Buenoooo, segundo capítulo del día, ¡ya están en Londres! Muchas gracias por leer, no saben lo feliz que me hacen. Besoooooos
Jason Hanna va caminando a mi lado cuando nos bajamos del avión y aunque las cosas se habían puesto calientes y divertidas hace solo un momento, nada más bastó que pusiéramos un pie en tierras londinenses para que todo en la postura de la rubia cambiara. Puedo sentir su angustia y la tensión que irradia de ella, como si todo su cuerpo estuviera preparado para recibir un ataque y me jode. Me hierve la sangre solo de pensar que el simple hecho de estar en esta m*****a ciudad pueda alterarla de tal forma. Por lo que decido intervenir y hacer que se relaje. —Gatita, ¿estás lista para las vacaciones? Ella mira en mi dirección y ver como entrecierra sus lindos ojos, como si no confiara del todo en la inocencia de mis palabras, hace que la sonrisa en mis labios se haga más grande, porque eso solo me dice que ya me conoce lo suficiente. —Me da miedo contestar a esa pregunta —me dice y yo solo puedo reír, viendo como la esquina de sus labios también se levanta— Pero solo por curiosidad, ¿
Hanna Las grandes puertas del hospital principal donde estoy pagando el tratamiento de Chris se alzan sobre mí. Tengo el corazón latiendo muy fuerte dentro del pecho y es que hace ya casi tres años que no veo a ninguno de los dos. Desde que me fui a Estados Unidos solo vine a visitarlos una sola vez y las cosas no salieron del todo bien, pues mi madre, pese a todo lo que hemos vivido, sigue teniendo ciertas aptitudes que no va a cambiar y que me lastiman, por lo que nuestra relación se ha mantenido únicamente por celular, hasta ahora. El lindo empaque del regalo que Jason le ha comprado a Chris, una figura de acción de uno de esos superhéroes de moda, se está arrugando entre mis manos mientras las estrujo con nervios, dándome fuerza para entrar. —¿Todo bien, gatita?—Jason me está viendo con curiosidad y Dios, verlo solo hace que recuerde lo que hicimos hace poco y de inmediato me sonrojo, consiguiendo que él sonría. —Si, si, solo estoy nerviosa. —¿Hace cuánto no los ves? Su preg
Hanna — ¿Qué estás haciendo aquí? Mamá me mira desde la puerta de la entrada y lo único que puedo hacer es regresarle la mirada, antes de decir: —Hola, mami.— le digo y veo como sus labios comienzan a temblar, haciendo que mi voz se rompa un poco cuando le digo— He venido a verlos. En menos de un segundo mi madre ha atravesado la habitación y ahora me tiene envuelta en un abrazo, que aunque reconfortante, también es agridulce. —¡Oh, Hanna, debiste avisarme que vendrías! —me dice, antes de separarse de mí y verme con ojos entrecerrados antes de agregar— ¿Cómo has conseguido dinero para el vuelo? ¿Dónde te estás quedando? Trago con fuerza porque sé que aquí es donde las cosas empezarán a ponerse verdaderamente incómodas. —Bueno, ha sido una invitación en realidad. Nada más decir aquello veo como mi madre frunce el ceño. —¿Invitación de quien? —Mía— la voz gruesa y varonil de Jason hace que mi madre gire de inmediato el rostro, solo para ver a Jason al otro lado de la cama de Ch
Jason La semana en Londres se ha ido volando, la gatita se ha tomado muy en serio su papel como guía turística y aunque me encanta hacerla rabiar diciendo que ya conozco los lugares a los que me lleva, no voy a mentir, me he divertido muchísimo, en especial cuando regresamos al hotel y me pierdo en su cuerpo. Cada día que pasa me asusta más el rumbo que está teniendo la relación con Hanna, mañana se cumple el mes del contrato y yo lo único que puedo pensar en que no quiero que lo que tenemos termine y eso no debería pasarme. Por otro lado, aún no le he hablado del tema del matrimonio, es que ¡Por Dios! No tengo idea de cómo empezar a hablar de ello, pero supongo que al regresar a Los Ángeles debo hacerlo. Sé que el abuelo no va a dejarlo pasar. Sin embargo, mientras eso pasa voy a enfocarme en disfrutar este viaje, y ahora estamos a solo horas del dichoso reencuentro de egresados y solo puedo pensar en lo mucho que me voy a divertir viendo la cara de esos hijos de puta cuando los
Jason Todo sucede tan rápido que apenas tengo tiempo para asimilarlo. Los rostros de los malnacidos que hicieron daño a Hanna aparecen en los televisores, y el caos se desata en la sala. Gritos, murmullos y expresiones de sorpresa llenan el ambiente. El impacto de mis palabras y la revelación de la verdad ha sido como una bomba que ha explotado en el lugar. Hanna está a mi lado, sosteniendo mi mano con fuerza. Puedo sentir su tensión y la determinación en su mirada. Estoy orgulloso de ella por enfrentar su pasado y no dejarse amedrentar. Sin embargo, también puedo percibir algo más en sus ojos, una sombra de preocupación. La reacción de los malnacidos no se hace esperar. Uno de ellos, el rubio de medio pelo que marcó a Hanna, responde con arrogancia y desprecio. Intenta burlarse y amenazarnos, pero ya no me importa lo que diga. Estoy decidido a hacerlos pagar por lo que le hicieron a Hanna. —¿Se supone que eso debe asustarme?— dice el idiota señalando la pantalla y veo como sonrí
Hanna Nunca, desde que conocí a Jason había habido un silencio tan incómodo entre nosotros como el que hay ahora. Vamos sentados lado a lado en el auto rumbo al hotel en el que nos estamos quedando, mañana es nuestro último día en Londres y me enoja que un viaje que había ido tan bien se haya arruinado. Y quiero, realmente quiero, que lo que ha pasado no me afecte, pero no puedo. Ver como todo lo que me hicieron estaba de boca en boca, la mirada condescendiente del detective y las promesas inalcanzables que piensan hacer ahora para revivir algo que simplemente quería superar me están abrumando. Cuando llegamos soy la primera en bajar del auto, no corro pero tampoco lo espero cuando me encamino hacia el interior del hotel directo al ascensor. Puedo escuchar la maldición que Jason deja salir a mis espaldas y como se apresura para alcanzarme. Y Dios, a pesar de todo, de mi enojo y el dolor, sé que él hizo todo con la mejor intención, Claro que lo sé, simplemente no fueron las formas.
Jason Finalmente después de una semana ya estoy de regreso en Los Ángeles. Se suponía que debía regresar dos días después, pues todo con el detective quedó solucionado, pero mi sorpresa fue enorme cuando recibí una llamada del médico de Chris, el hermano de Hanna, para decirme que había salido compatible para la donación. Fui consciente de lo devastada que la gatita estuvo cuando me dijo que los resultados fueron negativos para ella y por eso me tomé la tarea de buscar al médico y pedirle que, manteniendo todo en secreto, me hiciera los exámenes a mí. Eso requirió que me quedara 5 días más para poder recuperarme, sin embargo valió totalmente la pena, pues escuchar la alegría de la rubia al decirme que había aparecido un donador no tiene precio. Sin embargo, no quise decirle que se trataba de mí, las cosas entre nosotros están tensas y no quiero que ella sienta que hago esto solo para arreglarlo. Y es que no entiendo cómo fue que todo empezó a torcerse tanto, siento que desde el mom
Hanna Las lágrimas no han dejado de salir un solo segundo de mis ojos y el dolor que siento en el pecho es tan grande que temo no poder respirar. Se supone que llegué un poco más temprano para sorprenderlo, para tratar de arreglar las cosas que se enfriaron entre nosotros en Londres y si soy sincera, porque tenía muchísimas ganas de verlo. Lo extrañaba. Sin embargo la sorprendida fui yo. El taxista me lanza miradas preocupadas por el espejo retrovisor cada tanto, pero Dios, es que solo puedo pensar en lo tonta que fui al pensar que podía haber algo real entre Jason y yo. El auto se detiene afuera del edificio del pelinegro y yo, luego de pagar, me bajo como un rayo dispuesta a recoger todas mis cosas antes de que él llegue. El vigilante al ver mi estado me da una mirada curiosa y parece que está a punto de decirme algo pero lo ignoro y voy directo hacia el ascensor, mientras marco el número de Steph. Ella contesta justo cuando las puertas metálicas se abren dentro del apartamen