Esta es la tercera parte de la trilogía de hombres lobos “los ojos del sol”
Orden para leer los libros 1- bajo el posesivo alfa 2-una diosa para un beta 3-vael alfa maldito. *** Me despierto agitada con la mano en mi pecho —¡ahhhh!— estoy empapada de sudor, trato de recobrar la respiración, pero se me hace tan difícil. Mi camiseta la podía exprimir de tanto sudor nocturno, mi cabello está hecho un desastre, las trenzas se habían deshecho, me miró al espejo, el cabello rojo es abundante, así que es pesado y está en mi cara. Pataleo, cansada y sin fuerzas, entró al baño de mala gana, abro la ducha, pero antes voy al lavamanos. Me miro en el espejo, mis ojos están al borde del llanto, tengo ojeras y me veo horrible y aunque trato de impedirlo las lágrimas no las puedo evitar, me sostengo del lavamanos, sorbo mi nariz y dejo de llorar de la nada —¿de qué te vale llorar? No hará que esta m*****a pesadilla desaparezca— me hablaba mi reflejo, creo que solo era producto de mi imaginación y de mi cerebro cansado. La realidad es que estaba cansada de la situación, he estado teniendo la misma pesadilla noche tras noche y ya no sé qué hacer, no tengo ningún recuerdo, solo sé que tengo una pesadilla y aunque uso medicamentos para poder evitarlas, últimamente ya no están funcionando. En mí se mantienen ojeras profundas las cuales cubro con maquillaje, tengo el cerebro cansado y la mirada apagada me veo cansada y sobre todo llego tarde a los entrenamientos por la cual termino sancionada. Tomo un cepillo y peino, mi cabello veo unas tijeras y lo corto un poco. Sin fuerzas voy a la ducha cierro la puerta de cristal y el agua caliente me quema, pero es lo que necesito diariamente para relajarme. Tallo mi cuerpo suavemente dejando que el agua remoje todo mi cabello, pero cuando abro los ojos veo una figura frente a mí, no logro verla bien, las paredes de cristal de la regadera están cubiertas de vapor, pero alguien dibujó una carita feliz así que abro la puerta pensando que era mi hermano y no hay nadie. Salgo de la regadera para confirmar, pero solo logro resbalar y darme un golpe en el ojo, grito suavemente mientras lo cubro con mi mano, voy al espejo y me miro un moretón, se va formando, tengo piel tan blanca que pareciera como si fuera volverme transparente así que las ojeras y los moretones se me notan mucho, debido a mis entrenamientos fuertes vivo lleno de ellos. —lo que me faltaba— espeto Estoy cansada, no duermo bien hace años, sin contar los problemas que tengo fuera de esta habitación, pero esa historia la contaré más tarde. Al cabo de un rato trato de tapar el moretón, lo logro y me cambio para ir al lugar que menos quiero hoy, entrenar, no quiero juntarme con él bastante, tengo con soportar mi vida diaria. Dicen que cuando eres un lobo la vida puede ser más fácil, pero yo no soy un lobo soy la hija de una ninfa y un beta. La puerta es tocada mientras yo estoy tratando de acomodar mi trasero en unos pantalones cómodos para entrenar, pero creo que he subido de peso, mamá dice que tengo una figura esbelta y atlética —¡YA VOY!— grito por la insistencia y con cuidado abro la puerta para que no se me vean los pechos, pues aún no me coloco la camiseta así que trato de no abrir mucho, saco un poco la cabeza —¿sí?— —¡hola prima!— Empujo la puerta para cerrar rápido, pero la detiene con su ante brazo, entra y me empuja a la cama bruscamente trato de taparme y correr al baño para encerrarme, pero me atrapa por la cintura camina conmigo a la puerta y cierra con seguro, me lleva de vuelta a la cama y se abalanza sobre mí subiendo mis brazos hasta mi cabeza con una mano y con la otra pone un dedo en mis labios y niega haciendo sonido de silencio. Se lame los labios y me mira con lujuria, con su pierna abre mis piernas ejerciendo fuerza y su mano se desliza desde mis senos hasta mi vagina donde me acaricia. Y aunque trato de disimular el gemido, él se da cuenta y lo disfruta haciéndolo más fuerte hasta verme retorcerme, disfruta hacerme la vida imposible, recarga su cabeza en mi pecho —prima se te va a explotar el corazón— Dice con sarcasmo y risa usando un ridículo tono de voz. Trato de moverme, pero no puedo me molesta tanto que quiero gritar, pero sé que no me conviene y no es la primera vez que viene a mi habitación y me trata así. —para por favor déjame en pa... ¡Ahhh!— Gimo sin contenerme cuando succiona mi pecho izquierdo. Vuelve a introducirme los dedos haciendo que haga silencio de repente y abra la boca mientras mi vientre se contrae, quisiera asesinarlo, pero es todo lo contrario estoy enamorada y simplemente lo disfruto aunque me haga la dura y quiera negarme. Cuando estoy a punto de correrme después que logra su cometido se detiene provocándome un dolor horrible en mi parte inferior, suelta mis manos y se aleja de mí, se huele los dedos y después lo mete en su boca, me levanto estoy furiosa y me quedo viéndolo sin entenderlo —¿por qué me ves con esa cara? Tú fuiste quien me pidió que parara, te hice caso, sabes que siempre te obedezco— Se ríe y lamé sus dientes, sabía perfectamente lo que hacía, molestarme hasta hacerme llorar. —quiero que te largues de aquí donde no vea tu m*****a cara aléjate de mí, solo me haces la vida imposible, te odio— —bla, bla-bla-bla, ¿me odias en serio?— Da un paso adelante y yo me tiro hacia atrás cayendo al piso y trato de correr a la puerta, pero su mano se envuelve en mi largo cabello jalándome hacia él y me pega de su pecho por la espada, muerde el lóbulo de mi oreja apretando mi pecho izquierdo me voltea quedando frente al espejo y agarra mi cuello sin lastimarme —mírate, mira como te hago gozar ¿en serio me odias? Sabes que me amas tanto como yo a ti— La rabia entró mi y al mismo tiempo un leve temblor, no sé cómo lo hice, pero junté fuerzas y pude darle un golpe tan fuerte que logre alejarme de él —TÚ NO AMAS A NADIE, eres una bestia salvaje que solo quiere saciar sus caprichos egoístas a cambio de pisotear a los que realmente te quieren y, en cambio, pagas con maltratos o con tu actitud rebelde sin razón, déjame o recházame no lo sé, pero ya déjame en paz no quiero seguir este juego, puedes buscar la mujer que quieras y yo hacer mi vida con algu...— Me interrumpió lanzándome un beso al aire dio pasos hacia atrás y se sentó en la ventana, me señala con su dedo y su rostro cambia —eres mía para siempre Lass, no importa cuanto supliques jamás serás para otro porque cuando otro intente robar lo que es mío te enviaré su cabeza de regalo en una cajita feliz con una sonrisa como la que dibuje en la regadera— Me mira con una sonrisa de espanto y se lanza hacia atrás me asusto y corro hacia la ventana estábamos en un cuarto piso al mirar hacia abajo estaba de pies me saluda agitando la mano y me señaló que me iba a esperar no quería ir con él me lancé sobre la cama negando y me removí de la rabia pateando todo —maldito infeliz! ¿Fuiste tú quien estaba en mi baño como lo haces? ¿Cómo logras hacer cosas que nadie más puede hacer?— Antes de irme, termino lo que él no quiso terminar, pues no soportaba la sensación que sentía, así que bajo mi pantalón y me toco mientras pienso en él hasta gemir con la almohada en mi cara. Vael era extraño, causaba miedo, no lo podía negar, hacía cosas que no podía entender, pero que solo yo sabía.—hola mamá— Le doy un beso en la frente y me abraza con amor —¿cómo te sientes hoy?— me habla con pena —estoy bien mamá— le miento, pero pone una cara de “no estás bien, dime la verdad” —si mamá ya sé, no estoy bien del todo, sigo teniendo esas pesadillas, sigo despertando agitada, ya no siento miedo, pero lo que vivo en ella es tan real como estoy contigo ahora— —Haré que tu padre se comunique con la diosa, ya veo que los medicamentos no están haciendo efecto y no... — —olvida eso madre, ¿sí? Ahora solo quiero…— —buenos días— vael me interrumpe y entra a la casa saludando a mi mamá como si no la hubiera visto —Vael mi Niño ¿cómo estás?— entrecierro un poco los ojos sin entender y mientras abraza a mi mamá me mira como enfermo trato de darle la espalda y voy al refrigerador negando —¿no quieres nada de desayunar?— mamá le ofrece —ya desayuné, me fui de caza beber la sangre de lo que cazas es tan nutritivo, te sacia por completo— Puedo sentir su mirada en mi trasero y en todo mi se
—No puedes permitir que vael siga poniéndote en esta situación, ¿no crees que debes pararlo?— Iba mirando por la ventana, ignorando todo lo que papá me reclamaba por la actitud de vael hacia mí. Quería gritarle que éramos mates y que esa era la situación, pero le había jurado a vael que si tenía que morir con el secreto, moriría hasta que él me permitiera decirlo o al fin se dignara a marcarme y hacerme su mujer. Deje de escucharlo unos minutos, me perdí en el bosque cuando de pronto sentí un escalofrío. Vi entre los árboles a vael mirándome con esa sonrisa enferma —¡Papá!— grité y él frenó de golpe —¿Qué pasa, lass me estás escuchando?— —¡Yo, eh, si te escucho sé que tengo que ponerle un alto, pero ¡UFF!-Resoplo y no digo nada más, solo yo sabía la pesadilla que vivía con Vael. Él tenía el control sobre mí y yo no tenía ningún control sobre él, era difícil para mí escuchar a todos siempre en mi contra. Creo que solo ser ágil no era suficiente cuando tienes que enfrentarte a lobos,
No soy bueno, de hecho, no nací para hacer el bien, tampoco el mal, sino para hacer lo correcto. ¿Y qué es lo correcto? Gobernar una manada con el orden de los primeros lobos, “el antiguo orden”. En la actualidad, poco a poco, los lobos han ido adaptando cualidades humanas por así decirlo. El primer lobo en tener una compañera humana fue mi abuelo deimon. Fue uno de los primeros en humanizar la raza lobuna, cuando somos más fuertes que ellos y ellos deberían adaptarse a nosotros y venerarnos como los dioses que somos. La mano blanda de mis parientes han creado lobos débiles y hemos tenido que perder a muchos en guerras y batallas a pesar de nuestras victorias porque el amor ha ablandado su fuerza de los lobos. Mi linaje ha combatido el mal que ellos mismos crearon por su debilidad, siglo tras siglos más. Yo no soy como ellos, yo soy diferente, incluso haré la diferencia cualquiera que rete a mi manada; a una guerra lo pensaría dos veces. Quiero fuerza y poder, quiero ver el mundo arr
—¿Por qué no trajiste a lass?, quería verla— —Si quieres verla, ve por ella y déjame en paz, ya le dije que venga, pero no quiere, dice que le duele la cabeza, humana, al fin siempre les duele algo— —Mi hermana, cada vez está más rara —miró a daimon con una ceja alzada mientras me acomodó en la mesa. —Daimon atiende el plato, se enfría la comida— Akira lo regaña, alzó un poco la cabeza, quería saber a qué se refería el pequeño. La conversación cambia de rumbo, todos están hablando. Arturo y Naím no hacen silencio, ríen y beben. Mis hermanos Usher y Frederick juegan en la mesa mientras que yo leo un libro y escucho a mi mamá murmurar sobre mí con Akira —es muy apuesto— y ríen silenciosamente. —Si lo es, pensé que tu hija y él serían mates, pero al parecer no fue así— —Es una lástima, ¿cierto?— Sus ojos se posaron en ambas y doblo un poco el cuello para tranquilamente espetar —¿Si saben que tengo una habilidad excepcional para escuchar incluso los pasos cerca de la puerta y más all
Como siempre lass llegando tarde y recibiendo los castigos de Kevin y su padre, estoy sentado sobre la banca con un libro y una pelota de basquetbol, sander el imbécil que la quiso defender de mí se acerca junto a otras niñitas más —¡oye tú!— Levanto la mirada y lo veo doblar un poco su cabeza en términos de lobo significa pelea—quiero que dejes a Lass en paz, se nota desde lejos que no quiere saber nada de ti, sus ojos ayer me gritaron que la ayudara además de eso ella me interesa y…- —¿Qué dijiste?— chasqueó la lengua —Lo que escuchaste, sé que causas el terror en la manada por el simple hecho de ser el hijo del alfa Arturo, pero no me importa, no te tengo miedo— Me levanto de la banca, Lass está cerca, pude olerla, lo acerco a mí por su hombro izquierdo clavando mis uñas y le susurro. —Más te vale que si me tengas miedo sander— me acercó más a su oído.—Porque si fijas tus ojos en Lass, te los voy a sacar, te los daré de comer y vas a morir por la desesperación, mientras que co
Narra Vael: Después de quedarse dormida, quité la venda de su mano, levanté un poco su camiseta tocando sus costillas y cintura. Estaba delgada y débil, necesitaba alimentarse mejor. Extrañamente, me sentía algo incómodo cuando lass estaba en malas condiciones, como si estuviéramos unidos por la puta mordida. La herida tenía mal aspecto, al parecer se estaba infectando, así que abrí mi boca sacando mi lengua llena de baba, aunque primero me aseguré de que no pueda moverse, pues esto le dolería. Pasé mi lengua en su palma y empecé a lamer. La herida se despertó de golpe y me miró con los ojos muy abiertos, Intentó alejarme de ella, pero no podía moverse. Mi cuerpo estaba sobre ella y no tenía escapatoria comparada conmigo, era como una hormiga y un ratón. A medida que lamia temblaba por el dolor, esta era una manera de curarla más rápido, los lobos se podían curar ellos mismos, pero solo un alfa puro puede curar a otros, pero tendría que esperar siglos y su adultez completa, yo lo hago
Íbamos camino a mi casa, no le dije nada, solo la subí a la camioneta. Ella tampoco volvió a hablar, estaba empapada y tenía frío. Puse la calefacción, aunque yo no sentía frío en lo absoluto. Al llegar a la mansión me bajé y le pedí que no bajara, que se mantuviera agachada. Sé muy bien que si se enteraban de que tres rogues me atacaron por meterla al bosque, mis padres no se callarían y empezarían a hablar de mi conducta salvaje y despreocupada, poniendo en peligro a lass.Tomé los rogues y los lance al patio. Varios de los lobos que cuidaban de la entrada fueron hasta donde mi papá y este salió con rapidez. —¿Vael qué pasó?— Mamá y mis hermanos venían con él. Con toda mi calma hablé. —estaba en el bosque y estás asquerosidades me atacaron—Papá me mira y frunce el ceño es raro que los rogues ataquen a un alfa por así decirlo huelen cuando un lobo es más fuerte que ellos y para mi mala suerte un lobo vino a mi padre con un teléfono en la mano papá miraba los rogues con preocupac
Con una de mis garras hice un corte no profundo en su brazo izquierdo, del cual empezó a sangrar mucho.Una de la linterna cayó al suelo, quiso ver que era eso que corría por su brazo y al ver la sangre se asustó cuando volvió a mirar hacia delante. Estaba yo sentado, tenía la cabeza de lado mirándola, mis ojos brillaban en la oscuridad.—va-Vael— solté un gruñido.—y-yo-no-no te tengo miedo— soltó un respingo por lo rápido que me levanté y le susurré al oído.—¿Por qué estás temblando?—Mi voz era varonil, aguda y áspera, lamí su mejilla con mi lengua espinosa y temblaba.—Mataste a esos lobos, ¿por qué?—preguntó. Estaba tan nerviosa que la voz no le salía del todo bien, alimentando aún más mi ego.—No mato inútiles, princesa, pero a ti te voy a matar ahora— la tomé por un brazo y la llevé hasta la silla, amarré sus brazos detrás de su espalda y tapé su boca con un pedazo de tela de su vestido. Sus piernas la abrí a cada lado, apagué la luz, todo era oscuro, solo yo podía ver. Ella es