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3. En el nido de las víboras

Luego de establecerse en su nuevo hogar durante el fin de semana, había llegado finalmente el día en que Gabriela enfrentaría su pasado, mientras se dirigía a la lujosa y prestigiosa Clinica Stone.

Desde hace años planeó ocupar una posición de prestigio en aquel lugar y al fin las condiciones le favorecieron, sería la nueva jefe de oncología y fue entrevistada de manera virtual por el área de recursos humanos y por último por Oliver y Amelia Stone quienes eran los directores de dicho centro.

La pareja de médicos se había ganado el respeto de la alta sociedad no solo por sus años de experiencia y éxitos sino porque ambos venían de familias adineradas, el cirujano plástico y ella gastroenteróloga.

Tuvieron un solo hijo en quien dejarle su legado, Luis también médico en un acto de rebeldía no eligió la especialidad de algunos de sus padres y se fue por la pediatría, le encantaban los niños sentía que representaban lo único puro y honesto en este mundo, dicha elección le cambió la vida.

Para Gabriela la mezcla de emociones perturbó su sueño, era claro que entraría de lleno en un nido de víboras, los viejos recuerdos llegaron a su mente pero nada la alejaría de la venganza que por tantos años ideó, sin embargo, si algo le generaba temor era cuál sería su reacción al ver al hombre que una vez amó.

Era fácil odiar en la distancia y durante alimento el rencor manteniéndose informada sobre todos los pasos de aquella familia, pero mantener la postura teniéndolo en frente de ella era algo muy distinto, se regañó a sí misma y se obligó a dejar esos pensamientos que solo le llenaban de ansiedad, tenía que mantener la postura que le llevó hasta allí, un personaje que si bien había creado desde hace mucho, no representado su verdaderos sentimientos al menos con su madre y su hijo.

Una vez sus Jimmy Choo color guayaba tocaron el suelo del lobby captó las miradas de todos los presentes, su cabello rojo alisado peinado con un medio moño, maquillaje natural pero sensual andar mantuvo la atención de los presentes aunque todo aquel aspecto iba acompañado con una cara de póker que no dejaba entrever alguna emoción.

—Buen día, por favor anúnciele a la doctora Stone de mi presencia, soy la doctora Brennan ha llegado—, le comentó a la joven que se encontraba en la recepción.

—Ya ella nos había anunciado su llegada, le estaba esperando en su oficina, le acompañó—, la chica dejó a su compañera atenta para la atención al público y salió de su área para llevarla hasta el lugar.

Caminaron por un largo pasillo de un área de acceso no permitido al público y luego subieron en ascensor al quinto piso, allí se encontraba parte del área administrativa y las oficina de los directores, allí se dirigió tras ella a una puerta la cual de un toque recibió la respuesta de que podían pasar.

En su mente reprodujo este momento un millón de veces, la asesino, golpeó, pateó  y muchas cosas más, pero eso solo eran un reflejo del odio y rechazo profundo por quién le había arrebatado tanto, ¿Cómo perdonar a tal desgraciada y seguir adelante?, era un ser maligno que no solo se ensaño con ella y con su padre sino que cometió muchos pecados más con otros inocentes.

Aquella señora no cambió prácticamente nada en todo ese tiempo apenas unas arrugas, se conservaba muy bien pero esos ojos azules un rasgo que heredó su hijo pero que ha diferencia de su abuela los de él estaban llenos de vida y candor, sentía el pecho oprimido como si hubiese viajado a aquella noche fatal y el estómago amenazaba con expulsar el café que tomo mas temprano, necesita calmarse y comenzó a repetirse una y otra vez en su mente, “por ti papa, esto es por ti”.

 —Pase, que bueno que llegó puntualmente, planifique una reunión para dentro de media hora para presentarla, pero primero que todo por favor tome asiento y bienvenida a la familia Stone, porque aquí somos una gran familia—, dijo extendiendo su mano para estrecharla.

Sus palabras tenían doble significado para ella, que distintas hubiesen sonado en el pasado, pero desde hace mucho descubrió, que quien vive de ilusiones muere de desengaños, así que con toda la fortaleza que le quedaba extendió su mano para estrechar la de ella, —Gracias por hacerme parte de su equipo, mi desempeño espero sea mejor que el esperado y es un orgullo para mí ser una Stone.

—Excelente, por cierto espero que nuestro personal le apoyara encontrar un nuevo hogar.

—Sí muchísimo, se lo agradezco.

—Me extraño que no aceptara los beneficios de vivienda y transporte desde el aereopuerto.

—Le agradezco, pero solo soy una mujer soltera así que me decidí por una pequeña propiedad más funcional que otra cosa—, Gabriela había corrido con los gastos de los pasajes de su madre e hijo, así como de escoger una residencia, para mantenerlos en secreto, esa mujer era capaz de todo y ella solo deseaba protegerlos.

—Me lo imagino, pero igual si deseaas alguna asesoría tenemos profesionales de diferente áreas, de hecho tenemos nuestro propio grupo de abogados—, si claro pensó Gabriela, cuando dañas a las personas te hace falta todos esos recursos.

—Está bien , lo tendré en cuenta.

—Bien vayamos a la reunión, no hay nada que me disjuste mas que la impuntualidad.

—Le sigo.

En la corta reunión la presentaron a su colegas y Amelia presumió del currículum de su nueva empleada, no solo sabía varios idiomas sino que era un especialista reconocida internacionalmente, en el público se notaron diferentes emociones desde orgull hasta rabia, sin embargo, todos le saludaron con amabilidad y se pusieron a la orden en su consultorios.

Una vez culminada la reunión su empleadora la condujo a la oficina, mientras explicaba con orgullo un poco de la creación de aquel lugar, coincidía con lo ocurrido en el frente de su casa para mayor ironía por lo que le quedó claro que era el motivo por el cual los querían callar.

—El único médico jefe de área que no conociste fue a mi hijo, se encuentra en una operación, está terminando la especialización en cirugía—, dijo sacándola de sus cavilaciones, una vez estuvieron frente a su consultorio  la cual observó con complacencia que estaba identificado con su nombre.

—No hay problema cuando él esté disponible le diré que venga a presentarse.

—Garacias.

Luego que Amelia se fuera, Gabriela sintió que le llego aire a los pulmones habia sido toda una experiencia y no podía imaginar como seria reencontrase con el pero pronto lo descubrirían, mientras tanto mentalmente repaso el lugar, era una oficina hermosa de gran tamaño y con muchos artículos lujosos, no parecía un centro de salud sino un spa o un hotel pero a su manera le gustaba la tegnologia de punta que tenían en el lugar.

Un par de horas mas tarde Luis entraba en la oficina de su madre, —Disculpa que no pude asistir a la reunión, tal como te lo dije temprano debía participar en una cirugía.

—Tranquilo solo ve a su consultorio a presentarte y ya, para que cumplas con la formalidad recuerda que este lugar algún día será tuyo.

—¿Me dijiste que era oncóloga?

—Si la doctora Brennan, esta en el tercer piso

—¿Cómo dijiste que se llamaba?

—Brennan—, ese apellido, lo recordaba perfectamente, no podía ser que después de tantos años estuviera allí, exaltado y con lo alterado que estaba caminó con rapidez y sin darse cuenta se golpeó la cabeza pero no le importó, una vez estuvo delante de la puerta identificada con aquel apellido, puso la mano en el pomo de la cerradura y por su mente solo pasaba que ojalá el destino les hubiese reunido de nuevo.

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