_ No pienses eso cariño, eres una mujer sensual, joven, hermosa, te juro que si yo fuera hombre o no estuviera casada, te llevara al baño de la cafetería y tuviera sexo contigo _ dijo Sthep.
Luego ambas se echaron a reír, provocando que les saltaran las lágrimas a los ojos de tanto reírse._ ¡Por Dios! Que sucia _ dijo Zia _ Gracias Sthep solo tú serias capaz de hacerme reír en un momento como este.
_ Para ya… Jorge el panadero desde que entraste por ese culo no deja de verte el trasero, así que no me vengas a decir que no eres una mujer deseable. Solo están pasando por una pausa en su matrimonio. Es como una mala nube bajo su esplendido sol, es todo, pronto pasara y volverán a amarse como siempre _ le dijo Sthep.
_ ¿Tú y Ed han tenido esa “nube mala” en sus ocho años de matrimonio? _ pregunto ella.
_ Eh bueno… Quizás… _ tartamudeo Sthep.
_ ¿No, cierto? _ La interrumpió ella _ ¡Soy un fracaso Sthep!
_ Que no lo eres Zia. Y te dije que dejaras de auto compadecerte, no logras nada haciendo eso_ la regaño la mujer.
_ Quiero una vida llena de aventuras, lejos de la monotonía, hacer cosa asombrosas, que me saquen de mi zona de confort, quiero un hombre que me desee tanto como yo a él, y pensé que Mathias compartiría todas esas fantasías conmigo. Ahora es frio, se convirtió en una versión más joven de su detestable hermano mayor.
_ ¿Sabes qué? Tendrás todo y eso más. Solo dale tiempo algo de tiempo y ten paciencia. Y por favor, no vayas a tomar ninguna decisión drástica. Porque te conozco, y se lo explosiva que puedes ser. Te quiero Zia eres como una hermana para mi, y quiero que seas feliz. Solo confía en ti, y no renuncies a tu matrimonio, por un mal momento pasajero.
_ No pensaba en el divorcio, solo darnos un tiempo _ dijo Zia _ Dejar este pueblo, poner un poco de distancia entre Mat y yo. Visitar a mis hermanas en Venezuela. Siempre he querido conocer el país donde nació mi padre, quizás sea el momento de reencontrarme con mis orígenes latinos, hablo el idioma y otros cinco mas como ya sabes. Siento que me perdí Sthep, y necesito con extrema urgencia hallarme.
_ La verdad, no es mala idea. Deberías de hablarlo con Mat _ dijo Sthep animándola.
_ ¡Lo hare¡ gracias Sthep, me ayudo mucho hablar contigo como siempre. Ahora tengo que ir a recoger una madera nueva, el baboso hijo del señor Dermont, quedó de entregarme la madera hoy ya pulida, sin astillas. Te súper quiero _ se despidió Zia de su amiga.
Salió de la panadería despidiéndose con la mano de Jorge el panadero y de la señora Kiliar dueña del local, se dirigió hacia su coche rojo aparcado frente al pequeño café en donde acostumbraba encontrarse con su amiga todas las mañanas, encendió el reproductor y empezó a sonar la canción Roar de Katy Perry, el aserradero quedaba a las afuera del pueblo, propiedad del señor Dermont Scott, un anciano viudo amable y muy querido en el pueblo, quien vivía con su hijo Damián Scott, quien había llegado recientemente al pueblo de alguna parte de Roma. Ahora ayudaba a su padre con el negocio. Damián era un tipo atento, quizás demasiado para el gusto de Zia, dueño de una mirada lasciva, que se posaba descaradamente en ella, pero no parecía un hombre peligroso, asqueroso si, un poco, era alto, de cabello rubio y ojos claros, si no fuera tan odioso fuera un hombre agradable de ver.
Eran pasadas las nueve de la mañana cuando Zia llego al aserradero, el cual era galpón con una gran puerta de color azul claro, la cual ya se encontraba abierta, con techos altos, y el olor de la madera llenaba el aire, habían varias maquinas a los lados apagadas, y mucha madera apilada, grandes troncos de árboles aun sin ser trabajados se encontraban en el fondo del lugar.
_ ¡Buenos días!_ el eco de la voz de Zia resonó en el lugar, causándole escalofríos, y los pelos de la nuca de le erizaron de pronto _ Señor Dermont, Damián, soy Zia, vine a recoger la madera _ pero no hubo respuesta.
No era posible que no hubiera nadie, el portón estaba abierto _ pensó Zia _ Además ese idiota de Damián sabía que yo vendría.Zia decidió dirigirse a la casa del señor Dermont que quedaba justo en frente del gran galpón, era una bonita casa blanca con ventanas azules y puerta de color rojo, tenía un jardín bien cuidado, en el cual había rosales florecidos de varios colores. Zia sonrió para sí. Seguramente era trabajo del señor Dermont, pues no imaginaba a Damián con las rodillas en la tierra, plantando rosales. La mujer llego a la puerta y la toco varias veces, desde afuera podía oír el ruido de la televisión encendida.
_ Hola señor Dermont, soy Zia, vengo por la madera _ pero no hubo respuesta tampoco allí _ ¡Maldición! _ exclamo ella al tropezarse con una de las sillas de madera que adornada el pórtico de la casa, se puso las manos en la frente como visera para protegerse del sol de verano, y echo un vistazo por toda la propiedad desde lo alto de las escaleras de la entrada. La camiseta blanca que llevaba se le pegaba a su piel sudada, y se recogió el cabello en una coleta alta, llevaba short cortos, pero no tanto.
_ Necesito la madera para hoy _ dijo en voz alta.
Bajó las escaleras y se dirigió nuevamente al aserradero, algo la inquietaba, pero no quería irse sin saber que todo estuviera bien y no quería ser la paranoica del pueblo llamando al servicio de emergencias solo porque su madera no estaba a tiempo.
_ Quizás solo estén cerca de aquí _ pensó Zia para tranquilizarse _ esperare un poco más.
Cuando iba a montarse en su carro para encender el aire acondicionado y huir del calor sofocante, escucho un ruido proveniente de adentro del aserradero, así que sin pensarlo camino hasta allí nuevamente, pensando que finalmente habían aparecido, pero cuando llego hasta la mitad del gran galpón, no encontró a nadie.
_ ¿Hay alguien aquí? _ pregunto nerviosa en voz alta, pero solo el silencio reinaba en el lugar _ ¡Que extraño! Juraría que escuche algo _ dijo para sí misma. Y cuando iba a salir de regreso a su coche se detuvo en seco, cuando vio un hombre de aspecto intimidante bloqueándole la salida. Zia se quedo helada donde estaba, quien era aquel sujeto, jams lo había visto en el pueblo, el hombre solo se quedo allí mirándolo con malicia, y ella sintió unas ganas enorme de retroceder y salir corriendo pero el tipo le daría alcance rápidamente, era mucho más alta que ella y el doble de su peso corporal.
_ ¿Quién es usted? ¿Qué quiere? _ alcanzo a decir ella tratando de que el temblor de su cuerpo no se reflejara en su voz. Pero el tipo solo la miraba fijamente.
Comenzó caminar hacia ella, y sin poderse contener soltó un grito y comenzó a correr hasta el fondo del galpón, retrocedió hasta donde se encontraban los grandes troncos de árboles y se tropezó con algo cayendo de bruces contra el suelo. Cuando giro se encontró con los grandes ojos abiertos de Damián en un rostro congelado con una expresión de sorpresa, estaba muerto, debajo de este había un gran charco de sangre, justamente donde había caído Zia manchándole la ropa, ella se llevo las manos al estomago tratando de controlarlas ganas de vomitar que tenia, se puso de pie y busco con desesperación una salida._ ¡Una pistola! _ se dijo para sí misma_ Damián tenia entre una de sus manos, un arma de fuego, así que ella la tomo sin pensarlo, Zia sabia usarla, aunque nunca le había disparado a alguien, solo ha blancos fijos en el curso que había tomado, con el arma empuñada entre sus manos temblorosas, tarto de llegar al otro lado del lugar, no escuchaba ningún ruido, así que recurriendo a s
Cuando Zia levanto la cabeza se encontró con un hombre realmente hermoso, tenía una sonrisa apacible en el rostro, su presencia empequeñecía aquel lugar, media algo más de un metro noventa, tenía el cabello oscuro peinado hacia atrás, de ojos color gris claro, llevaba vaqueros desgastados, y no tenia camisa, dejando al descubierto su torso con sus bien definidos músculos, tenía muchos tatuajes en los brazos, en su pecho, y algunos en el cuello, en su oreja derecha le brillaba un pequeño pendiente, dándole un aspecto intimidante y misterioso a la vez. Zia se encontró con la mirada de aquel hombre tan descaradamente atractivo, su sonrisa solo la irritaba mas, se puso de pie y tomo algunos libros de la estantería y comenzó a arrojárselos._ ¡No se me acerque! _ dijo ella mientras utilizaba los libros como proyectiles._ Tú misma tendrás que ordenarlos _ dijo el hombre, esquivando cada libro fácilmente y con diversión en su voz. Se acerco a ella rápidamente y la arrincono en la pared, sos
No encontró nadie en los largos pasillos de la mansión en la que se encontraba, se dirigió entonces hacia una puerta que daban a un balcón trasero de la casa, el cual tenía escaleras de ambos lados que daban hacia un jardín con grama, y plantas en macetas, también habían guirnaldas de flores de muchos colores, el lugar era impresionante, con estatuas al estilo romano, una fuente iluminada en el medio le daban un toque romántico al lugar, más allá de la cima del risco, se podía escuchar el sonido de las olas cuando rompían en el malecón.Zia se giro y vio hacia la casa, una estructura moderna, el color predominante en ella era el blanco, había dos torres en cada lado de la mansión, una en el lado este y otra en el oeste, donde la habían puesto a ella era en la torre este, esa daba hacia el océano, justo encima del risco, la otra tenia la vista hacia la entrada de la casa, verlas desde ese punto de donde ella se encontraba la hizo imaginas los castillos medievales. Y por supuesto había
Cristiano volvió a tomarla de la mano y la llevo hasta la biblioteca, el lugar comenzó a iluminarse cuando ellos iban avanzando a su interior, Cristiano la levanto y la deposito encima del escritorio, quedando la cabeza de Zia a la altura de su pecho._ Déjame limpiarte la herida que tienes en el labio _ le pidió él. Zia estaba cansada de seguir discutiendo, asi que solo asintió, y lo vio moverse alrededor de la mesa, y sacar una caja de primeros auxilios de una de las gavetas del escritorio. Cristiano le paso una toallita antibacterial para limpiar la sangre seca, y luego le puso ungüento en la herida con delicadeza._ Esto evitara que se forme una costra, y permitirá que sane más rápido _ dijo él mirándola a los ojos, estaban tan cerca que Zia podía sentir el calor de su aliento en su rostro, si él bajaba sus labios se encontraría con los suyos._ Gracias a ti Zia, esta noche perdí a uno de mis mejores hombres _ continuo Cristiano._ ¿A que te refieres? _ le preguntó ella confundida
Los guardaespaldas de Cristiano la vigilaban y la alimentaban, a pesar de su ausencia ella seguía siendo el centro de atención para ellos en aquella fortaleza en el medio de alguna parte del mar mediterráneo.Zia no había visto la presencia de ninguna otra mujer en la mansión, todos eran hombres, lo que le pareció algo extraño viniendo de un hombre tan egocéntrico como Cristiano. Estaba terminando de cenar cuando escucho a Gino el guardia de más confianza de Cristiano decir que su jefe había llegado, esto hizo que el corazón de Zia comenzará a dar saltos de alegría, tenía ganas de verlo, quería disculparse con él, agradecerle por irónicamente ser un buen captor. Sin ella darse cuenta había comenzado a sentir cosas por él, había luchado por no reconocerlas, por alejar esos sentimientos de su pecho, pero estaba cansada de pensar en los demás antes que en ella, estaba decidida a aceptar lo que Cristiano le ofrecía. Así que se levantó de la mesa del amplio comedor y se dirigió a la habita
_Venezzia… tienes un bello nombre, no entiendo porque el diminuto a “Zia”, de verdad que ustedes los Norteamericanos son perezosos _ dijo el hombre regordete y panzón que se encontraba frente a ella y a quien Cristiano había llamado por el nombre de Vasco Rossi. Zia se encontraba inmovilizada y amordazada, dos tipos que parecían unos orangutanes la escoltaban, posicionados uno en cada lado, sus ojos vagaban de un lado a otro tratando con desesperación de buscar alguna salida que la librará de esos tipos tan desagradables._ Tengo la sensación de que le importas más a Cristiano Raffacani de lo que quiso aparentar, y eso hará más divertido este juego _ continuó él hombre _ Sabes; si fuera por mí; ya lo hubiera matado desde hace mucho tiempo, Cristiano es como un grano en el culo, pero el hijo de puta tiene muchos aliados poderosos, por ahora, porque estoy trabajando para cambiar eso _ sonrió _ Por eso solo lo mantenía vigilado, estudiando cada uno de sus malditos movimientos, esperando,
De pronto la puerta de la habitación donde se encontraba Zia se abrió abruptamente dando paso a una mujer de unos cincuenta y poco años aproximadamente, está era delgada y alta, y tenía un cuerpo llamativo, su cabello era rubio, y en la mirada reflejaba desdén y maldad. _ Supongo que fuiste tú la que armó todo ese revuelo allá afuera_ dijo la mujer iracunda._ Madame Zafiro, Alexei intentaba abusar de ella en el medio del pasillo_ intentó aclarar Perla, pero la mujer la hizo callar con una mirada fría._ Ven, acércate a mí; según por lo que me dijo Vasco Rossi eres la princesa de Cristiano Raffacani. ¿Cuál es tu nombre? _ dijo la señora, mientras apagaba un cigarrillo en el suelo con la suela de sus altísimos tacones rojos. Zia levantó la barbilla con enfado._ Mi nombre no es asunto tuyo, déjame salir de este maldito lugar _ respondió ella.Pero antes de que Zia pudiera decir algo más, madame Zafiro le propinó dos fuertes bofetadas, lo que provocó que las piernas de la joven fallaran deb
_ Angelus! ¿Qué haces aquí? _ preguntó Zia sorprendida._ Que más voy a estar haciendo aquí Zia. Disfrutar de la mercancía de madame Zafiro, y debo reconocer que siempre supera mis expectativas. Yo solo elegí lo mejor que había en su catálogo. Y vete aquí ante mi_ dijo Ángelus señalándola._ ¿Estás de broma? ¿Un catálogo? Viste mi maldita foto en un catálogo, y no se te ocurrió otra cosa, que no fuera encargarme como si yo fuera un artículo deportivo, te voy a patear el culo Ángelus_ dijo Zia iracunda._ ¿Qué otra cosa podía hacer?_ dijo él con fingida inocencia_ Huiste del estúpido de mi hermano Mat, para terminar en venta en una casa de prostitutas, tenía que aprovechar la oportunidad que me puso la vida_ dijo él caminando hacia ella _ Y vaya que la pienso utilizar, ese conjunto que tienes puesto te queda realmente ardiente. No logro concentrarme._ Eres un adulto, así que contrólate _ le espeto Zia_ Y Ángelus, antes que nada, yo no hui de Mat, fui secuestrada _ le dijo Zia sin querer a