Cariñitoooos, aquí les dejo el segundo capítulo del día. ¡¡¡Las cosas están que arden!!! Muchas gracias a todas por leer, son las mejores lectoras de todas, amo que participen, comenten y dejen su amor, eso me motiva a seguir trayendoles nuevas historias, BESOOOOOOS
Hanna Me duele horrible la cabeza, eso es lo primero que pienso cuando despierto. Los ojos me pesan al intentar abrirlos y siento todo el cuerpo adolorido como si hubiera dormido en una mala posición. Lo intento, una, dos… tres veces hasta que finalmente consigo abrir los ojos y entonces todo mi cuerpo se tensa al no ver nada. Por un instante pienso que he quedado ciega hasta que consigo diferenciar formas y caigo en cuenta que todo está oscuro a mi alrededor. Intento moverme y solo entonces me doy cuenta de que estoy en el suelo y que mis manos están cruelmente atadas a una cadena sujeta a la pared de lo que creo es un sótano. Puedo sentir mis latidos comenzar a latir frenéticos mientras que los recuerdos comienzan a llegar uno a uno a mi. Me ha llevado… Intento ponerme en pie pero las cadenas me lo impiden, entonces el lugar entero se llena de luz haciendo que por un instante piense que han venido a rescatarme, pero ese pensamiento desaparece cuando me encuentro viendo de fren
Jason La desesperación y la rabia me está matando. Han pasado más de ocho horas desde que se llevaron a Hanna y la m*****a policía solo habla de operativos y planear movimientos. Me puedo pasar sus movimientos por los huevos. Nada más en pensar que ese hijo de puta se atrevió a enviarme una foto de Hanna… Dios, de Hanna en el suelo, golpeada, hace que la sangre me hierva y las ganas de matarlo se multipliquen. Escucho como el detective vuelve a rectificar el número de personas que harán parte del rescate y decido que he escuchado suficiente. —¡ES SUFICIENTE! Mi grito enmudece de inmediato el lugar. El detective impidió que me fuera directo a la ubicación de Hanna cuando la conseguí y ahora me tiene aqui perdiendo el tiempo cuándo ese maldito puede estar haciendo quien sabe que cosas a la gatita. —Señor Thompson debe… —¡Cierra la m*****a boca!— La policía se remueve incomoda al escucharme, pero me vale madre—No voy a esperar un maldito segundo más, ¡¿ACASO NO ESCUCHASTE LA LLAMA
Hanna (Antes de la llegada de Jason) No se cuanto tiempo ha pasado, pero mis ojos se abren de repente, ni quiera me di cuenta en qué momento me he quedado dormida. Miro a mi alrededor solo para darme cuenta que ya hay luz en la habitación. Mis brazos se sienten acalambrados por estar levantados debido a los amarres que Roger me ha puesto y el ardor en las heridas es insoportable. Cómo puedo trato de ponerme en una posición sentada y cuando lo consigo intento mirar el lugar en que me encuentro tratando de buscar alguna vía de escape. Sin embargo, la única ventana que hay tiene una reja del lado de afuera que hace imposible que pueda salir, mis ojos se desvían entonces hacia la puerta justo cuando escucho como lo que parece ser una cerradura es abierta desde la parte de afuera. Segundos después mi verdugo entra en la habitación esbozando la misma sonrisa perversa que me ha dado desde el primer momento en que lo ví, veo que en sus manos trae lo que parece ser un vestido blanco y eso
Jason Las cosas se fueron al carajo muy rápido. En el instante en que la policía entra en la casa partiendo las ventanas y gritando, el hijo de puta de Roger apunta en su dirección y comienza a disparar como loco a diestra y siniestra haciendo que la respuesta de los oficiales sea inmediata. La casa se ha convertido rápidamente en un campo de guerra y yo en lo único que puedo pensar es que Hanna está en medio de toda esta locura. Roger está utilizando a la rubia como si fuera un maldito escudo humano, lo que hace mucho más difícil la situación. Me acerco lentamente a Roger, con las manos en alto para mostrar que no represento una amenaza. Intento razonar con él, convencerlo de que libere a Hanna y que yo garantizaré su libertad. —Roger solo tienes que dejarla ir y todo esto habrá acabado, nadie va a capturarte— le digo, ignorando por completo la mirada que me lanza el detective. Ahora mismo me importa una m****a la ley, yo lo único que vine a hacer aquí es recuperar a mi muje
Hanna El sonido de un pitido es lo primero que escucho al despertar. Mis pestañas revolotean ansiosas y la luz que se filtra entre mis párpados me hace volver a cerrar los ojos, antes de que lentamente vaya abriendolos otra vez. Lo primero que noto es que no sé dónde estoy, el pitido sigue escuchándose con fuerza y cuando giro mi cabeza me encuentro viendo que se trata del monitor que controla los latidos, lo que hace que mi ceño se frunza de inmediato. Miro a mi alrededor y reconozco el ambiente estéril y las máquinas que indican que estoy en el hospital. Pero ¿Cómo he llegado aquí? ¿Qué ha pasado? Los nervios comienzan a hacerse presentes al igual que la angustia, justo cuando la puerta de la habitación en la que estoy se abre de repente y por ella entra Steph acompañada de un médico. Los ojos de mi amiga se abren en sorpresa al verme y veo como sus manos cubren su boca antes de que ella corre hacia mí con todas sus fuerzas sollozando. En el momento en que llega hasta la camil
Hanna Finalmente, luego de mucho discutir y de tener que dar la m*****a declaración a la policía, estoy yendo a ver a Jason. Por ordenes del hospital han hecho que use una silla de ruedas y a regañadientes tuve que aceptar. Alex es quien está empujando mi silla mientras que Steph se encarga de pedir que me den el alta, pues ella sabe que odio los hospitales. Cuando llegamos a la puerta de la habitación siento que el corazón se me va a explotar de lo rápido que está latiendo. —¿Quieres que te acompañe? Mis ojos van de inmediato hacia los ojos oscuros de Alex y como puedo le regalo una sonrisa temblorosa al tiempo que niego con la cabeza. —No, yo puedo hacerlo desde aquí— le digo y para afirmar el punto llevo mi mano a la manija de la puerta e impulsando la silla entro en la habitación. Lo primero que veo al entrar es el cuerpo de Jason lleno de cables acostado en la camilla, y la sola visión hace que un sollozo salga de mí, antes de que, olvidando las órdenes del médico empiece a
Jason Me despierto lentamente, sintiendo cómo cada fibra de mi ser se queja de dolor. Trato de orientarme en la habitación, pero todo parece difuso. Poco a poco, abro los ojos y los recuerdos me asaltan, provocando que la angustia y el miedo se apoderen de mí. Intento incorporarme rápidamente, pero el dolor me golpea con fuerza, haciendo que un grito de dolor escape de mis labios. De inmediato siento como la cama a mi lado se hunde y al girar el rostro me encuentro reteniendo la respiración mientras veo de frente los ojos grises de Hanna que están enrojecidos. Está llevando una venda en su hombre y sus muñecas pero del resto se ve bien. Sana y salva. —Gatita…— mi garganta duele al intentar hablar y ella de inmediato me tiende un vaso de agua de la mesita de al lado. Bebo con rapidez cuando pone el pintillo frente a mis labios, sintiéndome nervioso por su silencio. Cuando aleja el vaso, estoy a punto de preguntar que sucede, pero ella se me adelanta. —Ya sé lo que hiciste por Chr
Jason Me niego rotundamente a ir en la silla de ruedas que el hospital insiste en que use. Aunque el dolor de mi herida de bala me hace tambalear, no quiero depender de nadie para moverme. —No necesito ir en silla de ruedas, puedo moverme despacio y llegar hasta el auto— digo por enésima vez pero nadie parece escucharme. Mi abuelo, quien llegó hace aproximadamente dos horas, me esta viendo con clara desaprobación y estoy seguro de que si no estuviera herido ya me hubiera dado un coscorrón por mi obstinación. —Mira Jason Thompson, no voy a repetirlo una sola vez más, o te sientas en esa silla de ruedas y guardas el descanso que te han mandado o me encargo de ser yo quien lidere la empresa hasta que me muera. Sus palabras me enmudecen y hace que mi ceño se frunza, cada vez que el abuelo habla de su muerte siento que el mundo se tambalea a mi alrededor. Antes de que pueda decir algo a sus palabras siento el leve carraspeo a mi lado y mis ojos se mueven de inmediato a donde Hanna se