Ronda llevaba varios días ingresada en la clínica de la prisión, y a pesar de que su recuperación era completa, e incluso físicamente se apreciaba un cambio en ella, no estaba dispuesta a regresar a su celda común repleta de reclusas malolientes, que la maltrataban, y la obligaban a recluirse en su minúsculo habitáculo.
Aunque era consciente de que el doctor de la cárcel había caído bajo su encanto, debía tener cuidado si no quería que el buen doctor sospechara que la cándida Ronda había orquestado todo lo que ahora estaba sucediendo con un meticuloso plan en el que no dejaba ningún detalle al azar.
Así que, como parte de su plan, y tras escuchar ruidos en la consulta médica, tomó a cómoda almohada que el médico le había prestado (pero nunca había intentado recuperar), y se dispuso a que el buen h
En cuanto escuchó el sonido de la ropa golpeando el suelo, Andy Mc Abott supo que no había vuelta atrás. Deseaba a aquella mujer más que a nada en el mundo, y aunque era su paciente, y sabía que lo que estaba a punto de suceder entre ellos era del todo inapropiado, decidió que correría el riesgo que aquella acción pudiera entrañar.Observó a la chica estremecerse, y solo pudo pensar en el cuerpo absolutamente perfecto de que era dueña. Le gustaba su piel tersa, sus pezones inhiestos , y la suave curva de su abdomen, que desembocaba en un pubis cubierto de una capa de vello extremadamente fino, que lo hacía endurecerse con solo rozarlo.Acercó su boca a sus pechos, y tomó uno de los perfectos pezones dentro de su boca; succionó cuidadosamente, y se enorgulleció al escuchar el jadeo satisfecho de Ronda. Repitió la operación con el otro pecho, y el
El martes Meg se despertó con una agria sensación en su interior. Su hijo Ben había sido expulsado del colegio, y eso que solo llevaba seis meses asistiendo a aquella escuela.Cuando el día anterior el insistente teléfono interrumpió su breve intercambio amoroso con Levy, la persona que había al otro lado de la línea, era la directora, llamaba para informarlos de un comportamiento inadecuado de Ben; y cuando acudieron al colegio, les comunicaron su expulsión.Ella trató de discutir la situación; Levy, que conocía menos a Ben, se quedó callado. Al final no hubo nada que discutir, y los tres volvieron a casa en un tenso silencio.Meg esperaba hablar con su hijo esa mañana, pues la noche anterior, Levy lo había castigado sin cenar, y lo había enviado directo a su cuarto; y aunque ella no era partidaria de esa clase
Meg, incapaz de aguantar la curiosidad y las dudas que asediaban su mente, decidió hacer una parada en casa de su amiga Emma, y descubrir que es lo que ocurría de verdad. No podía creer que una mujer en la que confiaba tanto, y que se había rebelado como una buena amiga, le hubiera ocultado una información tan importante sobre su vida. ¿Realmente ocultaba Emma un oscuro pasado?Decidió descubrirlo presentándose de improviso en casa de su amiga, a la que encontró atendiendo a una clienta especialmente quejica, que le indicaba que el color que le había aplicado en el pelo no era el que ella solía llevar. Así que, Meg, llevó a Violet y a Ben a su bar preferido, pidió enormes batidos para ellos, y agua para ella, pues se veía incapaz de probar bocado.Emma bajó una hora más tarde, con la cara arrebolada por
Sally llevaba ya una semana acudiendo cada tarde al hospital, y habia sido testigo de la lenta, pero constante evolución de Marlon. Ahora ya estaba alojado en una habitación más amplia, y la fisioterapia formaba parte de su recuperación.Esa tarde, en concreto, estaba esperando a Sally para que lo ayudara a ponerse en pie, y pudieras caminar a lo largo de la habitación y del pasillo de la planta. Como cada tarde, Sally tenía las mejillas encendidas, el pelo recogido en una cola de caballo, y llevaba su ropa deportiva habitual, pues venía de dar clase en el gimnasio que la había contratado.- ¿Estás listo para caminar un poco más que ayer?- preguntó ella.- Por supuesto, es lo único en lo que pienso todo el día. En caminar a lo largo del pasillo, y en lo increíblemente bella que eres.Sally se sonrojó más, pues el piropo la había co
Andy se apresuró por el camino que llevaba a su consulta de la prisión, pues esa mañana llegaba tarde, y tenía ganas de ver a Ronda. Sabía que no podría mantenerla ingresada en la clínica durante mucho más tiempo sin levantar sospechas, pero por el momento, la necesitaba.Abrió la puerta, y vio a Ronda esperándolo en la silla de su escritorio; ella estaba completamente desnuda, y lo único que portaba era la corbata que él se dejó la tarde anterior en su despacho.- Buenos días, cariño.- lo saludó Ronda mientras giraba la silla, exponiendo su cuerpo ante él, y abriendo las piernas, para ofrecerle una visión espectacular de su cuerpo.- Ronda, me estás tentando terriblemente, pero tengo pacientes que atender, ¿lo sabes, verdad?- Seguro que pueden esperar.Andy intentó resistirse, intentó negarse,
En los días que siguieron a la expulsión de Ben del elitista colegio al que acudía, las cosas no mejoraron entre Meg y Levy. Ambos se habían encerrado en su propio mundo, y las razones que los llevaban al mutismo eran diversas.En el caso de Meg, estaba dolida por la forma en que había insinuado que su arrebato pasional había sido un error, y el orgullo le impedía intentar aclarar las cosas.En el caso de Levy, estaba ofendido porque creía que había menoscabado su autoridad acudiendo al colegio de su hijo, a hablar con la directora, al día siguiente, sin haberlo informado de sus intenciones.Y aunque los primeros días transcurrieron tensos, pero sin incidentes; el momento cumbre de su particular guerra fría, llegó cuando Levy se levantó un día libre para ir a visitar a Marlon, y se encontró con que su coche no estaba en el garaje. Sab&iac
Sally se sentía perdida en un mar de dudas desde su ultima visita al hospital de la tarde anterior; justo en el momento en el que había descubierto que era posible que tuviera sentimientos por su marido; él, había decidido que no quería seguir luchando por su historia, e iba a firmar los papeles del divorcio.- Profesora, ¿puede explicar de nuevo la última postura?La voz rasposa de uno de sus alumnos de pilates la sacó de su ensimismamiento, y se dio cuenta de que llevaba varios minutos contemplando a su clase sin verla realmente. Así que se acercó hasta la colchoneta desde la que venía la voz y ayudó al hombre a colocarse en la posición correcta.Desde que había comenzado a dar clases en el gimnasio, los alumnos de su amiga en esa hora en particular se habían triplicado, y comenzaban a tener serias dificultades para tener el sitio suficiente para realizar l
- Meg, quiero hablar contigo, ¿me acompañas a la cocina?A la chica le sorprendió la voz suave y pausada de su marido, que en las últimas semanas se había comportado como un energúmeno y habia asustado incluso al pequeño Ben, con el que siempre solía ser tan cariñoso.- Claro.Dijo ella, levantándose y dejando solo al niño, que estaba completamente abstraído viendo su programa preferido de dibujos animados. Siguió al enigmático Levy hasta la cocina, y una vez allí,le sorprendió ver que levy había preparado té, y le tendía una humeante y perfumada taza.- Quería hablar contigo, Meg, y sobre todo, disculparme por todo lo que ha sucedido en las últimas semanas.Meg lo miró desconcertada, sin saber muy bien el motivo por el que se disculpaba y si aquello iniciaría una nueva ruta en su matrimoni