Si había alguien con la capacidad para dejar muda a una audiencia, con su outfit de diseñador y su expresión gélida, definitivamente era aquella mujer. Y si en condiciones normales su sola presencia ya imponía, cuando venía enojada, como en ese momento, parecía una locomotora lista para embestir a todo lo que se le pusiera por delante.
—Pregunté: ¿dónde tengo que votar? —siseó acercándose a Tyler y poniendo frente a su cara la propiedad notariada de sus acciones.
El rostro de Jake era de absoluta satisfacción, mientras el de Tyler Wilson se desencajaba en un segundo, porque si había alguien en el mundo que odiaba Lieberman EXC. más que Nina, esa era Katerina Orlenko.
—¿Cómo… cómo es que tú…? —balbuceó.
—¡Usted! —lo corrigió Katerina—. Al parecer, se&
«No es la última vez que vas a verla… no es la última vez que vas a verla…», pensaba Jake mientras el ascensor subía hasta el departamento. Se le encogía el corazón solo de pensar en que su hija y Nina iban a irse durante un largo tiempo, pero también sabía que era necesario.Era gracioso, apenas había escuchado la risa de Victoria una vez y ya sabía que iba a extrañarla lo indecible. Y los locos Orlenko definitivamente se echarían de menos también.Si embargo, la algarabía que esperaba encontrar en un departamento donde estaban listos para irse, no fue precisamente lo que encontró. Apenas las puertas del ascensor se abrieron sus ojos tropezaron con dos muebles volcados, varios adornos rotos y un rastro de gotas oscuras sobre la alfombra de un gris claro.El corazón se le hizo trizas contra el suelo, y ni siquiera fue capaz de pensar
Nina apoyó la frente en la pared más cercana, que estaba extrañamente fría y cerró los ojos por un minuto. Quería golpear la pared con todas sus fuerzas, pero encontró la entereza para obligarse a respirar con calma.Abrió la mano derecha y se miró la palma, donde la quemadura de la mariposa se dibujaba en tonos oscuros, y apretó los dientes antes de darse la vuelta.—¿Qué dice la policía? —preguntó dirigiéndose a Norton, que la miraba con preocupación.—La están preparando para liberarla. Ya se estableció como un caso de secuestro y en este momento el departamento de NYPD lo considera un intercambio de rehenes —respondió—. Pero tienen miedo de liberarla sin haber logrado ubicar dónde está la niña.—De eso se está encargando mi hermano —replicó Nina
En su defensa, ella se lo había advertido.Nina acarició aquel botón rojo con el pulgar, y su rostro no hizo ni un solo gesto mientras lo presionaba.Las dos llantas traseras en el auto que conducía Meredith Lieberman reventaron a la vez, y la pequeña explosión que destrozó el eje trasero, unido a la velocidad que ya llevaba, levantó de un tirón la parte trasera del auto, haciendo que se volcara violentamente sobre el capó.El parabrisas estalló en pedazos al chocar con el suelo y el Toyota dio otras dos vueltas antes de quedar boca arriba, todo maltrecho.Nina frenó a cinco metros y presionó el 911 en el marcado rápido de su celular.—911, ¿cuál es su emergencia? —escuchó la voz mecánica.—Hubo un accidente en la carretera hacia los Hampton, en el kilómetro 18. Hay una mujer atrapada en un au
Había pasado una hora, quizás un poco más, antes de que el primer policía entrara en aquel cuarto de interrogatorios. Jake no lo conocía, pero el hombre tenía cara de enfadado y tras él venía otro que parecía un cachorro perdido.—¡Señor Lieberman! ¡Vaya racha que lleva su familia este año! —dijo el primero—. Pasaron de ser uno de los apellidos más respetados de la ciudad a casi casi trabajar en el crimen organizado… porque crimen no les falta y parece que organización tampoco.—¿Eso fue una m@ldita broma? —le escupió Jake, sin poder creer que le hubiera tocado semejante imbécil.—¿¡Usted cree que yo bromearía con un asesinato!?—Pues entonces necesita una mejor línea de apertura porque esa no convence al público, detective —replicó Jake y
—¿Estás segura? Cualquiera en tu lugar dejaría que se pudriera en la cárcel, o al menos no movería un dedo para ayudarlo —aseguró su hermano. —Lo sé —respondió Nina y se giró hacia él con una sonrisa—. Pero yo no soy cualquiera. Salieron de aquella comisaría y pasaron directamente al hospital, por Victoria. La pequeña estaba todavía muy alterada, aunque pasar la noche con su abuela la había calmado bastante, así que Nina decidió que necesitaban un ambiente más familiar. Katerina logró que le dieran el alta y contrataron a un par de doctores para cuidarla en casa. Kolya se quedó con Beri, que ya estaba estable, aunque todavía no había despertado, y un par de hombres de Mateo se quedaron con él. Antes de salir del hospital, Yuri pasó a que le confirmaran la muerte de Randall Weiss, y para no correr riesgos, se metió a la sala de patología, donde ya le estaban practicando la incisión en Y, para asegurarse de que ese enemigo en particular estaba muerto y
Los dos detectives del caso entraron al despacho de aquel juez como si el diablo los estuviera persiguiendo, y se detuvieron frente al escritorio mientras Connor Sheffield les bloqueaba la vista, parándose con los brazos cruzados.—¿Y esto qué significa? —preguntó el que parecía más exaltado de los dos.—Bueno, les pedí una investigación específica y se negaron, le solicité lo mismo al capitán de su precinto y me lo negó, así que vine a conseguir una orden de alguien a quien no le pueden decir que no —sentenció Connor.—¡Pero es que es una petición absurda! —escupió el detective mirando al juez.—¡Ninguna petición es absurda cuando se trata de liberar a un hombre inocente! —sentenció Connor—. Ustedes como detectives del caso tienen una teoría, y yo como abogad
Dos semanas después…Bali era espectacular, pero por desgracia los Orlenko no estaban precisamente acostumbrados a la vida disipada. Yuri se había pasado aquellos quince días haciendo senderismo en medio de las montañas. Aleksei parecía otro pez en medio de los arrecifes y la única razón por la que Kolya no se había movido, era porque estaba pendiente de Beri, cuya recuperación avanzaba sin tropiezos.Las únicas que realmente se habían puesto los trajes de baño, y habían tomado sus daiquirís de fresa en la playa, habían sido Nina y su madre, mientras veían a Victoria divertirse en la arena.Sin embargo, incluso dos semanas de inactividad eran demasiado para ellas, así que el día anterior habían hecho las maletas para regresar a Ucrania.Odesa estaba en su mejor época de invierno, con frío,
Pareciera que todo ha quedado atrás, que Nina por fin ha logrado superar su rencor y enfrentar una vida nueva, libre de todo aquello que la lastimó. Sus enemigos están muertos o en la cárcel, tiene una familia que la adora y por primera vez no tiene que pensar en nada más que no sea ser feliz junto a su pequeña Victoria.Sin embargo hay fantasmas que nunca se van. Y hay otros que regresan, persistentes… desesperantes… sexis… listos para hacerse sentir.Si Nina creía que perdonar a Jake y alejarse de él era la solución, pronto descubrirá que ese hombre en particular no es de los que se rinden. Y lo peor o lo mejor es que está dispuesto a todo para recuperar a su mujer y a su hija.Quizás ella esté decidida a hacerse la difícil, pero para Jacob Lieberman todavía vale todo. ¡Sí, vale todo para reconquistarla!