«Odio esto, odio esto, odio esto», era lo único que podía pensar Jake mientras su padre le hacía un recuento de las localizaciones más importantes de la compañía en el extranjero y como se habían movido en los últimos años.
Rezó para que se cansara de hablar y se quedara dormido rápido, y la verdad fue que Theodore no demoró demasiado en suspirar y empezar a adormecerse. Ya no pasaba demasiado tiempo despierto, pero Jake no tenía idea de que era porque en las inyecciones de la mañana y la tarde, Nina lo cargaba con una mezcla de sedantes y morfina.
Lo vio cabecear en su butaca en el despacho y le acomodó una almohada detrás de la cabeza para que descansara. Luego volvió a sentarse en su silla ejecutiva y miró la caterva de documentos de la empresa que tenía que estudiar y firmar.
A petición de su padre el traspas
Nunca en toda su vida Theodore Lieberman se había preguntado por qué la que había sido la marca de su familia durante generaciones se había perdido en su hijo. Quizás era porque nunca le había prestado demasiada atención a cualquier legado familiar que no fuera la empresa, o quizás era a Jacob a quien nunca le había prestado la suficiente atención.Lo cierto era que ver aquella marca de una mariposa en Nina lo había hecho entender que sí, eran genes dominantes, genes que Nina había heredado… ¡y Jacob no!Lo pequeña burbuja, que ya distaba mucho de ser perfecta, terminó de explotar cuando comprendió todo lo que aquello podía significar: que el hijo al que había dado el primer y único lugar toda su vida… realmente no era suyo.—¿Ya… ya se lo dijiste a Jacob…? —preguntó inten
Nina tenía el corazón en la boca, y estaba lo suficientemente nerviosa como para subirse al auto y regresar a la casa, esperando de corazón que Jake no hubiera regresado todavía.—¿Qué fue eso, Theo? —le reclamó apenas atravesó la puerta del despacho y lo vio sentado frente a la terraza.El anciano la miró con una expresión neutra y Nina se cruzó de brazos frente a él.—¿Un detective privado? ¡Casi me hago en los pantalones! ¡Ese hombre daba escalofríos! ¿De dónde rayos lo conoces?Theodore intentó sonreírle con condescendencia, pero la verdad era que no tenía fuerzas para discutir ni valor para decirle toda la verdad.—Hace unos años, me ayudó a encontrar a una persona importante para mí.—¡¿Y ahora?! ¿Qué se supone que e
A pesar de que todos sus instintos se rebelaban contra eso, Meredith sabía que debía hablar con Theodore. Podía sentir el terror corriéndole por las venas, porque una noticia como aquella debía hacer que estallara la tercera guerra mundial en aquella casa, y en lugar de eso todo estaba absurdamente tranquilo.Vio que Jake había bajado de la terraza directo al muelle, y sabía que eso solía hacer cuando quería escaparse; así que entró en la casa y subió las escaleras en silencio, decidida a enfrentar al monstruo en que probablemente se hubiera convertido Theodoro. Y ahora por fin entendía por qué había insistido en llamarla a Silverwater.Sin embargo no llegó a empujar la puerta del despacho, porque la conversación que le llegó desde dentro la dejó helada. Miró alrededor, asegurándose de que nadie la veía, y pegó
El grito se extendió por toda la casa, y en ese mismo instante Jake supo por qué tenía aquel presentimiento atenazándole el pecho.Se lanzó de la cama, corriendo hacia la habitación de su padre, y la imagen de Nina intentando reanimarlo le nubló la vista. No pudo moverse mientras la veía batallar sobre él, comprimir su pecho darle respiración boca a boca antes de volver a intentarlo… todo mientras lloraba a lágrima viva.Finalmente terminó derrumbándose en el suelo a su lado y encondiendo la cara en la sábana al borde de la cama. No había nada que hacer. Theodore Lieberman estaba muerto.Jake se tambaleó mientras se acercaba a la cama y veía el rostro sereno de su padre, como si todavía estuviera durmiendo. La opresión en su garganta dio rienda suelta a un sinfín de lágrimas, pero sabía que no habí
«¿Y si me equivoqué…?»Ver a Nina desaparecer en la carretera y a Tyler correr tras ella con aquella cara de incomprensión, hizo que aquella pregunta le llegara de golpe.—¿Y si te equivocaste, Jake…? —murmuró mesándose los cabellos mientras las lágrimas le inundaban los ojos y las palabras de Nina le repicaban en la cabeza:«¡Esas mierd@s son reversibles! ¡Los conductos pueden volver a unirse… hay evidencia de fallos…!»—¡Dios mío…! ¿Y si me equivoqué…? —Tuvo que sentarse en la primera silla que vio en la casa para no desplomarse, mientras en su cabeza y en su corazón se libraba la peor de las batallas—. ¡No! ¡No, no no me equivoqué! ¡El médico lo dijo, que no había fallos! —El último chequeo que se había hec
Allen tuvo que arrastrarlo fuera de la iglesia, por una de las puertas laterales, porque Jacob parecía a punto de explotar. Lo llevó hacia una banca alejada lo hizo sentarse casi con la cabeza entre las rodillas para que pasara aquello que estaba entre la sorpresa y el ataque de pánico.—¿Quieres…? ¿Quieres decir que mat-mataron a mi padre…? ¿¡Mataron al viejo!? —exclamó mesándose los cabellos con desesperación.—Lo lamento, de verdad. Pero esto hace que todo sea diferente —le dijo Allen—. Pedí el caso al Departamento de Policía de Nueva York. Yo voy a ser el detective a cargo y te garantizo que voy a mantener esto fuera de la prensa hasta descubrir la verdad, tienes mi palabra.Pero en ese justo momento la prensa era lo que menos le importaba a Jacob. Cerró las manos en puños y el policía pudo ver las lágrima
Los ojos de Nina se abrieron y toda su expresión se desencajó cuando escuchó aquellas palabras, pero más cuando sintió al policía sujetar sus manos tras su espalda y ponerle las esposas.—¿Ho-homicidio? ¿C-cómo…? ¿Theo…? ¿Mataron a Theo…? —Pero Jacob solo se quedó en silencio, desesperándola—. ¡Contéstame! ¡¿Mataron a Theo?!—Supongo que estamos a punto de averiguarlo —siseó él en respuesta y luego el detective Cage tiró de ella para llevarla fuera del edificio.—Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en un tribunal judicial. Tiene derecho a contar con un abogado. Si no puede pagar un abogado, el tribunal le asignará uno…Nina ni siquiera escuchaba mientras las lágrimas empezaban a corr
¿A quién se suponía que podía llamar?Nina estaba delante de aquel teléfono para hacer la única llamada a la que tenía derecho, pero tenía el corazón tan estrujado que era como si los dedos no le respondieran.Finalmente, ante la mirada insistente del oficial que estaba frente a ella, terminó marcando uno de los pocos números telefónicos que se había encargado de memorizar.Pero aunque del otro lado la persona respondió inmediatamente, Nina no sintió ni siquiera un poco de alivio.Sabía que Jake estaba del otro lado de aquel cristal. ¿De verdad él le había dicho al detective que ella podía estar acostándose con su padre?Se negó a decir una sola palabra más y simplemente bajó la cabeza, poniendo la frente sobre sus antebrazos en aquella mesa fría de metal. Tenía n&aacut