_Venezzia… tienes un bello nombre, no entiendo porque el diminuto a “Zia”, de verdad que ustedes los Norteamericanos son perezosos _ dijo el hombre regordete y panzón que se encontraba frente a ella y a quien Cristiano había llamado por el nombre de Vasco Rossi. Zia se encontraba inmovilizada y amordazada, dos tipos que parecían unos orangutanes la escoltaban, posicionados uno en cada lado, sus ojos vagaban de un lado a otro tratando con desesperación de buscar alguna salida que la librará de esos tipos tan desagradables._ Tengo la sensación de que le importas más a Cristiano Raffacani de lo que quiso aparentar, y eso hará más divertido este juego _ continuó él hombre _ Sabes; si fuera por mí; ya lo hubiera matado desde hace mucho tiempo, Cristiano es como un grano en el culo, pero el hijo de puta tiene muchos aliados poderosos, por ahora, porque estoy trabajando para cambiar eso _ sonrió _ Por eso solo lo mantenía vigilado, estudiando cada uno de sus malditos movimientos, esperando,
De pronto la puerta de la habitación donde se encontraba Zia se abrió abruptamente dando paso a una mujer de unos cincuenta y poco años aproximadamente, está era delgada y alta, y tenía un cuerpo llamativo, su cabello era rubio, y en la mirada reflejaba desdén y maldad. _ Supongo que fuiste tú la que armó todo ese revuelo allá afuera_ dijo la mujer iracunda._ Madame Zafiro, Alexei intentaba abusar de ella en el medio del pasillo_ intentó aclarar Perla, pero la mujer la hizo callar con una mirada fría._ Ven, acércate a mí; según por lo que me dijo Vasco Rossi eres la princesa de Cristiano Raffacani. ¿Cuál es tu nombre? _ dijo la señora, mientras apagaba un cigarrillo en el suelo con la suela de sus altísimos tacones rojos. Zia levantó la barbilla con enfado._ Mi nombre no es asunto tuyo, déjame salir de este maldito lugar _ respondió ella.Pero antes de que Zia pudiera decir algo más, madame Zafiro le propinó dos fuertes bofetadas, lo que provocó que las piernas de la joven fallaran deb
_ Angelus! ¿Qué haces aquí? _ preguntó Zia sorprendida._ Que más voy a estar haciendo aquí Zia. Disfrutar de la mercancía de madame Zafiro, y debo reconocer que siempre supera mis expectativas. Yo solo elegí lo mejor que había en su catálogo. Y vete aquí ante mi_ dijo Ángelus señalándola._ ¿Estás de broma? ¿Un catálogo? Viste mi maldita foto en un catálogo, y no se te ocurrió otra cosa, que no fuera encargarme como si yo fuera un artículo deportivo, te voy a patear el culo Ángelus_ dijo Zia iracunda._ ¿Qué otra cosa podía hacer?_ dijo él con fingida inocencia_ Huiste del estúpido de mi hermano Mat, para terminar en venta en una casa de prostitutas, tenía que aprovechar la oportunidad que me puso la vida_ dijo él caminando hacia ella _ Y vaya que la pienso utilizar, ese conjunto que tienes puesto te queda realmente ardiente. No logro concentrarme._ Eres un adulto, así que contrólate _ le espeto Zia_ Y Ángelus, antes que nada, yo no hui de Mat, fui secuestrada _ le dijo Zia sin querer a
Angelus dejo a Zia y a Perla frente a la casa de su amiga Sthephany, ya iban a hacer las dos de la tarde cuando detuvo el coche frente a la modesta vivienda. Tuvieron que pasar parte de la madrugada en el aeropuerto debido al mal tiempo, Perla se había quedado dormida, y aunque Zia tenía los ojos cerrados no pudo lograr descansar, en su cabeza le daban vueltas muchas imágenes como en un caleldoscopio, y no quería abrir los ojos, pues sabía que si lo hacia se encontraría con la inquisitiva mirada azul de Angelus, quien la tenía muy confundida desde su ardiente encuentro. Quizás había sido solo producto de su imaginación o solo la desesperación del momento, pero era obvio que entre ambos había una especie de absurda conexión.“Sabes; no te hubiera dejado en ese lugar por nada del mundo Zia, así me hubiera costado mi propia vida, iba a sacarte y llevarte conmigo”. Le había dicho Angelus mas tarde en el avión a una Zia de ojos cerrados.Cuando lo escucho se vio a si misma sosteniendo la r
Prólogo._ ¡Estoy felizmente casada!¿En serio?¿Estoy felizmente casada?_ Llevo cinco años casada con Mathias Phillips Newort Remirtong; un hombre amoroso, increíblemente guapo, dueño de unos ojos azules tan apacibles, que parecieran que fueran capaces de mirarte el alma, penetrar en ti como la daga mas filosa, Mathias es un gran amante, un buen esposo, es un excelente amigo, es sencillamente el hombre perfecto. Aquel que cuando eras apenas una niña deseabas poder encontrar. Con el que esperas casarte, comprar una casa, sembrar plantas en el jardín, adoptar un perro con mirada triste, y finalmente formar una familia, agregar algunas ramas a tu árbol genealógico. Te imaginas con él los domingos asando una barbacoa en el patio trasero, en compañía de amigos que bromearan de cualquier cosa y riéndote de sus malos chistes, en los bautizos de tus sobrinos, prendada de su brazo en las bodas de tus hermanos, juntos en todas las fotos familiares. Te imaginas aquellas largas tardes frente a
_ No pienses eso cariño, eres una mujer sensual, joven, hermosa, te juro que si yo fuera hombre o no estuviera casada, te llevara al baño de la cafetería y tuviera sexo contigo _ dijo Sthep.Luego ambas se echaron a reír, provocando que les saltaran las lágrimas a los ojos de tanto reírse._ ¡Por Dios! Que sucia _ dijo Zia _ Gracias Sthep solo tú serias capaz de hacerme reír en un momento como este._ Para ya… Jorge el panadero desde que entraste por ese culo no deja de verte el trasero, así que no me vengas a decir que no eres una mujer deseable. Solo están pasando por una pausa en su matrimonio. Es como una mala nube bajo su esplendido sol, es todo, pronto pasara y volverán a amarse como siempre _ le dijo Sthep._ ¿Tú y Ed han tenido esa “nube mala” en sus ocho años de matrimonio? _ pregunto ella._ Eh bueno… Quizás… _ tartamudeo Sthep._ ¿No, cierto? _ La interrumpió ella _ ¡Soy un fracaso Sthep!_ Que no lo eres Zia. Y te dije que dejaras de auto compadecerte, no logras nada haci
Comenzó caminar hacia ella, y sin poderse contener soltó un grito y comenzó a correr hasta el fondo del galpón, retrocedió hasta donde se encontraban los grandes troncos de árboles y se tropezó con algo cayendo de bruces contra el suelo. Cuando giro se encontró con los grandes ojos abiertos de Damián en un rostro congelado con una expresión de sorpresa, estaba muerto, debajo de este había un gran charco de sangre, justamente donde había caído Zia manchándole la ropa, ella se llevo las manos al estomago tratando de controlarlas ganas de vomitar que tenia, se puso de pie y busco con desesperación una salida._ ¡Una pistola! _ se dijo para sí misma_ Damián tenia entre una de sus manos, un arma de fuego, así que ella la tomo sin pensarlo, Zia sabia usarla, aunque nunca le había disparado a alguien, solo ha blancos fijos en el curso que había tomado, con el arma empuñada entre sus manos temblorosas, tarto de llegar al otro lado del lugar, no escuchaba ningún ruido, así que recurriendo a s
Cuando Zia levanto la cabeza se encontró con un hombre realmente hermoso, tenía una sonrisa apacible en el rostro, su presencia empequeñecía aquel lugar, media algo más de un metro noventa, tenía el cabello oscuro peinado hacia atrás, de ojos color gris claro, llevaba vaqueros desgastados, y no tenia camisa, dejando al descubierto su torso con sus bien definidos músculos, tenía muchos tatuajes en los brazos, en su pecho, y algunos en el cuello, en su oreja derecha le brillaba un pequeño pendiente, dándole un aspecto intimidante y misterioso a la vez. Zia se encontró con la mirada de aquel hombre tan descaradamente atractivo, su sonrisa solo la irritaba mas, se puso de pie y tomo algunos libros de la estantería y comenzó a arrojárselos._ ¡No se me acerque! _ dijo ella mientras utilizaba los libros como proyectiles._ Tú misma tendrás que ordenarlos _ dijo el hombre, esquivando cada libro fácilmente y con diversión en su voz. Se acerco a ella rápidamente y la arrincono en la pared, sos