pusimos esos hermosos modelos. Al verme al espejo, me sentí como una diva de la televisión por la que cualquier hombre se moriría.
–Está lindo el vestido – Dije deleitándome en el espejo.
Yo me veía preciosa con ese vestido rojo, pues era dueña de un cuerpo precioso y de un porte de reina. En cambio, Larissa, sólo tenía el dinero para darse el lujo de costearlo, tenía piel de camarón y con su cabello corto, nada le lucía, eso sin contar que era muy delgada y no tenía muchos atributos que digamos, no cabía duda que habíamos nacido en la familia equivocada.
–Creo que solo nos llevaremos el tuyo, Val – Larissa empezó a llorar – Me veo espantosa con esto, no tengo que meterle al vestido. Me queda aguado de todos lados, no me gusta cómo se me ve, soy un desastre.
Estaba bastante fatal, el vestido se le escurría por su delgado cuerpo, eso no tenía arreglo, ni que le hicieran esos ajustes, hubiera sido mejor un vestido desde cero, pero ahora no se podía hacer nada, solo que encontráramos algo en un departamento juvenil o ver qué era lo que se iba a poner, porque ya no íbamos a tener tiempo de ir a buscar otra cosa.
–No digas eso, busquemos más opciones. Es que debiste decirme de la fiesta, estamos estudiando diseño de modas, Larissa, por favor, yo te hubiera hecho un vestido a tu medida, pero ya no tenemos tiempo, no podemos hacer magia en tan poco tiempo.
Le pude haber hecho algo que se ajustara a su cuerpo y algo que le ayudara a resaltar su tipo de figura, pues no se podían hacer muchas cosas para favorecerla, pero, al menos hubiera hecho algo que la hiciera lucir sofisticada, ella con tanto dinero, y no se podía ir a hacer algo para que se viera más proporcionada, unas cirugías estéticas, por lo menos. No aprovechaba el dinero que tenía, debería darse esos lujos, pero ella le temía a ese tipo de arreglos.
–Cierto, Val, sabía de la fiesta hace dos meses, pero lo he olvidado por completo.
Larissa, era una descuidada, eso hubiera tenido arreglo desde hacía tanto tiempo, no sé por qué la gente deja las cosas siempre para la última hora, por eso siempre trataba de adelantarme a todo, siempre necesitaba mi tiempo de relajación, no dejar que las cosas me dominaran, como ahora que estaba preocupada por lo de Larissa.
Valeria Peña MadrigalPuerto Vallarta Jalisco, México–Bueno, ya no se puede hacer nada, amiga. Vamos a pedirle a la chica, que nos recomiende un vestido para ti. En tiendas como estás debe haber mucha variedad y, además, ese color uva de todos modos estaba horrible, y no te queda para nada, no va con tu tono tan rojo de piel.Yo era muy ácida en ocasiones, era malvada y hería a la gente con mis comentarios, aunque mi amiga Larissa en lugar de ofenderse ante lo que dije, se lo tomó con humor y parecíamos dos locas, riéndonos en el interior del probador. Fue tanto el escándalo que estábamos haciendo, que la chica, fue a ver lo que pasaba.– ¿Todo bien, chicas? – Nos dijo desde fuera – Avísenme si necesitan algo más por favor. Todos los modelos, se pueden ajustar, solo los tienen que dejar y en una hora estarán listos.Deberían, tener todas las tallas, como era posible que en una tienda distinguida solo tenga tallas normales, un departamento de tallas especiales, como para el cuerpo de
Dex DeCostelloPuerto Vallarta Jalisco, MéxicoTenía menos de una semana en Puerto Vallarta y justamente el día que me tenía que presentar a mi primer día de trabajo en el canal 49, cuando salí al centro comercial en busca de algo que comprarles a los padres de mi amigo Luis como agradecimiento por el hospedaje que me dieron en su casa, encontré a la mujer más hermosa del mundo en el centro comercial y eso no era todo, ella también se había fijado en mí. De eso estaba plenamente seguro. La vi cuando yo iba subiendo en las escaleras eléctricas y ella iba bajando por el lado contrario. Fui un tonto por no perseguirla, pero tenía el tiempo encima y no podía llegar tarde a mi primer día de trabajo. Eso era imperdonable, y la puntualidad era algo importante a donde quiera que vayas. Tenía el tiempo justo para comprar lo que iba a comprar y volver a casa de Luis y así lo tuve que hacer.–Dex, ¿Qué es todo esto? – preguntó Luis – Mis papás se van a ofender. No tenías que comprarles nada.Per
Dex DeCostelloPuerto Vallarta Jalisco, MéxicoEsperaba poder encontrármela de nuevo en el centro comercial, a ver si tenía suerte en volverla a ver. Ese día llevaba prisa, pero me daría un tiempo necesario para ir a buscarla. Yo tenía que regresar a ese lugar.–Dex, tú no cambias amigo – Luis se burlaba – Te has echado una bronca con tu padre por esa razón, porque no dejas de andar de mujer en mujer y aquí no has entrado a trabajar ni nada y ya estás pensando en ligarte a alguien.No tenía que ver una cosa con la otra, el ojo era un ente con vida propia y yo no lo podía evitar era parte de mí el saber admirar la belleza donde la había, y esa mujer me había impresionado sobre manera. Tenía algo sumamente atrayente porque había sido como un flechazo, su mirada era muy penetrante y me encantó que no desvió la mirada hasta que ya no pudimos vernos.–Ya pues, no te voy a contar nada – me indigné – Ella no es como nadie de las que he tenido y es bellísima. Tiene un cabello oscuro, es moren
Valeria Peña MadrigalPuerto Vallarta, Jalisco, MéxicoNo podía creer, cómo era el destino. Ahí estaba de pie frente a ese chico que me había encantado en el centro comercial y por supuesto que yo le había encantado también a él. Sus ojos eran tan hermosos como el color del cielo y todo su aspecto era digno de admirarse. Lástima que no podría, aunque quisiera tener nada con él, por lo que veía sería un triste empleado del canal como yo. Alan se me quedó viendo muy molesto.Lo primero que te digo y lo primero que haces Valeria, parece que te comieron la lengua los ratones – Me reprendió Alan – No puede ser que no puedas decir, ni mucho gusto.Me había perdido en el azul de sus ojos, era como si pudiera ver a través de mí, pero él tampoco despegaba sus ojos de los míos. Estábamos los dos anclados en el piso sin movernos.–Mucho gusto, señorita – Se me adelantó él – Dexter DeCostello, encantado de conocer a una chica tan bella.Él extendió la mano y yo no tuve más que tomársela, no me ag
Valeria Peña MadrigalPuerto Vallarta, Jalisco, México–No, no es por él, Luisito – Lo abracé – Es por todo, por la infeliz de Silvana que cada que puede se burla de mí, por Ray que no lo aguanto que siempre me esté acosando y en sí por todo. De mis ganas no volvería aquí jamás, pero como sabes, necesito el dinero para seguir estudiando.Era la única forma que tenía de sacar dinero, y si lo dejaba se irían al retrete todos mis sueños por los que había luchado toda la vida ni se imaginaban todo lo que había tenido que hacer para estar aquí, y lo había logrado con mi propio esfuerzo no como Silvana que estaba de arrimada.–Todo se arreglará, en un rato te voy a presentar a un amigo mío que llegó a trabajar al canal, a lo mejor eso te levanta el ánimo.Estaba segura de que era el tal Dexter el amigo que Luis me quería presentar, pues él había regresado recientemente de los Estados Unidos y Dexter tenía cierto acento de ese país o podría ser británico, ya que también tenía ese acento muy
Dex DeCostelloPuerto Vallarta, Jalisco, MéxicoMe di cuenta esa primera noche en el departamento, que lo que tenía Valeria de hermosa, también lo tenía de berrinchuda y de intolerante, pero conmigo no se iba a salir con la suya, si lo que quería era estar peleando, pues yo soy la persona más relajada del mundo, con la que nunca va a discutir, ni a pelear, ni a tener problemas. Ya que ella, no me quiso desocupar la cama, lo hice yo mismo y recorrí todas las cosas que ella, tenía regadas, por el que ahora sería mi cuarto en una esquina. Ella, me veía recoger todo, sonriendo coqueta, desde la puerta de mi recámara.– ¿Lo ves? Qué te costaba Dexter – Parecía estarse burlando de mí – Ese es el defecto de todos los hombres, quieren que las mujeres les estemos recogiendo todo y bien que pueden ustedes, por eso Dios les dio sus dos manitas.No tenía por qué venir a dárselas de muy razonable, si ella era la que había provocado todo ese desorden, debería darle vergüenza, tener tanto montonero
Dex DeCostelloPuerto Vallarta, Jalisco, MéxicoSabía yo que ella era la que me iba a llamar primero que todos, de mi padre ni me preocupaba si tantos dolores de cabeza le había provocado, debía estar saltando en un solo pie porque me haya ido de su casa.–No te preocupes, Ava – Yo solía tutear a mi madre – Estoy bien, veo que al fin leíste mi carta, pues solo me habías mandado puros mensajes – Te escuchas muy angustiada y te sugiero que te relajes por favor.No quería que a mi madre le pasara algo malo, yo no me salí con la intensión de que ese pusiera mal, yo creo que ya era hora de volar del nido y así lo hice, me estoy independizando por el bien de todos. Además, al señor Eryx le he causado muchos problemas como él lo dijo.–No me puedo relajar, no debiste irte así sin avisar – Me regañó – No sé si has estado comiendo, ni si ya tienes casa. Hijo por favor, dime dónde te encuentro para ir por ti.Ella no quería que sus cachorros se salieran de la madriguera, pero allá le habían que
Valeria Peña MadrigalPuerto Vallarta, Jalisco, MéxicoDex se salió del departamento y yo, ignoré a dónde se fue y tampoco era que me importaba, pero ya veía por dónde iba la cosa, al parecer a él le gustaba vivir de las señoras mayores y ahí para nada entraba yo. Porque creo que era menor que él y yo dinero no tenía para estar manteniéndolo. De todos modos, como ya le había dejado claro, él a mí no me interesaba en absoluto y podía irse a dónde quisiera, era libre, así como yo también lo era. Tardé un poco en conciliar el sueño, hasta que finalmente lo logré y al día siguiente un delicioso aroma proveniente de la cocina, me hizo levantarme y abrir muy bien mis ojos, salí de mi recámara para darme cuenta de que lo que pensé era real.Mi compañero de departamento estaba en la cocina en su elemento, el aroma que desprendía lo que había preparado me despertó por completo, no era mentira lo que había dicho que sabía cocinar y eso me convenía, iba a tener a un chef en el departamento. Aun