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4. Nos encontramos

Luis se siente perturbado el solo escuchar aquel apellido le ha causado conmoción, “Brennan”, no podía ser coincidencia, puso la mano en el pomo de la puerta y respiro profundo un millón de emociones pasaron por su mente y no era por el golpe que se había dado era simplemente la excitación que le producía reencontrase con aquel amor del pasado, si era así su madre no la reconoció y él no tenía el más mínimo interés de que lo hiciera.

Toca a la puerta antes de abrir y cuando escucha una voz femenina y bastante sensual que le indica pasar finalmente abre e ingresa a la oficina, ella tiene la cabeza gacha revisando unos papeles, pero en cuanto sube la mirada y sus ojos se encuentran no le quedan más dudas.

— ¿Gabriela eres tú?— , pregunta totalmente sin aliento.

— Doctora Brennan, mucho gusto, soy la nueva oncólogo jefe del área, usted debe ser el doctor Stone, su madre me hablo un poco de usted— , extendió su mano para estrecharla y en ese momento los recuerdos llegan a su mente.

— Mucho gusto, mi nombre es Luis y ¿el suyo?

— Gabriela, tal como me nombro, pero le agradecería que ya que nos encontramos en un ambiente laboral nos tratemos por los apellidos, considero que eso infunde mas respeto entre los empleados.

— Esta bien, disculpe no deseaba ofenderla— , dijo un tanto perplejo, ¿Era posible que lo hubiese olvidado en todos estos años cuando el cada día la recordaba sin falta?, al parecer sí.

— Le agradezco que tuviera la gentileza de venir a presentarse, pero si no tiene alguna información u otro tema para conversar le agradecería que por favor se retirara, estoy por reunirme con mi asistente y personal a cargo para evaluar los casos y prioridades.

Incomodo ante su actitud reculo, — De acuerdo, quizá en otro momento podamos compartir un café y hablar sobre algún tema, de nuevo bienvenida.

— Gracias— , cuando estaba por salir Gabriela quien desde que lo habia visto intentaba mantener la calma y no acudir a la violencia como le provocaba, observo que unas gotas de sangre mancharon la bata  de Luis, — Espera.

Rápidamente este se giró esperanzado de que lo hubiese recordado, — Si, dígame.

— Espere un momento, tiene una herida en la cabeza por favor siéntese y permítame revisarle.

Él podía esperar a ir a emergencia, pero prefería mil veces que lo atendiera ella, así podría una vez más constatar que se trataba de ella, pues el si lo recordaba todo, absolutamente todo como si fuera ayer, ella se colocó lo guantes y a pesar de su nerviosismo tomo todo lo que necesitaba sin que nada se le callera a pesar de la mirada atenta de Luis.

Tomo su cabeza, reviso el área tocando aquel cabello rubio con el que tantas veces jugo en el tiempo que estuvieron juntos y que era uno de los rasgos que su hijo había heredado, limpio la herida y al ver que no era profunda se tranquilizó, ante todo ella era médico, así tuviera en frente a una de las personas que más odiaba.

Por su parte Luis termino de comprobar sin duda que se trataba de ella pues su Gabriela normalmente usaba un champú con olor a fresas y era tal como olía la doctora, sin embargo, debía ser inteligente y abordarla de otra manera y en otro lugar, pues era claro que era muy pronto para tocar temas tan dolorosos.

— Todo está bien, no fue nada más que algo superficial no requiere sutura ni nada más que un tratamiento antiséptico para mantener el área limpia.

— Se lo agradezco, es usted muy amable, ahora estoy en deuda con usted.

— Para nada, ahora si me disculpa.

— Claro, nos veremos en algún otro momento— , sin más excusas con las cuales alargar su estadía salió del consultorio sintiendo que el corazón le explotaría.

Luis al llegar a su oficina, verifico su agenda y se sintió aliviado de no tener nada pendiente en las próximas horas no se sentía capaz de pensar en otra cosa que no fuera ella, le escribió un mensaje a su mejor amigo Tom, el cual era medico cardiólogo en la misma clínica para que fuera a su oficina cuando se desocupara y se sentó a pensar.

Su mente fue directa a día en que la conoció…. Once años atrás

Una chica tropezó con él pues se encontraba distraída, en el momento le pareció la criatura más tonta y torpe que había visto jamás pero cuando se encontró con una cara angelical, envuelta por un cabello de fuego con unos ojos pardos que le miraban asustada solo pudo expresar con comprensión, —Debes tener más cuidado pues puedes chocar con quién luego quiera una retribución para perdonarte, supongo que eres nueva, ¿cierto?

—Sí, estaba buscando mi edificio.

—Bien déjame ver lo que te indican en el papel—, lo leyó mostrándose pensativo, que chica tan confiada si se tratara de algún tipo de asesino en serie ya sabría exactamente donde vive, pensó, —De acuerdo, ya estás cerca, te corresponde el edificio que está allí—, dijo señalando una entrada.

—Muchas gracias y nuevamente disculpa mi torpeza—, reorganizó su ropa y maleta antes de continuar su camino.

—No pasa nada—, respondió observando la chica con cuidado, en ese momento llegó hasta él su amigo Oscar, —¿ya escogiste tu próxima víctima de primer año?

—Todavía lo estoy decidiendo.

—Te apuesto mil libras esterlinas a que a esta no la logras hacer caer, tiene cara de muy inocente y se nota que es de campo.

—Hecho, hablemos con los chicos a ver quién más quiere entrar en la apuesta—, se reunieron con el grupo de amigos cerca de allí y le plantearon el reto.

—Deberás aportar evidencia, mira que la última con que jugaste no nos quedó muy claro y esta vez las apuestas son más altas, así que queremos pruebas y tendrás como máximo dos meses.

—Eso es fácil, con un apartamento para mí solo puedo prepararlo todo, pero denme tres meses, creo que con esta chica no podre usar las estrategias anteriores.

—¿Te acobardas?, si te retractas nos deberás pagar la misma cantidad a nosotros.

—Para nada, esa chica no podrá contra mis encantos.

—Bien, entonces que comience el juego.

En ese momento tocaron a la puerta interrumpiendo su pensamiento, — ¿Doctor Stone?— , entro sin esperar respuesta su amigo de la universidad, — ¿Qué ocurre Luis?, ¿Qué era tan urgente?

— Es que no lo vas a creer.

— ¿La belleza que entro en oncología?, pues si además de todo tiene un currículo impresionante.

— ¿En serio no la reconociste?

— No, ¿de qué hablas?

— Por favor no lo comentes con nadie mucho menos con mi madre, pero recuerdas a Gabriela, aquella chica irlandesa.

— Claro, como olvidarla si siempre la nombras.

— Es ella.

— ¿Qué?

— Te puedes imaginar de mi impresión es que todavía no lo he podido digerir, es más estaba que pasaba por tu consultorio para que me chequearas porque sinceramente pensé que me daría un infarto.

— ¿Estás seguro?, ¿Cómo estas vivo para contarlo?, pues con lo que le hiciste es como para que te guardara rencor.

— Pareciera no recordar nada, es más me curo una herida en la cabeza sin que se lo pidiera siquiera.

— ¿Crees sinceramente que llego aquí por pura casualidad?

— No lo creo, supongo que está aquí para vengarse, pero no puedo saberlo con seguridad hasta que logre hablar con ella, pero por eso te digo que mi madre no se puede enterar pues de lo contrario se volverá loca.

— Tienes razón lo mejor es mantener esto entre tú y yo, además tu madre comento que ya firmó un contrato por tres años y si la despiden sin razón alguna la clínica deberá pagar una indemnización bastante alta.

— Por favor seamos cuidadosos cuando se remueve el pasado siempre se abren las heridas además sabes que estoy en proceso de divorcio y estamos manejándolo Cristina y yo, de manera secreta, para que la niña no deba al menos por ahora enterarse de nada de la situación, acaba de morir su abuelo y queremos tratar una cosa a la vez.

— Cuenta conmigo, sabes que siempre hemos sabido conservar nuestros secretos y apoyarnos, por cierto, me pareció que la nueva jefa no está casada.

— ¿Por qué lo dices?

— No tenía, anillo de matrimonio, además no hubiese sido tan sencillo cambiarse a otro país si así lo fuera.

— Mejor no especulemos, pues puede tratarse de cualquier situación particular, no sé nada de ella, tengo que ver ese expediente para partir de algo.

— Para algo eres el heredero y próximo dueño de esta clínica tan prestigiosa, pídele a recursos humanos que te la suministren.

— Así lo hare— , Tom se retiró para ir a atender a sus pacientes y dejo a Luis todavía sintiéndose ansioso y sorprendido.

Luis estaba decidido a saber todo lo necesario de Gabriela todavía no lo podía creer que estuviera allí, pero necesitaba saber lo ocurrido con ella todos estos años, abrió la puerta y decidido se dirigía a recursos humanos cuando la encontró en el ascensor, ambos estaban solo en aquel espacio cerrado y sintió que le faltaba el aire y ella por su parte esquivaba su mirada para que no la intimidara.

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