Comenzó caminar hacia ella, y sin poderse contener soltó un grito y comenzó a correr hasta el fondo del galpón, retrocedió hasta donde se encontraban los grandes troncos de árboles y se tropezó con algo cayendo de bruces contra el suelo. Cuando giro se encontró con los grandes ojos abiertos de Damián en un rostro congelado con una expresión de sorpresa, estaba muerto, debajo de este había un gran charco de sangre, justamente donde había caído Zia manchándole la ropa, ella se llevo las manos al estomago tratando de controlarlas ganas de vomitar que tenia, se puso de pie y busco con desesperación una salida.
_ ¡Una pistola! _ se dijo para sí misma_ Damián tenia entre una de sus manos, un arma de fuego, así que ella la tomo sin pensarlo, Zia sabia usarla, aunque nunca le había disparado a alguien, solo ha blancos fijos en el curso que había tomado, con el arma empuñada entre sus manos temblorosas, tarto de llegar al otro lado del lugar, no escuchaba ningún ruido, así que recurriendo a su instinto de supervivencia, estudio cuanto tiempo le llevaría correr hasta la entrada, se asomo encima de los troncos, y no vio a nadie.
_Quizás el sujeto se había asustado, y huido del lugar antes de que llegara la policía. Pensó ella.
Así que salió lentamente empuñando el arma de fuego con fuerza con su mano derecha, necesitaba llegar hasta su coche donde había dejado estúpidamente su teléfono móvil y las llaves en el encendido, el plan en su mente era perfecto, aunque los temblores en su cuerpo no cesaban.
_ No voy a morir hoy_ se dijo.
Echo a correr con todo lo que tenia, iba a lograrlo, ya estaba afuera del galpón pero su coche había desaparecido, cuando se giro en busca de algún otro vehículo que se pudiera llevar, el hombre apareció nuevamente ante ella con una sonrisa maliciosa en el rostro, así que ella no lo dudo y levanto el arma de fuego y la acciono contra aquel desagradable tipo, acertó el primer disparo hiriendo el brazo izquierdo del hombre.
_ ¡Maldita perra! _ bramo el sujeto con dolor en la voz e ira _ Perra estúpida, te voy a matar.
Zia volvió a jalar el gatillo, pero solo hizo ruido el mecanismo del arma, estaba vacía, ya no le quedaban mas balas.
_ Perra _ repitió el tipo sonriendo _ Ahora es mi turno _ dijo el sujeto, levantando su pistola hacia ella.
_ Baja el arma _ se escucho una voz profunda de pronto, Zia tenía la mirada nublada por las lagrimas, pestaño varias veces para poder aclara su visión, pero no pudo ver a nadie cerca.
_ ¿Quién era el dueño de aquella voz?
Vio como el sujeto se quitaba algo de la cintura, era una especie de radio transmisor, como los que usaban los oficiales de policía, emitía ahora una pitido sordo._ Jefe la perra me disparo _ dijo el hombre furioso por el aparato.
_ Tráemela _ dijo la voz profunda del otro lado _ Limpien todo, y salgan ya. El hombre se volvió a colocar el aparato en la cintura, y con mirada iracunda se dirigió hasta ella.
_ Es tu día de suerte zorra _ le dijo el antes de golpearla, dejando a Zia inconsciente.
Los parpados le pesaban, le dolía la cabeza, y sentí el cuerpo entumecido, y poco a poco le fueron llegando los recuerdos del incidente en el aserradero, y abrió los ojos súbitamente, lo que le produjo una terrible migraña, cuando la brillante luz del lugar penetro en sus ojos.
_ ¿Dónde demonios estoy? _ dijo en voz alta.
Observo la enorme habitación en la que se encontraba, totalmente desconocida para ella, en la cual habían pocos muebles, la cama donde se encontraba era grande y tenia pilares con un mosquitero recogido, tenia sabanas de seda azul claro, y un gran ventanal con las cortinas de color azul oscuros corridas, la mujer se puso de pie, y se mareo un poco obligándose a sentarse en la cama, en ese momento cayó en cuenta que no llevaba su ropa, su cuerpo lo cubría una camisa de hombre costosa, perfectamente abotonada y tenía una ropa interior de encaje blanco que, tampoco era suyo, inmediatamente el rubor cubrió sus mejillas.
_ ¿Quién me pudo haber desnudado? Pensó.
Y súbitamente se alarmó.
_ ¿Acaso había abusado de ella? ¿Dónde estaba la habían secuestrado?
El pánico se apodero de ella, y el dolor de cabeza de pronto intensifico. Recordó que la persona que la tenía allí, había matado a Damián y quizás también al pobre señor Bermont.
Necesitaba salir de aquel lugar. Corrió hasta las puertas dobles de la ventana y la abrió sin problema, parpadeo varias veces para que sus ojos se acostumbraran a la claridad del exterior, cuando llego hasta el muro del balcón, se mareo, producto del vértigo que sintió.
_ ¡Estoy en una torre! _ se sorprendió.
Su balcón daba hacia el mar, era una torre con una gran caída, en el fondo se podía ver la orilla del mar, con muchas rocas, al parecer el lugar donde se encontraba, fue construida en un risco sobre el mar. Lentamente se retiro del balcón cerrando las puertas en su espalda, luego corrió hacia la puerta de la habitación pero estaba cerrada con seguro, le dieron ganas de ponerse a gritar histérica, pero sabía que solo empeoraría las cosas y atraería la atención hacia ella. Si llegara a enojar a los matones estos quizás le harina daño. Abrió otra puerta que estaba del lado izquierdo de la habitación, pero solo era un baño, con una bañera blanca, una ducha, un espejo grande, y sobre el mostrador habían varios artículos de aseo personal nuevos, aun en sus envoltorios, también habían algunas toallas blancas. Dejo todo donde estaba y salió del baño, abrió los cajones de la cómoda de madera y estaban vacios, luego abrió las puertas del closet, y encontró unas camisas de hombres manga largas en ganchos guindadas en el perchero, abajo habían varios conjuntos de ropa interior Victoria Secrets aun con sus etiquetas, eran bastante sexys, la clase de ropa interior para conseguir algo, y que ella jamás se hubiera atrevido a usar.
_ ¿Qué demonios? _ dijo en voz alta _ ¡Oh Por Dios! Me violaron, y ahora puede que tenga alguna enfermedad, tengo que salir de aquí. ¿Pero por dónde y cómo?
Se dirigió al baño y se inspecciono sus partes íntimas, se reviso detalladamente, pero no observo rastro de violencia en su cuerpo, no sentía dolor, no tenia moretones en su cuerpo ni arañazos.
_ El sujeto grande me golpeo, estoy segura _ hablaba para sí misma.
Reviso su rosto en el espejo y no tenía ninguna marca. De pronto la sangre se le helo, cuando escucho el pestillo de la puerta abrirse, y sin perder tiempo se puso detrás de la puerta para ocultares. Cuando se abrió espero que el hombre caminara un poco más hacia dentro de la habitación, y lo empujo con todas sus fuerzas apartándolo del camino, cerró la puerta con la llave que el había dejado pegada en la cerradura, encerrándolo adentro, el tipo comenzó a maldecir y a darle patadas a la puerta. Zia corrió por un largo pasillo, llego hasta la puerta del fondo del corredor y la abrió, bajo unas escaleras y de pronto se hayo en el vestíbulo de una imponente mansión, escucho unas voces de hombres que se acercaban, hablaban en italiano, y escucho como el hombre que había dejado en la habitación les comunicaba por los radios transmisores que ella había escapado, detrás de estos venias otros cuatros hombres más, con trajes elegantes y armas relucientes en una funda colocada en sus costillas. Zia retrocedió hacia una puerta que estaba en su espalda, giro el picaporte tratando de no hacer ruido, la habitación estaba en penumbras, cuando ella avanzo a ciegas las luces comenzaron a encenderse, era una biblioteca, con paredes altas, pintadas de blanco, en el lado derecho había una escalinata que daba hacia la segunda planta, con estantes de cada lado llenos de libros, Zia la subió y se arrincono en uno de los pasillos, con la espalda pegada a la pared se deslizo hacia el piso, recogió sus piernas y coloco su cabeza en sus rodillas, haciendo que su cabello cayera en cascada hacia el piso, se sentía débil, mareada, estaba hambrienta y sedienta.
_ Este también es mi lugar favorito para esconderme _ escucho una voz profunda.
Cuando Zia levanto la cabeza se encontró con un hombre realmente hermoso, tenía una sonrisa apacible en el rostro, su presencia empequeñecía aquel lugar, media algo más de un metro noventa, tenía el cabello oscuro peinado hacia atrás, de ojos color gris claro, llevaba vaqueros desgastados, y no tenia camisa, dejando al descubierto su torso con sus bien definidos músculos, tenía muchos tatuajes en los brazos, en su pecho, y algunos en el cuello, en su oreja derecha le brillaba un pequeño pendiente, dándole un aspecto intimidante y misterioso a la vez. Zia se encontró con la mirada de aquel hombre tan descaradamente atractivo, su sonrisa solo la irritaba mas, se puso de pie y tomo algunos libros de la estantería y comenzó a arrojárselos._ ¡No se me acerque! _ dijo ella mientras utilizaba los libros como proyectiles._ Tú misma tendrás que ordenarlos _ dijo el hombre, esquivando cada libro fácilmente y con diversión en su voz. Se acerco a ella rápidamente y la arrincono en la pared, sos
No encontró nadie en los largos pasillos de la mansión en la que se encontraba, se dirigió entonces hacia una puerta que daban a un balcón trasero de la casa, el cual tenía escaleras de ambos lados que daban hacia un jardín con grama, y plantas en macetas, también habían guirnaldas de flores de muchos colores, el lugar era impresionante, con estatuas al estilo romano, una fuente iluminada en el medio le daban un toque romántico al lugar, más allá de la cima del risco, se podía escuchar el sonido de las olas cuando rompían en el malecón.Zia se giro y vio hacia la casa, una estructura moderna, el color predominante en ella era el blanco, había dos torres en cada lado de la mansión, una en el lado este y otra en el oeste, donde la habían puesto a ella era en la torre este, esa daba hacia el océano, justo encima del risco, la otra tenia la vista hacia la entrada de la casa, verlas desde ese punto de donde ella se encontraba la hizo imaginas los castillos medievales. Y por supuesto había
Cristiano volvió a tomarla de la mano y la llevo hasta la biblioteca, el lugar comenzó a iluminarse cuando ellos iban avanzando a su interior, Cristiano la levanto y la deposito encima del escritorio, quedando la cabeza de Zia a la altura de su pecho._ Déjame limpiarte la herida que tienes en el labio _ le pidió él. Zia estaba cansada de seguir discutiendo, asi que solo asintió, y lo vio moverse alrededor de la mesa, y sacar una caja de primeros auxilios de una de las gavetas del escritorio. Cristiano le paso una toallita antibacterial para limpiar la sangre seca, y luego le puso ungüento en la herida con delicadeza._ Esto evitara que se forme una costra, y permitirá que sane más rápido _ dijo él mirándola a los ojos, estaban tan cerca que Zia podía sentir el calor de su aliento en su rostro, si él bajaba sus labios se encontraría con los suyos._ Gracias a ti Zia, esta noche perdí a uno de mis mejores hombres _ continuo Cristiano._ ¿A que te refieres? _ le preguntó ella confundida
Los guardaespaldas de Cristiano la vigilaban y la alimentaban, a pesar de su ausencia ella seguía siendo el centro de atención para ellos en aquella fortaleza en el medio de alguna parte del mar mediterráneo.Zia no había visto la presencia de ninguna otra mujer en la mansión, todos eran hombres, lo que le pareció algo extraño viniendo de un hombre tan egocéntrico como Cristiano. Estaba terminando de cenar cuando escucho a Gino el guardia de más confianza de Cristiano decir que su jefe había llegado, esto hizo que el corazón de Zia comenzará a dar saltos de alegría, tenía ganas de verlo, quería disculparse con él, agradecerle por irónicamente ser un buen captor. Sin ella darse cuenta había comenzado a sentir cosas por él, había luchado por no reconocerlas, por alejar esos sentimientos de su pecho, pero estaba cansada de pensar en los demás antes que en ella, estaba decidida a aceptar lo que Cristiano le ofrecía. Así que se levantó de la mesa del amplio comedor y se dirigió a la habita
_Venezzia… tienes un bello nombre, no entiendo porque el diminuto a “Zia”, de verdad que ustedes los Norteamericanos son perezosos _ dijo el hombre regordete y panzón que se encontraba frente a ella y a quien Cristiano había llamado por el nombre de Vasco Rossi. Zia se encontraba inmovilizada y amordazada, dos tipos que parecían unos orangutanes la escoltaban, posicionados uno en cada lado, sus ojos vagaban de un lado a otro tratando con desesperación de buscar alguna salida que la librará de esos tipos tan desagradables._ Tengo la sensación de que le importas más a Cristiano Raffacani de lo que quiso aparentar, y eso hará más divertido este juego _ continuó él hombre _ Sabes; si fuera por mí; ya lo hubiera matado desde hace mucho tiempo, Cristiano es como un grano en el culo, pero el hijo de puta tiene muchos aliados poderosos, por ahora, porque estoy trabajando para cambiar eso _ sonrió _ Por eso solo lo mantenía vigilado, estudiando cada uno de sus malditos movimientos, esperando,
De pronto la puerta de la habitación donde se encontraba Zia se abrió abruptamente dando paso a una mujer de unos cincuenta y poco años aproximadamente, está era delgada y alta, y tenía un cuerpo llamativo, su cabello era rubio, y en la mirada reflejaba desdén y maldad. _ Supongo que fuiste tú la que armó todo ese revuelo allá afuera_ dijo la mujer iracunda._ Madame Zafiro, Alexei intentaba abusar de ella en el medio del pasillo_ intentó aclarar Perla, pero la mujer la hizo callar con una mirada fría._ Ven, acércate a mí; según por lo que me dijo Vasco Rossi eres la princesa de Cristiano Raffacani. ¿Cuál es tu nombre? _ dijo la señora, mientras apagaba un cigarrillo en el suelo con la suela de sus altísimos tacones rojos. Zia levantó la barbilla con enfado._ Mi nombre no es asunto tuyo, déjame salir de este maldito lugar _ respondió ella.Pero antes de que Zia pudiera decir algo más, madame Zafiro le propinó dos fuertes bofetadas, lo que provocó que las piernas de la joven fallaran deb
_ Angelus! ¿Qué haces aquí? _ preguntó Zia sorprendida._ Que más voy a estar haciendo aquí Zia. Disfrutar de la mercancía de madame Zafiro, y debo reconocer que siempre supera mis expectativas. Yo solo elegí lo mejor que había en su catálogo. Y vete aquí ante mi_ dijo Ángelus señalándola._ ¿Estás de broma? ¿Un catálogo? Viste mi maldita foto en un catálogo, y no se te ocurrió otra cosa, que no fuera encargarme como si yo fuera un artículo deportivo, te voy a patear el culo Ángelus_ dijo Zia iracunda._ ¿Qué otra cosa podía hacer?_ dijo él con fingida inocencia_ Huiste del estúpido de mi hermano Mat, para terminar en venta en una casa de prostitutas, tenía que aprovechar la oportunidad que me puso la vida_ dijo él caminando hacia ella _ Y vaya que la pienso utilizar, ese conjunto que tienes puesto te queda realmente ardiente. No logro concentrarme._ Eres un adulto, así que contrólate _ le espeto Zia_ Y Ángelus, antes que nada, yo no hui de Mat, fui secuestrada _ le dijo Zia sin querer a
Angelus dejo a Zia y a Perla frente a la casa de su amiga Sthephany, ya iban a hacer las dos de la tarde cuando detuvo el coche frente a la modesta vivienda. Tuvieron que pasar parte de la madrugada en el aeropuerto debido al mal tiempo, Perla se había quedado dormida, y aunque Zia tenía los ojos cerrados no pudo lograr descansar, en su cabeza le daban vueltas muchas imágenes como en un caleldoscopio, y no quería abrir los ojos, pues sabía que si lo hacia se encontraría con la inquisitiva mirada azul de Angelus, quien la tenía muy confundida desde su ardiente encuentro. Quizás había sido solo producto de su imaginación o solo la desesperación del momento, pero era obvio que entre ambos había una especie de absurda conexión.“Sabes; no te hubiera dejado en ese lugar por nada del mundo Zia, así me hubiera costado mi propia vida, iba a sacarte y llevarte conmigo”. Le había dicho Angelus mas tarde en el avión a una Zia de ojos cerrados.Cuando lo escucho se vio a si misma sosteniendo la r