Celos.

—hola mamá— Le doy un beso en la frente y me abraza con amor —¿cómo te sientes hoy?— me habla con pena —estoy bien mamá— le miento, pero pone una cara de “no estás bien, dime la verdad” —si mamá ya sé, no estoy bien del todo, sigo teniendo esas pesadillas, sigo despertando agitada, ya no siento miedo, pero lo que vivo en ella es tan real como estoy contigo ahora—

—Haré que tu padre se comunique con la diosa, ya veo que los medicamentos no están haciendo efecto y no... —

—olvida eso madre, ¿sí? Ahora solo quiero…—

—buenos días— vael me interrumpe y entra a la casa saludando a mi mamá como si no la hubiera visto —Vael mi Niño ¿cómo estás?— entrecierro un poco los ojos sin entender y mientras abraza a mi mamá me mira como enfermo trato de darle la espalda y voy al refrigerador negando —¿no quieres nada de desayunar?— mamá le ofrece —ya desayuné, me fui de caza beber la sangre de lo que cazas es tan nutritivo, te sacia por completo— Puedo sentir su mirada en mi trasero y en todo mi ser —mamá podrías traer cosas más saludables estoy empezando a subir de peso—

—¿Qué dices lass? Pero si estás perfecta— así como vael le gustaba hacerme la vida imposible también se la haría a él, aunque sabía que eso era un error —¿tú crees madre?, hay un chico al que le gusto mucho (lo miro) y no quiero que mi peso le afecte-

Mamá sonríe y niega acercándose a mí y quitando el cabello de mis hombros —el hombre que será para ti no le va a importar si estás llena o delgada simplemente te va a amar, le llegará ese aroma al corazón y en cuanto te vea serás la mujer más preciada para él, te cuidará y te protegerá de todo y de todos— Vael se ríe en voz alta y ambas lo miramos él se hace el desentendido

—¡Eh lo siento! Estuvo muy bien este chiste—nos señala una revista—, niego y tomo una manzana y un vaso de jugo —hija, llevas varios días desayunando, solo eso tienes que comer bien, entrenas muy duro—

—es que llegaré tarde—

—no es motivo para desayunar tan mal— Mamá nos despide mientras camino más rápido que él, pero cuando quise llegar estaba esperándome con la puerta abierta, miro hacia atrás y luego hacia adelante como había llegado ahí tan rápido me descuidé solo un segundo. —tus dotes de querer ser caballero luego de querer abusar de mí son ridículos-

—yo nunca abusaría de ti, me pediste que pare y así lo hice, no entiendo por qué sigues molesta, no he hecho nada que no te haya gustado, otras veces ahora sube, vamos tarde, pero si quieres puedo terminar lo que empecé—

—a no te preocupes, ya lo hice por ti— Me da una sonrisa término por subir a la camioneta, mientras vamos por el bosque, voy mirando cualquier lado menos a él se detiene bruscamente, me asusto y le grito —¿QUÉ CARAJO TE PASA VAEL? NI SIQUIERA LLEVABA EL CINTURÓN—

—quiero que me cuentes sobre esas pesadillas que tienes, ¿por qué no me había enterado de que sufres mientras duermes? ¿A caso no soy importante en tu vida que no me cuentas esas cosas? ¿Y por qué no estás comiendo como debes? También quiero saber ¿a qué chico le gustas? ¿Al estúpido de sander? El qué no deja de mirarte y babosearte como lobo en celo todo el tiempo— hablaba en tono serio, pero no lograba creerle nada. Me rio a carcajadas hasta lograr que lágrimas salgan de mis ojos, pero al mirarlo tiene una ceja alzada —¿no estás bromeando?—

—no—

—no te importa, vael solo sigue el camino y déjame en paz— Espeto fríamente, pensé que me atacaría, pero no fue así, volvió a encender la camioneta y volví hablar —y deja de escuchar conversaciones ajenas, no tenías por qué enterarte de eso, además ¿cómo es eso que entraste a mi casa, a mi habitación y a mi baño y como mamá no se dio cuenta?— Me ignora y antes de llegar se detiene no me mira, pero lo que me dice me sorprende —baja—

—¿qué?— lo mira sorprendida

—bájate Lass no quiero que me vean llegando contigo—

—¿perdón? Pero si pueden verte con...— iba a protestar y a reclamarle, pero me trague mis palabras, no dejo que cerrara bien la puerta y arranco —¡maldito, infeliz!— caminé rápido, molesta, no estaba lejos el mal nacido, me dejó muy cerca se podía ver desde donde estaba. Llegue y en automático pude sentir esas miradas, como siempre era inevitable que no llamara la atención, todos estaban formados y la mirada de mi padre dura, me hizo helar la sangre —Lass te toca dar doscientas vueltas— aclaré mis ojos

—¡papá! Tú más que nadie sabes que...—

—no quiero más excusas, llegas tarde, siempre basta de eso como mi hija debes dar el ejemplo y es todo lo contrario— Pude escuchar algunas risas —No les dije que se rieran, así que todos van a acompañar a mi hija a dar doscientas vueltas en el campo, Go Go— Choque mi mano de mí frente al ver cómo todo se quejaron por mi culpa tendrían que hacer lo mismo. —Gracias por eso, tómate— odiaba ese sobrenombre. No era amiga de nadie, que fuera la hija de un miembro importante de la manada, no me daba fama, al contrario, por alguna extraña razón era como si la manada me odiara o era por el simple hecho de que nací sin un don especial. No soy Ninfa ni soy lobo, simplemente soy una chica ágil en el campo, rápida y me sé defender de cualquier depredador. Soy una simple humana, los genes de mi abuela abril están todos en mí. No veía a vael por ningún lado corría y corría hasta sudar todo mi cuerpo al terminar empapada fui por una botella de agua, pero no había todas las habían tomado una línea de decepción se marcó en mis labios y el empujón de una chica me hizo mirar hacia atrás papá estaba anotando algunas cosas y no estaba pendiente

—¿qué me ves tomate?, irás a refugiarte con papi o con tu primo del cual estás enamorada— Las risas de todos me incomodaron al igual que su voz chillona, sentí una enorme vergüenza cuando menciono lo de vael pensé que lo había disimulado muy bien, pero al parecer no fue así, indignada negué —no necesito refugiarme con nadie como lo haces tú puedo solita romperte la cara—

—¡Ay en serio! Con esas manos inútiles de humana, ¿dime lass aparte de rogarle a vael un poco de atención que más saber hacer? Escuche que te deja botada porque le da vergüenza traerte aquí y que lo vean contigo—

Todos empezaron a hablar unos con otro, sabían que si abucheaban papá o Kevin vendrían y no querían eso, querían pelea —por lo menos mis manos inútiles de humana han hecho muchas cosas, no como las tuyas que lo único que saben hacer es agarrarle la verga a mi primo y chupársela hasta que él se canse y como siempre te deje en tu casa sucia de semen ¿que le dirás a tu mate cuando te elija y vea que ya no eres pura? ¿Qué otro lobo obtuvo lo que era de él por andar de loba calenturienta? Vael y yo somos el mismo linaje lucia aunque te duela siempre estará cerca de mí— Me di la vuelta para marcharme luego de ver su cara avergonzada y como todos se tapaban la boca riendo, pero al darle la espalda corrió hacia mí con sus garras afuera y me atacó cayendo sobre mí rasguñándome los brazos cuando saqué mis cuchillos Vael termino herido por evitar una pelea clave ambos cuchillos en su brazo izquierdo no se inmutó tan siquiera nuestras miradas chocaron y lucia abrió su boca —vael no— Papá y Kevin llegaron molestos, yo estaba en el suelo con los brazos de vael sobre mí y mis cuchillos dentro de él, pero él mismo se los sacó y los lanzo al suelo furioso mientras la sangre caía abundantemente en el suelo levantó a lucia quien sonrió al mirarme y me dejó tirada. Me levanté con la ayuda de papá tapándome el rasguño, pues me ardía y vael engrandeciéndose, empezó a hablar —aquí vinimos a entrenar, no a pelear entre nosotros y tú deja de provocar a los demás, tienes que dar el ejemplo, eres la hija del Beta de esta manada y de la princesa— Cada una de sus palabras las dijo mirándome a los ojos regañándome no entendía por qué decía que no provocara a los demás no había hecho nada, fue tanto mi enojo que no perdí tiempo en contestarle

—¿quién te crees que eres tú para hablarme así? No te equivoques, Vael serás un alfa, no eres un alfa, yo no tengo que rendirte cuentas a ti, no eres mi padre—

Y ese fue mi error. La tensión creció, se dio la vuelta y alzó las cejas aclarando sus ojos

—soy más fuerte que tú, aparte de que soy el próximo alfa de todos ustedes, desde ahora deben rendirme cuentas. Yo no entreno como ustedes, que todos son débiles porque soy más fuerte que todos los que están aquí, así que tendré la autoridad para cortarte la lengua más pronto de lo que te puedas imaginar. ¿Algo más que quieras saber?— Se dio la vuelta para marcharse y hablé entre los dientes, o eso creí.

—solo eres un pedazo de estúpido egoísta, que se aprovecha de todo el mundo porque se cree fuerte, pero no es así, pedazo de m****a te voy a demostrar que eres solo un infeliz cobarde—

Se detuvo y me miró de mala manera lo que había dicho era ofensivo había olvidado que era muy agudo el oído de un lobo y todo lo escuchaban.

—¿Qué dijiste?—Otra vez creció la tensión en el campo, vael se acercó a mí, pero sander un chico alto de tez clara y atractivo rostro, lo detuvo tocándole el pecho —déjala en paz— Su brazo me protegía. Vael me miró a los ojos, frunció un poco el ceño, pero no dijo nada, simplemente caminó hacia atrás, sonriendo y alzando sus manos en son de paz. Papá vino hacia nosotros nuevamente

—no quiero una pelea más aquí— Me dio una mirada oscura me puso la piel de gallina conocía muy bien a vael esto no terminaría bien era vengativo y si alguien fijaba sus ojos en mí su parte salvaje no lo entendía no le importó lo que dije solo observó como sander me defendió y eso bastó.

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