Nina tenía el corazón en la boca, y estaba lo suficientemente nerviosa como para subirse al auto y regresar a la casa, esperando de corazón que Jake no hubiera regresado todavía.
—¿Qué fue eso, Theo? —le reclamó apenas atravesó la puerta del despacho y lo vio sentado frente a la terraza.
El anciano la miró con una expresión neutra y Nina se cruzó de brazos frente a él.
—¿Un detective privado? ¡Casi me hago en los pantalones! ¡Ese hombre daba escalofríos! ¿De dónde rayos lo conoces?
Theodore intentó sonreírle con condescendencia, pero la verdad era que no tenía fuerzas para discutir ni valor para decirle toda la verdad.
—Hace unos años, me ayudó a encontrar a una persona importante para mí.
—¡¿Y ahora?! ¿Qué se supone que e
A pesar de que todos sus instintos se rebelaban contra eso, Meredith sabía que debía hablar con Theodore. Podía sentir el terror corriéndole por las venas, porque una noticia como aquella debía hacer que estallara la tercera guerra mundial en aquella casa, y en lugar de eso todo estaba absurdamente tranquilo.Vio que Jake había bajado de la terraza directo al muelle, y sabía que eso solía hacer cuando quería escaparse; así que entró en la casa y subió las escaleras en silencio, decidida a enfrentar al monstruo en que probablemente se hubiera convertido Theodoro. Y ahora por fin entendía por qué había insistido en llamarla a Silverwater.Sin embargo no llegó a empujar la puerta del despacho, porque la conversación que le llegó desde dentro la dejó helada. Miró alrededor, asegurándose de que nadie la veía, y pegó
El grito se extendió por toda la casa, y en ese mismo instante Jake supo por qué tenía aquel presentimiento atenazándole el pecho.Se lanzó de la cama, corriendo hacia la habitación de su padre, y la imagen de Nina intentando reanimarlo le nubló la vista. No pudo moverse mientras la veía batallar sobre él, comprimir su pecho darle respiración boca a boca antes de volver a intentarlo… todo mientras lloraba a lágrima viva.Finalmente terminó derrumbándose en el suelo a su lado y encondiendo la cara en la sábana al borde de la cama. No había nada que hacer. Theodore Lieberman estaba muerto.Jake se tambaleó mientras se acercaba a la cama y veía el rostro sereno de su padre, como si todavía estuviera durmiendo. La opresión en su garganta dio rienda suelta a un sinfín de lágrimas, pero sabía que no habí
«¿Y si me equivoqué…?»Ver a Nina desaparecer en la carretera y a Tyler correr tras ella con aquella cara de incomprensión, hizo que aquella pregunta le llegara de golpe.—¿Y si te equivocaste, Jake…? —murmuró mesándose los cabellos mientras las lágrimas le inundaban los ojos y las palabras de Nina le repicaban en la cabeza:«¡Esas mierd@s son reversibles! ¡Los conductos pueden volver a unirse… hay evidencia de fallos…!»—¡Dios mío…! ¿Y si me equivoqué…? —Tuvo que sentarse en la primera silla que vio en la casa para no desplomarse, mientras en su cabeza y en su corazón se libraba la peor de las batallas—. ¡No! ¡No, no no me equivoqué! ¡El médico lo dijo, que no había fallos! —El último chequeo que se había hec
Allen tuvo que arrastrarlo fuera de la iglesia, por una de las puertas laterales, porque Jacob parecía a punto de explotar. Lo llevó hacia una banca alejada lo hizo sentarse casi con la cabeza entre las rodillas para que pasara aquello que estaba entre la sorpresa y el ataque de pánico.—¿Quieres…? ¿Quieres decir que mat-mataron a mi padre…? ¿¡Mataron al viejo!? —exclamó mesándose los cabellos con desesperación.—Lo lamento, de verdad. Pero esto hace que todo sea diferente —le dijo Allen—. Pedí el caso al Departamento de Policía de Nueva York. Yo voy a ser el detective a cargo y te garantizo que voy a mantener esto fuera de la prensa hasta descubrir la verdad, tienes mi palabra.Pero en ese justo momento la prensa era lo que menos le importaba a Jacob. Cerró las manos en puños y el policía pudo ver las lágrima
Los ojos de Nina se abrieron y toda su expresión se desencajó cuando escuchó aquellas palabras, pero más cuando sintió al policía sujetar sus manos tras su espalda y ponerle las esposas.—¿Ho-homicidio? ¿C-cómo…? ¿Theo…? ¿Mataron a Theo…? —Pero Jacob solo se quedó en silencio, desesperándola—. ¡Contéstame! ¡¿Mataron a Theo?!—Supongo que estamos a punto de averiguarlo —siseó él en respuesta y luego el detective Cage tiró de ella para llevarla fuera del edificio.—Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en un tribunal judicial. Tiene derecho a contar con un abogado. Si no puede pagar un abogado, el tribunal le asignará uno…Nina ni siquiera escuchaba mientras las lágrimas empezaban a corr
¿A quién se suponía que podía llamar?Nina estaba delante de aquel teléfono para hacer la única llamada a la que tenía derecho, pero tenía el corazón tan estrujado que era como si los dedos no le respondieran.Finalmente, ante la mirada insistente del oficial que estaba frente a ella, terminó marcando uno de los pocos números telefónicos que se había encargado de memorizar.Pero aunque del otro lado la persona respondió inmediatamente, Nina no sintió ni siquiera un poco de alivio.Sabía que Jake estaba del otro lado de aquel cristal. ¿De verdad él le había dicho al detective que ella podía estar acostándose con su padre?Se negó a decir una sola palabra más y simplemente bajó la cabeza, poniendo la frente sobre sus antebrazos en aquella mesa fría de metal. Tenía n&aacut
—Tienes que calmarte… ¡Nina, por favor, tienes que calmarte! —el abogado había salido, junto con el detective Allen, para dejarlos hablar a solas. Y aunque Tyler sabía que quizás hubiera alguien detrás de la ventana de cristal, no se iba a detener para preguntar lo que debía.—¡Pero es que yo no lo hice! —exclamó Nina, angustiada—. ¡Lo están tergiversando todo! ¡Theo estaba enfermo, tú lo viste! ¿Cómo van a decir que no tenía nada? ¿Qué tan estúpido tiene que ser ese forense…? Para no darse cuenta…—Nina por favor…Tyler intentó abrazarla para que se calmara, pero ella parecía totalmente descontrolada.—¡No…! ¡Es que nadie me cree! ¿Cómo crees que le voy a meter una sobredosis de morfina…? ¡Dios, si yo adora
«Veinte años…», aquellas dos palabras se repetían sin cesar en la cabeza de Nina, como si no fuera capaz de pensar en otra cosa ni responder a eso.—Yo no… yo no lo maté… —murmuró cerrando los ojos mientras las lágrimas corrían por sus mejillas.—Señorita Smith, la evidencia que tenemos en su contra es significativa —declaró el fiscal de distrito¬¬—. Puede firmar su confesión ahora, aceptar veinte años y quizás por buen comportamiento pueda salir antes… o puede arriesgarse en un juicio que perfectamente puede terminar en el doble de ese tiempo.Nina miró al abogado como si esperara algún milagro de él, pero Maiser solo suspiró.—Si fueras cualquier otro cliente te recomendaría aceptar el trato… pero tratándose del señor Wilson, si decides pel