Valeria Peña Madrigal
Puerto Vallarta Jalisco, México
–Bueno, ya no se puede hacer nada, amiga. Vamos a pedirle a la chica, que nos recomiende un vestido para ti. En tiendas como estás debe haber mucha variedad y, además, ese color uva de todos modos estaba horrible, y no te queda para nada, no va con tu tono tan rojo de piel.
Yo era muy ácida en ocasiones, era malvada y hería a la gente con mis comentarios, aunque mi amiga Larissa en lugar de ofenderse ante lo que dije, se lo tomó con humor y parecíamos dos locas, riéndonos en el interior del probador. Fue tanto el escándalo que estábamos haciendo, que la chica, fue a ver lo que pasaba.
– ¿Todo bien, chicas? – Nos dijo desde fuera – Avísenme si necesitan algo más por favor. Todos los modelos, se pueden ajustar, solo los tienen que dejar y en una hora estarán listos.
Deberían, tener todas las tallas, como era posible que en una tienda distinguida solo tenga tallas normales, un departamento de tallas especiales, como para el cuerpo de mi amiga, porque ya ni tiempo le iba a dar de dejar el vestido para que se lo arreglaran. Si era para esta noche, pero solo a ella se le ocurre salir a comprar un vestido antes del evento.
–Sí necesitamos algo – Abrí la puerta – Vea que feo le queda este modelo a mi amiga. Ella es de complexión muy delgada, por favor ¿Puedes traerle algo, que le quede bien? Lo necesita para esta noche, pero en otro color por favor, este está horrendo, puede buscar algo que le quede a su tono de piel.
Ella no se podía quedar sin su vestido para la fiesta, estas tiendas se deben especializar en tallas más chicas, para eso tenían esos precios tan exorbitantes, para complacer a los que iban a dejar su dinero ahí, esas tallas que eran para esas modelos que estaban más delgadas que una espiga, por lo menos algo elegante del departamento juvenil, que pudiera usar Larissa, y no parecer una niña vestida para la misa del domingo.
–Sí claro, enseguida regreso con algunas opciones. Veo que el rojo, le ha quedado perfecto a usted – Se refirió a mí – ¿Va a querer que se lo empaque?
Yo no quise decir nada, no me sentía bien aceptándolo. Sobra decir, que, por dentro, me moría por llevarme ese vestido y unas copas me podían llevar a la noche en la que yo, podría conquistar al objeto de mi deseo y a mi solución definitiva para poder tener, lo que yo me merezco. Afortunadamente, Larissa, fue quién respondió por mí, pues ella era la que iba a sacar el dinero de su bolsillo.
–Sí, ese nos lo vamos a llevar – dijo mi amiga – ya que se lo quite mi amiga, se lo entregamos para que lo empaque, por favor.
No dije nada, yo con ese dinero podía hacer muchas cosas, no comprarme este vestido, pero ella era la que iba a pagar, no yo, así que lo aceptaría de todos modos, me lo quitaré y que me envolvieran, pero si pudiera volvería a la tienda y regresarlo para que me dieran ese dinero, y con ese dinero podía comprar la tela para hacérmelo yo misma, podía copiar el modelo y me ahorraría más de la mitad de lo que cuesta este pedazo de tela.
–Claro que sí, ya regreso.
La empleada se fue y llevó varias opciones después. Los cuales Larissa, se probó y ninguno le quedaba, y así fueron pasando los minutos, en los que la empleada cambiaba de colores y modelos, creo que mi amiga se empezó a desesperar, porque ya ni siquiera íbamos a tener tiempo de ir a otra tienda, porque me imaginaba que iba a suceder lo mismo. Así que esperaba que, en la última tanda de vestidos, apareciera algo medianamente aceptable para ella.
Me sentía mal por mi amiga, no había un solo modelo, que le quedara perfecto, pero al menos encontramos algo que se le veía menos mal que los otros modelos. Yo sólo quería salir de ahí, tenía el tiempo justo de llegar al canal, así que tan pronto se solucionó el asunto del vestido de Larissa, nos empacaron ambos y salimos de la tienda.
Caminamos hasta las escaleras eléctricas y nos subimos a ellas y mientras íbamos bajando, mi mirada se cruzó con la de un chico guapísimo, parecía un modelo. Era rubio, de ojos claros y él, se quedó mirándome a mí, él iba en la escalera para subir y nosotras en la de bajar. No dejamos de mirarnos hasta que nos perdimos del campo de visión.
–Val, ese hombre está bellísimo – Larissa, se puso como loca – Ven, vamos a volver arriba. Se han gustado los dos, tienes que conocerlo.
Yo no tenía tiempo para estar perdiéndolo en ir a buscar a un tipo, que quien sabe si no tiene novia, o si yo le guste, de todas formas, me tenía que ir rápido para poder llegar a tiempo al canal, porque ni la comida, ni los gastos, se pagaban solos, no iba a estar zozobrando a final del mes. Estaba haciendo mi ahorro para poder comprar algunos materiales para la Universidad, aunque Larissa, me ayude algunas veces.
–No Larissa, está muy guapo ok, pero yo tengo que llegar a casa. Vámonos ya, por favor. El chofer, no tarda en venir por mí – Mentí – Si no estoy a la hora que le dije que estaría, me van a matar en mi casa.
Yo le había manejado a Larissa, una vida muy restringida por parte de mis padres, por eso no iba a ninguna fiesta y que no me podía quedar en las tardes a ver películas, ni hacer otras cosas que hagan los demás jóvenes de nuestra edad., pero ahora no era tiempo de lamentaciones, debía llegar al paradero del autobús, antes de que me dejara, eso representaría esperar el siguiente y una demora de mi parte en el canal.
–Pero Val, nunca he visto que te interese nadie y quiero que te des la oportunidad, sólo será un segundo – Larissa, tiró de mí y una de mis pulseras se reventó – Por favor, amiga.
La pulsera se esparció por el lugar y me enojé demasiado, ahora me iba a demorar en recogerla, todo por la tontería de Larissa, de querer ir a perseguir a ese tipo, ni que estuviera yo tan urgida para ir en busca de un hombre, yo ya tenía a mi objetivo en la mira.
–Qué no, he dicho que no Larissa – Le grité sin pensar, arrepintiéndome de inmediato – Lo siento mucho, es que me da miedo no cumplir con mis padres, tú no sabes cómo se ponen y luego se me ha reventado esta pulsera, que era una reliquia familiar.
Lo que necesitaba era estar en la parada, no peleándome por tonterías, me daba rabia ser tan marginal, y no tener mi propio auto con el que transportarme, como era debido, me sacaba de quicio estar corriendo para todos lados, porque aún no me había podido comprar un auto del año, los ahorros no me alcanzaban.
–Perdóname Val – Larissa me miró con los ojos llenos de lágrimas – Ha sido del todo mi culpa. Te ayudo a recoger las perlas y podemos llevarla con algún joyero, para que nos la repare, no te preocupes.
Precisamente yo no iba a poner ni un peso para el arreglo de la pulsera, por su culpa de Larissa, era que me encontraba casi histérica, porque iba a tener que pagar un taxi si perdía el camión.
–Gracias, Larissa.
Recogimos las perlas de mi pulsera muy rápido, yo tenía que irme ya. Cuando terminamos de hacerlo, caminamos juntas a la entrada del centro comercial, dónde el chofer de Larissa, la estaba esperando y se acercó a ella para cargarle la bolsa del vestido y abrir la puerta, para que ella subiera, pero antes de hacerlo, nos despedimos.
–Gracias por el vestido amiga – agradecí – Te prometo, que haré lo más que pueda por acompañarte hoy. De todos modos, yo te aviso más tarde.
Como siempre quedaba con ella y a últimas la llamaba para decirle que se me había presentado alguna urgencia con mi padre o con mi madre, ya se me estaban acabando las excusas, tendría que empezar a pensar en otra cosa, que no se viera muy elaborada.
–Sí Val, por favor inténtalo y siento lo de tu pulsera. Espero tu llamada, saludos a tus padres.
Por supuesto que le iba a llamar, desde un lugar apartado en el canal, yo no iba a poder salir hasta ya entrada la noche del trabajo.
–Gracias, amiga, de tu parte.
Larissa se subió a su auto de lujo y se fueron ella y su chofer. Yo esperé apenas lo necesario, para verlos desaparecer y me eché a correr como loca, tenía que alcanzar el mugroso camión que me llevaría al canal, pues si llegaba tarde, ese tiempo me lo iban a descontar.
Apenas lo alcancé, me subí y me tocó sentarme muy apretada en el fondo. Mientras iba a bordo solo pensaba en dos cosas, en la suerte de Larissa y en el chico del centro comercial.
Dex DeCostelloPuerto Vallarta Jalisco, MéxicoTenía menos de una semana en Puerto Vallarta y justamente el día que me tenía que presentar a mi primer día de trabajo en el canal 49, cuando salí al centro comercial en busca de algo que comprarles a los padres de mi amigo Luis como agradecimiento por el hospedaje que me dieron en su casa, encontré a la mujer más hermosa del mundo en el centro comercial y eso no era todo, ella también se había fijado en mí. De eso estaba plenamente seguro. La vi cuando yo iba subiendo en las escaleras eléctricas y ella iba bajando por el lado contrario. Fui un tonto por no perseguirla, pero tenía el tiempo encima y no podía llegar tarde a mi primer día de trabajo. Eso era imperdonable, y la puntualidad era algo importante a donde quiera que vayas. Tenía el tiempo justo para comprar lo que iba a comprar y volver a casa de Luis y así lo tuve que hacer.–Dex, ¿Qué es todo esto? – preguntó Luis – Mis papás se van a ofender. No tenías que comprarles nada.Per
Dex DeCostelloPuerto Vallarta Jalisco, MéxicoEsperaba poder encontrármela de nuevo en el centro comercial, a ver si tenía suerte en volverla a ver. Ese día llevaba prisa, pero me daría un tiempo necesario para ir a buscarla. Yo tenía que regresar a ese lugar.–Dex, tú no cambias amigo – Luis se burlaba – Te has echado una bronca con tu padre por esa razón, porque no dejas de andar de mujer en mujer y aquí no has entrado a trabajar ni nada y ya estás pensando en ligarte a alguien.No tenía que ver una cosa con la otra, el ojo era un ente con vida propia y yo no lo podía evitar era parte de mí el saber admirar la belleza donde la había, y esa mujer me había impresionado sobre manera. Tenía algo sumamente atrayente porque había sido como un flechazo, su mirada era muy penetrante y me encantó que no desvió la mirada hasta que ya no pudimos vernos.–Ya pues, no te voy a contar nada – me indigné – Ella no es como nadie de las que he tenido y es bellísima. Tiene un cabello oscuro, es moren
Valeria Peña MadrigalPuerto Vallarta, Jalisco, MéxicoNo podía creer, cómo era el destino. Ahí estaba de pie frente a ese chico que me había encantado en el centro comercial y por supuesto que yo le había encantado también a él. Sus ojos eran tan hermosos como el color del cielo y todo su aspecto era digno de admirarse. Lástima que no podría, aunque quisiera tener nada con él, por lo que veía sería un triste empleado del canal como yo. Alan se me quedó viendo muy molesto.Lo primero que te digo y lo primero que haces Valeria, parece que te comieron la lengua los ratones – Me reprendió Alan – No puede ser que no puedas decir, ni mucho gusto.Me había perdido en el azul de sus ojos, era como si pudiera ver a través de mí, pero él tampoco despegaba sus ojos de los míos. Estábamos los dos anclados en el piso sin movernos.–Mucho gusto, señorita – Se me adelantó él – Dexter DeCostello, encantado de conocer a una chica tan bella.Él extendió la mano y yo no tuve más que tomársela, no me ag
Valeria Peña MadrigalPuerto Vallarta, Jalisco, México–No, no es por él, Luisito – Lo abracé – Es por todo, por la infeliz de Silvana que cada que puede se burla de mí, por Ray que no lo aguanto que siempre me esté acosando y en sí por todo. De mis ganas no volvería aquí jamás, pero como sabes, necesito el dinero para seguir estudiando.Era la única forma que tenía de sacar dinero, y si lo dejaba se irían al retrete todos mis sueños por los que había luchado toda la vida ni se imaginaban todo lo que había tenido que hacer para estar aquí, y lo había logrado con mi propio esfuerzo no como Silvana que estaba de arrimada.–Todo se arreglará, en un rato te voy a presentar a un amigo mío que llegó a trabajar al canal, a lo mejor eso te levanta el ánimo.Estaba segura de que era el tal Dexter el amigo que Luis me quería presentar, pues él había regresado recientemente de los Estados Unidos y Dexter tenía cierto acento de ese país o podría ser británico, ya que también tenía ese acento muy
Dex DeCostelloPuerto Vallarta, Jalisco, MéxicoMe di cuenta esa primera noche en el departamento, que lo que tenía Valeria de hermosa, también lo tenía de berrinchuda y de intolerante, pero conmigo no se iba a salir con la suya, si lo que quería era estar peleando, pues yo soy la persona más relajada del mundo, con la que nunca va a discutir, ni a pelear, ni a tener problemas. Ya que ella, no me quiso desocupar la cama, lo hice yo mismo y recorrí todas las cosas que ella, tenía regadas, por el que ahora sería mi cuarto en una esquina. Ella, me veía recoger todo, sonriendo coqueta, desde la puerta de mi recámara.– ¿Lo ves? Qué te costaba Dexter – Parecía estarse burlando de mí – Ese es el defecto de todos los hombres, quieren que las mujeres les estemos recogiendo todo y bien que pueden ustedes, por eso Dios les dio sus dos manitas.No tenía por qué venir a dárselas de muy razonable, si ella era la que había provocado todo ese desorden, debería darle vergüenza, tener tanto montonero
Dex DeCostelloPuerto Vallarta, Jalisco, MéxicoSabía yo que ella era la que me iba a llamar primero que todos, de mi padre ni me preocupaba si tantos dolores de cabeza le había provocado, debía estar saltando en un solo pie porque me haya ido de su casa.–No te preocupes, Ava – Yo solía tutear a mi madre – Estoy bien, veo que al fin leíste mi carta, pues solo me habías mandado puros mensajes – Te escuchas muy angustiada y te sugiero que te relajes por favor.No quería que a mi madre le pasara algo malo, yo no me salí con la intensión de que ese pusiera mal, yo creo que ya era hora de volar del nido y así lo hice, me estoy independizando por el bien de todos. Además, al señor Eryx le he causado muchos problemas como él lo dijo.–No me puedo relajar, no debiste irte así sin avisar – Me regañó – No sé si has estado comiendo, ni si ya tienes casa. Hijo por favor, dime dónde te encuentro para ir por ti.Ella no quería que sus cachorros se salieran de la madriguera, pero allá le habían que
Valeria Peña MadrigalPuerto Vallarta, Jalisco, MéxicoDex se salió del departamento y yo, ignoré a dónde se fue y tampoco era que me importaba, pero ya veía por dónde iba la cosa, al parecer a él le gustaba vivir de las señoras mayores y ahí para nada entraba yo. Porque creo que era menor que él y yo dinero no tenía para estar manteniéndolo. De todos modos, como ya le había dejado claro, él a mí no me interesaba en absoluto y podía irse a dónde quisiera, era libre, así como yo también lo era. Tardé un poco en conciliar el sueño, hasta que finalmente lo logré y al día siguiente un delicioso aroma proveniente de la cocina, me hizo levantarme y abrir muy bien mis ojos, salí de mi recámara para darme cuenta de que lo que pensé era real.Mi compañero de departamento estaba en la cocina en su elemento, el aroma que desprendía lo que había preparado me despertó por completo, no era mentira lo que había dicho que sabía cocinar y eso me convenía, iba a tener a un chef en el departamento. Aun
Valeria Peña MadrigalPuerto Vallarta, Jalisco, México–Qué buena amiga eres, Val – Me reclamó – Ayer, no solo me dejaste plantada en la fiesta que dieron mis padres, tampoco me llamaste para decirme que no irías.La verdad se me había olvidado por completo, además yo no le dije que iría, se tenía que imaginar que si no le llamé sería por algo, yo no estaba en la obligación de estar diciéndole cada uno de mis movimientos. –Larissa, lo siento mucho – Me disculpé de inmediato – Por el retraso del centro comercial, tuve un problema muy serio con mis padres y por eso ya no pude llamarte, para nada.–No lo sientas, Val. Nunca quise causarte problemas con tus padres. Es más, si quieres vamos ahorita a tu casa y les explico, que nos tardamos ayer por mi culpa.No podía dejar que mi amiga insistiera en eso de ver a mis padres, tenía que irme ya. Todo esto de Larissa y de mis mentiras para con ella, estaba amenazando con salirse de mis manos y era algo, que definitivamente, no podía permitir.