Prólogo._ ¡Estoy felizmente casada!¿En serio?¿Estoy felizmente casada?_ Llevo cinco años casada con Mathias Phillips Newort Remirtong; un hombre amoroso, increíblemente guapo, dueño de unos ojos azules tan apacibles, que parecieran que fueran capaces de mirarte el alma, penetrar en ti como la daga mas filosa, Mathias es un gran amante, un buen esposo, es un excelente amigo, es sencillamente el hombre perfecto. Aquel que cuando eras apenas una niña deseabas poder encontrar. Con el que esperas casarte, comprar una casa, sembrar plantas en el jardín, adoptar un perro con mirada triste, y finalmente formar una familia, agregar algunas ramas a tu árbol genealógico. Te imaginas con él los domingos asando una barbacoa en el patio trasero, en compañía de amigos que bromearan de cualquier cosa y riéndote de sus malos chistes, en los bautizos de tus sobrinos, prendada de su brazo en las bodas de tus hermanos, juntos en todas las fotos familiares. Te imaginas aquellas largas tardes frente a
_ No pienses eso cariño, eres una mujer sensual, joven, hermosa, te juro que si yo fuera hombre o no estuviera casada, te llevara al baño de la cafetería y tuviera sexo contigo _ dijo Sthep.Luego ambas se echaron a reír, provocando que les saltaran las lágrimas a los ojos de tanto reírse._ ¡Por Dios! Que sucia _ dijo Zia _ Gracias Sthep solo tú serias capaz de hacerme reír en un momento como este._ Para ya… Jorge el panadero desde que entraste por ese culo no deja de verte el trasero, así que no me vengas a decir que no eres una mujer deseable. Solo están pasando por una pausa en su matrimonio. Es como una mala nube bajo su esplendido sol, es todo, pronto pasara y volverán a amarse como siempre _ le dijo Sthep._ ¿Tú y Ed han tenido esa “nube mala” en sus ocho años de matrimonio? _ pregunto ella._ Eh bueno… Quizás… _ tartamudeo Sthep._ ¿No, cierto? _ La interrumpió ella _ ¡Soy un fracaso Sthep!_ Que no lo eres Zia. Y te dije que dejaras de auto compadecerte, no logras nada haci
Comenzó caminar hacia ella, y sin poderse contener soltó un grito y comenzó a correr hasta el fondo del galpón, retrocedió hasta donde se encontraban los grandes troncos de árboles y se tropezó con algo cayendo de bruces contra el suelo. Cuando giro se encontró con los grandes ojos abiertos de Damián en un rostro congelado con una expresión de sorpresa, estaba muerto, debajo de este había un gran charco de sangre, justamente donde había caído Zia manchándole la ropa, ella se llevo las manos al estomago tratando de controlarlas ganas de vomitar que tenia, se puso de pie y busco con desesperación una salida._ ¡Una pistola! _ se dijo para sí misma_ Damián tenia entre una de sus manos, un arma de fuego, así que ella la tomo sin pensarlo, Zia sabia usarla, aunque nunca le había disparado a alguien, solo ha blancos fijos en el curso que había tomado, con el arma empuñada entre sus manos temblorosas, tarto de llegar al otro lado del lugar, no escuchaba ningún ruido, así que recurriendo a s
Cuando Zia levanto la cabeza se encontró con un hombre realmente hermoso, tenía una sonrisa apacible en el rostro, su presencia empequeñecía aquel lugar, media algo más de un metro noventa, tenía el cabello oscuro peinado hacia atrás, de ojos color gris claro, llevaba vaqueros desgastados, y no tenia camisa, dejando al descubierto su torso con sus bien definidos músculos, tenía muchos tatuajes en los brazos, en su pecho, y algunos en el cuello, en su oreja derecha le brillaba un pequeño pendiente, dándole un aspecto intimidante y misterioso a la vez. Zia se encontró con la mirada de aquel hombre tan descaradamente atractivo, su sonrisa solo la irritaba mas, se puso de pie y tomo algunos libros de la estantería y comenzó a arrojárselos._ ¡No se me acerque! _ dijo ella mientras utilizaba los libros como proyectiles._ Tú misma tendrás que ordenarlos _ dijo el hombre, esquivando cada libro fácilmente y con diversión en su voz. Se acerco a ella rápidamente y la arrincono en la pared, sos
No encontró nadie en los largos pasillos de la mansión en la que se encontraba, se dirigió entonces hacia una puerta que daban a un balcón trasero de la casa, el cual tenía escaleras de ambos lados que daban hacia un jardín con grama, y plantas en macetas, también habían guirnaldas de flores de muchos colores, el lugar era impresionante, con estatuas al estilo romano, una fuente iluminada en el medio le daban un toque romántico al lugar, más allá de la cima del risco, se podía escuchar el sonido de las olas cuando rompían en el malecón.Zia se giro y vio hacia la casa, una estructura moderna, el color predominante en ella era el blanco, había dos torres en cada lado de la mansión, una en el lado este y otra en el oeste, donde la habían puesto a ella era en la torre este, esa daba hacia el océano, justo encima del risco, la otra tenia la vista hacia la entrada de la casa, verlas desde ese punto de donde ella se encontraba la hizo imaginas los castillos medievales. Y por supuesto había
Cristiano volvió a tomarla de la mano y la llevo hasta la biblioteca, el lugar comenzó a iluminarse cuando ellos iban avanzando a su interior, Cristiano la levanto y la deposito encima del escritorio, quedando la cabeza de Zia a la altura de su pecho._ Déjame limpiarte la herida que tienes en el labio _ le pidió él. Zia estaba cansada de seguir discutiendo, asi que solo asintió, y lo vio moverse alrededor de la mesa, y sacar una caja de primeros auxilios de una de las gavetas del escritorio. Cristiano le paso una toallita antibacterial para limpiar la sangre seca, y luego le puso ungüento en la herida con delicadeza._ Esto evitara que se forme una costra, y permitirá que sane más rápido _ dijo él mirándola a los ojos, estaban tan cerca que Zia podía sentir el calor de su aliento en su rostro, si él bajaba sus labios se encontraría con los suyos._ Gracias a ti Zia, esta noche perdí a uno de mis mejores hombres _ continuo Cristiano._ ¿A que te refieres? _ le preguntó ella confundida
Los guardaespaldas de Cristiano la vigilaban y la alimentaban, a pesar de su ausencia ella seguía siendo el centro de atención para ellos en aquella fortaleza en el medio de alguna parte del mar mediterráneo.Zia no había visto la presencia de ninguna otra mujer en la mansión, todos eran hombres, lo que le pareció algo extraño viniendo de un hombre tan egocéntrico como Cristiano. Estaba terminando de cenar cuando escucho a Gino el guardia de más confianza de Cristiano decir que su jefe había llegado, esto hizo que el corazón de Zia comenzará a dar saltos de alegría, tenía ganas de verlo, quería disculparse con él, agradecerle por irónicamente ser un buen captor. Sin ella darse cuenta había comenzado a sentir cosas por él, había luchado por no reconocerlas, por alejar esos sentimientos de su pecho, pero estaba cansada de pensar en los demás antes que en ella, estaba decidida a aceptar lo que Cristiano le ofrecía. Así que se levantó de la mesa del amplio comedor y se dirigió a la habita
_Venezzia… tienes un bello nombre, no entiendo porque el diminuto a “Zia”, de verdad que ustedes los Norteamericanos son perezosos _ dijo el hombre regordete y panzón que se encontraba frente a ella y a quien Cristiano había llamado por el nombre de Vasco Rossi. Zia se encontraba inmovilizada y amordazada, dos tipos que parecían unos orangutanes la escoltaban, posicionados uno en cada lado, sus ojos vagaban de un lado a otro tratando con desesperación de buscar alguna salida que la librará de esos tipos tan desagradables._ Tengo la sensación de que le importas más a Cristiano Raffacani de lo que quiso aparentar, y eso hará más divertido este juego _ continuó él hombre _ Sabes; si fuera por mí; ya lo hubiera matado desde hace mucho tiempo, Cristiano es como un grano en el culo, pero el hijo de puta tiene muchos aliados poderosos, por ahora, porque estoy trabajando para cambiar eso _ sonrió _ Por eso solo lo mantenía vigilado, estudiando cada uno de sus malditos movimientos, esperando,