Theodore Lieberman sonrió abiertamente cuando escuchó los dos toques en la puerta. Ya sabía a quién iba a anunciar la chica del servicio, porque había visto por la ventana cómo el auto pasaba por la caseta de seguridad.
Pocos minutos después, la figura aparentemente severa de Tyler Wilson atravesaba la puerta del despacho. Y era solo aparentemente porque en los dos años que llevaba conociéndolo, Nina se había dado cuenta de que era perfectamente capaz de reír y mucho.
—Señor Lieberman —lo saludó estrechándole la mano, y el anciano abrió los brazos palmeándole la espalda con gesto cariñoso.
—¡Muchacho! Me alegra que hayas venido, y me disculpo por avisarte con tan poca anticipación —dijo sonriendo.
—No se disculpe, al contrario. Sabe que yo voy a donde va el trabajo, y ¿cómo quiere q
No había palabras buenas, al menos no en el vocabulario de Jacob Lieberman, que pudieran describir toda la impotencia, la rabia y la frustración que estaba sintiendo en ese momento.Si se hubiera dado un par de minutos para analizarlo, se habría dado cuenta de que no era culpa de Nina ni de su padre, sino de él mismo, que no sabía manejar lo que fuera que sentía por la chica… Pero como estaba oscureciendo y el maldito barco todavía no había regresado, Jake se contentaba con maldecir cada cinco minutos y mirar por la ventana.—¿Jake? —La voz de su padre lo hizo darse la vuelta—. ¿Qué haces aquí? Creí que no vendrías hasta el fin de semana…—¡Claro, me imagino que estabas contando con eso! —siseó Jake sin levantar mucho la voz mientras su padre se acomodaba en un sofá.—Pues ya que está
Nina se perdió en su boca, en sus brazos, en aquel olor a hombre experimentado y demandante. Algo dentro de ella le gritaba que debía pararlo, decir que no, poner al menos una estúpida excusa… ¿Pero cómo detener algo que ella misma quería?Verlo llegar, saludarlo, todo el protocolo podía controlar eso; pero el hechod e que la tomara por sorpresa en la oscuridad de su cuarto la había desarmado.Pasó los brazos alrededor del cuello de Jake y abrió los labios para dejarlo entrar. Escuchó el gruñido de desesperación que se le escapaba al chocar con su lengua y sintió que la hacía retroceder hacia la pared, aprisionándola contra la mampostería como si fuera la única forma de que ella no se escapara.—No sabía… que vendrías… —murmuró Nina abriéndole la cazadora y tratando de quit&aacu
Si Tyler Wilson le hubiera descargado un par de puñetazos en pleno rostro, a Jake le hubieran sentado un poco mejor que aquellas palabras. Era mucho mejor recibir un par de golpes a escuchar que aquel hombre pretendía acostarse con Nina para toda la vida…¿¡Pero qué mierda de filosofía era aquella!?Dos horas después y por mucho que se hubiera esforzado por mantenerse impávido durante la cena, Jake no se podía sacar aquello de la cabeza. Era un absoluto tormento, porque si le hubiera dicho que quería casarse con ella él hubiera pensado en rosas y cenas a la luz de la luna, pero escuchar que quería tirársela para toda la vida solo le provocaba pensamientos oscuros, los más perversos, los más morbosas que podían pasar entre un hombre y una mujer, y eso simplemente lo estaba matando.Tanto era así que después de la cena no pudo evitar
Tyler subió a aquel barco y se giró extendiendo la mano para ayudar a Nina a subir también.Pero la mano de Nina nunca llegó a la suya, porque antes de que se diera cuenta ya Jake se la había echado sobre el hombro como si fuera el hombre de las cavernas, y caminaba por el muelle de regreso a la casa.—¡Jake, bájame! ¡Basta! —gritó la muchacha y se desesperó todavía más cuando vio a Tyler bajarse del bote y correr tras ellos.—¡Hey! ¡Dijo que la bajes! —siseó Tyler interceptándolo y Jake puso a Nina en el suelo, pero tomó su antebrazo con fuerza y la puso detrás de él.—No te metas en esto que no es problema tuyo, Wilson. ¡Confórmate con saber que ella no se va a ir contigo a ningún lado!—¿Y de cuándo a acá tú respondes por Nina? —g
—Lo siento.Nina se giró para ver a Tyler, que se apoyaba en el respaldo de uno de los sillones de la terraza.—No tienes que disculparte, Meredith es así —replicó intentando suavizar su tono porque era cierto, él no tenía la culpa de que la mujer de Theo fuera una arpía.—No por eso, sino por lo que pasó esta mañana —le explicó Tyler—. No quise que te lastimaras, me asusté cuando te caíste al agua y no salías y… bueno, el est… Jacob, se me adelantó.La muchacha se acomodó de nuevo mirando al lago y se encogió de hombros.—Ya no importa. Con que sepas que esto no es una competencia, me basta.—Igual lo de Meredith no debería quedarse así, es demasiado grosera contigo, siempre lo ha sido.—Sí, bueno… con eso no se puede hacer nada —
Necesitaba refrescarse. Jake necesitaba refrescarse hasta los pensamientos o de lo contrario le daría algo.Nunca.Jamás.No había habido mujer, ni siquiera la neurótica de su madre, que lograra sacar a Jake de sus casillas hasta el punto en que Nina Smith lo conseguía.Metió la cabeza bajo la ducha y dejó que el agua le cayera sobre los hombros. Intentó relajarse, no pensar en ella, pero parecía como una gripe que no se le pasaba. No había forma de quitarse su olor de la nariz, su sabor de los labios, sus estúpidas palabras de los oídos.—¡Si es que yo la matara! —gruñó con frustración, porque no veía forma de sacársela de la cabeza.Pero no pudo seguir pensando, porque alguien golpeó en la puerta de su habitación. Rezongó durante tres minutos y luego se envolvió en una toalla,
Jake debía decir algo… ¡sabía que debía decir algo, pero en cierto punto ni siquiera era capaz de pensar! La imagen de Nina delante de él, con aquel juego de lencería que era una m*****a obra de arte de Valeria… ¡Se los iba a quemar todos… no iba a dejar ni uno que otro hombre pudiera verle encima…! Y de repente aquella idea le provocó la peor de todas las emociones, porque supo que no lo toleraría. El primer paso que dio hacia ella fue también el único, y mientras sus brazos se cerraban con posesividad alrededor de Nina, mientras su boca la encontraba y su lengua exploraba un infinito de gemidos, entendió por fin que no podría tolerarlo: ¡Nadie que no fuera él, nunca, jamás, podía poner su boca sobre aquella piel! —¡M@ldición, Nina…! —susurró sobre sus labios con un tono tan necesitado que la muchacha simplemente se desarmó. Aquella era su noche, la única. Así que simplemente cerró los ojos y se dejó arrastrar en aquella vorágine de deseo. Sabía que
Gritó.No era como si tuviera otra opción.Gritó porque en el mismo segundo en que aquel hombre dejó de controlarse, Nina sintió como si la hubiera embestido un huracán. Sintió cada centímetro de Jake invadiéndola, cada gemido, cada gruñido sordo mientras se abría paso dentro de ella. Caliente, recio, poderoso.Y él se bebió aquellos gritos, uno a uno, aunque en el frenesí del momento lo tenía sin cuidado quién pudiera escucharlos. La levantó contra su pecho, y Nina apoyó las manos en el borde la mesa mientras soportaba una tras otra las embestidas de Jake. Sintió sus brazos cerrándose a su alrededor, estrechándola, acariciando cada centímetro de su cuerpo mientras jadeaba ferozmente contra su oído.Era apretada, tenía la piel brillante de sudor y cada músculo tenso. Le estaba dolien