Si pudiera definir mi vida en una palabra, creo que usaría la palabra catastrófica, aunque quizás era un poco dramático, en un futuro lejano podría encontrar la palabra adecuada para mi caso. Bueno, volviendo a lo que quería decir en un inicio, porque a veces suelo olvidar lo que estoy diciendo; es que mi vida siempre distó de ser perfecta, no era miserable pero si triste. Jamás pude ser la hija amada de mis padres, jamás pude ser la primera de nadie, no importaba cuánto me esforzara, cuan perfecta intentara ser, nada de eso era suficiente, y creo que todo fue peor una vez que ella llegó, mi pequeña y malévola hermana pequeña, aunque en realidad éramos medias hermanas, producto de una infidelidad de mi padre a mi madre, una que ella había perdonado quien sabe por qué, sólo sabía que tras su llegada, todo se había tornado peor, algo que no creí posible.
Para empezar, vino a quitarme la poquitísima atención que me daban mis padres, era asombroso como mi madre la prefería por sobre mí, tal parecía que yo era la hija de la fallecida amante de mi padre.Todo esto me llevó a odiarla, no al principio claro, porque pobre de esa niña sin madre, no sé cuantas veces me pisoteo debido a esto, a la lástima, y porque no, cariño y emoción que me daba tener una hermana.En fin, poco a poco entendí que no tenía cabida en aquella familia, mientras que ella siempre tenía la mejor ropa, los mejores zapatos, la mejor educación, yo debía conformarme con ropa de segunda mano, los mismos zapatos por años y escuelas públicas, aunque si lo analizó ahora, creo que me hicieron un favor, me hicieron hábil, responsable y visionaria para hacer negocios, algo que me ayudaría en un futuro.Y todo aquello me lleva a una pregunta: ¿cuánto es capaz un ser humano de amar a otro ser humano? A veces más de lo que el otro se merece, más no así cuando se trata de un hijo, porque entonces ese amor se vuelve infinito, es la mejor cita a ciegas de la vida.Pero no hablaré de ese amor, hablaré del otro, del de pareja, de ese que te hace tocar el cielo y el infierno, ese capaz de romperte y pegarte, el amor que encuentras en tu alma gemela.Creí encontrarlo a muy temprana edad, quizás ni siquiera sabía bien lo que era, pero sí sabía que él era la persona con la que quería estar el resto de mi vida, una lástima que él no pensara de la misma manera, la verdad no lo culpaba, llevábamos casi toda nuestra vida juntos, que él quisiera experimentar me parecía de lo más normal, quizás lo había hecho antes, no sabía ni me importaba, así de mucho lo amaba, no comprendía que eso no debía ser, que eso no era amor, me costó bastantes lágrimas comprender aquello, y la paciencia de un humano maravilloso que me hizo ser fuerte, independiente y sobre todo, a amarme a mí misma antes que alguien más.Pero no quiero que se le vayan a la yugular, éramos jóvenes e ingenuos, también inmaduros, si me preguntas ahora sobre cosas que hacía, te diré que jamás volvería hacerlas, porque no es algo que me guste o sea adecuado para la yo de ahora.Y eso estaba bien, seguro él sería otro, y me daba gusto que fuera feliz, aunque mentiría si dijera que al inicio eso quería.Aquel fin e inicio de todo, comenzó con la noticia más dolorosa de todas, él iba a casarse, no conmigo como habíamos planeado, sino con mi media hermana, una chica dos años menor que yo a la cual no soportaba, pero que mi madre adoraba ya que la creía más bella y mejor que yo, además de más hábil para engatusar hombres tontos y sobre todo, muy ricos; a los cuales enamorar y así tener la vida que siempre mereció, según palabras de mi madre, una vida que conmigo no lograría porque era bastante simplona, quizás si me hubiese ayudado se habría dado cuenta que podía atraer a un hombre rico, pero en fin.Podía recordar la primera vez que se vieron, fue durante mi fiesta de dieciocho años, Fiorella estudiaba en el extranjero ya que ella sería el futuro de esta familia, así que debía tener la mejor preparación; y casi no venía, pero esas fechas las tenía libres y había venido de visita, siempre que pienso en ese día me doy cuenta que no presté atención a las maquinaciones de mi ambiciosa madre y de mi frívola hermana.No sé si tenía miedo de decirme la verdad o si ella le pidió que no dijera nada, pero estuve así más de un año hasta que se armó de valor y me confesó que estaba enamorado de Fiorella y que nuestra relación terminaba ahí. Mi cara de sorpresa había sido épica, intenté por todos los medios que no me dejara, pero fue en vano.Esa noche fue el inicio al infierno que tuve que pasar por las mentiras de mi hermana y madre, ellas le llenaban la cabeza a mi ex de que estaba con él por el dinero, que no lo quería y que tenía varios amantes, lo irónico del asunto, es que todo eso lo hacía ella.Esos momentos tristes duraron poco, porque él volvió a buscarme, y yo toda inocente creí que se había dado cuenta cuanto me amaba y que no podía vivir sin mí, sin embargo, lo que me ofreció me dejo petrificada, él quería que fuera su amante, la amaba pero sentía algo por mí, y Fiorella no quería estar con él hasta después de casarse.Tonta y enamorada acepté aquello sin saber que ese sería un enorme error que me volvería la villana de la historia. Me volví la puta que intentaba quitarle el novio a su hermana, una mujer rencorosa que no entendía que ellos se amaban, y un sinfín de cosas que me hicieron la mujer más odiada de todo Sacramento.Pero todos aquellos eventos sólo sirvieron para poner en marcha el plan del destino, uno que me llevaría lejos de mi hogar, e incluso de mi país. Un destino que incluía un hombre mayor, una familia amorosa y un sinfín de eventos azarosos, amores extraños.Sin duda, el amor que nos teníamos, era tan especial, que sabía que sin importar qué, jamás volvería a tener un amor así, pero quizás me equivocaba y podría encontrarlo, aunque claro, ni en mis más locos sueños pude imaginar que algo así me pasaría.Creo haberles mencionado lo triste que fue todo el asunto con mi familia y con el ciego de mi ex, creo que ahora podría hablarles de la noche que lo cambió todo, y sé que quizás suene un poco dramático, pero era verdad, aquella noche lo cambió todo, me cambió a mí, a él y a nuestro futuro. Me había despertado con los gritos de Fiorella, quejas que consistían, en su mayoría; de vituperios e insultos hacia mi persona, había escuchado con claridad cómo se quejaba de una noticia que había salido en el periódico, si algo odiaba Fiorella más que a mí, era no ser el centro de atención, odiaba que algunas personas creyeran que Adley Cranston se veía mejor conmigo y no con ella, su grupo de fans era grande, pero también de detractores, personas que habían tenido la mala fortuna de hacerla enojar y obtener venganza, pero claro, no había pruebas que corroboraran sus historias, así que quedaban como envidiosos y malintencionados. - Por favor Fiorella, es demasiado temprano –digo cubriéndome la c
Ocho años después... Me remuevo en la cama intentando alejar el sueño que viene a mi mente, era muy consciente de esa situación, un suave movimiento me hace abrir los ojos, parpadeo un par de veces intentando procesar dónde estoy, y entonces lo veo, suspiro con alivio. - ¿Cara, todo bien? –dice un poco preocupado, me tomo un momento para calmarme, le sonrío acariciando su mejilla. - Sí, lamento haberte asustado, es ese sueño –sonrío de lado, él asiente serio–, supongo que tiene que ver con el hecho de que en unos días volveremos, estoy algo nerviosa –confieso abatida, no me gustaba sentirme así, hacía años había dejado de lado esa forma de ser. - Sólo recuerda cara, que no eres la misma chica de hace ocho años, ahora eres una mujer fuerte, independiente e importante en el medio –aparta con suavidad los mechones de cabello que caen sobre mis mejillas–, además, me tienes a mí para respaldarte, así que tranquila –me sonríe con calidez, suspiro y sonrío, sin duda alguna, él era el comp
El día del viaje al fin había llegado, nos despedimos de todos y abordamos el avión privado, Rachele estaba muy emocionada, no dejaba de hacer preguntas, Amirov me preguntaba cada tanto como estaba, seguía sintiendo náuseas y había estado cerca de vomitar, por esa razón no había probado bocado. - Ve a descansar querida –dice Amirov mientras juega con nuestra hija, asiento porque no me creía capaz de soportar el viaje de esta manera. Me había despertado mi pequeña para avisarme que pronto aterrizaríamos, debía decir que me sentía mejor, con ese pequeño descanso podría enfrentar todo de una mejor manera. - Gracias mi amor –ella me había besado antes de salir corriendo de la pequeña cabina, tras arreglarme un poco, había salido. Mi hija jugaba con su nana, mi esposo hacía un par de llamadas, quizás afinando los últimos detalles, si algo le molestaba a Amirov Bianchi, era la gente incompetente, así que se aseguraba que todo saliera como él quería, y esto no sería la excepción. Tomo asi
Enith: Mi amado Amirov y yo esperábamos impacientes en su oficina, mis miedos se habían ido un poco tras el sexo intenso de la tarde, así que me sentía más relajada y lista para enfrentarme a todo y todos. - Señor y señora Bianchi, los inversionistas llegaron, los esperan en la sala de juntas, las esposas y acompañantes de estos, están en la pequeña terraza, les han dado tragos como lo pidió la señora –dice la asistente de mi esposo tras darle permiso de entrar. - Muy bien Clarisse, ahora vamos –digo seria, ella asiente y sale. - Hora del espectáculo cara –se pone de pie, me pega a él y me da un largo y apasionado beso, me suelta y al instante deseo que vuelva a besarme, pero sé que tenemos cosas que hacer–, estaré esperando impaciente tu entrada, cara mia –dice bajo cerca de mi oído, demonios, su acento me deja con las piernas temblando, y no sólo su acento me deja así. - También yo –muerdo mi labio juguetona, ríe antes de salir. El plan consistía en que él me presentaría como su
Enith: Había salido de la sala y dirigido a la terraza, estaba segura que no me reconocerían, así que usaría eso a mi favor. Tomo una copa de vino blanco nada más entrar, le doy un pequeño sorbo mientras observo todo, ahí estaban todas las mujeres que alguna vez me habían juzgado, las que se decían mis amigas y hablaban a mis espaldas. Camino evitando que me vean, con un poco de suerte logro colocarme detrás de la mesa de mi querida hermana, ella esta tan ensimismada hablando de todo lo que hace, se compra o viaja, que no repara en mi persona, es mejor así, quería que supiera quien era del brazo de mi amado Amirov, deseaba ver la cara que pondría. - He oído que vino con su esposa e hija, nadie sabe nada de ellas, yo creo que es porque son feas, ¿no creen? –dice una de ellas como si fuera la verdad absoluta, evito reírme, vaya sorpresa que se llevaría. - Tiene lógica, nuestros esposos nos presumen porqué somos hermosas –remata otra con orgullo, muerdo mi labio evitando reírme de sus
Adley: En otro tiempo, ella se habría derretido de amor por mí, en otro tiempo, ella se habría derretido en mis brazos, pero ahora, me quedaba claro que ese otro tiempo había pasado, ya no había y quizás, nunca más sería ese otro tiempo. Suspiro mirando al cielo, la había perdido, aceptar aquello sin duda fue un golpe muy duro, ella era el amor de mi vida, y dolía saber que yo no lo era más, era fácil darse cuenta que ella no lo dejaría, y la verdad no la culpaba, fui un idiota, la usé de muchas maneras abusando del amor que me tenía, preferí creerle a otros en lugar de a ella, así que su desinterés e incluso si me odiaba; estaba más que justificado. - La vi salir de aquí molesta, ¿pasó algo? –evito maldecir, lo último que necesitaba era verla u oírla–, seguro intento volver contigo –me abraza por la espalda–, es obvio que sólo está con él por el dinero, ella no sabe amar a nadie –dice suave, la aparto con brusquedad. - Una vez creí en tus palabras, pero eso se terminó, estoy harto
Enith: Después de la visita a la casa de mis padres, había hecho lo que le prometí a mi hija, ir de compras, Amirov y yo habíamos acordado que él pagaría todo de Rachele, al menos lo que tuviera que ver con su educación, con lo básico de su guardarropa y algunos juguetes, ya que si deseaba darle algún gusto, no tenía inconvenientes. Había insistido cuando comencé a ganar bastante bien en que me dejara ayudarle con los gastos, pero se había negado diciendo que ese dinero era mío, para comprarme lo que quisiera en todo lugar y momento, él se encargaría de vestirnos y calzarnos, además de los costosos regalos que solía darme, cosas que al inicio dudaba en usar. Poco a poco fui aceptando todo, además me di cuenta que también podía hacerle regalos caros, él no se podía negar porque a final de cuentas, había gastado mi dinero en lo que se me pego la gana, por eso había muchas cosas que Amirov no sabía que compraba, de saberlo seguro se ofrecería a pagarlo, y pues no. - Mira mami, hay juego
Enith: La semana había transcurrido sin más incidentes, gracias al cielo, la noticia del intento de secuestro había salido en todos los noticieros, muchas amigas me habían hablado para saber como estaba, otras me habían detenido en la escuela para preguntarme si necesitaba algo, o si Rachele estaba bien y una sarta de tonterías. A Carlo y Leonard se les habían unido James y Preston, el primero estaba con Rachele, se paraba en la puerta hasta que mi pequeña saliera. Preston iba a todos lados conmigo, había decidido tomar algunos trabajos aquí, más que nada para no morir de aburrimiento. - Hola Maddie –digo tras responder el móvil, Preston me ayuda sosteniéndolo mientras cargo rollos de papel tapiz, en su mano llevaba algunas cosas, y se había colocado 2 rollos bajo la axila para poderme ayudar–, claro que sí, ¿te parece en media hora? –digo tras escuchar su invitación a comer–, muy bien, ahí nos vemos –sonrío antes de que Preston lo retire y cuelgue, le pido lo deje en la mesa en lo q