PARTE SEIS: QUÉDATE A MI LADO CAPÍTULO TRES Diego se detuvo. ¿No se daba cuenta ella que ella lo estaba matando con el solo hecho de que lo nombrara de esa manera?— ¿Sí, señorita Muriel?Andrea no soportó más mantenerse lejos de él así que sin nada más por mentir, corrió a él y lo abrazó de una manera especial, de una manera que decía tanto en tan poco.Los ojos de Diego se abrieron de un momento a otro. Ni siquiera él esperaba que ella fuera a hacer algo así.—Gracias, Diego, de la misma manera en que ya te he agradecido por el milagro en mí, de la misma manera y con la misma fuerza en el corazón te pido que te quedes dos meses más, es mi decisión, por un momento, olvidemos en trato, por un momento seamos los dos solamente —, dijo ella.Y sin que lo supiera era su corazón el que estaba hablando por ella. Diego respondía a su abrazo. Por supuesto que lo iba a hacer, por supuesto que se iba a quedar sin importar qué era lo que viniera adelante. Bebiendo de su copa de vino, p
PARTE SEIS: QUÉDATE A MI LADO CAPÍTULO CUATRO En ese momento en que miraba a su madre con atención un recuerdo vino a su mente. Mandira bebía de su copa de vino, sin mucho que hacer, sin mucho que contar porque la verdad era que esas fiestas nunca habían sido de su interés, solo eran fiestas que pasaban y a las que iba porque representaba a su padre, nada más. Un poco aburrida, viendo a la gente moverse de un lado a otro, hablar entre ellos y ella nada qué decir hasta que de pronto, su atención fue llamada por aquella pareja que parecía entrar desde el balcón. Una mujer y un hombre muy jóvenes, una mujer que ella no reconocía, un hombre al que nunca antes había visto en su vida pero que sin dudar, era guapo y no era sol su físico cuando solo veía sus ojos y su sonrisa. Había algo más en él, en la manera en la que tomaba a la mujer que estaba ahí, con la que bailaba, con aquella delicadeza que solo un hombre como él podía tomar a una mujer. No sabía cómo pero por un momento el pa
PARTE SEIS: QUÉDATE A MI LADOCAPÍTULO CINCOEn ese momento en que miraba a su madre con atención un recuerdo vino a su mente. Mandira bebía de su copa de vino, sin mucho que hacer, sin mucho que contar porque la verdad era que esas fiestas nunca habían sido de su interés, solo eran fiestas que pasaban y a las que iba porque representaba a su padre, nada más. Un poco aburrida, viendo a la gente moverse de un lado a otro, hablar entre ellos y ella nada qué decir hasta que de pronto, su atención fue llamada por aquella pareja que parecía entrar desde el balcón. Una mujer y un hombre muy jóvenes, una mujer que ella no reconocía, un hombre al que nunca antes había visto en su vida pero que sin dudar, era guapo y no era sol su físico cuando solo veía sus ojos y su sonrisa. Había algo más en él, en la manera en la que tomaba a la mujer que estaba ahí, con la que bailaba, con aquella delicadeza que solo un hombre como él podía tomar a una mujer. No sabía cómo pero por un momento el paisa
PARTE SEIS: QUÉDATE A MI LADO CAPÍTULO SEIS Finalmente el auto en el que había viajado la señorita Muriel había llegado a su destino. No podía sentirse más feliz después de todo lo que había hecho, después de todo lo que había dicho a ese hombre que no sabía con qué derecho, se quedaba en su vida La diferencia entre ellos era clara, mientras ella era una señorita muy bien educada y que había crecido con todos los lujos, Diego se había tenido que ganar la vida de una manera muy diferente, quizá no con una que coincidieran los demás.Y es que era extraño saber de una persona que vendiera su cuerpo para conseguir el sustento y más que el sustento, era la vida de su hija. La hija que su hermana le había dejado antes de morir. Su hermana también había sufrido tanto, al menos en todo lo que él podía pensar era que su hermana ahora estaba bien en el cielo, ya no había nadie que la hiciera sufrir, ya no había nadie que le hiciera lo que le hicieron en el pasado.Cuando Andrea bajó del
PARTE SEIS: QUÉDATE A MI LADO CAPÍTULO SIETE —Y cuéntame, ¿cómo van las cosas con aquel misterioso hombre que encontraste en tu camino? — Preguntó Natalia, moviendo la cuchara dentro de su café.Andrea no evitó sonreír en el momento en que aquella mujer mencionó a ese hombre que la había hecho tan feliz apenas dos días atrás. —No hay nada que contar, fin a la historia —, dijo Andrea, sonriendo mientras tomaba un pedazo de pan.—Ay, si me citaste aquí no debe de ser por nada, ¿verdad?—Bueno, la verdad es que sí, sí quería hablar contigo.— ¿Sobre el chico— ¡Ay, deja al chico por un momento!— ¿De dónde lo sacaste? Mucha gente dice muchas cosas pero la verdad es que, no me imagino tú haciendo eso. —Natalia rió haciendo que el gesto divertido de Andrea cambiara totalmente.Simplemente no quería creer que su amiga estuviera hablando así enfrente de ella, después de todo lo que tenía por decir.—Es que es casi imposible, ni siquiera yo puedo creer eso —, dijo Natalia sin dejar de son
PARTE SEIS: QUÉDATE A MI LADO CAPÍTULO OCHO Unas semanas más. Unas cuantas semanas más y ella traería al mundo a dos pequeños ángeles que no tenía la culpa de nada. ¿Lograría ella al final quererlos como se quieren a los hijos propios? La verdad es que todo estaba por verse. Todo estaba por ser encontrado. El día había llegado, las cosas cayeron de sus manos cuando sintió que no podía moverse más. En aquel rincón de la ciudad. Contando ella solo con su madre y con un amigo que había iniciado su trabajo como chofer de alguna familia por ahí cercana, el mismo que estaba enamorado de ella y que hubiera dado tanto porque ella no le hubiera creído al imbécil ese que la dejó con dos bebés en camino. Muchas veces Bermúdez se lo hizo saber. Él solo quería que ella no estuviera pasando por eso porque alguna vez habían tenido la oportunidad de hablar de ello. Lo podía recordar como si fuera ayer. — ¿Descansando? —Preguntó Bermúdez, dándole un chocolate a la mujer que estaba en la banqueta
PARTE SEIS: QUÉDATE A MI LADO CAPÍTULO NUEVE Una vez más el pesar de su corazón había sido parado por la paz que ella sentía de estar frente a sus hijos, aun sabiendo que ellos seguramente no la perdonarían.Con una sonrisa en el rostro caminaba de un lado a otro por aquel centro comercial mientras a su lado caminaban dos de sus hombres. Ellos cargaban con todas las bolsas que ella había comprado hasta ese momento y que no era más que ropa de bebé y de niños de no más de diez años.— ¡Oh! Esperen, esperen, aún falta comprar juguetes para los niños.—Señora de Luna. Solo para recordarle que la señorita Mandira en quince minutos estará esperando por usted en el restaurante que quedaron.—Solo un minuto, lo prometo. Los caminos que estaban destinados a ser, siempre iban a buscar la manera de encontrarse una y otra vez. El destino que se convertía en presente día a día y aquellos hilos del destino se entrelazaban.—Papi, ¿me comprarás la muñeca que me dijiste ese día? —Pregunt
PARTE SEIS: QUÉDATE A MI LADO CAPÍTULO DIEZ ¿Qué decir del tiempo que se iba y que no regresaba pero que en él, llevaba las mejores experiencias de toda una vida? Eran los sueños los que llevaban hasta ese punto, eran los sueños lo que nos hacían sentir vivos y era por los sueños por los que vivíamos. Cada día que pasaba, cada día que dos corazones compartían juntos, cada temporada del año que se iba sin sentirse para al final, regalar aquel día, era todo lo que nos llenaba de amor el corazón.Diego, Diego no era más que un hombre que había sabido ganarse la vida de la peor manera, sin importar las críticas, sin importar lo que dijera el mundo alrededor. Ahora solo contaba con una persona en su vida, una de todas aquellas que él juraba no tenía corazón. Eran los ojos de la verdad lo que estaban llevando a eso.Entre risas, preguntas de cómo había sido el día de uno y otro, entre las anécdotas de la pequeña Fernanda para Andrea, los tres llegaron al hospital donde la pequeña