Jason Soy muy bueno intuyendo cuando alguien me está mintiendo u ocultando algo, y Hanna Harrison lo hace. No sé que es lo que la gatita intenta que no sepa, pero he notado como evita hablar de su pasado, como se tensa cada vez que le doy un halago y tengo toda la intención de descubrirlo. Sin embargo, ahora mismo todo lo que deseo es que ella acepte entrar al jacuzzi conmigo. —Ya solo queda el jacuzzi, gatita. Veo como ella de inmediato niega con la cabeza, mientras me ve con ojos muy abiertos, como si en lugar de pedirle ir a un jacuzzi la estuviera mandando al campo de fusilamiento. —No, no, ya es demasiado tarde para eso. —Vas a tener que darme una excusa mejor que esa para que acepte tu negativa. La rubia cierra los ojos al escucharme y parece realmente consternada, por lo que lentamente me separo de ella, pensando que tal vez me he pasado al insistir tanto en el tema, de hecho estoy a punto de decirle eso cuando ella vuelve a abrir los ojos y me dice:—No me gusta us
Hanna Siento mucho calor y algo que me está presionando con fuerza el abdomen. Intento moverme pero eso solo hace que la presión se haga mayor, haciendo que lentamente comience a abrir mis ojos para averiguar de qué se trata. La luz se cuela tras mis párpados y cuando consigo abrirlos del todo lo primero que veo es el espacio lujoso a mi alrededor, haciendo que los recuerdos de dónde me encuentro lleguen a mi y por consiguiente también recuerde quién me llevó ahí. Muy lentamente giro mi rostro y contengo la respiración cuando mis ojos se encuentran con el rostro de Jason profundamente dormido. Su mano está rodeando la cintura y una de sus piernas está sobre la mía teniéndome así como su almohada humana. Sin embargo, todo eso pasa a segundo plano, porque no puedo hacer más nada que no sea ver lo joven que se ve mientras duerme, sigue lunciendo condemadamente atractivo claro, y mis manos pican por alejar los mechones de cabello negro de su frente. Lentamente giro mi cuerpo tra
HannaEl lunes ha llegado y con él los nervios de pisar la revista luego de que la bomba sobre mi dichosa relación con el CEO más importante de Estados Unidos saliera a la luz. He trato en lo posible de evitar leer todo lo que ha estado saliendo sobre mí, lo único que hago es ver si hablan de mi familia o Londres y cuando noto que no es así me retiró de inmediato del portal, lo último que quiero es lastimamrme leyendo mensajes de odio. Porque de esos hay muchos.Al parecer hay un grupo grande de mujeres que sienten que no soy lo suficientemente atractiva, o lo suficientemente elegante, o lo suficientemente rica o lo que sea para estar con alguien como Jason y han estado escribiendo mucho al respecto.Por mi pueden irse a la mierda, ya viví este mismo escenario hace años y sobreviví, no pienso dejarme caer por una relación que al final es falsa.Aunque el fin de semana no se sintió así…Dios, ese fin de semana es otra de las cosas que tiene mi cabeza hecha un nido, sé que Jason me dij
Hanna El restaurante es uno de los más lujosos de la ciudad, y yo solo puedo ver mi atuendo ejecutivo de pantalón negro entallado, blusa de seda palo de rosa y blazer igualmente negro, pensando en lo fuera de lugar que voy a verme. —Disculpe señorita, pero solo puede ingresar con una reserva. —Dice una mujer enfrente mio detallandome de pies a cabeza.. —Lo sé, mi nombre es Hanna Harrison, me está esperando el señor Mikail Thompson. Ella al escucharme abre mucho sus ojos y se apresura a buscar en el portátil frente a ella y al darse cuenta de que no miento, su rostro se pone pálido. —Por supuesto, señorita, sígame. Veo embobada el restaurante y no puedo evitar pensar que de no ser por este contrato que tengo con Jason, nunca habría podido pisar un lugar como este. Dios mío, si con lo que gano escribiendo mi columna a duras penas puedo pagar el alquiler. Llegamos a la sala más privada del restaurante y es ahí cuando veo al abuelo, se ve tan elegante e impoluto como la primera ve
Jason Mis ojos no han podido separarse de las marcas lilas que tiene en los brazos. Mi enojo y frustración están llegando a grados que ni siquiera pensé que fueran posibles. Y es que, en el momento en que ella gritó, cuando ese sonido de dolor llegó hasta mis oídos, fue como si alguien me hubiese roto cada uno de mis huesos y lo sospeché, como el infierno que pensé que algo malo pasaba, pero luego, ver las marcas en su piel, el miedo en sus ojos, eso ha sido suficiente para conseguir que el fuego saliera de mi cuerpo en raudales incontrolables. Nadie toca lo que es mío. Cuando mi mirada llega a la de ella y veo lo aterrada que se ve, ahí, en ese mismo instante, siento como mi pecho se oprime y las ganas de matar a quien sea que la haya tocado se apoderan de mi. —Hanna, vas a decirme ya mismo quien fue el desgraciado. Ella al escucharme niega repetidas veces con la cabeza y eso no ayuda en nada a mi enojo, porque el hecho de que ella lo quiera ocultar me hace pensar que puede s
HannaTengo un mal presentimiento. Lo he tenido desde hace dos días cuando salí del restaurante dejando atrás a Jason hecho una furia y lo he seguido teniendo cada día de sospechosa calma que ha venido después. Los últimos dos días el acoso por parte del cerdo de mi jefe se ha detenido y eso me hace tener un poco de esperanza en que las cosas mejorarán, aunque no me permito bajar la guardia, la vida me ha enseñado a no hacerlo nunca.Llego al edificio en que vivo con el tiempo justo para pensar qué ponerme para la gala benéfica de la familia de Jason que había olvidado, es hoy. Estoy a punto de seguir de largo hasta el ascensor cuando el vigilante me detiene.—Señorita Hanna, ha llegado esto para usted— mis ojos se abren con sorpresa cuando veo la enorme caja blanca en las manos del hombre.—¿Para mí? ¿Esta seguro que no es para alguien más?— pregunto extrañada porque lo cierto es que aparte de Steph no hay nadie más que me envíe nada, a menos que….—Si, si, han dicho Hanna Harrison.
Jason Mis ojos no han podido separarse de Hanna desde que el abuelo se la llevó y ser interrumpido cada dos minutos por alguien que quiere saludar o hablar de negocios me ha hecho imposible llegar hasta ella, solo espero que la gatita no diga nada que nos deje en evidencia. Cuando finalmente creo que tengo el camino libre, empiezo a caminar directo hacia donde ella se encuentra y estoy muy cerca de llegar hasta que siento como una mano se enrosca en mi antebrazo impidiendo que continúe y cuando mis ojos buscan al responsable, me encuentro viendo la mirada coquette de Lorena. Aquí vamos… —Hola, guapo. No hemos tenido tiempo de hablar— me dice y me regala una sonrisa que supongo pone a sus pies a cientos de hombres, pero que ahora mismo a mi solo me fastidia. No voy a ser un hipócrita y decir que Lorena no es atractiva, porque Joder, claro que lo es, pero por alguna razón su insistencia, su coqueteo e insinuaciones me molestan. —Es una suerte entonces que nos viéramos hace poco en
Hanna La noche ha sido una completa locura. Desde el papá de Jason diciéndome nuevamente palabras hirientes, hasta el tipo que apareció de la nada y se molió a golpes con él. No sé en qué momento mi vida en Los ángeles se volvió tan complicada. Y lo peor no es eso, lo peor es que siento que no quiero salir de la locura. Miro con el rabillo del ojo a Jason que me lleva de la mano hacia lo que parece ser un ascensor lujoso en su edificio, ese que la primera vez ni detallé, y Dios, a pesar de los golpes, él sigue viéndose como la fantasía de cualquier mujer. Cuando su rostro se gira hacia el mío y me pilla viendo, siento que me sonrojo como colegiala haciendo que él esboce una de esas sonrisas matadoras. —¿Entretenida con la vista gatita? Santo padre, este hombre quiere matarme. —Tienes el rostro hinchado, ¿Hay botiquín en tu apartamento? Él deja salir un suspiro en el mismo instante en que las puertas del ascensor se abren directamente dentro del apartamento y esta vez sí que me