Capítulo 37

Sally y Servando habían salido ya varias veces, y con cada cita la excitación aumentaba. De hecho, y por poco profesional que sonara a oídos de si misma, Sally no podía concentrarse cada vez que el hombre acudía a su clase, pues lo único que le venía a la mente eran imágenes de situaciones comprometidas, y de posturas de yoga que ambos hacían sin ropa.

Ese día, en que Sally daba una de sus clases de hot yoga, la situación se le fue de las manos. Explicó a sus alumnos como ejecutar algunas posturas, ayudados por el calor de la situación, y cuando comenzó a corregir sus posturas, lo hizo rápido, sin prestar demasiada atención, hasta que pudo detenerse en Servando que se había doblado de forma errónea a propósito.

Le recorrió la espalda con una caricia, apoyó sus manos en sus firmes músculos, y lo hizo colocarse adecuada

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