Cariñitooooos, esto se puso explosivoooo!!! Más tarde trataré de dejarles un nuevo capítulo, muchas gracias a todas por leer. Besooooos
Jason Las cosas se fueron al carajo muy rápido. En el instante en que la policía entra en la casa partiendo las ventanas y gritando, el hijo de puta de Roger apunta en su dirección y comienza a disparar como loco a diestra y siniestra haciendo que la respuesta de los oficiales sea inmediata. La casa se ha convertido rápidamente en un campo de guerra y yo en lo único que puedo pensar es que Hanna está en medio de toda esta locura. Roger está utilizando a la rubia como si fuera un maldito escudo humano, lo que hace mucho más difícil la situación. Me acerco lentamente a Roger, con las manos en alto para mostrar que no represento una amenaza. Intento razonar con él, convencerlo de que libere a Hanna y que yo garantizaré su libertad. —Roger solo tienes que dejarla ir y todo esto habrá acabado, nadie va a capturarte— le digo, ignorando por completo la mirada que me lanza el detective. Ahora mismo me importa una m****a la ley, yo lo único que vine a hacer aquí es recuperar a mi muje
Hanna El sonido de un pitido es lo primero que escucho al despertar. Mis pestañas revolotean ansiosas y la luz que se filtra entre mis párpados me hace volver a cerrar los ojos, antes de que lentamente vaya abriendolos otra vez. Lo primero que noto es que no sé dónde estoy, el pitido sigue escuchándose con fuerza y cuando giro mi cabeza me encuentro viendo que se trata del monitor que controla los latidos, lo que hace que mi ceño se frunza de inmediato. Miro a mi alrededor y reconozco el ambiente estéril y las máquinas que indican que estoy en el hospital. Pero ¿Cómo he llegado aquí? ¿Qué ha pasado? Los nervios comienzan a hacerse presentes al igual que la angustia, justo cuando la puerta de la habitación en la que estoy se abre de repente y por ella entra Steph acompañada de un médico. Los ojos de mi amiga se abren en sorpresa al verme y veo como sus manos cubren su boca antes de que ella corre hacia mí con todas sus fuerzas sollozando. En el momento en que llega hasta la camil
Hanna Finalmente, luego de mucho discutir y de tener que dar la m*****a declaración a la policía, estoy yendo a ver a Jason. Por ordenes del hospital han hecho que use una silla de ruedas y a regañadientes tuve que aceptar. Alex es quien está empujando mi silla mientras que Steph se encarga de pedir que me den el alta, pues ella sabe que odio los hospitales. Cuando llegamos a la puerta de la habitación siento que el corazón se me va a explotar de lo rápido que está latiendo. —¿Quieres que te acompañe? Mis ojos van de inmediato hacia los ojos oscuros de Alex y como puedo le regalo una sonrisa temblorosa al tiempo que niego con la cabeza. —No, yo puedo hacerlo desde aquí— le digo y para afirmar el punto llevo mi mano a la manija de la puerta e impulsando la silla entro en la habitación. Lo primero que veo al entrar es el cuerpo de Jason lleno de cables acostado en la camilla, y la sola visión hace que un sollozo salga de mí, antes de que, olvidando las órdenes del médico empiece a
Jason Me despierto lentamente, sintiendo cómo cada fibra de mi ser se queja de dolor. Trato de orientarme en la habitación, pero todo parece difuso. Poco a poco, abro los ojos y los recuerdos me asaltan, provocando que la angustia y el miedo se apoderen de mí. Intento incorporarme rápidamente, pero el dolor me golpea con fuerza, haciendo que un grito de dolor escape de mis labios. De inmediato siento como la cama a mi lado se hunde y al girar el rostro me encuentro reteniendo la respiración mientras veo de frente los ojos grises de Hanna que están enrojecidos. Está llevando una venda en su hombre y sus muñecas pero del resto se ve bien. Sana y salva. —Gatita…— mi garganta duele al intentar hablar y ella de inmediato me tiende un vaso de agua de la mesita de al lado. Bebo con rapidez cuando pone el pintillo frente a mis labios, sintiéndome nervioso por su silencio. Cuando aleja el vaso, estoy a punto de preguntar que sucede, pero ella se me adelanta. —Ya sé lo que hiciste por Chr
Jason Me niego rotundamente a ir en la silla de ruedas que el hospital insiste en que use. Aunque el dolor de mi herida de bala me hace tambalear, no quiero depender de nadie para moverme. —No necesito ir en silla de ruedas, puedo moverme despacio y llegar hasta el auto— digo por enésima vez pero nadie parece escucharme. Mi abuelo, quien llegó hace aproximadamente dos horas, me esta viendo con clara desaprobación y estoy seguro de que si no estuviera herido ya me hubiera dado un coscorrón por mi obstinación. —Mira Jason Thompson, no voy a repetirlo una sola vez más, o te sientas en esa silla de ruedas y guardas el descanso que te han mandado o me encargo de ser yo quien lidere la empresa hasta que me muera. Sus palabras me enmudecen y hace que mi ceño se frunza, cada vez que el abuelo habla de su muerte siento que el mundo se tambalea a mi alrededor. Antes de que pueda decir algo a sus palabras siento el leve carraspeo a mi lado y mis ojos se mueven de inmediato a donde Hanna se
Hanna El día del juicio ha llegado Luego de una semana de aparente calma, donde Jason se ha recuperado de su herida y yo he estado junto a él cuidándolo, finalmente tenemos la fecha del juicio donde se juzgarán las acciones tomadas por el pelinegro y la policía para mi rescate. Los nervios hacen que no pueda quedarme quieta mientras que veo como Alex organiza sus papeles antes de empezar a prepararme para lo que, según sus palabras, será una simulación de lo que ocurrirá en el juicio. Antes de que pueda seguir mi caminata, siento como las manos de Jason me sostienen de la cintura, segundos antes de que deje un beso en mi cuello que de inmediato me hace suspirar. —Gatita por mucho que me guste ver tu trasero moverse de un lado a otro—me dice haciendo que los colores se me suban al rostro—, estás empezando a marearme, cariño. Una risa nerviosa sale de mi y me giro entre sus brazos para verlo de frente, Dios, creo que nunca voy a dejar de quedarme sin respiración y es que no puedo c
Jason El estruendo del juzgado me abruma mientras ingresamos al edificio. Hanna está visiblemente nerviosa, sus manos temblorosas se aferran a las mías. La miro a los ojos y le ofrezco una sonrisa tranquilizadora, tratando de transmitirle fuerza en medio de toda la tensión que nos rodea. —Todo estará bien, gatita. Ella me regala una sonrisa pequeña, pero veo como endereza su cuerpo y sigue caminando con determinación. Steph camina a nuestro lado, con la mirada determinada y el rostro sereno. Alex va unos pasos delante de nosotros, revisando apuntes y repasando mentalmente su estrategia para el juicio. Finalmente, llegamos a la sala del tribunal, donde se lleva a cabo el juicio por la muerte de Roger Sander. Tomamos nuestros lugares en el estrado de los testigos, preparados para enfrentar el interrogatorio del abogado penal del gobierno. La sala está llena de expectación y miradas inquisitivas. —Muy bien, necesito que recuerden todo lo que hemos practicado— nos dice Alex viendo a c
Hanna Volver a la empresa luego del juicio, el cual se volvió viral, ha sido una completa locura. Algunos de los empleados, esos que eran colegas cercanos de Roger, me ven como la villana de la historia. Al parecer soy una zorra embaucadora que llevó a la muerte a un hombre inocente. Además tuve que soportar que me citaran en Recursos humanos y me interrogaran sobre por qué no les hablé de la situación, mientras me preguntaba cada segundo si iban a votarme. Sin embargo, no lo hicieron. Mila, mi jefa, se disculpó miles de veces por haber dejado a ese hombre a cargo, como si lo ocurrido hubiera sido su culpa y si ella me cree y está bien conmigo y mi trabajo, entonces el resto pueden irse a la m****a. —Entonces, Hanna, ¿Cuando me presentarás el escrito misterioso? Te he dado toda la semana tal como me pediste. Los ojos de mi jefa me ven curiosos y siento como los nervios se apoderan de mí. Cuando la pesadilla aparentemente terminó, no podía hacer más que pensar en todas aquellas muj