Meg había decidió que regresaría a la casa que compartía con Levy al final de la semana, de ese modo, y aunque no le apeteciera, Ben podría regresar al colegio el lunes. Aunque el pequeño tenía aspecto saludable, estaba segura de que a nadie le parecería raro que hubiera sufrido una infección la última semana; los niños de su edad eran capaces de estar enfermos, y de recuperarse muy rápidamente.
Aquella noche, su amiga Emma había invitado a cenar a su misteriosa pareja,pues según le había dicho, quería que se conocieran de una vez por todas. Así que Meg se decidió a preparar una cena especial, y de ese modo iniciar la relación con buen pie. Emma le había dicho que la mujer con la que salía era vegetariana, y aunque ella no era una experta en ese tipo de cocina, si que conocía
Emma propuso que pasaran la sobremesa jugando a un juego de mesa y tomando té, y trajo consigo tres trazas humeantes, y una caja llena de juegos que pronto quedaron en el olvido, cuando las tres comenzaron a hablar.- Ilda.- dijo Meg.- no te he preguntado donde trabajas, discúlpame, es que con esos dos diablillos por aquí, me olvido de la cortesía.- No te preocupes, si Violet ya es todo un carácter por si sola.. junto a Ben se transforma. En cualquier caso, y respondiendo a tu pregunta, te diré que trabajo en la prisión de mujeres, soy enfermera allí.- ¿Es así como Emma y tú…?Meg se quedó paralizada, sin saber que decir, pues no tenía claro si sería educado preguntar si se habían conocido en la cárcel, o si Ilda conocería los detalles de la vida de Emma, pues quizá se hubie
Ronda estaba sorprendida, la habían informado por megafonía de que había una visita esperándola en la zona de visitantes. ¡Una visita! Era la primera que recibía desde que estaba allí adentro. Como sus padres habían sido encarcelados, y sus supuestos amigos habían salido huyendo en cuanto supieron de su caída en desgracia, no le quedaban conocidos que quisieran pasar por el amargo trago de desplazarse hasta una prisión para visitarla.Se arregló el pelo cuanto pudo en los escasos minutos que pudo dedicar a ello, y se alisó la ropa; estaba nerviosa, y preocupada porque no sabía quien querría verla después de tantos meses alejada del foco mediático.- ¿Ruthmore?- preguntó rudamente la funcionaria de prisiones que garantizaba el acceso a la sala de visitantes.- Si, señora.- Tienes una visita.- Eso es lo que me h
El jueves por la tarde, Servando apareció por sorpresa al final del turno de Sally, y la sorprendió llevándole un ramillete de flores. Eran solo unas margaritas, pero a ella el detalle le pareció encantador, y pensó en la suerte que tenía de haberse cruzado con Servando en su vida.- He venido a buscar a mi profesora de yoga preferida.- Ummm, ¿se supone que esa soy yo?- Eso creo, señorita.- ¿Y cómo sabías a qué hora aparecer por aquí? Porque hoy he tenido varios turnos extras, y la verdad es que ni yo recordaba la hora a la que terminaba de trabajar.- He tenido ayuda, tu jefa es muy amable, ¿lo sabías? Aunque he tenido que matricularme de un trimestre entero de yoga para que me dijera tus horarios de toda la semana.- ¡No me lo creo! Dime que estás bromeando…- No, te aseguro que no, pero no me
Ilda, la novia de su amiga Emma se quedó intrigada por las palabras de Meg durante la cena en la que se habían conocido, y como no era una mujer que se conformara con la incertidumbre, decidió llamarla a la mañana siguiente, tras pedirle su número de teléfono a Emma.- Buenos días, ¿Quién llama?- ¿Meg? Soy Ilda, perdona que haya pedido tu número a Emma, pero es que esta mañana me he ido muy pronto, y no quería despertarte, pero necesitaba hablar contigo.- Si, claro, espero no haber hecho nada que te haya molestado, pero si ha sido así, dímelo, por favor, mi intención solo era agradarte.- No, no temas, al contrario, me pareciste muy agradable, y me gustó hablar contigo, pero me desconcertó tu comentario sobre Ronda Ruthmore, tanto Emma como tú parecíais saber mucho sobre ella, ¿podrías darme más
Ronda bajó a la consulta de Andy emocionada. Era la primera vez que se atrevía a llamarla a su despacho, sin miedo, sin esconderse, sin tomar tantas precauciones que al final sus encuentros se vieran reducidos a ilícitos besos en la hora del descanso del médico.Sabía que no estaba muy guapa, pues no le había dado tiempo a arreglarse, pero no le importó, porque lo que más le apetecía era ver al médico.Llamó a la puerta con dedos temblorosos, y se excitó al escuchar la voz ronca y seria de Andy; esa era la voz que reservaba para los desconocidos.- Soy yo, Andy.- Cierra la puerta, y siéntate en la silla, por favor.A Ronda le extrañó el tono seco, en especial porque al entrar se fijó en que no hubiera nadie en la habitación aparte de ellos dos.- Estás muy serio hoy, ¿quieres que te ayude a relajarte?E
Sally y Servando habían salido ya varias veces, y con cada cita la excitación aumentaba. De hecho, y por poco profesional que sonara a oídos de si misma, Sally no podía concentrarse cada vez que el hombre acudía a su clase, pues lo único que le venía a la mente eran imágenes de situaciones comprometidas, y de posturas de yoga que ambos hacían sin ropa.Ese día, en que Sally daba una de sus clases de hot yoga, la situación se le fue de las manos. Explicó a sus alumnos como ejecutar algunas posturas, ayudados por el calor de la situación, y cuando comenzó a corregir sus posturas, lo hizo rápido, sin prestar demasiada atención, hasta que pudo detenerse en Servando que se había doblado de forma errónea a propósito.Le recorrió la espalda con una caricia, apoyó sus manos en sus firmes músculos, y lo hizo colocarse adecuada
Ronda sabía que Andy se había comportado como un cretino, y tal vez, de haber sido ella otra mujer, no se lo habría perdonado, pero en su situación ¿acaso podía enfadarse porque Andy pensara que había jugado con sus sentimientos? ¿No era ella misma la que había tenido esa expresa intención cuando decidió mejorar su situación carcelaria engatusando al médico de la prisión?Ronda se dio cuenta de que llevaba varias horas dando vueltas en círculos alrededor de su celda, sin importarle que hubiera pasado la hora de la comida, o que no hubiera visto la luz del sol en todo el día. Horas, minutos, tiempo que había expirado mientras ella intentaba encontrar una solución al problema que la afligía y ninguna le parecía adecuada.Por una parte, podía mentir, eso era lo que conocía, lo que mejores resultados le había dado,
Tras la demoledora conversación con Andy, y después de dos días sin dormir, ni probar bocado, llegó el día de la visita privada con Marlon. Ronda, que había decidido no ir, en un vano intento de recuperar al único hombre al que había amado, al final decidió que si quería demostrarle a Andy y al mundo que era una nueva persona, debía ser fiel a su palabra. Así que, al segundo llamamiento de la megafonía, se puso en pie, y sin arreglarse, acudió al encuentro con Marlon. Tardó varios minutos en encontrar la sala en la que la estaba esperando Marlon, porque nunca había acudido a la zona de los encuentros privados, y la entrada era un poco intrincada. Cuando al fin llegó, entró, y vio a Marlon sentado en una silla con la mirada perdida. - Perdona el retraso, Marlon. - Estaba asustado, pensé que ya no vendrías. - Tranquilo, si me he comprometido a ayuda