Cariñitos hoy solo habrá un capítulo, pero espero compensarlo mañana. Muchas gracias por leer, no saben lo feliz que me hace cada vez que veo sus comentarios y las lecturas, eso me motiva a seguir escribiendo.
Jason Tengo el corazón en la boca mientras entro en la habitación donde el abuelo se encuentra. Y verlo en esa cama, con el respirador y los cables en su cuerpo hacen que me sienta totalmente impotente. Él al sentirme entrar, gira lentamente su rostro hacia la puerta y me regala, cómo puede, una sonrisa que yo no dudo en corresponder. —Me has dado un susto de m****a, viejo.— Le digo y veo como su sonrisa se hace más grande. Sin embargo, me alarmo cuando veo cómo sus manos van directo al respirador para retirarlo. — ¿Qué haces? — estoy prácticamente corriendo hasta él, pero es inutil porque ya lo ha retirado. — Estoy bien, no necesito aparatos para respirar— dice, pero puedo notar que le cuesta un poco hacerlo. — Acabas de sufrir un infarto— digo, tratando de mantener la calma— si los médicos dicen que lo necesitas, entonces así es. El viejo pone los ojos en blanco y dejándome más preocupado que nunca pone la máscara a un lado y palmea la cama invitándome a acercarme, por l
Hanna —Vamos a recoger tus cosas, te vas a vivir de inmediato conmigo. Ni siquiera puedo terminar de asimilar lo que Jason acaba de decir porque entonces él comienza a caminar directo hacia el interior del edificio, mis ojos están muy abiertos mientras comparto una mirada con Steph, que parece tampoco poder salir de su asombro, hasta que finalmente me grita. —¿Qué demonios estás esperando? ¡Vamos! Llego hasta él justo en el instante en que está entrando en el ascensor y puedo notar como todo su cuerpo destila rabia. Desde su quijada apretada, sus manos hechas puños hasta su mirada salvaje. Él está muy enojado. Steph y yo entramos a su lado y tengo que tragar saliva cuando sus ojos azules y llenos de furia se posan en mí. Sin embargo, mi amiga salva el momento. —Soy Stephany— dice, extendiendo una mano hacia el pelinegro—La mejor amiga de Hanna y quien te partirá las bolas como decidas lastimarla— agrega con una sonrisa en el rostro. Yo solo puedo cubrir mis rostro con ambas mano
Jason Subo las pocas cosas de Hanna que sobrevivieron en el auto y veo como ambas amigas se funden un abrazo, antes de que la rubia comience a caminar hacia mi y la castaña se despida a lo lejos antes de subir a su auto. Hanna deja salir un gran suspiro y veo que mira con tristeza hacia el pequeño apartamento que ahora tiene las ventanas selladas con cintas policiacas. Dios, no quiero ni imaginar qué pudo pasar si Hanna no hubiese pasado la noche anterior conmigo, solo imaginar que ese mal nacido estuvo a punto de encontrarla sola e indefensa hace que me hierva la sangre. —Vamos, gatita, es hora de irnos.— le digo, y trato de darle una sonrisa tranquilizadora que ella me regresa mucho más pequeña. Una vez en el auto el silencio reina entre los dos, pero no es un silencio incómodo, supongo que simplemente cada uno está tratando de asimilar toda la m****a que acaba de pasar. Entonces se me ocurre que puedo buscar la forma de distraer un poco la rubia, por lo que sin pensarlo demasiad
Hanna Estoy viviendo con Jason. Dios amado, ni siquiera se ha terminado de cumplir el primer mes y ya está habilitando cajones de su closet para mí. No sé cómo demonios es que hemos llegado tan lejos, pero lo cierto es que aquí, a su lado, me siento más segura que nunca. En especial luego de todo el desastre que acaba de ocurrir. —Muy bien, gatita creo que con este espacio será suficiente— me dice él, girando su rostro hacia el mío y yo solo puedo asentir como tonta. Es que, Dios, él ni siquiera parece molesto de tener que compartir su hogar conmigo, por el contrario, me atrevo a decir que parece entusiasmado, pero sé que no puedo hacerme ilusiones ni mucho menos acostumbrarme, y es justo por eso que me apresuro a decir. —Está perfecto, igual yo estaré buscando un nuevo lugar pronto, no quiero incomodar. Mis palabras consiguen que el ceño de Jason se frunza y sé que no le ha gustado ni un poco lo que acabo de decirle. —Yo no te estoy corriendo, Hanna. Puedes quedarte con calma
Hanna Llegamos al aeropuerto con el tiempo justo para el abordaje, sin embargo me quedo totalmente sorprendida cuando veo como Jason en lugar de dirigirse hacia la zona de embarque, camina hacia unas enormes puertas dobles que dan a lo que parece una pista particular. —¿A dónde vamos? Perderemos el vuelo— pregunto, mientras veo como él me lleva hacia el lado opuesto. Pero cuando Jason mira hacia mí y veo que me da esa media sonrisa endemoniada, entonces sé que sea lo que sea que esté planeando va a sorprenderme. —¿No creerás que vamos a viajar en un vuelo comercial, o si, gatita? No puedo evitar fruncir el ceño al escucharlo, porque al parecer algunas cosas no cambian, por lo que digo. —¡Estás siendo un pomposo! ¿Qué tiene de malo viajar en un vuelo comercial? Él deja salir una carcajada al escucharme y tira de mi brazo hasta tenerme más cerca y entonces rodea mi cintura con su mano haciendo que quedemos muy cerca. Su sonrisa no se ha ido ni un momento de sus labios y ¡Señor ama
Jason Hanna va caminando a mi lado cuando nos bajamos del avión y aunque las cosas se habían puesto calientes y divertidas hace solo un momento, nada más bastó que pusiéramos un pie en tierras londinenses para que todo en la postura de la rubia cambiara. Puedo sentir su angustia y la tensión que irradia de ella, como si todo su cuerpo estuviera preparado para recibir un ataque y me jode. Me hierve la sangre solo de pensar que el simple hecho de estar en esta m*****a ciudad pueda alterarla de tal forma. Por lo que decido intervenir y hacer que se relaje. —Gatita, ¿estás lista para las vacaciones? Ella mira en mi dirección y ver como entrecierra sus lindos ojos, como si no confiara del todo en la inocencia de mis palabras, hace que la sonrisa en mis labios se haga más grande, porque eso solo me dice que ya me conoce lo suficiente. —Me da miedo contestar a esa pregunta —me dice y yo solo puedo reír, viendo como la esquina de sus labios también se levanta— Pero solo por curiosidad, ¿
Hanna Las grandes puertas del hospital principal donde estoy pagando el tratamiento de Chris se alzan sobre mí. Tengo el corazón latiendo muy fuerte dentro del pecho y es que hace ya casi tres años que no veo a ninguno de los dos. Desde que me fui a Estados Unidos solo vine a visitarlos una sola vez y las cosas no salieron del todo bien, pues mi madre, pese a todo lo que hemos vivido, sigue teniendo ciertas aptitudes que no va a cambiar y que me lastiman, por lo que nuestra relación se ha mantenido únicamente por celular, hasta ahora. El lindo empaque del regalo que Jason le ha comprado a Chris, una figura de acción de uno de esos superhéroes de moda, se está arrugando entre mis manos mientras las estrujo con nervios, dándome fuerza para entrar. —¿Todo bien, gatita?—Jason me está viendo con curiosidad y Dios, verlo solo hace que recuerde lo que hicimos hace poco y de inmediato me sonrojo, consiguiendo que él sonría. —Si, si, solo estoy nerviosa. —¿Hace cuánto no los ves? Su preg
Hanna — ¿Qué estás haciendo aquí? Mamá me mira desde la puerta de la entrada y lo único que puedo hacer es regresarle la mirada, antes de decir: —Hola, mami.— le digo y veo como sus labios comienzan a temblar, haciendo que mi voz se rompa un poco cuando le digo— He venido a verlos. En menos de un segundo mi madre ha atravesado la habitación y ahora me tiene envuelta en un abrazo, que aunque reconfortante, también es agridulce. —¡Oh, Hanna, debiste avisarme que vendrías! —me dice, antes de separarse de mí y verme con ojos entrecerrados antes de agregar— ¿Cómo has conseguido dinero para el vuelo? ¿Dónde te estás quedando? Trago con fuerza porque sé que aquí es donde las cosas empezarán a ponerse verdaderamente incómodas. —Bueno, ha sido una invitación en realidad. Nada más decir aquello veo como mi madre frunce el ceño. —¿Invitación de quien? —Mía— la voz gruesa y varonil de Jason hace que mi madre gire de inmediato el rostro, solo para ver a Jason al otro lado de la cama de Ch