Bueno cariñitos, ¡¡acá les dejo un segundo capítulo!!! Espero que lo hayan disfrutado. Jason va a tener que hacer mucho para poder arreglar el desastre que ha causado :(
Jason El dolor de cabeza y el genio del demonio que traigo no me los ha ocasionado nadie más que yo mismo y mis malditas decisiones. Ayer, luego de que Hanna saliera del apartamento tuve que aguantar el peor sermón de la historia por parte de mi abuelo. El que me dijera que estaba arruinando la mejor relación que había tenido me sentó de la m****a, porque aunque me aterre aceptarlo en voz alta, lo que he vivido con la rubia es por mucho lo mejor que me ha pasado en años. Ahora a ese desastre debemos sumarle que estoy a segundos de encontrarme con mi padre y tener que enfrentarlo por el robo, bueno, entonces podemos decir que estoy que me lleva el infierno. Cuando llego a la sala de juntas veo a Alex esperándome afuera, su rostro está serio y en el momento en que me ve, veo como deja salir un suspiro cansado, supongo que al darse cuenta el ánimo en que he llegado. —Cuando ví que no me contestabas las llamadas me imaginé que estabas teniendo una épica reconciliación— me dice y yo so
Hanna Trabajar es ahora mismo mi única distracción, es la forma más sana que he encontrado para pensar en algo que no sea el pelinegro. Ni siquiera salí a almorzar como cada día con tal de no tener la mente desocupada. Doy otro mordisco a mi emparedado de jamón que he traído de casa de Steph, mientras sigo tecleando sin descanso en el computador. Resulta que desde que empecé a salir con el idiota de Jason mis escritos sobre amor y romance mejoraron, supongo que tener algo de experiencia en el tema ayuda, y es por eso que ahora estoy entregada a un articulo sobre los desamores y las mentiras en las relaciones. Estoy tan metida en ello que cuando el intercomunicador de mi cubículo suena por poco pego un grito asustada, sin embargo me pongo en pie de un salto al ver que viene de la oficina de Mila, mi jefa que ha vuelto hace unos días. —Señorita, Mila ¿En qué puedo ayudarla? —Hanna, cariño, ¿Puedes venir a mi oficina un momento? Los nervios se disparan al instante en mi sistema, pe
Jason El hecho de que Hanna no me haya mandado a volar a la primera me ha dado más esperanza de lo que creía, pero no pienso confiarme. Los últimos dos días, luego de vernos fuera de su oficina, hemos estado hablando por mensajes, es como si fuéramos dos críos de quince años que están conociéndose por primera vez y debo admitir que la experiencia es totalmente nueva para mi. Ni siquiera con Megan, que creía había sido el amor de mi vida, puse tanto empeño, lo que me hace saber que la gatita me tiene más jodido de lo que pensaba, la diferencia es que ya no me asusta. Por el contrario he creado una lista de pasos que pienso cumplir uno a uno para conseguir reconquistar a Hanna. Porque si hay algo de lo que ahora estoy seguro es que estoy harto de fingir. Quiero todo con ella y quiero que sea real. Tomando un respiro profundo sostengo la pequeña caja de terciopelo con el regalo que he buscado para ella y lo guardo en mi saco antes de tomar el ascensor y bajar directo hacia el sótan
Hanna Los últimos días Jason y yo hemos estado disfrutando como si fuéramos dos adolescentes que están cortejando. Las cosas no han ido a mayores entre nosotros y aunque me muero por volver a estar con él y sentirlo, creo que necesitábamos este tiempo. Sin embargo, él no ha sido él mismo, y es que aunque no tengo ningún tipo de queja sobre la atención y los detalles que Jason ha tenido conmigo, porque todo ha sido más que perfecto, no puedo sacarme de la cabeza la sensación de que él pelinegro por momentos actúa extraño. Casi pareciera como si estuviera en tensión y paranoico todo el tiempo, por eso ahora mientras él me entrega mi copa de vino en la sala de su apartamento, luego de lo que ha sido una velada increíble, no puedo contenerme más y simplemente dejo salir la pregunta. —Jay ¿Ocurre algo? Tal como ha venido ocurriendo desde hace días, veo cómo todo su cuerpo se tensa antes de volver a relajarse y que en su rostro se forme una sonrisa, que no se ve tan honesta como las de
Jason Desde que dejé a Hanna en su casa he estado buscando el mejor lugar para irnos, un sitió que esté lo suficientemente camuflado para que el infeliz no nos encuentre con facilidad. Además tengo a Alex contratando nueva seguridad para evitar que algo como el panfleto vuelva a pasar. De hecho estoy a punto de llamarlo cuando el celular suena en mis manos, mostrando un número desconocido y estoy a punto de rechazarlo cuando se me ocurre que puede tratarse del pedazo de m****a esa, así que me apresuro a contestar, pero me quedo de piedra cuando la voz del otro lado es de mujer. —¡JASON! Oh Dios, Jason…—Steph, la mejor amiga de Hanna, está llorando desconsolada desde el otro lado de la línea y eso solo hace que mi cuerpo entero entre en tensión. —Stephany, ¿Qué ha pasado? ¿Está Hanna bien? La chica llora con más fuerza al escucharme y yo ya me estoy poniendo en pie y buscando desesperado las llaves de mi auto, porque el hecho de que sea ella la que me llame y no Hanna solo puede si
Hanna Me duele horrible la cabeza, eso es lo primero que pienso cuando despierto. Los ojos me pesan al intentar abrirlos y siento todo el cuerpo adolorido como si hubiera dormido en una mala posición. Lo intento, una, dos… tres veces hasta que finalmente consigo abrir los ojos y entonces todo mi cuerpo se tensa al no ver nada. Por un instante pienso que he quedado ciega hasta que consigo diferenciar formas y caigo en cuenta que todo está oscuro a mi alrededor. Intento moverme y solo entonces me doy cuenta de que estoy en el suelo y que mis manos están cruelmente atadas a una cadena sujeta a la pared de lo que creo es un sótano. Puedo sentir mis latidos comenzar a latir frenéticos mientras que los recuerdos comienzan a llegar uno a uno a mi. Me ha llevado… Intento ponerme en pie pero las cadenas me lo impiden, entonces el lugar entero se llena de luz haciendo que por un instante piense que han venido a rescatarme, pero ese pensamiento desaparece cuando me encuentro viendo de fren
Jason La desesperación y la rabia me está matando. Han pasado más de ocho horas desde que se llevaron a Hanna y la m*****a policía solo habla de operativos y planear movimientos. Me puedo pasar sus movimientos por los huevos. Nada más en pensar que ese hijo de puta se atrevió a enviarme una foto de Hanna… Dios, de Hanna en el suelo, golpeada, hace que la sangre me hierva y las ganas de matarlo se multipliquen. Escucho como el detective vuelve a rectificar el número de personas que harán parte del rescate y decido que he escuchado suficiente. —¡ES SUFICIENTE! Mi grito enmudece de inmediato el lugar. El detective impidió que me fuera directo a la ubicación de Hanna cuando la conseguí y ahora me tiene aqui perdiendo el tiempo cuándo ese maldito puede estar haciendo quien sabe que cosas a la gatita. —Señor Thompson debe… —¡Cierra la m*****a boca!— La policía se remueve incomoda al escucharme, pero me vale madre—No voy a esperar un maldito segundo más, ¡¿ACASO NO ESCUCHASTE LA LLAMA
Hanna (Antes de la llegada de Jason) No se cuanto tiempo ha pasado, pero mis ojos se abren de repente, ni quiera me di cuenta en qué momento me he quedado dormida. Miro a mi alrededor solo para darme cuenta que ya hay luz en la habitación. Mis brazos se sienten acalambrados por estar levantados debido a los amarres que Roger me ha puesto y el ardor en las heridas es insoportable. Cómo puedo trato de ponerme en una posición sentada y cuando lo consigo intento mirar el lugar en que me encuentro tratando de buscar alguna vía de escape. Sin embargo, la única ventana que hay tiene una reja del lado de afuera que hace imposible que pueda salir, mis ojos se desvían entonces hacia la puerta justo cuando escucho como lo que parece ser una cerradura es abierta desde la parte de afuera. Segundos después mi verdugo entra en la habitación esbozando la misma sonrisa perversa que me ha dado desde el primer momento en que lo ví, veo que en sus manos trae lo que parece ser un vestido blanco y eso